Tarjuelo, J.M.; Gil, A.; Chillarón, M.; Gascón, J.J.

ESTUDIOS DE MEJORA Y MODERNIZACIÓN DE
REGADÍOS EN CASTILLA-LA MANCHA
J.M. Tarjuelo 1 , A. Gil 2 , M. Chillarón 2 , J.J. Gascón 2 , J.F. Ortega 1
1 Centro Regional de Estudios del Agua. Instituto Desarrollo Regional (I.D.R.)
Universidad de Castilla-La Mancha
Campus Universitario, s/n.
02071, ALBACETE
2 Dirección General del Agua. Consejería de Agricultura y Medio Ambiente.
Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Pintor Matías Moreno, 4
45071, TOLEDO
1. INTRODUCCIÓN
Simposio II “EL agua y sus usos agrarios”
El agua es un elemento esencial para la vida, al tiempo que un factor decisivo para el
desarrollo socioeconómico de las regiones, tanto desde el punto de vista de la
producción agrícola, como atendiendo a aspectos ecológicos, paisajísticos, etc. Esto ha
hecho que en muchas comarcas sea considerada como el principal motor dinamizador
de su actividad productiva (agricultura, empresas de servicio e industriales asociadas,
generación de empleo, turismo, etc.). Estos aspectos han cobrado especial relevancia en
los últimos años, habiéndose generado un amplio debate como consecuencia de la
última sequía, que se ha extendido a diferentes sectores sociales, con lo que se ha
abierto camino la planificación hídrica en un contexto racionalizador del uso del agua.
Debate, por otra parte, muy enriquecedor, aunque no lo suficientemente intenso, si
planteamos el uso de los recursos naturales como una responsabilidad compartida de
una sociedad activa, no únicamente de los gestores políticos, técnicos u otros
estamentos más o menos cualificados (Naredo, 1997).
En los climas mediterráneos son frecuentes los ciclos meteorológicos con periodos
amplios de desastrosas sequías, lo que hace que el agua y su manejo adquieran una
especial relevancia en las zonas semiáridas, como son amplias comarcas de Castilla-La
Mancha, donde el peligro de desertificación es un hecho contrastado. Castilla-La
Mancha, tercera región más extensa de España con unos 82000 km 2 , es eminentemente
agrícola (el sector agrario supone en torno al 12% del Producto Interior Bruto (PIB)
regional, mientras que la media nacional se encuentra en torno al 5%). Todo ello con
una superficie de regadío de solamente el 9% de la superficie total cultivada, cifra muy
por debajo de la media nacional (16%); sin embrago, este regadío aporta el 40% de la
producción final agraria regional. Si a todo esto unimos que la precipitación media
anual es inferior a 400 mm, aunque espacialmente muy variable y con frecuentes e
intensos períodos de sequía y, una ETo anual en las comarcas de riego alrededor de
1200 mm (Elías y Ruiz, 1981), se justifica que en Castilla-La Mancha, el manejo
adecuado de los recursos hídricos disponibles sea un objetivo fundamental, tanto para
los responsables públicos de la gestión del agua como para los agricultores. Esta gestión
racional y responsable es primordial para asegurar la sostenibilidad de nuestros
regadíos, ya que la agricultura utiliza en torno al 80% del agua total consumida.
En este contexto se crea en el seno de la Universidad de Castilla-La Mancha el Centro
Regional de Estudios del Agua, para que con su carácter multidisciplinar incentive de
forma coordinada la actividad investigadora, asesora y docente de los aspectos

elacionados con el uso eficiente y racional de los recursos hídricos, de forma que se
tienda a una gestión integral e integrada de los mismos.
Persuadidos de la importancia de la mejora y modernización de regadíos, que se ha
plasmado legislativamente con la promulgación de planes en el ámbito nacional y
autonómico, Decreto 2/1996 de 16 de enero, por el que se aprueba el programa de
mejora y modernización de los regadíos de Castilla-La Mancha, para caminar hacia un
uso racional y sostenible de los recursos hídricos existentes, se están desarrollando un
conjunto de estudios para analizar la viabilidad de acometer posibles actuaciones en
distintas zonas regables de la nuestra región con problemáticas diferentes. Esos estudios
se encuadran dentro del Convenio de Colaboración entre la Consejería de Agricultura y
Medio Ambiente (Dirección General del Agua) de la Junta de Comunidades de Castilla-
La Mancha y la Universidad de Castilla-La Mancha.
