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Dirección: Condominio La Floresta de Huancaro – Dpto B1, Distrito Santiago Cusco – Perú
E –mail procuyes@hotmail.com Teléfonos: 084-9653500, 084-251746, 084-9762348

I Portada
Título: “Cadena productiva del cuye: una valiosa experiencia para
compartir”.
Autor: Vladimir Gil Santos
Organización: Proyecto de mejoramiento de la competitividad
agropecuaria para reducir la pobreza – PRODECO
Andahuaylas y Chincheros.
Dirección: Condominio La Floresta de Huancaro – Dpto. B1, Distrito Santiago -
Región Cusco – País Perú.
E –mail procuyes@hotmail.com procuyes@yahoo.es.
Teléfonos: 084-9653500, 084-9762348, 084-251746
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II Antecedentes
El Departamento de Apurímac de relieve intrincado por los contrafuertes de la
Cordillera de los Andes, esta ubicado en el sur oriente peruano, en medio de
abismos, valles, cumbres, mesetas y cañones que dan origen a una gran diversidad
de climas, desde los tropicales en las profundidades de sus valles, hasta los
templados en las altipampas, sus ríos profundos como el Apurímac (que le da el
nombre al departamento) forman una de las más profundas depresiones del
continente americano; en esta difícil geografía habitan alrededor de medio millón de
personas, que interconectaron con serpenteantes caminos carrozables parte de los
20,654 kilómetros cuadrados de su extensión. (1.6% del territorio Nacional).
Hacia mediados del siglo XVII en Apurímac se establecieron las haciendas, los
primeros hacendados fueron los jesuitas, corregidores y caciques; este sistema
originó desigualdades económicas entre la población apurimeña, convirtiéndose los
hacendados en la institución dominante y los campesinos en marginada y explotada.
Históricamente la agricultura y la ganadería (camélidos sudamericanos) fueron las
principales actividades económicas de su población aborigen, posteriormente una
nueva ganadería propendió a desarrollarse con la introducción de especies como el
ganado ovino, vacuno y equino que se adaptaron al medio.
El periodo republicano, no tuvo mayores incidencias sobre la tenencia y explotación
de la tierra, a pesar de la dación y existencia de decretos que amparaban al
campesino y las comunidades (Bolívar 1825-1826, La Mar 1829), las haciendas se
extendieron y cohesionaron aun mas, debido a que los intereses y la toma de
decisiones provenía de gobiernos de corte constitucional republicano y Apurímac
tenía en sus representantes intereses definidos.
Esta desigual distribución de la tierra, con algunos cambios se mantuvo hasta la
década del 70; una importante “acción legal” trató de cambiar el sistema de
tenencia: La Ley de Reforma Agraria 17716 afectó solo al 5% de los propietarios
grandes, dejando al margen a las comunidades campesinas que albergan la mayor
población del departamento, provocando un reacomodo dentro de los intereses de
las clases dominantes locales.
De los 120,000 hogares que comprende el departamento, el 65% cuenta con
abastecimiento de agua, solo el 18% con servicio de desagüe, el 60% con
alumbrado eléctrico y apenas el 5% con servicios de teléfonos fijos. El 65% de los
hogares acceden a un programa de asistencia social.
La tasa de analfabetismo en zonas urbanas alcanza el 30%, mientras que en las
rurales el 45%, no obstante que hoy se llega al 85% de asistencia a la educación
primaria, ésta decrece al 75% en secundaria. La tasa de desnutrición crónica supera
el 50% y la mortalidad infantil el 7.1%.
Los escasos ingresos económicos que perciben, provienen en parte de la venta de
papas, su principal cultivo, que debido al carácter de estacionalidad de siembras y
cosechas, sus precios de venta son muy bajos, al punto de no cubrir sus costos de
producción, agravando así la situación de pobreza. El otro rubro menos importante
de ingresos pero más seguro por el comportamiento histórico de sus precios
proviene de la venta de cuyes vivos.
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La ciudad capital del departamento es Abancay, situada a 13°38'32" de latitud sur y
72°52'54" longitud oeste y a 2,377 m.s.n.m, de clima templado con un promedio de
15°C. Otras ciudades importantes son: Andahuaylas, Chincheros, Curahuasi y
Chalhuanca.
La ciudad de Andahuaylas la más moderna del departamento (escenario de la
experiencia) se levanta en la región Quechua sobre los 2,980 m.s.n.m y posee un
clima ligeramente frío. Su iglesia principal es la Catedral de San Pedro construida en
base a arquitectura colonial. En su Plaza de Armas destaca la pileta construida de
una sola piedra.
