Revista AFR Nº.. - Archivos Forteanos Latinoamericano.
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Gustavo Fernandez<br />
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Para: "Suscriptores de la <strong>Revista</strong> Al Filo de la Realidad - Escuche el Podcast (mp3) en<br />
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Enviado: Domingo, 25 de Febrero de 2007 00:39<br />
Asunto: [<strong>AFR</strong>] <strong>Revista</strong> Al Filo de la Realidad <strong>Nº</strong> 164<br />
Página 1 de 28<br />
___________________________________________________________________________<br />
OCULTISMO OVNIs PARAPSICOLOGÍA<br />
Año 7 Domingo 25 de febrero de 2007 N° 164<br />
AL FILO DE LA REALIDAD<br />
"Disiento con lo que dices, estoy en total desacuerdo con ello,<br />
pero defendería con mi vida tu derecho a decirlo". Voltaire.<br />
En este número de <strong>AFR</strong>:<br />
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Director: Gustavo Fernández Técnica: Alberto Marzo<br />
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15/03/2007
por Gustavo Fernández<br />
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15/03/2007
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15/03/2007
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¿Antigravedad, velocidad cercana a la luz, apertura del<br />
hiperespacio o máquina del tiempo?<br />
EL “EXPERIMENTO FILADELFIA” DE LOS<br />
NAZIS<br />
escribe: Gustavo Fernández<br />
Página 4 de 28<br />
Sobre fines de la Segunda Guerra Mundial, y como sabemos ya claramente, los nazis estuvieron<br />
(¿sólo estuvieron?) a punto de desarrollar aeronaves con el aspecto y comportamiento de “platillos<br />
volantes”. Pero ése no fue su único “proyecto negro”, abortado (¿abortado?) por la derrota militar.<br />
En la abandonada mina de Wenceslas, en el “Sudetenland”, “Die Grockle”, “La Campana” era el<br />
desarrollo de un aparato que quizás continuó luego siendo experimentado en EE.UU. pero sobre el<br />
cual se discute su verdadera función: generador de antigravedad, apertura de “agujeros de gusano”,<br />
puerta en el tiempo o propulsor cósmico a velocidad lumínica. Este es un boceto de la historia.<br />
En el año 2001, salió a la venta un libro muy especial. Su título era “En busca de la gravedad cero” y<br />
su autor, un británico devenido investigador histórico, Nick Cook, supo presentar en él una interesante y<br />
muy bien documentada historia sobre “proyectos negros” nazis, tecnología extraña aun para los cánones<br />
de este incipiente siglo XXI, rumores y calificada información científica. Entre otros ítemes, se proponía<br />
una explicación alternativa sobre los “foo fighters”, esas misteriosas “bolas de luz” de comportamiento<br />
inteligente que los pilotos aliados observaron atónitos en las postrimerías de la Segunda Guerra<br />
Mundial. Junto a un investigador polaco llamado Igor Witkowski, que ya había escrito varios libros<br />
sobre entretelones de la tecnología alemana de ese período, enfocaron su atención sobre una región<br />
montañosa próxima a la frontera checa, en el “Sudetenland”, o Baja Silesia. Allí, aparentemente, tropas<br />
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especiales alemanas bajo la égida de un “Spezial Kommando” constituido por científicos altamente<br />
especializados y la “créeme” de los oficiales de las SS, trabajaban furiosamente, casi sobre el final de la<br />
guerra, en el desarrollo de un dispositivo antigravitatorio. Los estudios de la dupla apuntaron a reunir<br />
evidencia circunstancial de que el resultado de tales experimentos se condecía significativamente con<br />
efectos del tipo “foo fighter”, en tanto excedían las limitaciones de la física normal, la alta cota de vuelo<br />
de las apariciones, los bruscos cambios de dirección con instantáneas desaceleraciones y aceleraciones,<br />
características que ni entonces ni en el presente pueden imitar los recursos aeronáuticos y espaciales<br />
conocidos.<br />
El punto de partida de sus investigaciones fue un oscuro libro escrito por un ex oficial de las SS, de<br />
apellido Sporrenberg, titulado “La Wunderwaffe”[1], en edición del autor. En él se cita que la última<br />
noticia de este dispositivo era que había sido ocultado en una mina abandonada cerca de la pequeña<br />
aldea polaca de Ludwigsdorf, hoy en día llamada Ludwikowice. De hecho, consta en los registros<br />
históricos de los tribunales polacos que el oficial Karl Sporrenberg fue encontrado culpable de varios<br />
crímenes que él había cometido mientras estaba a cargo de las tropas especiales ya mencionadas. Éste<br />
proporcionó en su libro información detallada sobre el grupo de científicos y su destino (cuando sesenta<br />
y dos de ellos fueron ejecutados mientras el Ejército Rojo se cernía sobre Ludwikowice) y su suposición<br />
de que el dispositivo quizás había sido enviado a último momento hacia Noruega. En tanto, Cook y<br />
Witkowski visitaron la región, que en tiempos previos a la Guerra había pertenecido al Reich, donde<br />
muchas de las minas de carbón situadas en la región montañosa fueron utilizadas como instalaciones de<br />
producción para la Wehrmacht, imposibles de ser vistas por los aviones de reconocimiento. Allí,<br />
ciertamente, se produjeron algunas piezas clave de las V-2, en lo que se conoce como “Colina del<br />
Búnker”, en las afueras de la estrecha y alargada aldea que discurre a ambos lados del horrible camino<br />
solamente hasta la misma. Aquí comienza lo interesante: desde ella, nace otro, totalmente distinto, de<br />
2,5 metros de ancho, hecho de sólido concreto ascendiendo lentamente las colinas serpenteantes. El<br />
visitante se encuentra primero con la típica compuerta de un polvorín, con otras del lado opuesto del<br />
montículo que alguna vez lo cubriera.<br />
Créditos de las fotografías en el terreno:<br />
http://www.americanantigravity.com<br />
Cincuenta metros después, un depósito. Aquí y allá, ventiletes de respiración<br />
de alguna gigantesca construcción subterránea, hoy sellados.<br />
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Luego, nada por otros seiscientos metros. Aparecen entonces algunas ruinas<br />
de lo que parece ser una fábrica y entonces sí, en medio de un enorme playón de concreto,<br />
lo que Witkowski llamó “el anillo de pruebas”. Donde se experimentaba con La Campana.<br />
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La historia<br />
Treinta metros de diámetro, siete de altura, diez columnas<br />
de un metro con cuarenta centímetros de grosor.<br />
Página 7 de 28<br />
Debo a nuestro lector Jorge Guaraglia, de Uruguay llamar mi atención sobre estos hechos históricos<br />
que desconocía. Jorge, de todas formas, es cualquier cosa menos un simple conocedor de la cuestión por<br />
lecturas superficiales: Cito algunas referencias de su primer informe:<br />
“... Hace unos años conocí a un inglés medio chiflado que me habló por primera vez de un<br />
experimento denominado "The Bell" o "La Campana", en español, lo que este amigo me contó (te<br />
pido disculpas pero me ha pedido reserva de su nombre) fue algo tipo Indiana Jones donde decía<br />
que los nazis habían trabajado en algún aparato que generaba campos tipo lo que describe<br />
Berlitz en su libro junto a Moore "El Experimento Filadelfia". Estamos hablando de cosas raras,<br />
tambores de mercurio rotativos (¿no te suena a vimanas?) extraños campos energéticos y cosas<br />
así...”<br />
“... Cuando este amigo me habló del tema no le creí nada, (incluso fui a Bs. As. a entrevistarme<br />
con él). El hombre parecía tener miedo, me dijo que sabía algo respecto al tema que (sic) ..."los<br />
servicios de inteligencia americanos lo habían amenazado si divulgaba lo que sabía...”. etc., etc.<br />
Como verás, me dije para mí... uno más de los chiflados. Mientras tanto hace algunos años estoy<br />
intentando certificar lo que Burnside (con el cual somos amigos por mail) dice en su libro "El<br />
escape de Hitler" acerca de que en 1945 habría aterrizado un avión en algún lugar del litoral<br />
uruguayo y se habrían bajado materiales y luego habría sido echado al río Uruguay. Para<br />
resumir un poco el relato, hace como 2 años un escritor polaco Igor Witkowsky me preguntó<br />
acerca de lo que yo sabía del tema, y que no entendía cómo alguien por estos lados podría saber<br />
algo de un tema que él recién estaba publicando en un libro, (mi mail se lo había dado Abel<br />
Basti desde Bariloche) como no soy de esconder la leche sino de intentar colaborar mas allá de<br />
que sean otros los que publiquen (lo único que me interesa es saber la verdad) le conté a Igor<br />
todo lo que sabía que era bastante poco. Para mi sorpresa, a la vuelta de algunos meses tuvo el<br />
