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PIEZA DEL MES
mayo‘11 | La Colección de cerámica de reflejo metálico

PIEZA DEL MES | mayo‘11
“La Colección de cerámica de reflejo metálico”
Por Tania Mamolar Nevado
Antecomedor
Todos los jueves de mayo a las 18.30 h.
Duración 30 minutos
[Asistencia libre]

La Colección de cerámica de reflejo metálico
La colección de cerámica
La colección de cerámica reunida en el Museo Sorolla es de gran
importancia en su conjunto porque nos presenta un panorama bastante
completo de la cerámica española desde finales del siglo XV hasta el
primer tercio del siglo XX. Sin embargo, la mayor parte de las piezas no
son de primer orden, sino de calidad secundaria por su carácter popular.
A pesar de ello, son ejemplos característicos de un estilo o de una época.
El conjunto está formado por piezas de diverso origen. Las más
abundantes son las obras valencianas procedentes de Manises.
A continuación las de origen castellano y aragonés (Talavera
de la Reina, Puente del Arzobispo y Teruel). Del mismo modo,
hay piezas andaluzas, así como una mínima representación
de piezas catalanas y de ceramistas contemporáneos.
La documentación conservada en el museo en relación con estas piezas
es escasa, no existe un catálogo o fichero, tan solo un inventario de
donación realizado en 1930 por la viuda del pintor, Doña Clotilde García
del Castillo, en el que se recogen las diferentes piezas y se les adjudica
un número, pero sin especificar ningún otro dato de interés. En general,
poco se sabe de la procedencia, la fecha o motivo de la adquisición
de objetos. En los archivos documentales, únicamente encontramos
algunas noticias sobre la compra de piezas a hornos talaveranos
o trianeros, del resto de objetos cerámicos no existen referencias.
LA COLECCIÓN DE CERÁMICA DE REFLEJO METÁLICO
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El origen y creación de la colección se debe
a varias razones. En primer lugar, muchas
piezas fueron contemporáneas del pintor,
de uso directo, mientras que otras más
antiguas y de mayor calidad son el resultado
de un cierto coleccionismo, muy de moda
en la época. En segundo lugar, Sorolla
estaba muy vinculado a la Institución
Libre de Enseñanza, es decir, un entorno
cultural avanzado y con una corriente
cultural en la que domina la valoración
de las costumbres y las artesanías propias.
Por último, hay que añadir los numerosos
viajes que realizó por España, sobre
todo a partir del encargo de la Hispanic
Society, en los que fue tomando apuntes y
comprando artesanía de aquellos lugares
más característicos de nuestra geografía.
Debido a su interés por la cerámica,
también tuvo una excelente relación con
distintos centros alfareros, conservándose
la correspondencia suya con amigos
y talleres. Por ejemplo con Francisco
Alcántara 1 , quien le pide a Sorolla
consejo para la instalación de los cursos
de su escuela cerámica 2 , le propone
escoger a muchachos de familias pobres
para pensionarlos y enseñarles en la
escuela 3 o le pide que visite la escuela
para ver las piezas que están saliendo
del horno 4 . En la correspondencia con
Mr. Huntington, encontramos el encargo
de la Hispanic Society, que consistía en
buscar y adquirir piezas de cerámica
española de la época para esta institución.
Hemos hecho referencia a que apenas hay
documentos sobre la compra o encargo
PIEZA DEL MES DE MAYO
de piezas, sin embargo, en el Archivo
Fotográfico del Museo Sorolla, se conservan
varias vistas del interior de esta residencia y
de otros estudios o domicilios donde vivió y
trabajó. A través de ellas, podemos hacernos
una idea del ambiente familiar, el entorno
de trabajo, los objetos que conformaban
la colección y su disposición en la casa.
En la figura 1 realizada en 1902, podemos
ver una vista interior del estudio de Joaquín
Sorolla en el Pasaje de la Alhambra, su
estudio entre 1893-1903. Él se encuentra
sentado a la derecha y está acompañado
de otros dos personajes. La estancia
está abigarrada de objetos entre los que
destacamos, al fondo en la pared y sobre una
repisa, jarros y botes de cerámica, mientras
que en torno al cuadro Desnudo de mujer
dispone una serie de platos colgados,
que por los realces centrales deducimos
que pertenecen a la fábrica de Manises.
La figura 2 corresponde al Patio Andaluz
del actual Museo Sorolla. Es una fotografía
realizada por Ragel en 1933 para el álbum
de la Casa Museo Sorolla. La galería
está cubierta con un zócalo de azulejo y
está decorada con piezas de cerámica de
procedencias y formas variadas. En la parte
superior, podemos identificar dos platos
de reflejo metálico que hoy se encuentran
expuestos en la hornacina del antecomedor.
La figura 3 pertenece a un reportaje
sobre la casa realizado en 1914 por Anna
M. Christian, mientras que la figura 4 es
una fotografía tomada en el mismo lugar
años después, en 1921. Ambas pertenecen
a la hornacina del antecomedor de la Casa
Sorolla, donde en la actualidad se expone
la colección de reflejo metálico de Manises.
A través de ellas observamos cómo era este
lugar de la casa y las piezas que albergaba,
ya que no sólo estaba esta colección, sino
que el espacio era compartido con piezas
de otras fábricas y talleres. Si hacemos
una comparación, podemos advertir que
el aspecto es muy similar al actual, se
Fig. 1
Estudio del Pasaje de La Alhambra
1902
Núm.de inv. 80676.
