Las beguinas: libertad en relación Elena Botinas ... - Affidamento
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Introducción<br />
Duoda, c<strong>en</strong>tro de investigación de mujeres<br />
Universitat de Barcelona<br />
Entre los siglos XI y XIV el occid<strong>en</strong>te medieval vivió toda una serie de transformaciones de carácter sociocultural,<br />
económico y espiritual que nos permit<strong>en</strong> connotar este período de apasionante. D<strong>en</strong>tro del ámbito de la<br />
espiritualidad estas transformaciones tuvieron como protagonistas a laicos y laicas de todos los estratos sociales.<br />
Ellos y ellas protagonizaron una auténtica rebelión contra el poder establecido y, por tanto, contra la Iglesia a la cual<br />
acusaban de t<strong>en</strong>er un gran poder temporal, alejándose de los ideales evangélicos, y de excluirlos “a priori”,<br />
precisam<strong>en</strong>te por su condición laica, de la vida religiosa, reduciéndolos a un universo puram<strong>en</strong>te material. Una lucha<br />
que se <strong>en</strong>marca <strong>en</strong> un contexto religioso y cristiano porque religiosa y cristiana es la sociedad occid<strong>en</strong>tal medieval.<br />
Buscaron formas de vida que les permitieran conciliar una doble exig<strong>en</strong>cia: la de una vida consagrada al servicio de<br />
Dios y la de cristianas y cristianos que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> el siglo al marg<strong>en</strong> de la estructura eclesiástica.<br />
Esta actitud, que dio lugar a una gran proliferación de movimi<strong>en</strong>tos de r<strong>en</strong>ovación espiritual, d<strong>en</strong>tro y fuera de la<br />
ortodoxia, comportó una ruptura con el ord<strong>en</strong> establecido por la Iglesia; una ruptura que para las mujeres fue doble:<br />
<strong>en</strong> tanto que laicas y <strong>en</strong> tanto que mujeres. En tanto que mujeres porque desde el punto de vista teológico –pero<br />
también desde el médico y ci<strong>en</strong>tífico- eran consideradas fisiológica y espiritualm<strong>en</strong>te débiles, defectivas <strong>en</strong> cuerpo y<br />
fortaleza moral e incapaces –salvo muy pocas excepciones- de elevarse a la consideración de la realidad espiritual. A<br />
pesar de estas opiniones la pres<strong>en</strong>cia de las mujeres prevaleció <strong>en</strong> todos estos movimi<strong>en</strong>tos e, incluso, crearon una<br />
corri<strong>en</strong>te de espiritualidad desde ellas y para ellas, con una total autonomía respecto a los hombres. Una corri<strong>en</strong>te<br />
de espiritualidad que ellas dotaron de tanta fuerza y pot<strong>en</strong>cia que influyeron, no solam<strong>en</strong>te la mística de su tiempo,<br />
sino la de siglos posteriores: nos estamos refiri<strong>en</strong>do a las <strong>beguinas</strong>.<br />
El de las <strong>beguinas</strong> es un movimi<strong>en</strong>to que nace a finales del siglo XII <strong>en</strong> un ámbito geográfico concreto, Flandes –<br />
Brabante– R<strong>en</strong>ania, que se exti<strong>en</strong>de con rapidez hacia el norte y el sur de Europa, y <strong>en</strong> cuyo s<strong>en</strong>o <strong>en</strong>contramos<br />
mujeres de todo el espectro social cuyo deseo es el de llevar una vida de espiritualidad int<strong>en</strong>sa, pero no de forma<br />
claustral, como estaba sancionado socialm<strong>en</strong>te, sino pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te incardinadas <strong>en</strong> las ciudades <strong>en</strong>tonces emerg<strong>en</strong>tes.<br />
Un espacio propio<br />
La necesidad de un espacio específicam<strong>en</strong>te fem<strong>en</strong>ino, creado y definido por las mismas mujeres, fue s<strong>en</strong>tida y<br />
expresada literariam<strong>en</strong>te por Cristina de Pizan a principios del siglo XV <strong>en</strong> “El libro de la Ciudad Damas”, <strong>en</strong> el cual<br />
ella imagina la construcción de una ciudad, sólida e inexpugnable, habitada sólo por mujeres. Pero pocos siglos antes<br />
las mujeres llamadas <strong>beguinas</strong> habían materializado ya la exist<strong>en</strong>cia de un espacio similar al imaginado por Cristina.<br />
Reclusión, beguinato o beaterio son algunos de los nombres que designan este espacio material <strong>en</strong> el que habitan las<br />
<strong>beguinas</strong> o reclusas (con ambos nombres son conocidas estas mujeres <strong>en</strong> Cataluña) y que puede adoptar formas y<br />
dim<strong>en</strong>siones diversas, ya que puede tratarse de una celda, una casa, un conjunto de casas o una auténtica ciudad<br />
d<strong>en</strong>tro de la ciudad, como los grandes beguinatos flam<strong>en</strong>cos, declarados Patrimonio de la Humanidad el año 1998.<br />
Todos ellos, sin embargo, repres<strong>en</strong>tan una misma realidad: un espacio que no es doméstico, ni claustral, ni<br />
heterosexual. Es una espacio que las mujeres compart<strong>en</strong> al marg<strong>en</strong> del sistema de par<strong>en</strong>tesco patriarcal, <strong>en</strong> el que se<br />
ha superado la fragm<strong>en</strong>tación espacial y comunicativa y que se manti<strong>en</strong>e abierto a la realidad social que las rodea, <strong>en</strong><br />
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