hermoso gesto de enviarme un ejemplar autografiado donde PARA MI TOTAL ASOMBRO se<br />
mencionaban lugares, nombres, fechas, se volvía a mencionar el famoso avión que habría<br />
arribado a Uruguay, se mostraban documentos desclasificados y en definitiva un material<br />
valiosísimo y con una información que creo sumamente seria donde demostraba todo lo que mi<br />
"chiflado" amigo inglés me había dicho años antes. Esto es a grosso modo lo que sé. ¿Existió The<br />
Bell?, todo parecería indicar que sí. ¿Fue traída a nuestras tierras durante la fuga nazi? ¿Por<br />
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qué no? Al menos sus planos o un prototipo ...”.<br />
Página 8 de 28<br />
Aclaremos algunos puntos incidentales pero importantes. Nick Cook no es un cualquiera: es un<br />
periodista galardonado, que trabaja como especialista en temas aeroespaciales, en la revista británica<br />
Jane’s Defense Weekly, que es la máxima autoridad mundial en temas militares y de tecnología militar.<br />
Hace diez años que Cook trabaja allí. Igor Witkowski goza de mucha credibilidad y respeto en su<br />
Polonia natal, tanto por sus conocimientos sobre tecnología alemana de la Segunda Guerra Mundial<br />
como por su honorabilidad como persona. El mentor de toda la búsqueda de Cook, es un científico<br />
británico, un Físico, al que él llama el Dr. Daniel Marckus (por obvias razones guarda su anonimato).<br />
Este individuo le orienta, le plantea interrogantes, le pide que le averigüe cosas ya que él mismo no tiene<br />
tiempo de averiguarlas y de viajar de un lado a otro. Luego con los datos que Cook le provee, Marckus a<br />
su vez interpreta los mismos y le ilustra sobre su importancia, funcionamiento de cosas, etc. Cook va a<br />
estar en permanente contacto con Marckus. Cook detalla que Witkowski había hecho un extenso estudio<br />
sobre las actividades de desarrollos tecnológicos de los alemanes en tiempo de guerra, y más adelante<br />
habla del general de los SS Jacob Sporrenberg, que fue sub-comandante de Cuerpo VI de los Waffen-SS<br />
en 1944. Witkowski le relata a Cook lo que Sporrenberg declaró a cortes rusas y polacas, acerca de<br />
experimentos con una Campana. En tanto, Cook se va a entrevistar con gente de la NASA, y va a viajar<br />
a Europa en búsqueda de los primeros experimentos que habrían realizado los alemanes en enormes<br />
subterráneos, ubicados cerca de la frontera checa, donde los proyectos estuvieron a cargo del General<br />
Hans Kammler, un individuo que había logrado la confianza de los superiores y adjudicación de dinero<br />
y mano de obra de los campos de concentración, para llevar a cabo experimentos científicos de<br />
avanzada, fuera de la corriente general de la ciencia de entonces. En resumidas cuentas, el proyecto<br />
había sido desarrollado bajo dos nombres en código: “Laternentrager” y “Chronos” y siempre implicó<br />
“Die Glocke”, el objeto con forma de campana que brillaba cuando se le sometía a prueba. La Campana<br />
en sí misma estaba hecha de un metal duro y pesado y estaba llena de una sustancia similar al mercurio,<br />
de color violeta. Este líquido metálico era almacenado en altos y finos frascos térmicos de un metro de<br />
alto encajados en plomo de tres centímetros de espesor. El experimento siempre tuvo lugar bajo una<br />
gruesa cubierta de cerámica y envuelto en dos cilindros que giraban rápidamente en direcciones<br />
opuestas. La sustancia similar al mercurio tenía el nombre en código “Xerum 525”. Otras sustancias<br />
incluidos los peróxidos de torio y berilio, recibían el nombre en código de “Leichmetall” (metal<br />
liviano).<br />
La cámara en la cual se llevaban a cabo los experimentos estaba situada en una galería cavada<br />
profundamente bajo tierra. Tenía un piso de aproximadamente treinta metros cuadrados y sus paredes<br />
estaban cubiertas con baldosas de cerámica con una sobrecapa de grueso revestimiento de goma.<br />
Después de aproximadamente diez ensayos, la sala se desmanteló y sus partes componentes fueron<br />
destruidas. Sólo la Campana misma se conservó. Los revestimientos de goma eran remplazados cada dos<br />
o tres experimentos y eran echados a un horno especial.<br />
Cada ensayo duraba aproximadamente un minuto. Durante este período, mientras La Campana emitía<br />
su pálido brillo azul, el personal permanecía a unos ciento cincuenta a doscientos metros de la misma.<br />
Todo equipo eléctrico que estuviera dentro de ese radio habitualmente haría cortocircuito o se<br />
estropearía. Después, la sala era empapada hasta por cuarenta y cinco minutos con un líquido que<br />
parecía ser salmuera. Los hombres que llevaban a cabo esta tarea eran prisioneros del campo de<br />
concentración de Gross-Rosen.<br />
Según comenta el especialista Milton W. Hourcade en el foro durante las pruebas, los científicos<br />
colocaban varios tipos de plantas, animales y tejidos de animales en la esfera de influencia de la<br />
Campana. En el período inicial de ensayos de noviembre a diciembre de 1944, casi todas las muestras<br />
fueron destruidas. Una sustancia cristalina se formaba dentro de los tejidos, destruyéndolos desde<br />
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dentro; líquidos, incluyendo sangre, se hacían gelatina y se separaban en fracciones claramente<br />
destiladas. Las plantas expuestas a la Campana incluían musgos, helechos, hongos y moho; los tejidos<br />
animales incluían yema de huevo, sangre, carne y leche; los animales iban desde insectos y caracoles a<br />
lagartos, sapos, ratones y ratas.<br />
Con las plantas, se observaba que la clorofila se descomponía o desaparecía, volviendo a las plantas<br />
blancas cuatro o cinco horas después del experimento. Dentro de las ocho a catorce horas, ocurría un<br />
rápido decaimiento, pero difería de la descomposición normal en que no estaba acompañada de olor. Al<br />
final de este período, las plantas habitualmente se descomponían en una sustancia que tenía la<br />
consistencia de grasa para ejes.<br />
En una segunda serie de experimentos que comenzaron en enero de 1945, el daño a los sujetos de<br />
prueba se redujo en aproximadamente un 12 a un 15 por ciento luego de ciertas modificaciones al<br />
equipo. Esto se redujo a un dos o tres por ciento luego de un segundo conjunto de ajustes. La gente<br />
expuesta al programa se quejaba de enfermedades, a pesar de su ropa protectora. Las mismas iban desde<br />
problemas para dormir, pérdida de memoria y equilibrio, espasmos musculares y un permanente y<br />
desagradable sabor metálico en la boca. El primer equipo se dijo que fue disuelto como resultado de la<br />
muerte de cinco de los siete científicos que participaban.<br />
En su libro, Cook transcribe casi textualmente una conversación que mantuvo con Marckus: “Yo sé lo<br />
que ellos estaban tratando de hacer... Yo sé de qué se trataba realmente. Estaban tratando de generar un<br />
campo de torsión.”<br />
—¿Qué es un campo de torsión?<br />
—“Laternentrager” significa “sostenedor de linterna”. Pero es el segundo nombre en código el que<br />
aporta el indicio revelador. Chronos . Sabes lo que eso significa, ¿no?.<br />
—Sí, Dan. Sé lo que significa. ¿Qué es un campo de torsión? ¿Qué es lo que hace?<br />
Página 9 de 28<br />
—Si se genera un campo de torsión de suficiente magnitud la teoría dice que puedes curvar las cuatro<br />
dimensiones del espacio en torno al generador. Cuanto más torsión generas, más espacio perturbas.<br />
Cuando curvas el espacio, también curvas el tiempo... Ahora, ¿entiendes lo que ellos estaban tratando<br />
de hacer? ¡Estaban tratando de construir una máquina del tiempo!<br />
“ 'La Campana' debe haber emitido radiaciones como el infierno” —sigue diciendo Marckus—<br />
“generando energía electromagnética en todas las frecuencias, desde ondas de radio a luz; no en vano<br />
enterraron tanto la maldita cosa.”. El hecho de que los alemanes hayan llenado los cilindros rotatorios<br />
con una mezcla de diferentes metales también es significativo, cree él. Si se pueden obtener las<br />
proporciones exactamente adecuadas se tiene una posibilidad aún mejor de interactuar con un campo de<br />
gravedad cero. Pero sería un proceso de mucho acierto y error, avalada por un comentario de<br />
Sporrenberg. Cada prueba había sido muy corta, durando un promedio de aproximadamente un minuto.<br />
Se parecía mucho a como si los científicos hubieran estado tratando de “sintonizar” la Campana como se<br />
hace con una radio. “Si se logra exactamente se tiene una muy interesante pieza de instrumento”, dice<br />
Marckus; “si se erra todo lo que se tiene es un costoso desecho”. Manipúlese la inercia de un objeto y<br />
