Arturo Elena - Ley Actual

asesoria financiera
Gonzalo Guillén Pueyo
Director Regional Invercalia (Bancaja Banca Privada) Aragón, Navarra y La Rioja
Consolidación fiscal
En los últimos años las economías desarrolladas
se sumergieron en una dinámica
económica caracterizada por grandes
ayudas fiscales dentro de un escenario de
grandes caídas de los ingresos públicos con
el objetivo de reactivar a las economías. En
aquel momento, todos los países se encontraban
inmersos en planes de reactivación
y prácticamente ninguno se preguntaba qué
pasaría cuando terminara la fiesta. Nadie
pregunta cuando se está en ella la hora en
que termina, y mucho menos que necesitará
para sobrevivir la resaca.
La gran recesión ha finalizado y las principales
economías mundiales, especialmente
las periféricas de la Eurozona, se han
visto obligadas a ajustar sus desequilibrios
fiscales para acotar la vulnerabilidad de
sus finanzas públicas. Están acelerando
los planes de ajuste y adoptando medidas
adicionales para lograr tarea de situar el
déficit público en el 3% del PIB. Las economías
con mayores desequilibrios - Portugal,
España o Irlanda – son los que deben
adoptar las políticas más impopulares. A
corto plazo, primará la consolidación fiscal
que el crecimiento.
Volviendo a lo básico ¿Cuánto deben?
Entre todos los países periféricos de la región,
Italia es el que tiene la mayor deuda pública,
relativa al tamaño de su economía, con
un 115% del PIB. Le sigue Grecia (112,1%) y
Portugal (75,6%), aunque la deuda de este
último país se sitúa por debajo de la media
de la Eurozona del 81,2%. España tiene un
ratio de deuda sobre PIB del 64,9%, el más
bajo de los países periféricos.
En cuanto al déficit fiscal, el desequilibrio
en las finanzas públicas de la Eurozona
ha aumentado de 0,6% del PIB en 2007
a 6,4% el año pasado. Al cierre de 2009,
Grecia registraba un déficit en sus finanzas
públicas de 12,7% del PIB; Irlanda, 12,5%
y España, 11,2%. Pero no son los únicos
países con balances públicos deficitarios,
ya que toda la región padece desequilibrios,
cuyo promedio es de 6,4% del PIB,
destacando Francia y Portugal, con 8,3% y
8%, respectivamente.
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Por otra parte, cuando se analizan los problemas de la Eurozona, se tiende a ignorar los
desequilibrios del sector privado. Se ha disparado el nivel de ahorro en algunos sectores
y, en otros, el nivel de gasto y endeudamiento. Esto ha tenido un efecto de desestabilización,
agravado por una política monetaria “comunitaria”.
El sector privado se encuentra altamente endeudado en Portugal, España e Irlanda. De
hecho, la suma de la deuda de los hogares y de las empresas se sitúa en torno al 280%
del PIB en Irlanda, el 230% en Portugal y en España cerca del 220%. Esto hace que el
sector público de estos países sea más riesgoso que sólo teniendo en cuenta el endeudamiento
del gobierno.
Principales medidas de ajuste
Esta claro entonces que estas economías tienen el gran reto de ajustar los desequilibrios
económicos durante los próximos años. Todas ellas, en las últimas semanas, han anunciado
uno tras otro recorte en el gasto y aumentos impositivos. Aunque la crisis no se
limita a los periféricos. Economías menos comprometidas a nivel de déficit fiscal y deuda
pública como Francia y Alemania han anunciado importantes ajustes. Incluso, el nuevo
gobierno británico de coalición, liderado por el conservador David Cameron, ha anunciado
recortes equivalentes a unos 7.000 millones de euros para este año.
Nunca antes en la corta historia de la UE se había visto un esfuerzo de tal magnitud
para ajustar las cuentas públicas, aunque también es cierto que nunca el déficit se había
alejado tanto del 3% del PIB, que para algunos países pareciera inalcanzable. La era de
la gran austeridad ha comenzado en Europa y, hasta el momento, es difícil anticipar las
consecuencias económicas, sociales y políticas.
ESPAÑA: Valoración de las medidas
España tampoco se quedó atrás de la ola de consolidación fiscal. Hace unos días se aprobaron
las medidas anunciadas el pasado 12 de mayo para reducir el déficit público en
5.250 millones de euros en 2010 y 10.000 millones de euros en 2011 (hasta el –9,3% y
-6% del PIB en 2010 y 2011, respectivamente). Las medidas tomadas por el Ejecutivo, nacidas
del desespero, son positivas, en términos económicos, ya que se centran en recortes
al gasto público, especialmente al no productivo, con lo que se cumple el compromiso
de austeridad presupuestaria y, fundamentalmente, ayudan a cumplir el objetivo de reducir
el déficit. Esto permite hacer una rápida valoración positiva de las medidas, tal como
lo sugiere la experiencia de pasados ajustes fiscales en otras economías a nivel mundial.