Indudablemente no todo podía estar referido a temas tan adversos como la pobreza
generalizada de su población rural. En el esfuerzo por revertir esta inadmisible
situación, cuentan los propósitos institucionales de Gobiernos Locales a través de las
Oficinas Municipales de Promoción Empresarial OMPE, entidades de cooperación
internacional y organizaciones de productores de cuyes – protagonistas de esta
experiencia (octubre 2004 – octubre 2005).
Los Gobiernos Locales han venido desarrollando en la práctica competencias y
funciones, en parte relacionadas con las demandas y necesidades de
organizaciones productivas y empresariales, promocionando alternativas para la
generación de recursos económicos a través del aprovechamiento productivo de
recursos en general o como respuesta a los impactos de desarrollo económico
regionales.
Indistintamente de los orígenes que impulsaron los cambios en las tendencias de los
Gobiernos Locales hacia el desarrollo, se debe reconocer los avances en la
transferencia de competencias efectivas derivadas del proceso de descentralización,
el fortalecimiento de la democracia participativa y el nuevo rol de las
municipalidades en la promoción del desarrollo económico local que permitan
mejorar la calidad de vida de la gente.
La Ley Orgánica de Municipalidades determina que los Gobiernos Locales deben
promover actividades empresariales con criterio de justicia social, estableciendo
funciones específicas en materia de planificación del desarrollo económico,
organización y acondicionamiento territorial, concertados con sectores públicos y
privados, en cuyo marco se suscribió el convenio entre las municipalidades y el
PRODECO.
III Caracterización de la experiencia.
El sistema de producción de cuyes a nivel de UEF se restringe a crianzas
tradicionales, cuyo principal componente es de tipo socio cultural (consumo de su
carne reservada para ocasiones especiales: rituales sociales, agrícolas y religiosos).
La crianza de pequeñas poblaciones de cuyes criollos o nativos, muy rústicos y
adaptados a las condiciones climáticas, carentes además de un adecuado manejo,
que deriva en bajos niveles de producción es una costumbre ancestral.
La importancia de la crianza de cuyes en el seno familiar radica en el propósito de
contribuir a la mejora de la dieta alimenticia, disponiendo así de una fuente proteica
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de origen animal a bajo costo y fundamentalmente de alto valor de intercambio para
generar ingresos económicos.
La selección negativa (sacrificar animales grandes) es una práctica común que en el
largo plazo conlleva sistemáticamente a la disminución de su tamaño, porque el
nuevo reproductor que se desarrolla en reemplazo del macho dominante anterior
provendrá forzosamente de crías que por azar sobrevivieron y no de una selección
previa de caracteres deseados.
Los insumos alimenticios empleados por lo general son forrajes, residuos de cocina y
cosechas, el lugar destinado a la crianza casi siempre es la cocina donde el calor del
fogón protege a los animales de los cambios de temperatura que caracterizan la
región andina.
El proyecto busca generar el encuentro entre la demanda y la oferta de productos
agropecuarios para aumentar los ingresos económicos de las Unidades Económicas
Familiares de la zona de intervención, mejorando su competitividad en respuesta a
oportunidades de mercado y aprovechando las ventajas comparativas de la zona,
con el apoyo de estructuras municipales fortalecidas, bajo el enfoque de cadenas
productivas.
Su implementación contó con servicios de consultores nacionales, responsables de la
capacitación, asistencia técnica a nivel de UEF y la formación de Expertos Locales EL
beneficiarios de semi becas – trabajo del programa de fortalecimiento de
capacidades locales del PRODECO, para posteriormente convertirse en proveedores
de asistencia técnica.
El fortalecimiento organizacional: objetivo del Proyecto, permitió la formalización de
21 asociaciones de productores y 10 comités organizados para la comercialización
de cuyes. El total de productores registrados alcanza a 3,905 personas de las cuales
1,840 son mujeres y 1,808 varones considerando entre ellos a 257 productores
afectados por la violencia política.
IV Situación inicial
En Andahuaylas y Chincheros, más del 95% de los productores, enfrentan factores
limitantes de la producción, principalmente la escasez de recursos forrajeros
derivados de la actual configuración de la tenencia de la tierra, la micro parcelación,
las formas ineficientes de aprovechamiento de los recursos hídricos y la falta de
infraestructura para riego. La producción de cuyes está ligada a la disponibilidad de
forrajes, siendo mayor en la época de lluvias y disminuye en época de estiaje.