se ha extraído su resistencia a la aceleración. Póngaselo en el espacio y continuará acelerando todo el<br />
tiempo hasta la velocidad de la luz, y quizás más allá de ella. Manipúlese el campo de gravedad local<br />
alrededor de un objeto y se puede obtener que levite”. Para cuando se escriben esos comentarios, ambos<br />
caminos de “propulsión avanzada” estaban siendo explorados dentro de la iniciativa de Innovaciones en<br />
Física de la Propulsión, de la NASA.<br />
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Pero aquí viene la verdadera parte difícil. El vórtice de energía que se supone este aparato debía<br />
generar, no es un fenómeno tridimensional o aun cuatri-dimensional. No puede serlo. Para que un campo<br />
de torsión sea capaz de interactuar con la gravedad y el electromagnetismo tiene que estar revestido de<br />
atributos que fueran más allá de las tres dimensiones de izquierda, derecha, arriba y abajo, adelante y<br />
atrás, y del campo de tiempo cuatridimensional que ellas habitan; algo que los teóricos por conveniencia<br />
le llamaron la quinta dimensión, el hiperespacio.<br />
¿Dónde está?<br />
Cook está seguro de que la Campana fue localizada por los estadounidenses y llevada a su país, donde<br />
se continuó experimentando en tiempos posteriores a la espera del momento de implementarla. La obvia<br />
pregunta de “Si es así, ¿por qué aún no hemos visto las aplicaciones de la misma?”, tiene dos<br />
respuestas, una obvia y la otra no tanto. La primera, que la economía mundial está edificada sobre la<br />
explotación petroquímica: recién en estos años en que avizoramos su próxima desaparición comienza a<br />
ser funcional el desarrollo de tecnologías alternativas, primero, claro, con aplicaciones militares. La otra<br />
respuesta es que sí está siendo usada, pero nos lo han ocultado y, según estos investigadores, es en el<br />
bombardero B-2 “Stealth” donde se emplea como coadyuvante del sistema de propulsión una pequeña<br />
generación de antigravedad. Máximo secreto militar, por supuesto. Los analistas que sospechan esto se<br />
fundamentan en un detalle: visto en planta, el B-2 no tiene dos extremos de alas, tiene siete, pues su<br />
“borde de fuga” es aserrado. Una tecnología meramente anti-radar, por el contrario, necesitaría lo<br />
primero —un borde de fuga sencillo— para minimizar la exposición a los sistemas de detección. Un<br />
“borde de fuga” aserrado, en cambio sí es funcional para una cosa: incrementar los puntos de descarga<br />
de la masiva electricidad estática que necesariamente se condensaría en forma de campo alrededor de un<br />
aparato antigravitatorio.<br />
Bombardero B-2 "Stealth"<br />
Página 10 de 28<br />
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Pero Witkowski, como comenta Guaraglia, no descarta que fuera posible que la Campana, sus planos,<br />
un prototipo hayan sido traídos a Sudamérica. Desliza que su fuente pertenece al ámbito de la<br />
inteligencia militar, y esta precisión tendría más de sesenta años. Sabido es que el gobierno de Juan<br />
Perón brindó una “ruta de escape” a jerarcas y científicos alemanes y, de hecho, la tecnología argentina<br />
se ubicó octava en el mundo en sólo tres años luego de 1945. El desarrollo del caza jet Pulqui II es un<br />
ejemplo paradigmático, y sería interesante ahondar en los experimentos atómicos de Richter en la isla<br />
Huemul, frente a Bariloche, más allá de la “versión oficial” de la Historia que afirma que Richter era un<br />
lunático o un estafador y Perón un simple crédulo ambicioso (del fallecido ex presidente pueden decirse<br />
muchas cosas, incluso de su ambición, pero nadie que conozca un poco de su historia sostendría que era<br />
un simple crédulo).<br />
El Pulqui II<br />
Página 11 de 28<br />
Ah, por cierto. Existe el rumor de que en las cercanías del río Gualeguaychú habría aterrizado, luego<br />
de la Segunda Guerra Mundial, un avión con personal nazi, y que habrían ocultado en algún punto<br />
equipo de naturaleza desconocida. En lo personal, miro el mapa y observo que no está lejos de la<br />
población entrerriana de Rosario del Tala donde, como recordarán, informamos en “Al Filo de la<br />
Realidad” <strong>Nº</strong> 163 que existirían los remanentes de un centro secreto de experimentos digitado por<br />
europeos desde antes de la guerra. Y sí: existe la anomalía, como pueden ver en la <strong>Revista</strong> de la<br />
Asociación Geológica Argentina, http://www.scielo.org.ar/scielo: “Se ha elegido como caso testigo el<br />
área situada hacia el sur de la localidad de Gualeguaychú, en el extremo sudoriental de la provincia de<br />
Entre Ríos. Ésta fue seleccionada pues se tenía conocimiento del cese de operaciones y existía interés<br />
de autoridades locales en verificar la ausencia de anomalías indicadoras de potenciales residuos<br />
peligrosos para el ambiente. La interpretación de la respuesta magnética obtenida sugiere que los<br />
objetos enterrados con alta susceptibilidad magnética, no serían de grandes proporciones...”.<br />
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Mapa de las anomalías magnéticas<br />
La honestidad profesional nos obliga a citar que las conclusiones del mencionado estudio son que los<br />
objetos parecen “tambores de menos de un metro de diámetro” y, de paso, contradecirse a sí misma<br />
cuando más adelante sugiere que “se trata de objetos ferrosos de menos de dos kilogramos de peso”,<br />
todo atribuible, posiblemente, a un relleno sanitario. Conocedores por sufrimiento propio de la<br />
burocracia argentina, nos preguntamos —porque conocemos— si se habrán hecho estudios de semejante<br />
nivel científico en cualquiera de los centenares de tóxicos y apestosos rellenos sanitarios de todo el país<br />
(útiles también para sepultar grandes negociados corruptos y decenas de cuerpos de desaparecidos),<br />
muchos (como los del Gran Buenos Aires o Gran Rosario) infinitamente más grandes que los de la<br />
pequeña ciudad de Gualeguaychú. La respuesta es esperable: no. De manera que volvemos a<br />
preguntarnos por qué tanto interés de las autoridades en este particular caso, y sospechamos que detrás<br />
de esta “preocupación sanitaria” puede esconderse otra cosa.<br />
Será cuestión de seguir investigando. Tan simple como eso.<br />
Referencias:<br />
[1] La traducción más aproximada al castellano sería “División de Armas Milagrosas”.<br />
Página 12 de 28<br />
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LA CONEXIÓN CUÁNTICA Y EL FACTOR<br />
PSI<br />
escribe: Moisés Garrido<br />
Página 13 de 28<br />
"Cuando llegamos al nivel atómico, el mundo objetivo del tiempo y el espacio ya no existe, y los<br />
símbolos matemáticos de la física teórica sólo se refieren a probabilidades, no a hechos", aseguraba<br />
Werner Heisenberg, uno de los padres de la Física Cuántica. ¿Podría ser psi una interacción entre<br />
procesos mentales y procesos cuánticos externos?... Así lo cree el físico Evan Harris Walker, llegando<br />
a desarrollar incluso una estructurada "Teoría Cuántica de Psi". Pero ya los parapsicólogos de<br />
vanguardia venían observando desde hacía tiempo determinados modelos enunciados por la Física<br />
Cuántica —cuyo objeto de estudio es el mundo de las partículas subatómicas— que no sólo avalarían,<br />
de alguna manera, la existencia de ciertos fenómenos psi, sino que incluso arrojarían algo de luz sobre<br />
su paradójica naturaleza. Por eso, en 1974, la "Parapsychological Foundation" de Nueva York celebró<br />
en Ginebra (Suiza) un congreso bajo el título "Física Cuántica y Parapsicología" en el que participaron<br />
físicos de renombre. "La colaboración incipiente entre parapsicólogos y físicos es el indicio de una<br />
nueva fase interdisciplinaria de la investigación parapsicológica", anunciaba por entonces el<br />
prestigioso parapsicólogo Hans Bender.<br />
En principio, la función psi desafía las leyes mecanicistas planteadas por la física clásica. Pero no lo<br />
hace con las leyes indeterministas de la teoría cuántica, que no se rigen por la causalidad sino por la<br />
probabilidad, y que rompen con la imagen que teníamos hasta ahora del tiempo, el espacio y la masa.<br />
"Si se permite a la física cuántica violar las 'leyes de la naturaleza' tal como fueron concebidas por<br />
los físicos clásicos, la PES puede reclamar también el mismo derecho", escribe Arthur Koestler en<br />
'Las Raíces del Azar'.<br />
No es de extrañar, pues, que fenómenos como la telepatía, la precognición y la psicokinesis hayan<br />
llamado la atención de algunos físicos teóricos como Brian Josephson, Jack Sarffati, Michael Talbot<br />
o Fritjof Capra, que han llegado incluso a aventurarse en la investigación parapsicológica, ante la<br />