Hasta el momento, la mayoría de los procesos de consolidación fiscal que se basan en el
ajuste del gasto no productivo han tenido éxito, mientras que los
planes destinados al repunte de los impuestos usualmente están
destinados al fracaso.
Las medidas aprobadas fueron: Reducción de los salarios del
sector público en 5% de media en 2010 (Gobierno y altos cargos
tendrán una reducción del 15%), efectivo a partir de junio (la rebaja
será proporcional a los ingresos), y congelación en 2011. Suspensión
para 2011 la revalorización de las pensiones, excluyendo
no contributivas y mínimas. Eliminación del régimen transitorio
para la jubilación parcial previsto en la Ley 40/2007 y supresión
el cheque-bebé de 2.500 euros a partir del 1 de enero de 2011.
Establecimiento de un descuento obligatorio del 7,5% a las ventas
de medicamentos excluidos del Sistema de Precios de Referencia
y en los productos sanitarios, y del 20% en absorbentes, lo que
supondrá un ahorro total de 1.300 millones de euros además de
los 1.500 millones de euros ya anunciados en marzo. La AOD se
reducirá entre 2010-11 en 800 millones de euros. Supresión para
los nuevos solicitantes de la retroactividad del pago por prestaciones
de dependencia al día de presentación de la solicitud. Las
CCAA y EELL realizarán un ahorro adicional de su gasto de 1.200
millones de euros. Se acuerda la no disponibilidad a las inversiones
de infraestructuras entre 2011-13.
¿Cambia nuestra visión sobre la economía española?
La consolidación fiscal tendrá un impacto negativo sobre el ritmo
de crecimiento de la economía española a corto y medio plazo,
especialmente en las rúbricas de consumo e inversión. Unos sectores
que de por sí continúan tocados por la fuerte recesión económica.
Las decisiones de gasto de las familias siguen estando
afectadas por el deterioro del mercado de trabajo, los bajos niveles
de confianza, la disminución de la riqueza asociada a la caída
del precio de la vivienda y al mantenimiento de condiciones crediticias
relativamente restrictivas. Por lo que será muy difícil observar
una salida dinámica del ciclo recesivo.
Además, la supresión de la deducción fiscal de los 400 euros, que
tuvo efecto el pasado enero, probablemente generará un impacto
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negativo en el PIB, al igual que el incremento del IVA (del 16% al
18%) esperado para julio. Estas medidas, claramente afectarán al
consumo al reducir el ingreso real disponible.
De todas maneras, las estas medidas implican un paso positivo.
Ya no son anuncios escasos de detalle y basados en hipótesis extremadamente
optimistas sobre el crecimiento. Lo ocurrido hoy se
debe considerar como un importante esfuerzo de austeridad y un
paso positivo para cambiar la percepción que de la economía española
tenían los mercados financieros.
Además, la contracción fiscal puede generar efectos positivos a medio
y largo plazo sobre la actividad, el empleo y la inversión. En este
sentido, es fundamental la velocidad en que se adopten las reformas
y la convicción de que serán observadas. Esto ayudará a persuadir a
los distintos agentes económicos, empresas y familias, de que están
en mejores condiciones económicas y que pueden efectuar los correspondientes
ajustes a sus planes de consumo e inversión.
Por una parte, ayuda a estimular la confianza de los distintos agentes
del mercado, lo que se podrá traducir en unas menores tasas
de ahorro (precaución) y, por ende, en una mayor demanda privada.
Segundo, las medidas ayudan a moderar la prima de riesgo
del país lo que beneficia a la inversión. Tercero, hay factores positivos
por el lado de la oferta, a través de efectos de composición
del gasto, que podrían generarse, por ejemplo, de un aumento de
la proporción del gasto productivo y de una reducción de la proporción
de impuestos distorsivos. De acuerdo al FMI, la inversión
privada parece reaccionar con fuerza ante las medidas fiscales
que incrementan los beneficios previstos mediante, por ejemplo,
la reducción de los costes de la mano de obra.
De todas maneras, se deben abordar importantes reformas estructurales
que ayudarán a consolidar un ritmo de crecimiento
sostenido a largo plazo. La evidencia reciente de los países de la
OCDE sugiere que medidas de política que dinamizan el potencial
de crecimiento económico de los países a través del desarrollo de
la productividad y/o de reducciones en la tasa de desempleo (NAI-
RU) tienden a mejorar el equilibrio fiscal en el largo plazo.
*Escrito en Mayo de 2010
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