Fig. 2
Diego González Ragel
Patio andaluz. Casa Sorolla
1933
Núm. de inv. 81015
mantiene el zócalo y la moldura cerámica,
el relieve de la Madonna y la escultura
de la Virgen con el Niño en el centro
de la hornacina. De ambas fotografías
podemos deducir que si se traslada a esta
residencia en 1911, la colección estaba
ya en posesión del pintor y dispuesta en
el mismo lugar al menos desde 1914,
año en el que se realiza este reportaje.
LA COLECCIÓN DE CERÁMICA DE REFLEJO METÁLICO
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Fig.3
Anna M. Christian
Casa Sorolla, Antecomedor
1914
Núm. de inv. 81136
Fig. 4
Casa Sorolla, Antecomedor
1921
Núm. de inv. 81185
Técnica del reflejo dorado
Todos los autores coinciden en el origen
oriental de la técnica del reflejo dorado,
dentro del mundo islámico en el siglo
IX. La gran duda es ¿en qué lugar?.
Las hipótesis que se plantean son
Egipto, Irán y Mesopotamia, siendo ésta
última la más sólida por la tradición
alfarera y los hallazgos encontrados
en Samarra entre los años 836 y 892.
Lo más probable es que la técnica surgiera
por azar, fruto de las investigaciones
y el manejo de minerales y óxidos. El
procedimiento exige tres cocciones o
cochuras. Con la primera obtenemos un
bizcocho, es decir, una pieza resistente
en la que el agua de la arcilla se ha
evaporado. A continuación, sobre la pieza
ya cocida, se aplica una capa de esmalte
estannífero, de color blanco opaco, y los
óxidos como el azul de cobalto para la
realización de algunas decoraciones. En
la última cocción, la más complicada, se
aplican con pincel los reflejos metálicos
(mezcla de plata, cobre y almagra diluido
en vinagre) a baja temperatura y en una
atmósfera reductora, sin oxígeno, para
facilitar la fijación de los metales. Al sacar
la pieza del horno debe ser bruñida para
eliminar la capa negruzca que la recubre.
Los reflejos pueden variar dependiendo
de las cantidades utilizadas. Si el cobre
y la plata se encuentran en la misma
proporción, el resultado es una tonalidad
dorada con reflejos púrpura, verdosos,
azulados. Si la plata es más abundante,
el dorado resulta más pálido con
reflejos verdes y azules. Pero si sólo se
ha empleado cobre, para ahorrar así en
plata, el tono es cobrizo y achocolatado.
Desde los inicios, la técnica de reflejo
dorado o metálico se transmitió de padres
a hijos como un secreto profesional,
por lo que todas las fórmulas y recetas
antiguas se han perdido. Las primeras
noticias las encontramos en dos
tratados de los siglos XII y XIV de origen
musulmán, donde se explican técnicas
sobre el vidriado. En occidente el dato
más temprano es de 1384 y se deduce de
las cuentas de la fábrica de Poitiers. En
estas cuentas aparecen los materiales
comprados por Juan de Valencia para la
realización de unos azulejos de reflejo
dorado, encargados por el Duque de Berry.
Para conocer la técnica española sobre
el dorado, tenemos que esperar a 1585
cuando Enrique Cock (Notario y Arquero
de la Guardia Real) describe el pueblo de
Muel con motivo del viaje de Felipe II a las
Cortes de Monzón. En su relato nos aporta
todos los datos sobre mezclas, cantidades
y materiales, es decir, el procedimiento.
A partir del siglo XVIII las noticias y
recetas sobre el reflejo metálico son más
abundantes. Esto se debe en parte a la
fundación de la Fábrica del Buen Retiro,
en la que se hicieron pruebas y ensayos por
parte de Sebastián Scheppers. Además, en
Alcora resurge el interés por esta técnica,
conservándose recetas realizadas por los
empleados y un informe del alcalde de
Valencia en 1785, Manuel Martínez de Irujo,
donde alude a los objetos fabricados con esta
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técnica, el origen musulmán, el proceso
y las fórmulas empleadas en la fábrica.
Antecedentes
Antes de obtenerse la loza dorada
propiamente dicha, se realizaron en el
imperio islámico unas piezas a las que se
aplicó un lustre dorado. Esta técnica parece
deivar de otra, utilizada en los últimos
tiempos del imperio romano, conservada
en Egipto hasta la época abasí, quienes
introdujeron los cambios fundamentales.
Con la derrota de los omeyas en el año
750 por los abasíes, se traslada la capital
de Damasco a Bagdad, una ciudad
de nueva fundación, donde aparece
cerámica de reflejo metálico asociada a
la vida de la corte y del sultán. Pronto
gozó de gran prestigio y comenzó a
comercializarse por todo el Imperio.
Las piezas más antiguas se han encontrado
en Samarra y son fácilmente datables
porque esta ciudad fue capital abbasí
entre 836 y 892. Sin embargo, durante las
excavaciones no se han encontrado restos
de hornos, por lo que se ha supuesto que
los alfares se encontraban en Bagdad.