perplejidad de sus colegas más conservadores. El mundo microscópico que nos revela la Mecánica<br />
Cuántica es tan imprevisible, perturbador y borroso como el mundo de los fenómenos paranormales. Los<br />
dos mundos se burlan de nuestro sentido común. Y curiosamente, en ambos, la conciencia parece jugar<br />
un papel fundamental. Los físicos teóricos han buscado sin éxito determinadas 'variables ocultas' que<br />
sirvan para describir el sistema cuántico y resolver el problema de la medición. Algunos de ellos, como<br />
Eugene Wigner, han pensado que quizás haya que buscarlas en la propia conciencia humana: "Los<br />
físicos descubrimos que es imposible dar una definición satisfactoria de los fenómenos atómicos sin<br />
hacer referencia a la conciencia". Si el principio cuántico implica a la mente de una manera esencial,<br />
encontramos nuevamente en ello un nexo con lo paranormal... "Al fin y al cabo, un conjunto de ideas<br />
que otorgue un papel importante al observador que realiza las mediciones y un posible papel a la<br />
conciencia de dicho observador parece abrir las puertas a los fenómenos psíquicos", apuntan los<br />
psicólogos Hans J. Eysenck y Carl Sargent.<br />
Es más, los axiomas esenciales de la mecánica cuántica, según el físico Costa de Beauregard, exigen<br />
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que se produzcan fenómenos psíquicos... El 'Principio de Incertidumbre' de Heisenberg, por ejemplo,<br />
determina que cuando observamos el mundo subatómico ya estamos alterándolo, por el mero hecho de<br />
su observación. El observador se convierte así en participante. En base a este postulado, ¿resulta<br />
descabellada la acción de la mente sobre la materia estudiada por la Parapsicología?... En absoluto. Es<br />
más, los numerosos experimentos psicocinéticos llevados a cabo por el físico alemán Helmut Schmidt,<br />
empleando "Generadores de Sucesos Aleatorios" (basados en la desintegración radioactiva del<br />
estroncio-90), han permitido detectar esta aparente vinculación entre lo psi y lo cuántico. "La idea de<br />
que la Psicokinesis actúa solamente sobre procesos aleatorios parece intelectualmente atractiva y<br />
coherente con los experimentos que estamos realizando. Quizás apunta a una profunda relación<br />
entre la PK y la teoría cuántica", sostiene Schmidt.<br />
Otro modelo teórico perteneciente a la Mecánica Cuántica, y que ya ha sido confirmado<br />
experimentalmente, es la "Paradoja E.P.R." (iniciales de Einstein, Podolsky y Rosen), según la cual,<br />
dos partículas elementales que han estado alguna vez correlacionadas formando un único sistema,<br />
aunque sean separadas una de otra miles de kilómetros mantendrán una conexión no causal y seguirán<br />
transfiriéndose información de forma instantánea. ¿Esta misteriosa comunicación a distancia no recuerda<br />
en cierta manera la transmisión telepática?... De hecho, la idea de que existan partículas de energía<br />
psíquica, semejantes a los neutrinos, actuando como portadoras de la señal telepática, no resulta<br />
disparatada para ciertos científicos. El astrónomo V. A. Firsoff las llegó a bautizar con el nombre de<br />
"mindones", mientras que el matemático Adrian Dobbs, prefirió denominarlas "psitrones". Estas<br />
hipotéticas partículas trasladarían la información psi de una mente a otra, e incluso por sus velocidades<br />
hiperlumínicas, podrían traspasar las barreras del tiempo, explicando así fenómenos como la<br />
precognición.<br />
Como vemos, es tal la conexión entre el mundo cuántico y las facultades psi que, en algunos círculos<br />
especializados, ya se ha comenzado a hablar de "Parapsicología Cuántica". Pero es posible que la<br />
respuesta final a los fenómenos psi se encuentre más allá del universo del quantum...<br />
Mente holográfica<br />
Página 14 de 28<br />
¿Y si hemos de buscar el origen de los fenómenos psi en una realidad transpsíquica, como sugería<br />
Carl G. Jung?. Podría tratarse teóricamente de un dominio extraespacial y extratemporal en el que tienen<br />
lugar acontecimientos anómalos, o dicho de otro modo, donde residiría la información paranormal.<br />
Nuestra mente, a modo de sintonizador, establecería conexión con ese "campo psi", que estaría más allá<br />
del marco de referencia causal de nuestra realidad material. De hecho, muchos físicos teóricos sugieren<br />
que en el nivel subatómico la realidad posee una dimensión adicional. Un nivel más profundo de la<br />
realidad en el que todo está interconectado, y que el profesor de Física Teórica David Bohm llamó<br />
"Orden Implicado". Según este novedoso enfoque teórico, ya no podemos entender el universo como<br />
una máquina, sino como un gigantesco holograma multidimensional, donde pasado, presente y futuro<br />
existen simultáneamente. Es más, el físico Michael Talbot señala que "según Bohm ve la cuestión, si<br />
cada partícula de la materia se interconecta con todas las demás, el cerebro mismo puede ser visto<br />
como infinitamente interconectado con el resto del universo". Puede incluso que la conciencia esté<br />
también estructurada de forma holográfica, como afirma el destacado neurofisiólogo Karl Pribam.<br />
Este "paradigma holográfico" —según el cual el cerebro es un holograma que interpreta un universo<br />
holográfico— nos podría aclarar muchas dudas sobre la naturaleza de los fenómenos psi. "Si existe lo<br />
paranormal —dice el propio Bohm— sólo puede entenderse mediante su referencia al orden implicado,<br />
puesto que en ese orden todo está en contacto con todo lo demás y, en consecuencia, no hay ninguna<br />
razón intrínseca para que lo paranormal sea imposible". El filósofo Sam Keen, otro explorador de la<br />
conciencia holográfica, aclara por su parte que "lo que llamamos PES (Percepción Extra Sensorial) y<br />
experiencia paranormal cabe que no sean más que nuestra inmersión en las dimensiones atemporales<br />
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que constituyen la estructura holográfica de nuestras mentes".<br />
En un universo en el que todo está íntimamente interconectado, ya no hace falta que la información<br />
viaje de un punto a otro. La información sería, por tanto, la sustancia última de la realidad, de acuerdo al<br />
"modelo holográfico". Entenderíamos así fenómenos como la telepatía, la clarividencia o la<br />
psicokinesis. Serían sucesos que, al trascender el tiempo y el espacio, no son transmitidos, sino que son<br />
simultáneos y están en cualquier parte. "Nada necesita ir de aquí para allí porque en esa esfera no<br />
existe ningún allí", dice el hológrafo Eugene Dolgoff para referirse a la función psi.<br />
Los físicos Harold Puthoff y Russell Targ, del Stanford Research Institute (SRI), investigaron durante<br />
la década de los setenta a psíquicos que experimentaban con la llamada "visión remota". Al no depender<br />
este fenómeno de ningún factor energético conocido, concluyeron que debía de guardar relación con el<br />
nivel de interconexión cuántica. Los experimentos PES realizados por los parapsicólogos Stanley<br />
Krippner y Charles Tart, también encuentran en el "modelo holográfico" su explicación más plausible.<br />
Pero no sólo desde la Física se habla de otros niveles subyacentes de la realidad que están más allá del<br />
espacio y del tiempo. Desde la Biología, Rupert Sheldrake —entusiasta del paradigma holístico— nos<br />
habla de los "campos morfogenéticos" (campos-M), que serían regiones no materiales de influencia que<br />
actúan a través del tiempo y el espacio, y que, mediante un proceso que él llama "resonancia mórfica",<br />
moldean la forma, el desarrollo y el comportamiento de los organismos. Según esta sugerente teoría —<br />
ya experimentalmente demostrable— la memoria no se ubicaría en el cerebro, sino que es inherente a la<br />
naturaleza. Todo parece apuntar a que los sistemas naturales heredan una memoria colectiva de todas las<br />
cosas anteriores de su misma clase, sin importar lo lejos que puedan estar ni el tiempo transcurrido desde<br />
que existieron. Para este notable bioquímico de Cambridge, los fenómenos psi tienen plena cabida en su<br />
modelo teórico: "Son muchas las pruebas anecdóticas de la existencia de la telepatía, son muchas las<br />
personas que dicen haberla experimentado, y ha sido detectada en muchos experimentos<br />
parapsicólogicos. Estas pruebas son muy discutidas, principalmente porque desde el punto de vista<br />
científico convencional, la telepatía, como los otros presuntos fenómenos parapsicológicos, es<br />
teóricamente imposible. En cambio, en el contexto de la resonancia mórfica, es teóricamente posible".<br />