Los estudios realizados se pueden agrupar, en función de sus características, en los
siguientes tipos:
1. Zonas de transformación en regadío ejecutadas por el IRYDA a finales de la década
de 1970. Los criterios de diseño y manejo de la mayoría de estas zonas regables han
perdido su vigencia, debiéndose proceder a su modernización para asegurar,
atendiendo a diferentes criterios, el mejor uso del agua de riego disponible.
2. Zonas de pequeños regadíos de montaña, situadas en cabecera de grandes cuencas,
donde se ha venido realizando un uso histórico del agua. Se trata de zonas donde
cualquier actividad que ayude a conseguir una dinamización del medio rural es
decisiva, convirtiéndose el regadío en un elemento fundamental de cara a la
vertebración del territorio y fijación de la población.
2. OBJETIVOS
El objetivo común a los diferentes estudios es contribuir a optimizar el diseño y el
manejo de las zonas regables, consiguiendo un uso racional del agua. Para ello hay que
incidir en su gestión integral e integrada, considerando aspectos como la legalidad, la
organización administrativa, el manejo de instalaciones, etc. Las actuaciones que se
proponen, para alcanzar una alta eficiencia (económica, social, técnica, etc.) en el uso
del agua, tratan de compaginar el papel del regadío junto a otras actuaciones posibles,
de cara a la conservación del medio rural como un entorno de gran valor natural, social,
cultural, etc., que debe seguir constituyendo un aspecto clave del patrimonio de muchas
regiones españolas y, entre ellas, de Castilla-La Mancha.
3. MODERNIZACIÓN DE ZONAS REGABLES EXISTENTES
La mayoría de estas zonas fueron acometidas por el Instituto Nacional de Reforma y
Desarrollo Agrario (IRYDA), tras declarar su transformación de interés nacional. Estas
zonas han ido enfrentándose a lo largo de su vida a diferentes problemas, y las
abordadas dentro de estos estudios se encuentran en estos momentos en una encrucijada
que podría comprometer su viabilidad futura.
Entre ellas queremos destacar la situación de las siguientes zonas regables:
1. Villalvilla, Júcar y Mariana, regada con aguas superficiales del río Júcar en la
provincia de Cuenca.
2. Zona regable de Teatinos, localizada en el Sur de la provincia de Cuenca,
aprovechando aguas subterráneas.
3. Zona regable de Ontur-Albatana (Albacete), de regadíos tradicionales en los que se
ha realizado una transformación reciente en riego localizado, tras lo que surgen
problemas derivados principalmente de su gestión y del manejo de un nuevo sistema
de riego por parte de unos agricultores que requieren complementar su formación
como regantes en el nuevo escenario en que se tienen que desenvolver.

Entre las diferentes problemáticas detectadas y soluciones aportadas, al margen de las
meramente derivadas de la ingeniería de los sistemas, de las que se dará alguna idea en
los diferentes casos, es destacable la necesidad de una formación complementaria de los
regantes, en muchos casos acostumbrados a la utilización de otros sistemas de riego,
con características y problemáticas radicalmente distintas, si se quiere conseguir una
adecuada utilización de los recursos disponibles en una zona regable (agua, energía,
equipamiento, etc.). Nos parece interesante no “abandonar” al agricultor tras la
ejecución y puesta en marcha de una nueva obra, sino articular mecanismos prácticos
que permitan ayudarle a implantar un sistema adecuado de gestión y planificación de
sus recursos hídricos de acuerdo con la realidad donde tenga que desarrollar su
actividad. Igualmente decisivo es plantear las posibles orientaciones productivas de los
regadíos, dentro de una actividad sostenible y compatible con el medio donde se
desarrolla. En este contexto, los sistemas globales de asesoramiento cobran cada vez
más importancia, con la utilización de modelos de ayuda a la toma de decisiones pero
sin abandonar los seguimientos de campo, abordando los aspectos más relevantes en
cada caso (riego y disponibilidad de agua, fertilizantes, disponibilidad de mano de obra,
manejo de plagas y enfermedades, etc.) y sus interacciones (Ortega et al., 1997).