A partir del siglo X el califato pierde la
unidad y comienza una disgregación
política debido a la aparición de nuevas
dinastías locales. A pesar de la nueva
situación, se siguió fabricando loza dorada
destacando Egipto (cerámica fatimí de los
siglos X-XII), Irán (cerámica selyúcida
de los siglos XI-XIII) y Al Ándalus (loza
nazarí de los siglos XII-XV). Por cuestiones
PIEZA DEL MES DE MAYO
de espacio nos centraremos en Al
Ándalus, en la cerámica de reflejo dorado
hispanomusulmana, por ser el antecedente
y la influencia más directa de Manises.
La técnica del reflejo dorado fue
introducida en la Península Ibérica por los
musulmanes. Los fragmentos más antiguos
de loza dorada, encontrados en Madinat Al-
Zahra, están datados en el siglo X y con toda
probabilidad fueron piezas importadas
desde Oriente. Tenemos que esperar hasta la
etapa almohade para conocer las primeras
noticias sobre la fabricación de la primitiva
loza dorada hispanomusulmana. Por la
documentación, sabemos que se fabricaban
piezas en Calatayud desde el siglo XII y que
eran exportadas a lejanos países, mientras
que otros datos afirman la existencia de
hornos en Málaga, Almería y Murcia.
El apogeo de la cerámica de reflejo dorado
se produce durante el periodo nazarí,
en los siglos XIII al XV. Las aportaciones
orientales son escasas en general, aunque
sí las hay puntuales, como el empleo del
azul de cobalto en combinación con el
dorado y la decoración arquitectónica
mediante azulejos y alicatados.
En este momento se llega al dominio
de la técnica y a una madurez estilística
consiguiendo ésta cerámica una gran
valoración tanto en la Península Ibérica
como en el resto de Europa. El centro de
producción más importante fue Málaga,
de donde deriva el nombre obra de Maliqa,
expresión con la que se conocía a este tipo
de piezas y que fue adoptada de manera
equívoca par denominar la producción
de reflejo dorado de manises. Las formas
más comunes de la loza dorada nazarí
son: platos o ataifores, copas, orzas,
jarras y botes de farmacia. Aunque las
piezas más importantes y destacadas son
los llamados “jarrones de la Alhambra”.
En cuanto a la ornamentación, podemos
distinguir dos características principales,
el recargamiento y el sometimiento a la
geometría. En lo que respecta a los motivos,
destacan las lacerías, atauriques, sebqa,
epigrafía, cadenetas, orlas de peces, el Árbol
de la Vida…es decir, todo el repertorio
característico del arte musulmán. Sin
embargo, también existen decoraciones
de una clara influencia cristiana como el
naturalismo en la ornamentación vegetal,
la figuración o los temas heráldicos.
Muchos de estos temas estarán presentes
en etapas iniciales de la producción
levantina de Manises debido a que los
primeros alfareros procedían de los hornos
de Málaga y tenían un origen musulmán.
Manises
Es muy probable que durante la dominación
musulmana en la zona levantina existieran
hornos que fabricaran piezas en verde y
manganeso -tan característica del califato-,
aunque sin alcanzar la importancia de
otros centros alfareros andalusíes. Sin
embargo, tras la Reconquista estos hornos
conseguirán un gran protagonismo con la
fabricación de cerámica de reflejo metálico.
No existe documentación relativa a la
actividad de los alfares valencianos en
los siglos XII y XIII, pero de repente
nos encontramos con una producción
importante con decoración en dorado y
azul de cobalto de la que desconocemos
los avances técnicos que se realizaron
hasta llegar a ella. Tanto en la técnica
como en la estética partieron de la
herencia musulmana y, muy pronto, los
hornos de Manises, en manos de alfareros
mudéjares e influidos por el arte cristiano,
adquirieron su propia personalidad. Y
curiosamente se denominó, de forma
inadecuada, “obra de Maliqa”, una
expresión con la que se conocía a la loza
dorada nazarí producida en Málaga.
Un papel fundamental en la historia de la
cerámica de reflejo dorado fue la familia
Boil. En tiempos de Jaime I, el señorío de
Manises pertenecía a la familia Luna, pero
en 1304 ambos lugares fueron comprados
por Pere Boil. Al poco tiempo, en 1323,
este viajó al reino de Granada por orden
del monarca para entrevistarse con el
gobernador de Málaga, conocedor de la
cerámica de reflejo dorado. Durante su
estancia, es probable que se diera cuenta
de la importancia artística y económica
de esta producción, por lo que iniciará
la gestión para el traslado de alfareros
malagueños a Manises. De esta forma
comienza a gran escala la fabricación de
obra de maliqa valenciana cuya actividad
se prolongará varios siglos, al contrario
que la loza nazarí, que desaparecerá
después de la Reconquista en el siglo XV.
¿Cuáles fueron las causas del éxito de
Manises? Según Gómez Moreno, en estos
momentos, el poder del reino de Granada
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está decayendo debido al avance de la
Reconquista y se pierde, en 1344, el puerto
de Algeciras. Un puerto fundamental para
la exportación de la cerámica nazarí
que, al caer en manos cristianas, provocó
el encarecimiento de la producción y
dificultó la comercialización de las piezas.