A la Parapsicología todavía le queda mucho camino por recorrer para hallar la verdadera naturaleza<br />
de los fenómenos psi. Sin embargo, el objetivo no parece estar demasiado lejano, gracias al apoyo<br />
multidisciplinario que está recibiendo en las últimas décadas, sobre todo desde el campo de la Física<br />
moderna, que con sus innovadores y excitantes postulados, da sentido a la existencia de hechos que<br />
hasta hace bien poco parecían transgredir las leyes de la naturaleza. Como aseguraba el físico Michael<br />
Talbot, "siempre habrá en ciencia nuevas perspectivas que descubrir". Los fenómenos paranormales,<br />
sin lugar a dudas, son una de ellas...<br />
Nota del Editor:<br />
Puede obtener información relacionada haciendo clic en el enlace y enviando el mensaje vacío (lo que<br />
importa es el asunto).<br />
<strong>AFR</strong> <strong>Nº</strong> 46: Científicos proponen Universos Paralelos. (Solicitar por email)<br />
<strong>AFR</strong> <strong>Nº</strong> 133: Universos Paralelos, por Max Tegmark. (Solicitar por email)<br />
Página 15 de 28<br />
15/03/2007
ATERRIZAJE EN CRESPO<br />
escribe: Gustavo Fernández<br />
Página 16 de 28<br />
Crespo, Entre Ríos, Argentina (Wikipedia). Una pequeña y próspera ciudad a 42 kilómetros al sureste<br />
de la capital provincial, Paraná. Una población de ascendencia mayoritariamente alemana ("rusos del<br />
Volga", en abierto desconocimiento de los devenires geopolíticos y las clases de geografía del colegio,<br />
es como se los llama por el lugar). Gente trabajadora hasta el hartazgo que han logrado edificar uno de<br />
los polos económicos más prósperos del país, originalmente basada en la agicultura y la avicultura<br />
aunque hoy tiene extensiones industriales. Pero en las afueras, en la profundidad de las soledades de esta<br />
"pampa chacoparanaense" como geológicamente se denomina la región, originada por depósitos<br />
aluvionales del Plioceno inferior, hay gente aún aferrada a las antiguas tradiciones. Donde poco o nada<br />
se abandona el terruño, donde los hijos continúan casi kármicamente la labranza que los padres<br />
heredaron a sus vez de los abuelos. Donde, aún, muchas mujeres ancianas hablan sólo el dialecto de su<br />
Sajonia natal.<br />
Allí, los Spurrenberger —levemente matizamos su apellido, pues acceden a las fotografías pero no "a<br />
salir en los diarios con su nombre" (vaya uno a explicarles lo que es una revista electrónica)— son una<br />
familia tradicional. El día comienza muy temprano, alrededor de las 4:00, y a eso de las 9 de la noche<br />
están todos sumidos en un profundo sueño. Por ello, fue una feliz coincidencia que esa noche del 22 de<br />
enero de 2003 todavía estuvieran despiertos a las 22:30, cuando el fuerte ladrido de los numerosos<br />
perros les alertó. Miraron por una ventana. Y allí estaba: un "tren detenido"... sólo que las vías más<br />
cercanas en esa dirección, el Este, pasan a unos cincuenta kilómetros. La "cosa" parecía tener unos cien<br />
metros de largo, inmóvil, brillando sus "ventanillas". La familia la observó durante unos cincuenta<br />
minutos, siempre inmóvil, entre rezos musitados. Sorpresivamente, uno de los miembros del grupo<br />
señaló algo curioso: otra "luz" parecía provenir "de atrás", es decir, del Oeste. Por lo menos, un intenso<br />
resplandor aclaraba el cielo desde esa dirección. Fueron a otra ventana, que en este caso daba al Oeste.<br />
Y sí. Había una "luz", informe, titilante, muy densa pero sorprendentemente no tan brillante como<br />
pensaron cuando percibieron el resplandor, allí, a unos cincuenta metros por delante de su propia<br />
vivienda, en dirección al camino de entrada al predio. Diez minutos, no más, y con mucho miedo,<br />
permanecieron susurrándose preguntas sobre qué era eso allí afuera, también inmóvil. De pronto, como<br />
un foco eléctrico, simplemente se apagó. Al voltearse, comprobaron que "lo otro", "el tren", también<br />
había desaparecido. Entonces, prudentemente, se fueron a dormir, "porque no conviene estar hablando<br />
mucho de las cosas del diablo", en su decir. Al amanecer, nada extraño alteraba la paz del campo.<br />
Pero Spurrenberger seguía intrigado, aunque el pastor protestante de su comunidad hubiera<br />
seguramente visto con malos ojos su curiosidad. Decidió dirigirse al campo donde había estado "el<br />
tren", pero nada curioso llamó su atención. Sólo entonces, cuando regresó a su hogar y echó un vistazo<br />
al lugar donde flotó "la otra luz", las vio. Eran marcas. De forma poligonal de catorce lados, que<br />
medidas presentaron doce metros de diámetro y dos en cada uno de sus lados. La sustancia blanca es,<br />
simplemente, carbonato de calcio, mezclado con numerosas impurezas naturales pero es muy llamativo<br />
que la franja de tierra donde la misma estaba depositada se presentaba totalmente "pelada", es decir,<br />
libre del pequeño césped silvestre que allí suele crecer.<br />
¿Un fraude perpetrado por la familia? Es sencillo conseguir carbonato de calcio —aun en una<br />
cantidad tan significativa— y desparramarlo en el lugar. Pero, ¿para qué?. Es gente molesta por el acoso<br />
periodístico e investigativo, que no desea que nada altere la paz y rutina del trabajo de campo de todos<br />
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los días. ¿Algún gracioso para molestar? Imposible: los perros hubieran dado cuenta de él, además de<br />
exponerse a un disparo pues es habitual tener armas en la vivienda por seguridad. Incidentalmente,<br />
iluminar con algún reflector a los testigos mientras se traza cuidadosamente una figura geométrica de<br />
esas dimensiones mientras otros cómplices, del otro lado el campo, encienden varios reflectores<br />
secundarios que semejen "ventanillas", es demasiado pedir.<br />
Hipotetizar la función de esa sustancia química en ese lugar queda para otros analistas, por el<br />
momento. Nosotros, sólo podemos hacer la crónica, clavar otro alfiler en el mapa y alimentar la<br />
estadística y los archivos con otro aterrizaje presuntamente extraterrestre.<br />
15/03/2007
LA PROSTITUCIÓN DEL PERIODISMO<br />
PARANORMAL<br />
escribe: Manuel Carballal<br />
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Cuando un joven, con esa encantadora ingenuidad de la adolescencia, se acerca al mundo del misterio,<br />
lo hace con el mismo candor impecable con que algunos niños/as quieren ser enfermeras, bomberos o<br />
misioneros "cuando sean mayores". Con pasión y avidez se consumen las "pagas del domingo" en<br />
revistas esotéricas y libros sobre ovnis; normalmente de segunda mano porque el presupuesto no da<br />
para las novedades, a menos, claro está, que se trate de lo último de Benítez, Ribera, Del Oso, o alguna<br />
otra "gran celebridad" del mundo paranormal, cuyas obras son devoradas de un tirón, robándole horas<br />
al sueño y ese examen de matemáticas que deberíamos estar preparando, en lugar de empollarnos la<br />
vida y obra de Allan Kardec, o las aventuras de los ummitas en La Tierra.<br />
Cuando quieres darte cuenta te has fundido el presupuesto semanal en el Año Cero, el Enigmas o el<br />
Mas Allá (en mi época era el Karma-7, Universo Secreto o Mundo Desconocido), en lugar de haberlo<br />
invertido en la discoteca, el cine, la litrona, o alguna chinita de hachís, como hacen la mayoría de los<br />
adolescentes "normales". Con esa dulce credulidad, que oscila entre la mitomanía y la curiosidad, nos<br />
emocionamos con las últimas aventuras del ufólogo de turno, que consigue esquivar el hermetismo<br />
militar para sustraer algún nuevo informe oficial sobre avistamientos OVNI; o con el apasionante<br />
experimento de laboratorio que algún intrépido parapsicólogo ha conseguido diseñar para estudiar el<br />
incremento de los mensajes telepáticos en sueños; o con la apasionante odisea del sagaz investigador<br />
que ha conseguido infiltrarse en una secta satánica para descubrir los secretos del "Lado Oscuro"...<br />
Algunos adolescentes, por absurdo que parezca, llegan a mitificar de tal manera a los investigadores<br />
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de lo paranormal, que sustituyen en sus carpetas escolares (y en los casos más graves en los posters de<br />
su habitación) el rostro de Silvester Stallone (sienta o no las piernas) o el último concierto de las Spice<br />
Girls (en mi época era AC/DC), por las fotos de algún avezado astro-arqueólogo al pié de la Gran<br />
Pirámide, o de algún "reportero de lo insólito" posando junto las Caras de Bélmez. Para esos jóvenes, los<br />
investigadores de lo paranormal no son meros mortales que intentan descubrir respuestas a algunos<br />
enigmas científicos, sino una especie de cruce genético entre Indiana Jones y el agente Mulder, cuya<br />