A continuación pasamos a exponer las líneas generales de actuación realizadas en las
zonas antes comentadas según su problemática:
3.1. Villalvilla, Júcar y Mariana
De la superficie regable total (unas 700 ha), utilizando recursos superficiales tomados
del río Júcar, actualmente se riega menos del 10%, con la consiguiente infrautilización
de las instalaciones existentes y de los recursos asignados a la zona, desaprovechando la
fuente de riqueza que supone este regadío próximo a Cuenca capital. Entre las razones
principales que explican este hecho pueden destacarse:
_ Falta de mano de obra para cambiar los aspersores de una a otra postura de riego. Se
trata de una zona de riego semifijo con mangeras y aspersores sobre trineo. Este hecho
es debido a la dureza del trabajo, prefiriendo la población joven existente dedicarse a
otras actividades.
_ Limitaciones impuestas por la propia instalación de cara a su automatización. Esta
falta de automatización es total, tanto en parcela, como en el bombeo. Así mismo el
sistema existente condiciona el cultivo de algunas especies agrícolas potencialmente
interesantes (maíz, girasol, etc.), donde el manejo sería especialmente costoso.
_ Ausencia de un servicio que asesore a los agricultores, al menos, sobre el manejo del
riego en los principales cultivos.
_ Condicionantes de la estructura parcelaria, aspecto claramente limitante en muchas
zonas regables, con abundancia de parcelas de reducida superficie. La transformación
que emprendió la Administración planteaba, como única forma de conseguir un uso
razonable, la explotación común de la tierra, realizándose desde cada ramal siete
posturas de riego, independientemente de la distribución parcelaria.
Las soluciones propuestas para esta zona pasan por la modernización del sistema de
riego al nivel de parcela mediante su transformación en cobertura total enterrada, fácil
de manejar y automatizar (Tarjuelo, 1995), modificando en la menor medida posible la
red de distribución existente. Para ello se trabajará con bloques de riego que a turnos
permitan un adecuado funcionamiento de la red (comprobado mediante técnicas de
simulación y análisis de redes). Se independizará además el funcionamiento de la
instalación de la disponibilidad de agua en el cauce derivada del plan de trabajo de una
central hidroeléctrica situada aguas arriba de las estaciones de bombeo de dos de los seis
sectores que conforman esta zona.

Se propone, siempre que el tamaño de parcela sea suficiente, la independización del
riego al nivel de parcela, manteniendo la explotación en común en aquellas en que su
tamaño haga claramente inviable su transformación.
Por otra parte, como un elemento común a la mayoría de las zonas, se detecta la
necesidad de emprender, a ser posible desde la Administración, la creación y desarrollo
de un Servicio integral de Asesoramiento de Riegos (SAR), que haga posible un buen
uso de las instalaciones y recursos hídricos disponibles, de forma que el regante, no se
encuentre tras la realización de una determinada obra, sufragada en mayor o menor
parte por la Administración, sin suficientes conocimientos técnicos para hacer un buen
uso de la misma.
3.2. Zona regable de Teatinos.
Actualmente se encuentran en explotación algo más del 80% de las 735 ha que
conforman esta zona regable, empleándose recursos hídricos procedentes de acuíferos
subterráneos. Se divide en cuatro sectores actualmente independientes.
La zona se encuentra completamente legalizada y gestionada a través de una
Comunidad de Regantes y tras más de diez años de funcionamiento, se encuentran con
problemas de diversa índole, como son:
• Desequilibrios de presión en la red, que implican un mal reparto del agua a nivel de
parcelas, fundamentalmente en las situadas en los extremos de la zona regable,
debido a la ausencia de elementos de regulación de presión y caudal en la red.
• Sistema de regulación del bombeo de bajo rendimiento hidráulico y energético.
• Manejo deficiente del riego, produciéndose con frecuencia acumulaciones excesivas
de caudal en la red, que hacen descender la presión en diferentes puntos,
dificultando o impidiendo el riego con suficiente calidad en algunas zonas.
• Automatización de manejo del riego en parcela nulo o muy reducido.
• Fugas y roturas frecuentes en piezas especiales de calderería.
• Falta de asesoramiento técnico para realizar una adecuada planificación de cultivos
y programación de riegos.
• Sistema de facturación del agua consumida por el agricultor, de difícil
cuantificación y en ocasiones poco ajustado al gasto real.