Además de estos problemas de transporte,
debemos tener en cuenta un cambio en
los gustos de las cortes europeas y de la
nobleza. El estilo gótico irrumpió en los
hornos de Manises con una vegetación
naturalista, una mayor variedad de
fauna y una grafía gótica entendible,
todo lo contrario a la loza nazarí que
continuaba representando un ataurique
estereotipado, una epigrafía ilegible y
una fauna escasa. Esta libertad temática
servía para complacer a la clientela, se
adaptó al cambio, mientras que los hornos
malagueños, quizá por cuestiones de
carácter religioso, no pudieron asumirlo.
Por último, no podemos olvidar la
política intervencionista de la Corona de
Aragón en los siglos XIV y XV. Convertida
en una gran potencia que dominaba
gran parte del Mediterráneo, por lo que
se favoreció la exportación y difusión
de la producción cerámica de Manises.
Existen testimonios de la época que dan
noticia del éxito, la expansión y valoración
que existía en torno a esta cerámica en
Europa. Por ejemplo el Regiment de la
cosa pública, del franciscano Eximenis:
“…es sobre todo la belleza de la obra
de Manises, dorada y magistralmente
pintada, que ya ha enamorado a todo el
PIEZA DEL MES DE MAYO
mundo, tanto que el Papa y los cardenales
y los príncipes del mundo la obtienen
por especial favor y quedan atónitos
al considerar que con barro pueden
hacerse obras tan excelentes y nobles” 5 .
También existen contratos que prueban la
comercialización a gran escala, como el
del Cardenal Aubert Audoion, sobrino del
papa Inocencio VI, que encarga en 1362
a Johan Albalat y Pacual Martín -maestros
azulejeros- piezas para la decoración
arquitectónica de Aviñón. O el contrato de
Juan de Valencia por el que viaja en 1385
a Poitiers para el Duque de Berry. O del
maestro Murcí, que realiza la decoración de
Castel Novo para Alfonso V a mediados del
siglo XV. En muchas ocasiones, en vez de
mandar las piezas, eran los propios alfareros
lo que acudían a la localidad del cliente.
Algunos viajeros como Hieronymus Münzer
(1437- 1508) nos cuenta, en 1494, “una
clase de tierras que no se halla en ningún
otro lugar, con la que se fabrican ollas
de gran tamaño, que parecen tinajas,
escudillas, platos, jarros y demás vasijas,
trabajadas y pintadas de un modo singular
porque hacen el efecto de estar decoradas
en oro y plata; naves enteras se envían
cargadas de este producto con destino
Venecia, Florencia, Sevilla, Aviñón, Lyon,
etc., por los cual los alfareros dedicados
a esta labor son numerosísimos” 6 .
La datación conocida más temprana
relativa a la exportación de loza dorada,
con destino a Narbona, es de 1325. De
1333 data la primera exportación de
piezas que presentan azul de cobalto,
una fecha muy temprana, por lo que la
fabricación debió comenzar bastante
antes ya que no es algo que se improvise.
Las exportaciones llegaron a Francia,
Países Bajos, Inglaterra, Oriente y sobre
todo Italia por las relaciones políticas y
económicas. Los príncipes italianos eran
una clientela habitual, a juzgar por la
cantidad de piezas encontradas, incluso
se crearon compañías especializadas en
la importación de este tipo de cerámica.
Otra forma de constatar el éxito y la
admiración por la loza dorada de Manises
es a través de la pintura de siglo XV.
Pintores flamencos, italianos y españoles
representaron e incluyeron estas piezas
en sus obras. Unas veces fueron azulejos
y en otras ocasiones fueron piezas de
vajilla con las series más características
de Manises como las “hojas de brionia”,
“flores de puntos” o las “hojas de hiedra”.
Para conocer las distintas etapas de la
producción de Manises es necesario estudiar
las decoraciones y los motivos ornamentales
de cada siglo. Martínez Caviró 7 hace una
extensa y detallada clasificación en la que
no podemos detenernos por cuestiones
espaciales, pero sí hemos querido hacer
una tabla con todos ellos para poder
tener una referencia (véase pág. 33 y 34).
Analizaremos, más detenidamente, las
decoraciones concretas que aparecen en
las obras conservadas en el Museo Sorolla.
El primer periodo -siglo XIV y los tres
primeros cuartos del siglo XV-, corresponde
a la etapa de mayor esplendor y calidad,
en la que se mezclan motivos cristianos y
musulmanes, en una estética que se podría
denominar gótico-mudéjar. Como ya
hemos visto a través de relatos y contratos,
desde fechas muy tempranas, existía una
comercialización a gran escala, por lo que
la producción comenzaría mucho antes.
A finales del siglo XIV nos encontramos
con unas decoraciones islamizantes
que desaparecerán a principios del siglo
XV. Podemos destacar las “alafias” o
“alafiyas” signos de salud y felicidad que
derivan de la epigrafía musulmana. La
ornamentación vegetal es muy abundante
y variada, por ejemplo las “palmetas”,
el “hom”, las “piñas”, los “lirios
contrapeados” y las “hojas de nervios”. Los
motivos geométricos más representados
son las “estrellas” octogonales, “espirales”,
“zigzags”, “líneas paralelas con espiral”,
“sebqa”, “retículas” y “acicates” o espuelas.
Este último motivo, “acicate” o espuela,
aparece en un plato de la colección del
Museo Sorolla (Figura 5). Sobre un
fondo blanco se organizan en bandas
contrapuestas los acicates en combinación
con una sencilla retícula. El color del reflejo
es dorado, lo que significa que la cantidad
de plata y cobre está bien proporcionada,
es un dorado de calidad como corresponde
a la primera etapa. Este motivo, que ya
aparece en el repertorio ornamental de
la cerámica nazarí, se caracteriza por
tener un perfil levemente redondeado
o anguloso con un pincho central.