El segundo factor limitante de la producción lo constituye la precariedad de la
infraestructura productiva, es decir instalaciones inadecuadas y deficientes, pese a
existir recursos materiales para la construcción de galpones, pozas y jaulas que
permitirían un adecuado control de las variables ambientales en su interior.
El tercer factor limitante corresponde a las restricciones en el acceso a la
información sobre oportunidades de mercados; este tema es un problema de
carácter estructural en la región, el Estado representa un gran ausente y los
servicios de radiodifusión privada, difunden música estridente; pese a tener
audiencia en el sector rural, no incorporan programas de interés agro- comercial.
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El cuarto factor es la baja calidad genética de sus cuyes, por lo general se trata de
pequeñas poblaciones con alto grado de consanguinidad, que son objeto de escasa
atención e inadecuado manejo, su crianza se realiza en grupos sin diferenciar clases,
edad y sexo, razón por la que la mortalidad en crías es elevada. Todo ello constituyó
el punto de partida para implementar la propuesta institucional.
Las cadenas productivas por definición son un conjunto de actividades económicas
interrelacionadas por el mercado, desde la provisión de insumos, elaboración de
productos, transformación y comercialización hasta llegar al consumidor final, cuyos
agentes económicos se encuentran articulados en términos de tecnología,
financiamiento o capital con la finalidad de mejorar su competitividad bajo
condiciones de equidad.
Tres elementos caracterizan una cadena productiva: el mercado, la competitividad y
la equidad, bastaría la ausencia de uno de ellos para desvirtuar el concepto.
Indudablemente, los insipientes eslabonamientos que articulan esta actividad en la
provincia de Andahuaylas, configurando un escenario caracterizado por inequidades,
donde la peor parte la asumen los productores y las mayores utilidades los
intermediarios que constituyen una red bien organizada de acopiadores con un
objetivo concreto: mantener bajos los precios de los cuyes.
El acopio la realizan cinco mujeres con un accionar inequívoco, todos los domingos
muy temprano operan en la feria local abordando a cada productor o productora
que lleva cuyes en mallas sintéticas; con gestos despectivos preguntan: ¿por qué
has traído cuyes tan pequeños y tan flacos? en tono afirmativo “Hoy día trajeron
demasiados cuyes - por eso el precio esta bajó” y luego las frases finales: “Al barrer
te pago S/. 5.00 Soles uno con otro” (cuando el precio es S/. 7.50). Ante tan
distorsionada percepción sobre la calidad de los animales y el apuro de los criadores
por venderlos, muchos caen atrapados en la red de los intermediarios.
Concretada la operación, los intermediarios trasladan su mercadería para ofrecerlos
a mejores precios y no con sorprendente cinismo ofrecer machos y hembras como
reproductores, describiendo supuestas cualidades de los progenitores que venden,
refiriéndose al número de dedos o razas inexistentes como los famosos “mauro
mina”.
La población urbana tiene un marcado hábito por el consuno del cuye
constituyéndose en un interesante mercado, lo que más adelante nos sugirió
identificarlo como un primer objetivo comercial, no solo por los volúmenes de
comercialización sino también por los precios que indudablemente se lograrían
sincerar con la aplicación de algunas estrategias de mercadeo.
El Proyecto advirtió la comercialización como el “cuello de botella” realidad que
debíamos enfrentan; formulamos un “Plan de Negocios” que en la primera etapa
proponía concentrar esfuerzos en la conquista del mercado dominical local para
generar transacciones directas entre productores y consumidores.
La segunda etapa proponía la conquista del mercado regional del Cusco. Se
manejaba información confiable sobre demandas reales a nivel de restaurantes;
nuestra fuente provenía del estudio de mercado efectuado por el Proyecto Corredor
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Económico Puno – Cusco, que hacia referencia a un lugar específico: las “cuyerías
de Tipón” con una demanda de 2500 cuyes semanales.
V Proceso
El proyecto apostó en que la oferta de cuyes proviniera del conjunto de productores
organizados aun sabiendo que sus capacidades de una oferta sostenible eran muy
difíciles teniendo en cuenta las limitaciones referidas. La situación se mostró más
compleja al constatar la escasa cultura empresarial de los productores, pero
asumieron el reto de producir y vender, aprobaron el cronograma de sacas que
representaba compromiso serio.