Las soluciones apuntadas para esta zona se basan en la ordenación de la red de
distribución de agua, tanto en lo referente a sistemas de regulación de presión y caudal
de forma que se garantice en las diferentes tomas de parcela una presión suficiente
(alrededor de 4 bar) para realizar un riego de calidad, como a la planificación del riego a
turnos en periodo punta. La red no es capaz de funcionar a la demanda en periodo punta,
pero si es capaz de abastecer las necesidades de riego de una alternativa de cultivos
media de la comarca, con suficiente presión en los diferentes hidrantes, funcionando a
turnos. Los mejores turnos que se han encontrado se basan en la realización de sectores
o agrupaciones de riego, localizadas en la red de modo que por el funcionamiento
simultáneo de varios de ellos no se produzcan acumulaciones de caudal que
comprometan las presiones mínimas en los diferentes hidrantes, que comprenden un
número variable de parcelas, dentro de los cuales puede existir cierta libertad de riego,
contando siempre con la instalación en toma de válvulas hidráulicas equipadas con
pilotos reguladores de presión y limitadores de caudal. Se propone también la
instalación de contadores para el correcto control del agua consumida en cada parcela,
aunque una solución alternativa, conseguida mediante los mecanismos de gobierno de
esta zona regable, sería la instalación en las diferentes parcelas de boquillas en los
aspersores que a la presión de trabajo (prácticamente igual en todas las parcelas)
descargasen el caudal necesario para conseguir una pluviometría media del sistema

semejante, en torno a 6 mm/h. La solución de uniformizar la pluviometría media
presenta además la ventaja de ofrecer recomendaciones de riego de sencilla aplicación
por parte del regante, pues una determinada dosis bruta se corresponde en todos los
casos con un tiempo de funcionamiento concreto.
Otros aspectos a considerar relacionados con la ingeniería se basan en la posible
automatización a diferentes niveles de la red de riego, tanto en el bombeo como a nivel
de parcela (Carrión et al., 1998).
Finalmente, otro conjunto de actuaciones propuestas se basan en la orientación
productiva de la zona, centrada principalmente en cultivos herbáceos extensivos y la
progresiva incorporación de cultivos hortícolas. Al igual que en otras zonas es de gran
interés el desarrollo de un servicio integral de asesoramiento de riegos.
3.3. Zona regable de Ontur-Albatana
La Comunidad de Regantes (C.R.) de Ontur–Albatana actualmente emplea recursos
subterráneos dentro de la Confederación Hidrográfica del Segura, agrupando las tierras
de vega pertenecientes a dos términos municipales vecinos, Ontur y Albatana,
englobando una superficie de 538 ha con 1913 parcelas. La dotación concedida es de
3698 m 3 ha -1 año -1 , y con un caudal máximo de 326 l/s. La C.R. esta compuesta por 653
agricultores, aunque solo un 10% a título principal, lo que supone una superficie media
de 0,28 ha por parcela.
En 1993 se realizó, por encargo de la propia C.R., un “Proyecto de Mejora y
Transformación en Regadío de la Vega de Ontur–Albatana”, que supuso el abandono de
la distribución del agua a través de acequias, que presentaba múltiples problemas que se
traducían en una falta de agua en determinadas zonas durante periodos prolongados,
para pasar a distribuir con tuberías en carga hasta las tomas de parcela diseñado para la
instalación de riego localizado.
La obra de ingeniería acometida no presenta ningún problema relevante para su
funcionamiento, contando con los elementos de regulación y control necesarios,
pudiéndose manejar para riego a la demanda en periodo punta, considerando las
necesidades medias de una alternativa de la vega de la comarca y una distribución
probabilística de caudales (Clement y Galand, 1986; Granados, 1990; Arviza, 1994;
Planells et al., 1998). Consecuentemente, los problemas principales de esta zona se
refieren a la gestión de la misma, motivados principalmente por las siguientes razones:
• Falta de unos estatutos acordes con la nueva situación técnica en que se encuentra
la zona regable que permita un marco reglamentario adecuado para el funcionamiento
de la misma. Los estatutos vigentes en el momento de iniciar este estudio, aprobados en
1931, planteaban una realidad tecnológica y se amparaban en una legalidad ya
desaparecida, suponiendo una primera limitación para el adecuado manejo de la zona.