LA COLECCIÓN DE CERÁMICA DE REFLEJO METÁLICO
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Poco a poco se produce un progresivo
alejamiento de la tradición
hispanomusulmana en favor de los
temas góticos con un carácter más
naturalista. Siguen siendo temas sencillos
y esquemáticos que sirven sobre todo
para la decoración de los fondos. En el
primer cuarto del siglo XV se desarrollarán
nuevos motivos dando origen a dos de
las series más conocidas de este siglo,
la serie de “flores de puntos” o “ave
maría” y la serie de “hoja de perejil”.
Una decoración que alcanzó una gran
demanda, sobre todo en Italia, donde
PIEZA DEL MES DE MAYO
se intentó imitar, fue la de “hoja de
brionia”. En este segundo cuarto del
siglo XV los motivos más representados
son la “hoja lanceolada”, la “hoja de
helecho”, las “flores-lazo” y las “coronas”.
Pertenece a esta etapa un plato con “hoja
de brionia” (Figura 6) recubriendo la
totalidad de la superficie. La decoración
está compartimentada de forma radial,
en el centro se dispone una flor y en
los bordes unas líneas onduladas. Los
motivos principales, florecillas y hojas,
están pintadas en azul de cobalto mientras
que las hojas de fondo, los puntos y
Fig. 5
Núm. de inv. 40566
rayas están en dorado. Un dorado que
al igual que el ejemplo anterior es
amarillento, dorado, denotando las
buenas proporciones de la mezcla.
Si en este plato la pincelada era más
detallada, no lo es así en una escudilla
(Figura 7) donde la “hoja de brionia” está
muy simplificada y carece de elementos
de fondo. La factura es más tosca y
descuidada, pero la técnica del dorado es
similar. El azul de cobalto se concentra
en dos líneas divisorias y unos puntos en
el fondo del recipiente. Este recipiente
era una de las piezas que formaba parte
Fig. 6
Núm. de inv. 40567
del servicio de mesa, servían para beber
caldos y líquidos, para comer o para ser
utilizadas en la cama por una persona
enferma. Existe una gran variedad de ellas,
pueden llevar vertedor, asas redondeadas
o sinuosas (también llamadas orejas
rizadas), con pie o sin él, incluso se puede
disponer otra encima denominándose
escudilla duplorum o doble.
La decoración del anverso de otra escudilla
(Figura 8) se compone de coronas
dispuestas simétricamente en torno a
un círculo en el interior del recipiente,
que se intercalan con tallos y frutas muy
LA COLECCIÓN DE CERÁMICA DE REFLEJO METÁLICO
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PIEZA DEL MES DE MAYO
Fig. 7
Núm. de inv. 40363
Fig. 8
Núm. de inv. 40362
sintetizadas. El reverso se decora con unos
trazos muy espontáneos y simplificados
de “hoja de perejil” dentro de círculos
irregulares y puntos alrededor (Figura
9). También es común que los reversos
se ornamentaran con circunferencias
concéntricas, espirales, radios, puntos,
“hoja de helecho” sencillas y “flores de
puntos”, pero con una factura más desecha.
Nuevos motivos ornamentales surgen
en el tercer cuarto del siglo XV. Por
ejemplo las “naranjas partidas”, “hojas
de cardo”, “rosas góticas”, “atauriques
carnosos” y “hojas de hiedra”.
Podemos datar una pieza a partir del tercer
cuarto del siglo XV por su decoración.
Fig. 9
Núm. de inv. 40362.
Reverso
En este bote (Figura 10) se representan
dos flores de cuatro pétalos, es decir, una
rosa gótica en azul cobalto. El resto de la
decoración que cubre la superficie consiste
en retículas, hojas de cardo y círculos
en dorado, estableciendo de nuevo la
bicromía característica. Esta tipología
es una de las más tradicionales y será
el origen de los botes de farmacia. Estos
estaban destinados a guardar especies y
semillas. Su perfil es cilíndrico con pie y
boca; a diferencia de los botes nazaríes,
los realizados en Manises parecen
que tienen las paredes más cóncavas.
Al igual que la decoración vegetal, la
decoración epigráfica a partir del siglo XV
es totalmente cristiana con un repertorio
LA COLECCIÓN DE CERÁMICA DE REFLEJO METÁLICO
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PIEZA DEL MES DE MAYO
Fig.10
Núm. de inv. 40318
más amplio. Podemos encontrar una
letra alusiva a una persona, una familia
o gremio, algo muy frecuente en el gótico
tal y como demuestran los tejidos y los
azulejos, pueden ser simples adornos o
tener un significado que desconocemos.
No solo se representan letras, también
palabras o frases alusivas al contenido del
recipiente o un nombre, una expresión…
Muchas piezas muestran temas
zoomórficos y antropomórficos. Las obras
más antiguas denotan la influencia
musulmana con animales afrontados, pero
son mucho más abundantes los animales
aislados, siguiendo esquemas góticos.
Destacan los pájaros, las gacelas, liebres,
águilas, leones, toros…, representados
con gran elegancia. Sin embargo, no
son abundantes los animales fantásticos.