El éxito de la primera expedición dependía en gran medida de la capacidad de
persuasión y la confianza de los Expertos Locales a los criadores para que
entregaran al crédito sus productos. Para las familias campesinas, los cuyes
representan un recurso de alto valor de intercambio en la principal feria dominical
de Andahuaylas, considerada además la tercera a nivel nacional después de la Feria
de Coto coto en Huancayo - Región Junín y la de Juliaca en la región Puno
El 27 de abril del 2005, muy temprano llegaron las primeras jabas de cuyes, algunos
EL habían olvidado el lugar de concentración (el terminal terrestre de una de las
empresas de transporte) no dudaron en llevarlos hasta las oficinas del Proyecto, se
iba generando un ambiente poco habitual, sin embargo era simplemente parte de
los detalles no manejados en términos de información a quienes participaban de la
primera expedición.
La consigna era embarcar cuyes gordos con pesos superiores a 1.0 kilo, ello
garantizaría no solo la posibilidad de lograr mejores precios sino el inicio en el
esfuerzo por lograr una imagen que mas adelante permitiera un posicionamiento
relacionado al lugar de procedencia de los cuyes. La propuesta era muy sencilla
“cuyes de Andahuaylas = cuyes muy buenos”, sin embargo la consigna no se
logró; cada jaba contenía animales de diferentes tamaños, edades, sexos, tipos y
colores.
En vista de tal heterogeneidad del producto que intentábamos colocar, optamos por
un último recurso: reclasificar los cuyes en base al peso, esta práctica la hicimos a
menos de 2 kilómetros de Tipón, mientras unos reclasificaban dos pequeños grupos
salieron a establecer los primeros contactos a manera de recojo de información
básicamente referida a precios.
Instantes después el cargamento llegó a su destino: estábamos en el centro mismo
de Tipón, el primer grupo ya había establecido contacto con un “señor” un pequeño
empresario de la industria culinaria que tenía la reputación de liderar el mercado de
cuyes al horno. Luego de dialogar con los EL, llegaron a un acuerdo: El “señor”
compraría todos los cuyes, entonces empezó un juego de manos hasta entonces
poco conocido.
El “señor” de Tipón, con una mano cogía los cuyes por la nuca y con la otra
suavemente pasaba por la grupa para clasificarlos “a su manera” la sorpresa de la
gente era evidente, el director del Proyecto que acompañaba a la expedición,
observaba cómo los EL miraban la habilidad de las manos de ese “señor”, cada
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movimiento de sus manos significaba en cuestión de segundos soles más o soles
menos. La primera partida nos ganó ese “señor”.
Un segundo grupo y de manera simultanea negociábamos con otro empresario. Los
avances eran informados minuto a minuto al director. La idea era “abrir el juego
hacia otro lado” en busca de mejores precios, en efecto ese objetivo se logró no sin
cierta dificultad, el problema radicaba esencialmente en el lenguaje; este otro
empresario hablaba de “cuyes extra y cuyes de primera”, rápidamente nos
advertimos a lo que se refería, los extras eran cuyes machos cebados y en “caja
sellada” los de primera eran simplemente cuyes gordos indistintamente del sexo.
Al terminar la primera partida de ese juego de manos, nos dirigimos a Oropesa, un
pintoresco distrito de la provincia de Quispicanchi – Cusco, cuya economía gira en
torno a la panadería artesanal, nuestra curiosidad no pudo detener el deseo de ver
como se hornean gigantescos panes, satisfecha nuestra curiosidad nos juntamos
alrededor de una mesa para analizar los pormenores de esta primera experiencia, a
reconstruir cada detalle en el intento de conquistar un mercado para cientos o miles
de familias campesinas que aguardaban los resultados de nuestra expedición.
En una breve reunión empezó lo mejor, cada uno de nosotros reflexionamos en voz
alta, hablamos sobre nuestras percepciones del mercado que acabamos de conocer,
de contrastar las adversidades que significaría estar en ese lugar disputando
preferencias con otros productores de zonas desconocidas, en cada intervención era
evidente la expectativa que significaba este inicio, implícitamente asumimos un serio
compromiso con nosotros mismos, con los empresarios de Tipón y con las
organizaciones de productores de Andahuaylas y Chincheros en Apurímac.
VI Situación final
Las respuestas de las organizaciones a la propuesta institucional no se dejó esperar;
en solo un año de trabajo compartido, los productores instalaron más de 124
hectáreas de cultivos forrajeros con el “Fondo Semillas” proveniente de un programa
financiado por Proyecto y manejado íntegramente por las OMPE, permitiendo con
ello incrementar la oferta forrajera que representaba uno de los principales factores
limitantes de la producción.
