HUMEDALES DE CENTROAMÉRICA - IUCN

Área de estudio
El proyecto se llevó a cabo en la Bahía de Jiquilisco, ubicada en el departamento de Usulután, El
Salvador. La bahía tiene una longitud de costa de 55 Km y ocupa un área aproximada de 400 Km 2 ;
es el estuario-laguna costera más importante de El Salvador y tiene unas 22,912 hectáreas de manglar
(en El Salvador existen unas 39,240 hectáreas de manglar). Comprende 27 islas, las de mayor
extensión son Espíritu Santo, El Arco y San Sebastián y está separada del mar por la Península San
Juan del Gozo.
Métodos
Para la implementación de la campaña de educación ambiental se visitó y coordinó con directores
y maestros de 10 escuelas ubicadas en las comunidades de El Madresal, El Jobal y Península San
Juan del Gozo en la Bahía de Jiquilisco con el fin de presentar y discutir la campaña de educación
ambiental propuesta.
Posteriormente, en cada escuela se desarrollaron charlas participativas, giras de campo, trabajo individual
y colectivo que ayudaron a reconocer las características e importancia de las especies de
mangle, aves comunes y sitios de potencial turístico, visualizando su conservación. Entre las actividades
desarrolladas en la campaña de educación ambiental tenemos:
• Caminatas guiadas alrededor del manglar más cercano a la escuela para conocer y discutir
acerca de la importancia de ecosistema y los recursos contenidos en éste.
• Concursos de pinturas con el tema del manglar en donde los participantes mostraron sus
trabajos y se estimuló la creatividad de los niños participantes.
• Exposiciones y convivios en los que se desarrolló en los niños un espíritu de integración
con el ecosistema.
Para coordinar la Unidad Ambientalista Escolar en cada escuela se procedió a la inscripción de los
alumnos de las escuelas y se hizo un diagnóstico rápido para visualizar las posibles actividades a
realizar en cada lugar.
Resultados
Aproximadamente 900 niñas, 750 niños, 12 maestros y 18 maestras han adquirido conocimientos
acerca de las características, la importancia económica y biológica del manglar.
El trabajo permitió conocer que falta mucha educación para formar una mística de conservación
en la zona.
Las poblaciones de los caseríos donde están las escuelas son pequeñas y su condición económica es
precaria, sin embargo, hay espíritu de superación. Las comunidades educativas son muy pobres, hay
pocos recursos para su trabajo, pero existe interés en participar en acciones de protección del mangle.
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