honorabilidad se presupone incuestionable. Vana presunción...<br />
Todos fuimos jóvenes, y en mayor o menor grado, pasamos por esa dulce mitomanía. Yo aún<br />
recuerdo, cuando la paga semanal no permitía una grabadora en el presupuesto, la inenarrable emoción<br />
que sentía, armado con una linterna en los dientes para poder tomar notas parapetado bajo las sábanas<br />
(mis padres —como cualquier padre— no aprobarían que robase horas al sueño para escuchar "tonterías<br />
esotéricas"), mientras escuchaba embelesado el "Media Noche" de Antonio José Alés, "En el Filo de la<br />
Navaja" de Enrique de Vicente, o "Espacio en Blanco" de Miguel Blanco... Conservo aún aquellos<br />
cuadernos escolares llenos de apresuradas anotaciones, con las que intentaba inmortalizar en mi<br />
incipiente archivo personal, aquellas extraordinarias revelaciones que los invitados de aquellos<br />
legendarios programas hacían en cada entrevista, antes de que se diluyesen en las ondas hercianas...<br />
Exactamente lo mismo ocurría con los programas de TV. Yo aún no tenía video cuando el Dr. Jiménez<br />
del Oso me hipnotizaba frente a la pantalla, domingo a domingo, en su Puerta del Misterio. Hoy, con la<br />
perspectiva de los años, me siento un poco ridículo al rescatar de esos viejos cuadernos escolares,<br />
dibujos garabateados con frenesí, intentando reproducir las reconstrucciones gráficas que ilustraban los<br />
casos que presentaba el Dr. del Oso.<br />
¿Como era posible que mis profesores ignorasen en las aulas, las trascendentales revelaciones sobre la<br />
historia, el más allá o la vida extraterrestre que escuchaba en aquellos programas, o leía en las revistas<br />
especializadas? Gracias a Dios teníamos un Antonio Ribera, un Antonio José Alés, un Enrique de<br />
Vicente, un Prof. Darbó, etc., que, como una especie de cruzados de la "Verdad", luchaban contra el<br />
Sistema para rescatarnos de nuestra ignorancia, y de la manipulación de los poderes establecidos...<br />
Después llegarían los congresos y los cursos. Para un estudiante de 16 ó 18 años, reunir las 5.000<br />
pesetas que costaba la entrada a un congreso de parapsicología, o las mensualidades del Curso de<br />
Parapsicología Superior del Instituto de Ciencias Parapsicológicas Hispano Americano (que por<br />
entonces dirigía el Prof. Darbó), o los Cursos de Hipnosis Práctica, del Prof. Rovatti, eran una labor<br />
titánica, gigantesca... pero merecía la pena. En aquellas conferencias, en las que tenía el privilegio de<br />
escuchar, cara a cara, a aquellos grandes monstruos del conocimiento paranormal, pensaba que podría<br />
encontrar las grandes respuestas, a los grandes enigmas, además de obtener —si había suerte— el<br />
autógrafo de aquellos héroes del misterio, dedicándome su último libro. Y como yo, aun hoy, quince<br />
años después, la mayoría de los jóvenes aficionados a lo paranormal, acuden a los congresos y<br />
seminarios paranormales con la ingenua creencia de que van a encontrar allí la Verdad que ansían.<br />
Como si alguien poseyese esa Verdad, y menos aún, pudiese ofrecerla en una conferencia ilustrada con<br />
diapositivas... Y todavía hoy continúan pidiendo autógrafos, como si estuviesen ante la selección<br />
española de fútbol, o ante los Rolling Stones... claro que el garabato de Butrageño o de "Morritos Jager"<br />
en una servilleta de papel, es un fetiche tan absurdo —o tan digno— como el de cualquier cazador de<br />
misterios...<br />
Pero los años pasan, y uno comienza a hacerse más crítico, al descubrir que los "casos perfectos", no<br />
lo son tanto... Que los moais de la Isla de Pascua, no son tan grandes ni tan pesados como pretendía<br />
Daniken, ni todos los marcianos son auquianos como decía Sesma... Que no todas las psicofonías son<br />
voces de los espíritus, ni todos los OVNIs son naves extraterrestres, ni todas las sectas satánicas devoran<br />
niños crudos... Y lo que es más terrible, uno termina conociendo personalmente a aquellos mitificados<br />
personajes que sólo conocía a través de las ondas de radio o las fotografías en la revista de turno... y<br />
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descubre algo terrible... que son simples personas... con sus virtudes y sus miserias... con sus cualidades<br />
y sus pecados, como cualquier otra persona.<br />
Y entonces, aquel idealista y mitómano adolescente se percata de que las revistas comerciales<br />
esotéricas son eso, revistas comerciales, y como tales deben producir beneficios, o de lo contrario<br />
desaparecerán, como desaparecieron aquellas históricas Telepsiquia, Paraciencia, Espacio y Tiempo o<br />
Mundo Desconocido. Y los programas de radio deben generar beneficios (o al menos no pérdidas) a sus<br />
respectivas cadenas. Y los congresos deben generar ingresos para costear los gastos y los consabidos<br />
"cachés" de los conferenciantes... exactamente igual que en cualquier otro campo profesional.<br />
Y uno siente la tentación del desencanto. ¿No deberían ser esos legendarios investigadores del<br />
misterio, esos buscadores de la Verdad, una especie de altruistas misioneros de un sacerdocio<br />
paranormal, que trabajasen por amor al prójimo exclusivamente? Uno se responde a sí mismo al<br />
percatarse de que la comercialización del misterio es la misma, o menor aún, que la que se produce en<br />
otros campos de la cultura occidental. ¿No es la medicina la profesión más hermosa que existe en el<br />
universo? ¿Y no es cierto también que los grandes cirujanos amasan fortunas millonarias? ¿Y no es<br />
cierto acaso que un indigente enfermo de los ojos está condenado a la ceguera, por no poder costearse la<br />
operación que le repondría la vista? ¿Significa eso que la medicina es sólo cosa de quien puede<br />
pagársela? ¿Sería lícito condenar a nuestros médicos como charlatanes embaucadores por no dedicarse<br />
al oficio más trascendental del mundo de forma absolutamente gratuita? Por supuesto, la respuesta es no.<br />
En una sociedad consumista, es lógico que un profesional cobre unos honorarios por su tiempo y su<br />
trabajo. Es lógico que un médico cobre por su trabajo, como lo es que lo haga un parapsicólogo o un<br />
vidente. Pero ¿y si el médico receta fármacos por cuya venta se embolsa un porcentaje? ¿Y si el cirujano<br />
exagera su diagnóstico para poder cobrar la millonaria factura del quirófano? ¿Y si en el hospital utilizan<br />
a los pacientes para experimentar un nuevo fármaco? ¿Y si la compañía farmacéutica fomenta una<br />
determinada enfermedad para poder comercializar su vacuna?<br />
Lamentablemente lo mismo ocurre en el mundo de la política, en el mundo de la industria militar, en<br />
el mundo de las finanzas... o en el mundo esotérico.<br />
Un día, aquel joven ingenuo descubre que, algunos de sus mitos, no sólo ya no buscan la Verdad<br />
(imagino que lo hicieron algún día) con sus libros, programas o conferencias, sino que su objetivo es<br />
mucho más prosaico y cercano... pagar las facturas a fin de mes. Porque incluso los ufólogos, ocultistas<br />
y parapsicólogos más célebres consumen luz eléctrica y agua en sus casas. Y el alquiler, y la bolsa de la<br />
compra, no pueden ser objeto de trueque a cambio de una disertación sobre las Piedras de Ica o el<br />
Monstruo del Lago Ness... hasta los esoteristas más célebres deben usar el dinero. Y eso no es malo, es<br />
inevitable. Y uno conoce un día a Antonio José Alés, aquel fantástico profesional de la radio, de voz<br />
grave y tono pausado, que tantas noches de fantasía y misterio nos obsequió a todos. Y, entre copa y<br />
copa, el legendario autor de las "Alertas OVNI de la SER", le confiesa que no cree en los OVNIs, ni en<br />
el Más Allá, ni en los fantasmas... ni en nada de lo que cuenta. Y uno se contagia de aquel desencanto,<br />
porque descubre que aquellos fantásticos relatos nocturnos, que creía informes sobre auténticos casos<br />
reales, eran sólo eso, relatos fantásticos. Al menos para su autor, que se justificaba con un "a mi edad,<br />
no me voy a poner a hacer radio deportiva, y esto me da para vivir". ¿Quién puede reprochar esa<br />
actitud?<br />
Y uno termina por conocer al admirable Profesor Darbó. Aquel enigmático parapsicólogo de la eterna<br />
perilla, cuya extensa bibliografía sobre posesiones, hipnosis, parapsicología, siempre "en profundidad",<br />
había devorado en su ingenua adolescencia. Y se recuerda memorizando cuadernillo a cuadernillo, y<br />
cinta a cinta, su magno Curso de Parapsicología en el ICPHA. Y casi con idénticas palabras que el<br />
radiofónico Alés le espeta en el alma esa terrible confesión. El "Teacher" tampoco cree en las<br />