En lo que respecta a la representación de
personajes, a través de ellos nos podemos
acercar a la sociedad de la época. La simetría
y la indumentaria exótica de tradición
islámica de las obras más tempranas, dan
paso poco a poco a composiciones más libres
con figuras vestidas a la moda cristiana
de cada momento, dentro del siglo XV.
El segundo periodo se desarrolla desde
el último tercio del siglo XV hasta
principios del siglo XVII, es el inicio
hacia la decadencia. En el siglo XVI se
van a producir cambios que afectarán
a la producción cerámica de Manises.
Por un lado, la dinastía de los Austrias
está muy alejada del arte mudéjar y
morisco, por lo que no favorecerá el
desarrollo de esta industria. Por otra parte,
la llegada del Renacimiento, produce
un cambio en los gustos, favoreciendo
una cerámica polícroma, provocando
que el reflejo metálico no sea el elegido
por las cortes europeas como símbolo y
representación de lujo y refinamiento.
Además, hay que unir el desplazamiento
del comercio del Mediterráneo al
Atlántico, por las relaciones con América.
En Manises, esta nueva corriente
renacentista solo se verá plasmada en
los azulejos. La producción de loza
dorada se irá limitando porque la
clientela no es tan abundante y además
se populariza porque los destinatarios
pertenecen a una clase media.
Tanto la tradición musulmana como la
gótica han desaparecido y surgen nuevos
esquemas decorativos de menor tamaño,
dispuestos de forma recargada y repetitiva
en toda la pieza. En cuanto a las formas,
sí se aprecia una influencia renacentista.
Según Balbina Martínez Caviró “A esta
producción más tardía, de técnica dorada
de tradición musulmana, temas menudos
repetidos insistentemente, conforme
a la anterior cadencia musulmana,
e influjos renacentistas, le conviene
perfectamente el adjetivo de morisca” 8
Las piezas, realizadas a torno hasta ahora,
comienzan a realizarse a molde por la
incorporación de motivos en relieve como
los “cordoncillos” radiales acompañados
de “cabezas de clavo”. Surgen también
piezas gallonadas, con resaltes centrales,
por influencia de la orfebrería,
imitando las vajillas de plata y oro.
LA COLECCIÓN DE CERÁMICA DE REFLEJO METÁLICO
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Quizá porque toman la orfebrería como
referencia, el uso del cobalto disminuye y la
mayor parte de la pieza se pinta en dorado.
Dentro de los motivos vegetales destacan
las “florecillas”, las “flores de cardo”
abiertas o en capullo y los “arbustos”. En
cuanto a los geométricos, nos encontramos
con la “solfa”, degeneración de la “hoja de
hiedra” o carrasca, “encajes” y “círculos en
reserva con radios”. Los escudos heráldicos,
al igual que en la etapa anterior, son de
gran importancia, ya que nos ayudan a
fechas las piezas. Los animales aparecen
en dorado o con los perfiles en cobalto,
pueden ser reales o fantásticos y en los
fondos aparecen estos motivos repetitivos.
Fig. 11
Núm. de inv. 40571
Esta etapa está representada por un plato
(Figura 11) en el que la decoración se
organiza en bandas concéntricas. En
la zona central, un realce con tema
floral y en torno a él bandas y cenefas
geométricas. El ala está decorada con
grupos de tres hojas alternadas con hojas
aisladas en relieve. Entre estos motivos, se
dispone solfas, considerándose la última
degeneración de la “hoja de hiedra”. En el
reverso (Figura 12) la decoración consiste
en círculos concéntricos. En cuanto al
reflejo, ya podemos observar como la
tonalidad ha cambiado con respecto a
las piezas vistas anteriormente, es más
cobrizo, por lo tanto, con menos plata.
La expulsión de los moriscos, en 1609-
1610, afectó negativamente tanto a la
artesanía como a la agricultura. Algunos
hornos, como los de Muel, tuvieron
que cerrar mientras otros como el de
Manises sufrieron una transformación
por la aparición de otros motivos
decorativos y la decadencia técnica.
Durante todo el siglo XVII se mantienen
las decoraciones anteriores pero con unos
trazados más populares y simples. La
calidad técnica disminuye, las paredes
son más gruesas, se aprecian las trazas
del torno y en el anverso se pueden ver
las marcas que deja el atifle 9 cuando las
piezas eran apiladas para la cocción.
Normalmente, se disimulaban en épocas
Fig. 12
Núm. de inv. 40318
reverso.
anteriores, pero ahora se desatiende su
eliminación. Las formas y los acabados son
toscos, el reflejo es más cobrizo por la falta
de plata y los esmaltes no son tan blancos
sino que adquiere un tono cremoso
Los motivos anteriores se mantienen y
aparecen otros nuevos. El “pardalot” es un
ave de cuerpo rayado que posteriormente
evolucionará. Los fondos son cubiertos
por motivos vegetales como las “hojas
rayadas” que también sufrirán cambios
según avancemos hacia el siglo XVIII.
En cuanto a las formas, son característicos
los jarros de alto gollete, los saleros
sostenidos por figuras de perrillos, junto
a los platos y pilas de agua bendita.