• Existencia de una base de datos sobre la propiedad incluida en la comunidad de
regantes muy antigua, de difícil manejo y con múltiples datos incorrectos, lógicamente
no informatizada. La falta de operatividad de la base de datos disponible planteaba en
bastantes casos problemas de identificación de la propiedad.
• Desconocimiento del sistema de riego localizado que se venía manejando con los
criterios de riego por superficie, empleándose un sistema tecnológicamente muy
avanzado y adecuado para conseguir un uso racional del agua de forma que se traducía
en un mal uso del recurso, no siguiendo una programación de riegos fijada con criterios
técnicos o económicos, aportando en la mayoría de los casos más agua de la necesaria.
• Algunos problemas de ingeniería y manejo motivados por no estar finalizada la
instalación, principalmente debidos a la falta de una estación de filtrado tras el embalse
de regulación desde el que partía la red de distribución en carga por gravedad. A esto se
une la falta de elementos de control del consumo, únicamente se instalaron contadores

a nivel de hidrante, el cual abastece a un grupo de parcelas (hasta 30) de propietarios
diferentes.
Estos aspectos fueron abordados progresivamente a lo largo del estudio, se procedió a
un análisis de su situación legal y a la elaboración de una propuesta para la elaboración
de unos nuevos estatutos, informando a los agricultores de los pasos que debían seguir
para su aprobación. Es este otro aspecto decisivo del enfoque que, tanto por parte de la
Dirección General del Agua (JCCM) como de la Universidad de Castilla-La Mancha,
se le ha dado a estos estudios, la colaboración mutua entre los agricultores y la
realización del estudio, de forma que se detecten y solucionen los problemas realmente
existentes, transfiriendo las soluciones concretas propuestas lo antes posible a los
agricultores, salvo algunos casos particulares en que el aspecto tratado requiriese de
cierto grado de confidencialidad.
Se elaboró, mediante la realización de un trabajo de campo al nivel de parcela, una base
de datos con: propietarios, superficies, cultivo, etc., que implementada
informáticamente se facilitó a los gestores de la Comunidad de Regantes para su
explotación, formándoles sobre su manejo. Lógicamente, esta base de datos permite la
realización de las operaciones más frecuentes por parte de la Comunidad de Regantes,
contemplándose la posibilidad de aplicación de tarifas binómias como una posible
forma de racionalizar el consumo de agua, fijando un precio elevado por encima de
unos consumos razonables para la zona, siendo necesaria la instalación de contadores a
nivel de toma.
Respecto al manejo del sistema de riego, se han mantenido diferentes charlas con los
agricultores, siendo fundamental el efecto demostración de algunos agricultores que
han comenzado a manejar el riego de acuerdo con unos criterios adecuados al sistema
existente. Por otra parte se plantea la extensión a esta comarca del Servicio de
Asesoramiento de Riegos (SAR) de Albacete, con amplia experiencia y relación con los
regantes de la zona centro de Albacete. Para ello se requiere la instalación de una
estación meteorológica en la comarca, con un microclima diferente al de ubicación de
las estaciones actualmente utilizadas por el SAR, de forma que se disponga de datos
para la realziación de, al menos, recomendaciones sobre las necesidades de riego como
un primer paso para el desarrollo de los sistemas de asesoramiento integral que serían
deseables en las diferentes comarcas.
4. ZONAS DE REGADÍOS DE MONTAÑA
Durante los últimos años, el interés por el estudio de las áreas de montaña ha ido
trascendiendo hacia gran cantidad de ámbitos: económicos, sociales, ambientales,
políticos, etc. Los espacios de montaña están hoy en el punto de mira de gran cantidad
de programas tendentes a su revitalización y conservación, tratando de aprovechar los
recursos y valores que ellos encierran, gradualmente más estimados por la sociedad. La
preocupación general y creciente respecto al peligro de una desertización demográfica
que amenaza estas amplias zonas de nuestro territorio, tanto en la Serranía de Cuenca
como en la de otras provincias de Castilla-La Mancha, y el deseo de preservar sus
valores ambientales y culturales, son las razones que contribuyen a explicar el interés
suscitado.