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posesiones, ni en la hipnosis, ni en la parapsicología, ni en los ovnis "ni creo en nada de eso, pero a mí<br />
me da para vivir…". ¿Puede alguien cuestionar esa lícita actitud? Si un profesional trabaja por lo mismo<br />
que trabajan todos los profesionales de todos los oficios —por dinero— quien esté libre de pecado (y no<br />
acuda a su empleo por el sueldo) tire la primera piedra. Sin embargo, que sea lícito no evita que para un<br />
ingenuo adolescente, que piensa que los "grandes del misterio" se creen lo que dicen, resulte<br />
descorazonador.<br />
Pero vayamos más allá. ¿Y si el profesional no sólo hace su trabajo (divulgar un misterio) sino que,<br />
como el médico que no cura sino favorece unos síntomas, lo provoca? Me explico. A mi juicio es muy<br />
lícito que un investigador o un divulgador viva (o lo intente) de su trabajo. Pero la labor de un<br />
investigador honesto es luchar contra el misterio, es decir, resolver los misterios, no crearlos.<br />
Naturalmente es muy lícito que Alés cobrase (como cualquier otro profesional de la radio) por sus<br />
multitudinarias Alertas OVNI... pero ¿es lícito que fomentase conscientemente fraudes en el Palacio de<br />
Linares para publicar reportajes sobre el tema? (entre otros engaños paranormales; ver EL OJO<br />
CRÍTICO <strong>Nº</strong> 0). Por supuesto considero lícito que el Prof. Darbó cobre el merecido sueldo que percibe<br />
por sus libros, programas o su revista (Karma-7) pero... ¿es lícito que fomente conscientemente mitos en<br />
los que no cree, como el "pitufo" capturado en los bosques de Gerona? Yo no lo sé.<br />
Y aun voy más allá. Por supuesto es lógico que un medio de comunicación informe sobre todo tipo de<br />
investigaciones, teorías y conjeturas. Pero, ¿resulta ético que un medio especializado fomente<br />
deliberadamente un determinado estado de opinión sobre un tema, con objeto de favorecer<br />
comercialmente a terceros?<br />
Pondré un ejemplo. En los últimos 3 meses (abril, mayo y junio de 1998) una conocida revista<br />
esotérica ha dedicado 2 portadas y 3 reportajes centrales a Egipto. ¿A qué obedece ese repentino interés<br />
por cuasi-especializarse en los misterios faraónicos? ¿Acaso se ha producido algún descubrimiento<br />
trascendental en el país de las pirámides que merezca tal monopolización de contenidos en la revista de<br />
Enrique de Vicente? Al leer los artículos, todos ellos firmados por D. Manuel José Delgado, se<br />
sorprende al reconocer los mismos contenidos y fotografías que el autodefinido "piramidólogo más<br />
famoso de Europa" (sic) ya había publicado en otras revistas como MÁS ALLÁ y ENIGMAS o, según<br />
afirman algunos egiptólogos (licenciados de verdad, y no pirámidólogos de "Todo a 100") simplemente<br />
ha plagiado. (Por mi parte sugiero la lectura del artículo sobre La Gran Pirámide publicado en la <strong>Revista</strong><br />
de Arqueología <strong>Nº</strong> 179 —marzo 1996— y superponerlo con el último artículo de Delgado en AÑO<br />
CERO antes citado). ¿Por qué entonces esa ingente dedicación de páginas a fomentar los misterios<br />
egipcios? ¿Acaso Delgado consiguió engañar al director para plagiar sus propios textos volviendo a<br />
cobrarlos (cosa que me parecería muy lícito en un investigador independiente que deba costearse sus<br />
trabajos)?. No, la respuesta, decepcionante, se encuentra en las páginas 35 del número 95, y 63 del<br />
número 94. Todo ese despliege "informativo" (yo diría desinformativo) dirigido a fomentar una imagen<br />
esotérica, misteriosa y pro-extraterrestre de Egipto es en realidad una excelente operación de marketing.<br />
Se trata de popularizar la imagen de Manuel Delgado y crear la expectativa en los lectores para fomentar<br />
deliberadamente su interés por Egipto, con objeto de vender un "viaje iniciático" a la tierra de las<br />
pirámides.<br />
Merecería todo un reportaje monográfico (ya estamos en ello) analizar los trabajos de Manuel José<br />
Delgado y sus cuestionables teorías sobre Egipto. Consumado viajero, con una dilatada experiencia en<br />
Egipto, ha sido autor de unos videos divulgativos sobre La Gran Pirámide que yo recomiendo a todos<br />
los lectores y que él mismo definía como "el mejor negocio de su carrera", como hasta hace poco<br />
recomendaba la lectura de sus trabajos, que yo he devorado con la fascinación más absoluta. Para mi<br />
traumática decepción, recientemente descubrí la descorazonadora tendencia al engaño y compulsiva<br />
fabulación (en demasiados casos falseamiento deliberado de la verdad) de su autor. Por supuesto, el<br />
acceso nocturno a la Gran Pirámide, a las supuestas galerías secretas, etc., que oferta en sus viajes, como<br />
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una exclusiva fruto de sus contactos políticos, en realidad está al alcance de absolutamente cualquiera.<br />
Basta con pagar los mismos sobornos a los vigilantes o a los inspectores arqueológicos, como hacen<br />
Delgado y otros muchos organizadores de viajes similares. Nadie puede cuestionar, sin embargo, su<br />
meritoria formación autodidacta y heterodoxa sobre el Egipto faraónico, a pesar de que no nos parezca<br />
lícito que se haga pasar por egiptólogo y "Profesor de Egiptología" (hemos presenciado este tratamiento<br />
personalmente en varios viajes a Egipto en su compañía), con objeto de avalar con esa inexistente<br />
titulación, sus opiniones personales, por otro lado tan dignas o tan indignas como las de cualquier<br />
auténtico licenciado en Historia. No seré yo quien fomente la absurda mitificación de una licenciatura<br />
universitaria, como si los licenciados y hasta doctorados, no dijesen tonterías de vez en cuando. Pero<br />
tampoco considero moral, ni necesario, apropiarse de títulos inexistentes para reforzar nuestras<br />
conjeturas y teorías personales. Sobre todo si el objetivo de refrendar esas teorías es la organización de<br />
lucrativos "viajes iniciáticos", sean estos a Egipto, o a la Alpujarra granadina.<br />
Delgado ha ganado muchos millones de pesetas con sus negocios en Egipto (y no exagero en<br />
absoluto), entrando ya en el circuito de agencias y mayoristas para vender sus productos pseudoesotéricos.<br />
¿Resulta lícito este negocio millonario a costa del pasado? Por supuesto que sí. Al fin y al<br />
cabo el Museo de El Cairo y todo el negocio turístico de Egipto mueve sumas mayores de dinero. De<br />
hecho existen otros viajes esotéricos a Egipto, como los coordinados por Ricard Bru, Darbó, Blanco, etc.<br />
Pero hay sólo una diferencia: el móvil del viaje, en este caso puramente lucrativo y sobretodo enfocado a<br />
la mitificación y vanidad personales.<br />
Mientras un museo arqueológico, una universidad o una agencia de viajes fomenta viajes a Egipto por<br />
puro turismo o por pura formación cultural, los viajes de Delgado incluyen "experiencias iniciáticas",<br />
"activación de los chakras humanos en los chakras telúricos egipcios", "regresiones a vidas<br />
pasadas" (casualmente todos han vivido en el Egipto faraónico en otra vida), como, justo es reconocerlo,<br />
ofrecen otros viajes similares. En dos ocasiones tuve la oportunidad de presenciar algunos de esos<br />
bochornosos espectáculos que, por pudor, no detallaré. Naturalmente cada individuo es libre de vivir su<br />
fantasía personal, fabulando reencarnaciones faraónicas mientras se revuelca por la cámara del caos en<br />
la Gran Pirámide, iluminaciones místicas dentro del sarcófago de Keops, o la higiene de sus chakras en<br />
la Isla Elefantina.<br />
Pero esto nos lleva a otro factor, el de las "magias" esotéricas. Delgado sabe que con cada grupo que<br />
lleva a Egipto dispone de una serie de billetes "free", con todos los gastos pagados, que hábilmente<br />
invierte esos pasajes gratuitos en invitar a viajar gratis a los directores de revistas y programas<br />
esotéricos, que luego corresponderán a su invitación, publicando sus artículos y libros, etc. Me consta<br />
que personajes como Iker Jiménez, Lorenzo Fernández, etc., consideran a Delgado un sinvergüenza,<br />
pero el "pacto" entre "caballeros" hace que se establezca la ley de silencios. Unos viajan gratis a Egipto,<br />
y el otro proyecta su imagen y publica sus trabajos en las revistas de los primeros... ¿A quién le importa<br />
que las informaciones que se publiquen sean falsas, tendenciosas y mitificadoras? El caso es respetar el<br />
pacto y no criticar a los "investigadores famosos". Estas alianzas son mucho más frecuentes en el mundo<br />
esotérico de lo que el lector se puede imaginar...<br />
Por otro lado, y por no extenderme más, todas estas actitudes, especialmente comerciales, no hacen<br />
