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Presentación - TransAndalus

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PÁGINA 26<br />

Artículos<br />

Todas y cada una de las personas con las que tuvimos<br />

algún encuentro durante la Contrarreloj comentaban<br />

el tema de que la fecha escogida no era la idónea. Algunos<br />

dan por hecho que todos estos problemas se<br />

podrían haber evitado haciéndolo todo en otra época,<br />

o habiendo aplazado el reto para cuando las condiciones<br />

meteorológicas fueran más favorables. Hubiera<br />

estado bien tener otra opción o un segundo coche de<br />

apoyo, pero no fue así, lo cierto es que cuando no te<br />

dedicas a esto de forma profesional y cuando la disponibilidad<br />

de la gente que participa depende de su trabajo,<br />

no tienes elección y la única opción es tirar adelante<br />

con lo que venga.<br />

Foto: unos macarrones en un tupperware. Hay<br />

que reponer fuerzas en un momento de descanso.<br />

Si bien nuestra preocupación por el bienestar de Fran<br />

siempre estaba de trasfondo en nuestros pensamientos,<br />

no todo era preocupaciones, la contrarreloj dio<br />

lugar a muchas situaciones que nos hicieron pasarlo<br />

muy bien, reírnos y disfrutar. Ante los problemas el<br />

remedio fue el optimismo, éste venía con nosotros en<br />

el equipaje y nos acompañó durante todo el camino.<br />

Siempre había lugar para una broma o un chascarrillo.<br />

Aún lo recuerdo y me río... parados en Benalmádena,<br />

en Estepona nos prepararon comida para que la cogiésemos<br />

sobre la marcha, pasta sobre todo para<br />

asentar el estómago de Fran. Con las prisas con las<br />

que íbamos no caímos en coger cubiertos, y claro,<br />

estos estaban dentro de las 'cosas prescindibles' cuando<br />

hicimos el cambio de coche.<br />

Contrarreloj Al-Andalus<br />

Unos de los cristales intercambiables de las gafas de Fran<br />

fue lo que hizo las veces de cubierto, más que comer,<br />

antes de nada debía 'pescar' la comida. 'Gaizka, te dije que<br />

no echaras la cubertería buena que no merecía la pena' y a<br />

pesar de todo risas, risas y más risas.<br />

El coche era un batiburrillo de artículos, un desorden organizado<br />

que no hubiera desentonado aparcado en un<br />

mercadillo o rodando por la carretera para coger el ferry<br />

a Tánger. Las cosas las llevábamos en cestas en las que la<br />

mercancía iba distribuida con mucho cariño, y que en un<br />

principio, situadas en la furgoneta podías distinguir donde<br />

estaba cada cosa a un golpe de vista. Para meterlas en el<br />

coche tuvimos que jugar al tetris y Gaizka, persona previsora<br />

y organizada por naturaleza y del que también he<br />

aprendido muchísimo, no quedó muy contento con la<br />

primera ubicación de las cosas, así que cuando la situación<br />

de Fran nos dio cuartelillo, lo sacó todo del coche y lo<br />

reubicó de forma más óptima. Era digno de admiración<br />

sacaba y reubicaba cosas dentro de las cestas pero sin<br />

parar de atender a Fran. Esta situación se dio un par de<br />

veces más, y además lo hacía de forma innata era curioso<br />

verlo. Al final quedó patente que el coche no daba más de<br />

sí, y tuvo que dejarlo por imposible, el espacio es el que<br />

había, así que terminamos por agudizar la memoria fotográfica.<br />

Si hubiera jugado al juego de encontrar las parejas<br />

después de la contrarreloj habría podido ganar a cualquiera.<br />

Foto: “Sí, dígame?” Una paradita durante<br />

la noche para atender el teléfono.

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