Descargar - CELADIC

Sección Temática
6 aportes
¿Cómo medimos el Desempleo?
Prof. Luis Enrique Marius (19)
Han transcurrido unas pocas décadas, aunque
suficientes como para que difícilmente encontremos
quienes lo recuerden, cuando desde la OIT
(Organización Internacional del Trabajo) hasta la
mayoría de los Gobiernos y Empresarios, y por
supuesto a los dirigentes que representábamos a los
trabajadores, reconociéramos que la única forma de
diferenciar el empleo del desempleo, era la existencia
de un Contrato de Trabajo.
Lamentablemente hasta la mayoría de los dirigentes
de organizaciones sindicales (que lamentablemente
no representan los intereses mas sentidos de los
trabajadores) no lo recuerdan, y menos aun lo utilizan
y exigen se le respete.
Al invertirse los factores, donde hoy es mayor la
oferta de trabajo que la demanda, por imperio de
la globalización y de los parámetros impuestos
por el modelo neoliberal, el Contrato de Trabajo
se ha transformado en un instrumento por demás
molesto para empresarios y gobiernos, incluso para
aquellos que se autodefinen como revolucionarios
y representantes de la clase trabajadora, y
especialmente en Latinoamérica. Por ello, el
Contrato de Trabajo, en la mayoría de los países, es
considerado un producto del pasado, un obstáculo
a eliminar para favorecer la rentabilidad del capital.
Sin lugar a dudas, la recuperación de la actividad
económica en la Región, tanto en su intensidad como
en su composición, debería ser un factor determinante
de la reactivación de los mercados de trabajo, así
como las medidas de estímulo que deberían adoptar
los gobiernos para maximizar la generación de
empleo.
El empleo ha sido reconocido como una prioridad
por los Gobiernos pues en la 98 a Conferencia
Internacional del Trabajo de OIT, (Junio de 2012),
se adoptó la resolución “Para recuperarse de la
crisis: un Pacto Mundial para el Empleo”, que pide
a los gobiernos y organizaciones de empleadores y
de trabajadores coordinarse para enfrentar la crisis
mediante políticas alineadas con el programa que la
OIT denomina “de trabajo decente”, lo que fue acogido
tanto por el G8 como por el G20.
Dicho Pacto plantea la necesidad de construir
un marco regulador del sector financiero para
impulsar a la economía real y proteger los ahorros
y las pensiones, y en materia de empleo señala la
conveniencia de considerar diversas opciones de
políticas para lograr que la recuperación económica
genere puestos de trabajo con el menor rezago
posible. Además, también constituyen opciones
para dotar a las economías de estabilizadores del
crecimiento en el mediano plazo.
Sin embargo, este acuerdo no sobrepasó la línea que
acompaña a casi todos los acuerdos internacionales:
“en la letra, todo, en los hechos, nada”. Una línea
que es casi una frontera infranqueable, ante la cual
caen y se someten, hasta la gran mayoría de las
organizaciones de trabajadores.
La crisis enfrentó a la OIT al intento de torcer el rumbo
de las políticas económicas, y de situar la generación
y la calidad del empleo como un objetivo fundamental
para mejorar la calidad de vida de las personas.
El Pacto Mundial para el Empleo de la OIT se propuso
continuar por esa senda, y buscó contar con una
respuesta urgente e integral para abordar los efectos
de la recesión y para concretar la recuperación
después de la crisis.
(19) Prof. Luis Enrique Marius – Uruguayo, ex dirigente de la CLAT (Central Latinoamericana de Trabajadores), Asesor del CELAM (Consejo
Episcopal Latinoamericano) y Director General del CELADIC.