más que empobrecer la ya maltrecha imagen del mundo paranormal. Los Palacios de Linares, los<br />
"pitufos" de Gerona y los "viajes iniciáticos a Egipto" no son más que golosos regalos para los<br />
detractores sistemáticos de lo paranormal. Asociaciones como ARP que, al menos, sólo estafan<br />
presupuestos universitarios (eso sí, más lucrativos que cualquier congreso esotérico) haciéndose pasar<br />
por "escépticos expertos en lo paranormal" para defender el dogma pseudo-científico gracias al<br />
sensacionalismo comercial de quienes aseguran cosas como que "mi descubrimiento de la Cámara<br />
Secreta de La Gran Pirámide podrá darme el premio Nobel" (cita textual de Manuel Delgado); que "en<br />
Gerona dos matrimonios capturaron a un "pitufo" que se subía a los bafles de la radio" (sic) como dice<br />
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el Prof. Darbó, etc. Pero eso no es importante. Al fin y al cabo lo peor que puede ocurrir es que<br />
tengamos que soportar las críticas (en este caso merecidas) de los negativistas profesionales, que podrán<br />
acusarnos de utilizar el misterio sólo como un lucrativo negocio.<br />
No, lo peor es que el mundo de lo paranormal, tan repleto de incógnitas y ambigüedades, es el terreno<br />
más fértil para que abonen todo tipo de psicopatías. Mitos como el de los faraones reencarnados en cada<br />
viajero a Egipto, o fantasmas del Palacio de Linares proclamando auténticos discursos interminables<br />
(dignos del Comandante Castro) en sospechosas psicofonías, encierran serios peligros. Por supuesto una<br />
mente medianamente racional no se dejará influir por esas fantasías (probablemente ni siquiera se dejará<br />
influir por la esotérica publicidad de los viajes iniciáticos a Egipto, ni por los cassettes comercializados<br />
con las psicofonías del Palacio de Linares), pero ¿y si no es una mente racional la que consume esos<br />
productos? ¿Y si se trata de un maníacodepresivo? ¿O de un místico? ¿O de un visionario similar a los<br />
adeptos a la Puerta del Cielo de California, a los Davidianos de Wacco o a los Templarios Solares de<br />
Francia?<br />
En mi humilde opinión, el investigador —y más aún, el divulgador de los fenómenos paranormales—<br />
debe ser total, completa y absolutamente impecable. Bajo ningún concepto, y por ninguna circunstancia,<br />
puede fomentar los mitos y menos aún los fraudes, amparándose en el derecho a la información.<br />
¡Caramba!, existen tantos misterios reales, o al menos no demostradamente falsos, que no es necesario<br />
alentar más mentiras. Considero lícito —y es sólo una opinión personal, como todas las reflexiones en<br />
voz alta de este texto— la profesionalización de la divulgación de estos temas (aunque también la<br />
considero casi imposible), pero debemos ser extremadamente cautos en ese proceso.<br />
Recordemos aquel joven ingenuamente ilusionado por el mundo del misterio. Tras años de feroz<br />
lectura comenzará a hacer sus primeros pinitos en la investigación, redactando breves noticias que,<br />
tímidamente, envía a alguna revista esotérica. ¿A quién no le agrada ver reflejado su trabajo en un medio<br />
de masas? ¿Quién no siente ese cosquilleo en el ego al ver su firma y su foto ilustrando esa información,<br />
para fardar ante los amigos del barrio? A lo mejor hasta le pagan mil o dos mil duros con los que<br />
amortizar el dinero invertido en el autobús, la pensión, o los carretes de fotos y cintas que ha utilizado en<br />
su humilde investigación. Después llegarán los grandes reportajes a todo color, las entrevistas en radio y<br />
televisión, y ese apostolado ingenuo de unos misterios que aún considera de trascendental importancia<br />
para la humanidad. Más tarde dará sus primeras conferencias, donde docenas de ojos clavados en él<br />
escucharán atentos sus palabras, y tal vez otros apasionados por el misterio, más jóvenes o más ingenuos<br />
que él, también fomentarán su ego pidiéndole autógrafos o hasta hacerse una foto juntos... Y de no estar<br />
constantemente atento a sus emociones, un día descubrirá que su importancia personal ha restado<br />
relevancia a aquellas cuestiones que antes eran fundamentales; el Más Allá, el Universo, o la Mente, que<br />
le hicieron iniciarse en la investigación, y ahora han dejado paso al dinero y la fama que pueden<br />
reportarle afirmaciones (cuanto más dogmáticas y sensacionales mejor) sobre los extraterrestres, la<br />
reencarnación, o la limpieza de chakras en Egipto.<br />
Y lo más lamentable, una vez dentro de ese círculo vicioso puede ser absorbido por una hipocresía<br />
generalizada que convierte a los más famosos o veteranos divulgadores del misterio en "intocables". Al<br />
fin y al cabo, cuestionar a los directores de las revistas especializadas o de los programas esotéricos<br />
puede incluirnos en las "listas negras". Entonces ya no podremos publicar en esas revistas, no seremos<br />
invitados a esos programas ni asistiremos a esos congresos multitudinarios (como sin duda ocurrirá<br />
conmigo tras este escrito). Pero, ¿realmente merece la pena prostituir nuestra conciencia por publicar un<br />
artículo o dar una conferencia? ¿Compensa verdaderamente divulgar cosas que sabemos mentiras, sólo<br />
para eclipsar a otros investigadores y obtener más protagonismo (dímelo tú Mahou)? ¿Podemos mirar a<br />
los ojos de esos jóvenes adolescentes que creen lo que escribimos y decimos, si no lo creemos nosotros?<br />
Yo creo que no. Por eso, tras sentir la tentación de publicar estas reflexiones bajo pseudónimo, sabiendo<br />
las enemistades que me acarrearán con algunos "intocables", creo que sería como caer en lo que estoy<br />
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criticando, aunque de esa forma no me vetasen en las revistas o congresos que estoy cuestionando. Mi<br />
nombre es Manuel Carballal y, por supuesto, yo también he sido tentado por la importancia personal y la<br />
comercialización del misterio. Ojalá, si algún día mi ego o mi ambición me hacen caer en esas<br />
tentaciones, algún otro joven e ingenuo investigador sea capaz de denunciar esa situación, como yo lo<br />
hago ahora, con la mejor de las intenciones. Porque no se trata sólo de un producto comercial, sino de<br />
que nuestras palabras forman la opinión y pueden condicionar las creencias de las personas que<br />
realmente creen lo que decimos. Y debemos ser muy amigos de Platón, pero deberíamos ser más amigos<br />
de la Verdad...<br />
NOTA: Este artículo se publicó originalmente en la revista EL OJO CRÍTICO, en el verano de 1997.<br />
Inmediatamente Manuel Carballal fue expulsado de todas las revistas esotéricas —a excepción de Más<br />
Allá— por haber cuestionado a los "intocables" colaboradores, directores y directores adjuntos de<br />
revistas como ENIGMAS, KARMA-7 o MÁS ALLÁ. Recientemente, con la expulsión del Prof. Darbó<br />
como director de KARMA-7, el nuevo director de dicha revista, Josep Guijarro, levantó el veto que<br />
Darbó había impuesto a Carballal, quien sigue expresamente censurado en otras revistas comerciales por<br />
su rebeldía para con el "pacto" de no cuestionar a los "investigadores" y periodistas esotéricos, famosos<br />
y "respetables".<br />
RECOMENDAMOS...<br />
Visitar el sitio http://fundacionblavatsky.org, un sitio web de teósofos hecha con profesionalismo y<br />
dignidad. Habida cuenta de las distintas corrientes que campean por la Teosofía, es interesante acceder a<br />
un sitio profusamente documentado para conocimiento de iniciados y legos.<br />
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tiene planeado nuevas reediciones, toda vez que —como ustedes saben— estamos<br />
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Con el asesoramiento de importantes abogados, se analiza en este práctico libro qué<br />
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SAN LA MUERTE: TRADICIÓN, RITUALES Y ORACIONES<br />
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En Argentina:<br />
Si se desea recibir por correo común: Agregar $ 4 al monto enviado<br />
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Consultar cada caso en particular.<br />
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Caja de Ahorro <strong>Nº</strong> 2650-3907270516 (Sr. Alberto Enrique Marzo)<br />
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de la dirección física donde desea el envío).<br />
Resto del Mundo:<br />
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Entre Ríos<br />
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15/03/2007
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15 de octubre de 1985 e inscripta en la Superintendencia de Enseñanza Privada dependiente del<br />
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