La desaparición de los modos de vida “tradicionales” y la adopción de otros, basados en
esquemas urbanos e industriales, han supuesto para el mundo rural, y especialmente
para las zonas de montaña una pérdida de su identidad social, económica y cultural,
viéndose abocadas, en gran medida y en un futuro no muy lejano, sí continua la
tendencia mostrada, a su desaparición (Esteban, 1994).
Este progresivo despoblamiento de la Serranía de Cuenca ha sido una tónica durante
este siglo, pero que se ha visto fuertemente agudizada a partir de los años 50, como
consecuencia del despegue industrial español. El sistema tradicional basado en la
agricultura, ganadería y explotación forestal deja de ser rentable frente al protagonismo
de productos industriales y servicios. Se produce la masiva marcha del medio rural a

unas ciudades lejanas de éste, tanto en el espacio como en la forma de vida, ya que eran
grandes oferentes de puestos de trabajo.
En todas estas zonas contamos con una población decreciente, pero además envejecida,
en algunos casos de forma alarmante (INE, 1996). Además, se observan fuertes
desequilibrios de edad y sexo (emigran un mayor número de mujeres que hombres). La
pirámide de edades presenta fuertes estrechamientos en la base, motivados tanto por la
falta de población en edad de procrear, como por los cambios en el comportamiento
demográfico de la población. Las acciones que pueden conseguir la recuperación
demográfica y socioeconómica se basan en dinamizar estos territorios, ya que la
evolución interna de una población envejecida no lo puede lograr. Se ha de proponer
acciones positivas para que las mujeres y hombres permanezcan en estos municipios.
Por otro lado, regadíos tradicionales de estas zonas de montaña, creados como
consecuencia de estos asentamientos de población, actualmente en peligro, y que
tradicionalmente han vivido en buena medida de ellos, se están viendo paulatinamente
abandonados. Este abandono, motivado por diversas causas, supone de hecho una
renuncia implícita a unos derechos de uso racional del agua adquiridos históricamente;
además, sobre unos recursos hídricos generados en la zona y, de los que en este
momento, las diferentes comarcas de Castilla-La Mancha no obtienen el provecho que
con criterios de equidad territorial debería lograr. Se conserva la esperanza de que, en
parte, estos regadíos se conviertan en el germen para permitir, al menos una estabilidad
poblacional, cuando no un regreso de cierta parte de la población que emigró y cuyas
condiciones de vida en la ciudad no han sido las esperadas. Fenómeno éste, cada vez
más frecuente en algunas grandes ciudades con serios problemas de desestructuración
poblacional.
Dentro de este capítulo de actuaciones se encuadran diferentes zonas, todas ellas con
problemáticas más o menos asociadas a regadíos tradicionales por superficie, de
reducida superficie, generalmente alrededor de 50 ha y nunca por encima de las 100 ha,
que emplean recursos superficiales muy cerca de su nacimiento, en gran medida
condicionadas por un entorno montañoso y con características demográficas similares.
Presentan una compleja distribución parcelaria justificada por su historia y la cultura
asociada a las herencias en esta comarca. Finalmente, indicar que los problemas de
legalidad existentes son generalmente importantes, algunas de ellas, tras la entrada en
vigor de la actual Ley de Aguas, procedieron a realizar los trámites necesarios para la
inscripción de los aprovechamientos (acta de notoriedad, trámites administrativos ante
la confederación correspondiente, etc.), encontrándose a falta de contestación por parte
de la confederación para la previsible inscripción por prescripción, tal es el caso de
Tragacete y la Confederación Hidrográfica del Júcar; en otras no se ha realizado hasta la
fecha ningún tipo de actuación conducente a su posible legalización, debiéndose
plantear ésta, en el caso de que el aprovechamiento tenga suficiente interés, dentro de la
reforma actualmente planteada de la Ley de Aguas; suponiendo estos estudios una
referencia para la caracterización de las diferentes zonas.