Se impulso la construcción de infraestructura productiva para la crianza,
registrándose un total de 124 galpones entre nuevos y acondicionados y 153 pozas
con las dimensiones técnicamente recomendadas.
La población de cuyes actualmente supera los 25,464 animales, considerándose en
esta cifra adultos, lactantes y destetados, en franco proceso de mejoramiento
genético; sumado al incremento de la oferta forrajera, mejoras en la infraestructura
productiva y manejo se espera alcanzar mayores niveles de productividad.
Solo en el bimestre mayo – junio del 2005, las organizaciones de productores
vendieron un total de 2,318 cuyes (entre reproductores y animales para carne) a
S/.8.50 Nuevos Soles por encima de los precios registrados antes de la intervención
del Proyecto, los ingresos de este período totalizaron S/.19,703.00 Nuevos Soles.
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La idea de negocios se expandió más allá de toda expectativa – el mercado
dominical se empezó a abarrotar de animales de mayor tamaño y los precios
también mejoraron como respuesta de la percepción de los consumidores por la
calidad de los cuyes.
VII Lecciones aprendidas
Evidentemente la importancia de esta experiencia no solo radica en las cifras
alcanzados o las mejoras en el nivel de ingresos de las Unidades Económicas
Familiares y contribuir a la seguridad alimentaria, sino fundamentalmente en la
mejora de la autoestima de los campesinos y en particular de las mujeres por
contribuir a la generación de ingresos para sus familias, entendiendo que más del
50% de los productores son mujeres.
Aprendimos que en el trabajo con organizaciones campesinas resulta de
fundamental importancia escuchar a todos los actores desde el primer momento de
la planificación e involucrarlos en la toma de decisiones, para ejecutar lo que
realmente se puede y debe hacer, recién cuando las personas sienten que se les
toma en cuenta en las decisiones que les conciernen, asumen verdadero interés,
colaboran y participan en los procesos de cambio.
Todo desenvolvimiento socio económico en el sector rural, debe tener como punto
de partida el mayor conocimiento posible de la realidad, no basta la diversidad de
percepciones de quienes participan en la facilitación de los procesos de cambio; se
requiere un cabal entendimiento de la problemática subyacente para diseñar en
conjunto las alternativas reales de desarrollo, tomando en cuenta la diversidad de
sus recursos, excluyendo preferentemente componentes externos que impliquen
encarecer las iniciativas productivas.
El entorno rural involucra recursos cotidianamente no tomados en cuenta, sin
embargo en realidades económicas como las Apurímac, éstos deben ser utilizados
con el mayor ingenio posible, toda la infraestructura productiva para la crianza de
cuyes debe construirse con cimentación de piedra, paredes de adobe, techo de paja,
éstos materiales en nada restarán la productividad de los animales, por el contrario
un buen diseño permitirá una mayor competitividad.
Aprendimos a no vernos como rivales sino como potenciales aliados en el propósito
de conquistar mercados, que su capacidad de producción individual no podía
atender las inmensas demandas de los mercados y que los acuerdos generados son
de estricto cumplimiento.
Empezaron a ver nuevas posibilidades de mercado que antes no se habían
percatado y aún cuando lo hubieran hecho, su conquista no dependía de esfuerzos
aislados sino de la suma de voluntades de todos ellos, aprendimos entonces que
organizados podíamos llegar más lejos y que la cooperación era fundamental hoy
más que nunca.
Aprendimos a utilizar nuevas estrategias de promoción de productos; en cada feria,
exposición y concurso que organizaban diversas entidades, no faltaban los
productores para mostrar sus mejores ejemplares y promocionarse, ello conllevaría
a nuevas ventas.
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BIBLIOGRAFÍA
1. Gonzáles Ríos, José: Sistematización de experiencias de proyectos de
desarrollo. IIUR UNSAAC Cusco 2001.
2. Gil Santos, Vladimir: Producción comercial de cuyes. Editorial Latina –
Cusco Perú 2004.
3. Jara Holliday, José: Para sistematizar experiencias. San José Costa rica
1994.
4. Selener Daniel, Zapata Gabriela y Purdy Chrishtopher: Manual de
sistematización participativa: Documentando, evaluando y aprendiendo de
nuestros proyectos de desarrollo. Instituto Internacional de Reconstrucción
Rural. Quito Ecuador 1997.
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