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<strong>LEISA</strong> revista de agroecología • julio 2010<br />
8<br />
ceder a ciertas semillas y productos<br />
agroquímicos. No existía la posibilidad<br />
de utilizar el crédito de manera<br />
alternativa para comprar, por ejemplo,<br />
ganado o árboles frutales. Estos préstamos<br />
traían condiciones que especificaban<br />
qué productos debían cultivarse,<br />
de qué manera y, especialmente, a<br />
quién deberían ser vendidos. De esta<br />
manera, el mecanismo de crédito ligaba<br />
a los agricultores estrechamente<br />
a la lógica y las necesidades de la<br />
agroindustria. A través de estos ‘créditos<br />
condicionados’ la libertad para<br />
se pierde casi completamente.<br />
Al hacer un balance entre autonomía<br />
y dependencia se pueden notar diferencias<br />
importantes entre los agricultores<br />
de pequeña escala, las regiones y<br />
países. En algunos países, los agricultores<br />
y sus instituciones tienen mucha<br />
más autonomía sobre sus recursos; en<br />
muchos otros, las malas condiciones<br />
del mercado, unidas a políticas rurales<br />
y agrarias adversas, han empobrecido<br />
a los agricultores y erosionado su base<br />
de recursos. A pesar de ello, algunos<br />
agricultores de pequeña escala han logrado<br />
mantener o reconstruir una fuerte<br />
base de recursos, minimizando con<br />
frecuencia el uso de insumos externos<br />
y evitando elevadas cargas financieras.<br />
La relevancia de esta estrategia, que<br />
consiste en la práctica de una ‘agricultura<br />
económica’, se torna más evidente<br />
en tiempos de crisis cuando estos agricultores,<br />
relativamente autónomos, están<br />
mejor preparados para sobrevivir<br />
en tiempos difíciles.<br />
Mecanismos alternativos<br />
¿Pero qué se puede hacer cuando, por<br />
el motivo que fuere, los pequeños agricultores<br />
se meten en problemas? Hagamos<br />
primero un escrutinio de los<br />
diferentes mecanismos que podrían ser<br />
empleados. A nivel de agricultores individuales<br />
existe una amplia gama de<br />
soluciones potenciales. Los créditos<br />
informales (con frecuencia entre diferentes<br />
agricultores sobre la base de que<br />
uno contribuye con tierras y mano de<br />
obra y el otro con el capital requeri-<br />
do), los grupos de ahorro (tales como<br />
los tontines en diversos países africanos)<br />
y las redes sociales (para la ayuda<br />
mutua) constituyen la primera categoría.<br />
La cooperación y una distribución<br />
equitativa de los riesgos son rasgos<br />
importantes de estas estrategias y<br />
constituyen un marcado contraste con<br />
la distribución desigual de riesgos que<br />
conlleva el crédito formal. En segundo<br />
lugar, hay mecanismos como el tener<br />
diversos trabajos (muy importante en<br />
la agricultura china) y la migración<br />
transnacional temporal (muy importante<br />
en muchos lugares de América<br />
Latina y Europa del Este, pero también<br />
hace no tanto tiempo en países como<br />
Portugal). Estos mecanismos permiten<br />
a los agricultores obtener ingresos de<br />
otras fuentes que luego pueden invertir<br />
en sus actividades agrícolas y, de esa<br />
manera, los agricultores construyen<br />
su propio capital de trabajo. En tercer<br />
lugar, existen nuevos mecanismos basados<br />
en la creación de nuevas actividades<br />
económicas en el predio mismo<br />
(tales como el procesamiento de productos,<br />
la comercialización directa, el<br />
agroturismo, la producción de energía,<br />
Foto:<br />
etc.) que pueden generar un flujo de<br />
caja considerable y reducir la necesidad<br />
de créditos. El problema, sin embargo,<br />
es que con frecuencia se necesita una<br />
suma importante de capital de trabajo<br />
para iniciar estas nuevas actividades,<br />
aunque a veces es posible un desarrollo<br />
paso a paso.<br />
A nivel regional, los movimientos<br />
sociales pueden prestar una ayuda<br />
considerable. El movimiento agroecológico<br />
en América Latina, por ejemplo,<br />
asesora a los agricultores para el cambio<br />
de sus prácticas agrícolas por otras<br />
que requieran una cantidad mucho menor<br />
de insumos externos, lo que puede<br />
contribuir a reducir su dependencia de<br />
los mercados de capital. Es posible que<br />
estos mismos movimientos ayuden<br />
también a cambiar las políticas agrarias<br />
y rurales. La entrega de microcréditos<br />
es otro ejemplo, especialmente<br />
relevante para las mujeres rurales y los<br />
agricultores muy pobres.<br />
Las políticas nacionales que favorecen<br />
a la agricultura también pueden<br />
ayudar de manera considerable a fortalecer<br />
la base autónoma de recursos<br />
de los agricultores de pequeña escala.