revista octubre

Sui generis, es el término para describir lo que distingue
electoralmente a Yucatán, la entidad con mayor
participación en las pasadas elecciones del 1 de julio.
Tres de cada cuatro de los 1.33 millones de yucatecos
inscritos en la lista nominal de electores acudieron a las urnas.
Primera sorpresa: de acuerdo con el INEGI, un tercio de
los casi dos millones de habitantes de la entidad peninsular
hablan maya (de hecho, es su primera lengua, incluso antes
que el español) y más del 80% vive en la zona urbana, no
obstante que la mayoría de los 106 municipios –de acuerdo a
los estándares fijados por el Consejo Nacional de Población–
son rurales. Un millón de yucatecos acudió a las urnas para
votar en las elecciones federales y también, para elegir a
sus nuevas autoridades. Una reforma electoral promovida por
Ivonne Ortega homologó los calendarios electorales pero
recortó su periodo de gobierno a cinco años y dos meses. Los
2,404 centros de votación que abrieron ese 1 de julio eran un
pandemónium. Las filas de ciudadanos que esperaron su turno
para sufragar pasaban del mundo de las coaliciones, que
fue la elección federal, al de las candidaturas comunes. Y es
que la legislación local descarta las coaliciones, a menos que
sean totales, pero contempla las candidaturas independientes,
aunque en esta ocasión nadie solicitó su registro, para
competir por la gubernatura. El cómputo electoral fue reflejo
de lo desconcertante que puede resultar el ejercicio de votar
en Yucatán. De un lado, en las urnas del IFE, Enrique Peña
Nieto superó a Josefina Vázquez Mota por 27,500 votos. Y
los candidatos de la alianza PRI-Partido Verde ganaron tres
de los cinco distritos electorales, pero el PAN se impuso en
las elecciones para el Senado de la República, por 21,500
sufragios. ¿Voto dividido? ¿Voto diferenciado? Para nada, a
la luz de las estadísticas oficiales. Y es que mientras que para
la elección presidencial apenas hubo 21,000 boletas anuladas
(1.99% de la votación), en el cómputo para senadores se
triplicaron, hasta alcanzar 66,700 papeletas inválidas. Un
golpazo, literalmente, pues Felipe Cervera Hernández, hijo
del mítico cacique priista Víctor Cervera Pacheco, resultó
severamente afectado por la confusión… o la deslealtad de
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algún sector del priismo. Y es que en las elecciones locales,
el PRI ganó más de 60 municipios y 12 de 15 distritos locales,
además de la gubernatura. Un triunfo rotundo que sin embargo
no se vio reflejado en la elección de diputados federales y
senadores. La confusión de los votantes yucatecos afectó a
los candidatos de la alianza PRI-Partido Verde. Terriblemente,
pues además de quitarles un senador de mayoría, les hizo
perder la alcaldía de Mérida, la joya de la corona, en los
comicios locales. El PAN derrotó al PRI por más de 40,000
votos de diferencia. Otra de las rarezas electorales de la
entidad yucateca: la Constitución local mandata a la elección
de regidores y quien encabeza la planilla se convierte en
presidente municipal, en automático. Pero hay cuatro clases
de cabildos: los compuestos por cinco, ocho u once regidores,
de acuerdo a su densidad poblacional… y Mérida, que tiene
20 ediles y un síndico municipal. Los consejeros del Instituto de
Procedimientos Electorales y de Participación Ciudadana han
asignado las regidurías correspondientes a 105 ayuntamientos.
El PAN se llevó 146, por 102 del PRI, 22 del PRD, 16 del
PVEM y seis de Nueva Alianza. Quedó pendiente el resultado
en el municipio de Mama, donde el candidato del PAN obtuvo
927 votos… los mismos que su adversario priista. Concordante
con el fenotipo electoral de la entidad, 83% de los 2,267
electores registrados en esa localidad sureña acudieron a las
urnas. Tras las consabidas apelaciones y un voto por voto
en las casillas, se determinó que hubo 16 votos nulos… y por
lo tanto, el Congreso local deberá convocar a elecciones
extraordinarias. El priista Amado Concepción Hau Chablé
volverá a enfrentar al panista Manuel Hernández Castro,
quien podría recibir el respaldo del perredismo para lograr
este desempate inverosímil.
Alberto Aguirre M.
aam@mexico.com
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