18 19
PIEZA DEL MES DE MAYO LA COLECCIÓN DE CERÁMICA DE REFLEJO METÁLICO

20
El jarro de alto gollete (Figura 13) está
decorado con un “pardalot” en el centro
del cuerpo, rodeado de tallos y hojas
rayadas con posibles frutos en los extremos,
un motivo que también observamos
en la zona del cuello. El gollete, de
forma acampanada, está moldurado y
ornamentado con unos motivos a modo
de comas, similares a los de la peana.
En referencia a los saleros (Figura 14)
tienen la base plana con los tres lados
de perfil curvo y sobre ella tres figuras
de animales muy simplificados. Estas
figuras, sostienen una copa redonda
PIEZA DEL MES DE MAYO
cubierta por una tapadera que remata
con una cabeza de animal. Los motivos
son de tipo geométrico en combinación
con trazos vegetales estilizados.
Existe un plato (Figura 15) que puede
considerarse retardatario porque mantiene
el azul de cobalto y las decoraciones en
relieve características del siglo XVI. En el
ala se disponen hojas en relieve alternando
con motivos de “solfa” y florecillas
realizadas con pinceladas muy sueltas. A
continuación, una línea azul formando
un hexágono y en la zona central un
motivo vegetal y bandas en dorado.
Fig. 13
Núm. de inv. 40434
Fig. 14
Núm. de inv. 40654
Fig. 15
Núm. de inv. 40569
LA COLECCIÓN DE CERÁMICA DE REFLEJO METÁLICO
21

22
En los siguientes ejemplos el “pardalot”
es el protagonista de la composición,
ya que está situado en la zona central.
Alrededor y dispuesto en bandas
concéntricas, se representan tallos de
hojas rayadas con frutos y agrupaciones
de puntos. (Figuras 16, 17, 18 y 19).
La decadencia técnica se acentúa
PIEZA DEL MES DE MAYO
Fig. 16
Núm. de inv. 40574
mucho más en el siglo XVIII. Las “hojas
rayadas” y el “pardalot” sufren una
estilización, el primero evoluciona hacia
las llamadas “sartas de riñones”, y el
segundo hacia una especie de ave-pez
(Figuras 20, 21, 22 y 23) de cuerpo
serpenteante, cabeza pequeña, pico curvo
y cuerpo relleno de tallos o plumajes.
Fig. 17
Núm. de inv. 40575
Fig. 18
Núm. de inv. 40577
LA COLECCIÓN DE CERÁMICA DE REFLEJO METÁLICO
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24
PIEZA DEL MES DE MAYO
Fig.19
Núm. de inv. 40578
Fig. 20
Núm. de inv. 40580
Fig. 21
Núm. de inv. 40581
LA COLECCIÓN DE CERÁMICA DE REFLEJO METÁLICO
25

26
PIEZA DEL MES DE MAYO
Fig. 22
Núm. de inv. 40582
Fig. 23
Núm. de inv. 40583
El motivo floral por excelencia de este siglo
son las “clavellinas” que cubren el fondo
junto a las hojas desflecadas, o bien, ocupan
el centro de la pieza (Figuras 24, 25, 26)
Una tipología que abundará en este
siglo es el lebrillo (Figuras 27) de
perfil troncocónico y ala plana, usado
Fig. 24
Núm. de inv. 40587
en el ámbito doméstico, dándonos
una idea de la popularización
de la loza en estos momentos.
En el centro el “pardalot” rodeado de temas
vegetales como la “clavellina”, trazos y
puntos. En las paredes exteriores el motivo
elegido es el de las “sartas de riñones”.
LA COLECCIÓN DE CERÁMICA DE REFLEJO METÁLICO
27

28
PIEZA DEL MES DE MAYO
Fig. 25
Núm. de inv. 40588
Fig. 26
Núm. de inv. 40589
LA COLECCIÓN DE CERÁMICA DE REFLEJO METÁLICO
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PIEZA DEL MES DE MAYO
Fig. 27
Núm. de inv. 40457
Estas “sartas de riñones”, son la decoración
principal de unos botes fusiformes que
se usaron como mieleros (Figura 28).
El motivo consiste en tallos con frutos
arriñonados y volutas ensartadas en un
vástago central, que como ya hemos
apuntado, derivan de las “hojas rayadas”.
En esto momentos, Talavera es la fábrica
que realiza la cerámica polícroma de
influencia renacentista, mientras que en
Levante será Alcora la que marque los
nuevos gustos afrancesados llegados con la
nueva dinastía borbónica. Alcora influirá
en la producción de Manises en motivos
florales de pequeño tamaño, ramilletes
y orlas simulando encajes. Pero el reflejo
dorado también llegará a Alcora, donde se
interesarán por la técnica y la aplicarán
a los temas propios de su manufactura.
Fig. 28
Núm. de inv. 40322
LA COLECCIÓN DE CERÁMICA DE REFLEJO METÁLICO
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En cuanto a los reversos, en el siglo
XVIII raramente están decorados y las
piezas que sí lo están, presentan simples
espirales achatadas y diseminadas por
la superficie. De manera excepcional
y por influencia de Alcora, hay
reversos con temas florales y pájaros.
