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Sección Actualidad<br />
18 aportes<br />
Padre Luis Ugalde S.J. (27)<br />
ESTA NOCHE...!!!<br />
El Evangelio tiene luces que de golpe se<br />
encienden en la oscuridad... Luces que<br />
iluminan con elocuente claridad las situaciones<br />
de nuestras vidas, sin que la distancia de los<br />
siglos disminuya su sabiduría.<br />
Venezuela las necesita con urgencia. “Había en una<br />
ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a<br />
los hombres”. Así empieza la parábo-la o cuento<br />
que inventa Jesús para enseñarnos el valor de la<br />
insistencia en la oración (Lc 18, 2). Aquí tenemos<br />
no sólo un juez, sino todo un ejército servil dedicado<br />
a someter la justicia y la verdad a los intereses del<br />
poder. Desde el Gobierno acusan al coronel- juez<br />
Aponte Aponte de de-lincuente y traidor a la patria.<br />
Por supuesto, él confiesa prácticas suyas y del poder<br />
a lo largo de una década que son delitos y traición a<br />
la na-ción, “sin temor a Dios ni a los hombres”. No<br />
tenemos razones para pensar que estas confesiones<br />
sean falsas, sino todo lo contrario, ni para creer que<br />
vayan a corregirlas quienes, acusados por él, siguen<br />
en el dis-frute del poder ilimitado.<br />
El rico insensato… Jesús nos presenta también otra<br />
parábola de un hombre rico y poderoso que con sus<br />
graneros reventados de cosecha se siente dueño<br />
ilimitado de la vida y de los bienes. No importa la procedencia<br />
lícita o no de la cosecha, se siente poderoso<br />
y se pregunta “¿qué voy a hacer para disfrutarlo?”.<br />
Se responde a sí mismo: “Haré lo siguiente, derribaré<br />
los graneros y construiré otros mayores en los<br />
cua-les meteré mi trigo y mis bienes. Después me<br />
diré: Querido amigo, tie-nes acumulados muchos<br />
bienes para muchos años; descansa, come, bebe y<br />
disfruta”. (Lc 12, 16-19). Cuando se sentía así, Dios<br />
le hizo sa-ber cuán pequeña es la distancia entre<br />
el poder y la nada: “Pero Dios le dijo: ¡Necio, esta<br />
noche te reclamarán la vida! Lo que has preparado<br />
¿para quién será?”. Y concluye: “Así le pasa al que<br />
acumula tesoros pa-ra sí y no es rico a los ojos de<br />
Dios” (Lc 12, 20-21).<br />
La conciencia es expulsada por la lujuria del poder y de<br />
la riqueza, pero reaparece en el umbral de la muerte<br />
o de la desgracia política: ayer ministro o gobernador,<br />
y hoy preso o sepultado; ayer empresario mimado,<br />
y hoy despojado y acusado; ayer revolucionario<br />
condecorado, y hoy traidor en fuga.<br />
La parábola ayuda a ver lo criminal de la política sin<br />
ética, lo fugaz del poder y llama a actuar siempre<br />
con conciencia en defensa de la ver-dad y de la vida<br />
del otro. Es la única cosecha que no se pierde, ni la<br />
arrebata el enemigo. Impresiona la lista de nuestros<br />
“revolucionarios” prepotentes que de la noche a la<br />
mañana murieron o cayeron en des-gracia; están<br />
en el cementerio, en la cárcel, en el exilio y son<br />
persegui-dos por sus amigos y protectores de ayer:<br />
Velásquez Alvaray, Mackled, Fernández, Carlos<br />
Escarrá, Lina Ron, Jesús Aguilarte, Danilo Anderson,<br />
Wilmer Moreno, Aponte Aponte, Tascón...<br />
La desmesura del poder la vivimos y sufrimos todos<br />
los días. Los oímos proclamar que la revolución<br />
justifica todo y no tiene límites, ni necesita argumentos<br />
ni justificaciones, fuera de sí misma. Los vemos<br />
atropellar, interpretar y cambiar la Constitución y<br />
las leyes a convenien-cia del poder y con su dedo<br />
supremo ensalzar o anular a las personas o acusarlas<br />
arbitrariamente. Pero en el momento menos pensado<br />
Dios nos dice: ¡Necio, esta noche has de morir y rendir<br />
cuentas! De poco sirve suplicar prórrogas. No somos<br />
quién para juzgar las conciencias y las intenciones<br />
de los demás, pero sí tenemos obligación de juzgar<br />
los te-rribles efectos que ha tenido la borrachera del<br />
poder revolucionario constituido en suprema ley de<br />
sí mismo. ¡Cuántos presos, despojados y exiliados<br />
injustamente! ¡Cuántos millones de afectados<br />
por el desgo-bierno, corrupción y desastres, cuya<br />
reparación tomará años!<br />
Llegó la noche, el plazo para ver y padecer los<br />
efectos de prome-sas y decisiones insensatas y el<br />
fin indeseado. También la hora de re-construir la<br />
decencia, la justicia y el poder como servicio. Pero la<br />
poten-cial locura del poder, con sus arbitrariedades,<br />
atropellos y destrucción, no es patrimonio de un solo<br />
color político, y reconstruir a Venezuela es reconocer<br />
la noche en que estamos metidos con los terribles<br />
efectos del poder desbocado que no se detiene ante<br />
ninguna consideración moral. La reconstrucción<br />
exige una nueva primavera de la conciencia y de la<br />
responsabilidad en todos los ámbitos.<br />
(27) Padre Luis Ugalde, exrector de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB - Caracas, Venezuela) - Artículo publicado en fecha 06 de mayo<br />
de 2012.