Estas zonas, todas ellas de la provincia de Cuenca y pertenecientes a diferentes cuencas
hidrográficas (Júcar, Tajo, Turia) han sido abordadas individualmente, con la
problemática común anteriormente descrita, son:
• Aliaguilla
• Buciegas
• Cañamares
• Cardenete
• Fresneda de Altarejos
• Huerta del Marquesado
• Santa María del Val

• Tejadillos
• Tragacete
• Villora
• Yémeda
Para la mejora y modernización de estas zonas en algunos casos se ha optado por la
conservación del riego por superficie, mejorando únicamente la distribución de agua
hasta las parcelas y recomendando posibles mejoras a nivel de parcela, pero sin cambiar
el sistema de riego. Esta solución se ha elegido en el caso de zonas de reducida
superficie, en parajes de especial valor medio ambiental y en cabecera de cuenca (Santa
María del Val, Buciegas, etc.). En otros casos se ha decidido como alternativa más
interesante la transformación a sistemas de riego localizado, pues en gran parte la
orientación productiva actual y de futuro es hacia productos hortícolas de alta calidad
para su comercialización en mercados próximos o en el mercado local, principalmente
por turistas, no olvidando otras actividades como cultivos forrajeros para el ganado
existente, en ocasiones todavía trashumante (Tragacete), o cultivo de especies
aromáticas.
Las principales limitaciones para emprender posibles actuaciones en estas zonas son:
• Distribución parcelaria, siendo necesaria una reestructuración de la propiedad
(explotación en común, banco de tierras o en algún caso, concentración parcelaria
clásica). Existen muchos propietarios pero realmente muy pocos agricultores.
• Las redes viarias de acceso a las parcelas se encuentran frecuentemente en mal
estado, siendo necesaria una mejora de las mismas.
• Existe una clara necesidad de ampliar la formación de los agricultores.
• Nos encontramos en un entorno de especial relevancia medio ambiental.
Además del campo de mejora y modernización de regadíos, se proponen otras serie de
actuaciones con las que se plantea la reestructuración de la zona, desplazando el eje de
la economía hacia la creación de pequeñas industrias, en muchos casos con cierto
carácter artesanal, y servicios que ayuden a estabilizar la población dinamizando la
sociedad y economía rurales, pero sin tratar de propiciar un cambio drástico que
afectase a la esencia de la estructura de la comarca, pues constituiría el primer desastre
“ambiental” para estas zonas de montaña.
Se plantea crear asociaciones locales o comarcales que planifiquen y ejecuten iniciativas
de desarrollo rural. Entre estas iniciativas, que generarán empleo y mejorarán la calidad
de vida de la zona, se encuentran las siguientes:
- Orientación productiva de los regadíos como parte de su mejora, incluyendo
productos hortícolas, en parte dirigidos hacia “cultivo ecológico”, y con posibilidad de
nuevos cultivos destinados a otros usos (plantas aromáticas, medicinales, etc.).
- Transformación de productos agrícolas y ganaderos en la propia comarca.
- Aprovechamiento cinegético, como fuente de ingresos importante para los
municipios que poseen cotos de caza mayor y menor.
- La pesca es otro recurso interesante desde el punto de vista económico y
recreativo.
- La recolección de productos silvestres también representa un recurso de
cierta importancia para estos territorios. La trufa se recoge en municipios como Beteta,
Masegosa y Santa María del Val. En la época de recolección (entre 1 de diciembre y 15
de marzo) representa ingresos importantes, ya que es muy cotizada la trufa de esta zona,
llegando el precio del kilogramo a oscilar entre veinte y cuarenta mil pesetas. También
las setas son una fuente de ingresos considerable para los municipios cada otoño. Las

explotaciones truferas o productoras de otros hongos comestibles son un hecho en
múltiples zonas, perfectamente integradas con el entorno y aportando gran valor
añadido al trabajo realizado.
- Las funciones recreativas que ofrecen los espacios forestales es un aspecto a
desarrollar muy interesante para estos pueblos de montaña. Los habitantes de las
grandes ciudades buscan cada vez más una alternativa para sus vacaciones, basada en el
descanso, un medio natural bien conservado, riqueza paisajística, e incluso estilo de
vida y cultura.
Con todas estas actuaciones y otras más que pueden ir surgiendo del estudio concreto de
las diferentes zonas (producción apícola, etc.), se deberán conformar programas
coordinados para el mantenimiento y desarrollo de estas zonas, donde el regadío, del
que incluso pueden plantearse ampliaciones como consecuencia del propio proceso de
mejora, puede suponer, empleando los recursos existentes de forma racional, una
actividad decisiva dentro del conjunto de soluciones para la reactivación de estos
escenarios.
BIBLIOGRAFÍA
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