Finalmente, en el siglo XIX, con la
aparición del Romanticismo y el
Fig.29
Núm. de inv. 40501
movimiento historicista se volverá a
valorar a la Edad Media, ya que muchos
viajeros sentían fascinación por el arte
Oriental creado en Europa, es decir, el
arte hispanomusulmán. Estos viajeros
fomentaron la curiosidad, surgiendo así
estilos como el neo-mudéjar o el neogótico
como consecuencia de la búsqueda
de estilos nacionales. La cerámica de
reflejo dorado se convirtió en un foco de
atracción, de estudio y de colección. Muchos
intelectuales plantearon la recuperación
de la técnica, por lo que muchas
industrias del siglo XIX reinterpretaron
y copiaron las obras medievales, pero
mezclando temas y motivos que en
origen no fueron contemporáneos.
El reflejo dorado no es el tradicional
en la mayoría de los casos, suele tener
un tono marrón achocolatado y un
esmaltado cremoso. Se incorporan nuevas
tipologías que se adaptan a la nueva
burguesía de la época como por ejemplo
juegos de café. Otra característica a
destacar es que las obras están firmadas,
a diferencia de las etapas anteriores.
Dentro de este contexto debemos situar la
benditera o pila que se encuentra en el
museo (Figura 29). En ella se representa
una custodia estrellada con una cruz en
su interior. El entorno imita un templete
clásico con capiteles corintios y fustes
salomónicos. Sobre uno de ellos se ha
colocado una corona de espinas y sobre
el templete Cristo crucificado. Alrededor
podemos ver querubines, ángeles y
dos santos. La zona destinada al agua
es piramidal, decorada con ángeles y
flores. El carácter sigue siendo popular,
de trazos sencillos y espontáneos.
Las decoraciones metalizadas volvieron de
nuevo a estar de moda en Europa, por lo
que la obra de Manises experimentó una
cierta revitalización durante el siglo XIX.
NOTAS
1 Francisco Alcántara (1858-1930). Crítico
de arte, pintor, catedrático y renovador
pedagógico. Con la fundación de la Escuela de
Cerámica en 1911, reavivó la tradición alfarera
y cerámica. Consiguió un gran prestigio
gracias a los métodos revolucionarios de
enseñanza con los que se sintieron identificados
intelectuales y artistas como Sorolla,
Zuloaga, Menéndez Pidal y Ortega y Gasset.
2 Archivo Museo Sorolla. Carta CS/0088
3 Archivo Museo Sorolla. Carta CS/0086
4 Archivo Museo Sorolla. Carta CS/0085
5 Citado por MARTÍNEZ CAVIRÓ, B., La
loza dorada en el Instituto Valencia de
Don Juan: oro y lapislázuli. 2011 p.90
6 Citado por MARTÍNEZ CAVIRÓ, B.
Cerámica hispanomusulmana. Andalusí
y mudéjar. Ediciones El Viso. 1991. p.141
7 MARTINEZ CAVIRÓ, B., La loza dorada.
Artes del tiempo y del espacio. 1983
8 MARTÍNEZ CAVIRÓ, B., La loza
dorada en el Instituto Valencia de
Don Juan: oro y lapislázuli. 2011.
9 Utensilio de barro de forma triangular que
se dispone entre pieza y pieza para evitar que
se peguen durante la cocción en el horno.
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LA COLECCIÓN DE CERÁMICA DE REFLEJO METÁLICO
PIEZA DEL MES DE MAYO

SIGLO XIV Fin s. XIV
Principios s. XV
SIGLO XV Primer cuarto
Segundo cuarto
Tercer cuarto
MOTIVOS DECORATIVOS
Alafiya Estrella Paralelas y espiral Acicate
Sebqa
Árbol de la Vida
(Hom)
Orla de peces Hojas con nervios
Flores de puntos Hoja de perejil
Piña Lirios contrapeados
Brionia Hoja lanceolada Helecho Flor-lazo
Corona
Rosa gótica Hoja de cardo Ataurique carnoso Hoja de hiedra
SIGLO XVI Último tercio s. XV,
s. XVI y XVII
SIGLO XVII
SIGLO XVIII
MOTIVOS DECORATIVOS
Hojas de carrasca Florecillas Flor de cardo Arbusto
Solfa Encaje
Pardalot Hojas rayadas
Clavellinas
Circulos en reserva
con radios
Ilustraciones de MARTINEZ CAVIRÓ, B., La loza dorada. Artes del tiempo y del espacio. 1983.
Pestañas
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BIBLIOGRAFÍA
LÓPEZ ELUM, P., La producción cerámica de lujo en la Baja Edad Media: Manises y Paterna.
Materiales y documentos. Amigos del Museo Nacional de Cerámica González Martí. 2006.
MARTINEZ CAVIRÓ, B., La loza dorada. Artes del tiempo y del espacio. 1983.
MARTÍNEZ CAVIRÓ, B. Cerámica hispanomusulmana. Andalusí y mudéjar. Ediciones El Viso. 1991.
MARTÍNEZ CAVIRÓ, B., La loza dorada en el Instituto Valencia de Don Juan: oro y lapislázuli. 2011.
PADILLA MONTOYA, C., Catálogo de cerámica Museo Sorolla. Ministerio de Cultura. 1990.
PINEDO, C., VIZCAÍNO, E., La cerámica de Manises en la historia. Editorial Everest. 1979.
VVAA. La cerámica de reflejo metálico en Manises (1850-1960). Museo de Etnología. Colección Tennos. 1998.
VVAA. Diccionario de materiales cerámicos. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. 2002.
VVAA. El reflejo de Manises. Cerámica hispano-morisca del Museo de Cluny en París.
Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana. Ediciones Electa. 1996.