Libro-Oraciones que Sustentan - Iglesia Adventista Agape
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Dios nos ha provisto luces para <strong>que</strong> podamos dirigir nuestros<br />
pasos y evitar caer. Cuando leemos la Palabra de Dios, ella ilumina<br />
nuestro camino para no tropezar. Estas palabras son más <strong>que</strong> una simple<br />
estrofa de un canto de adoración. Representan un estilo de vida.<br />
Sólo será posible recorrer paso a paso con Dios si tenemos su luz iluminando<br />
nuestro camino.<br />
Caminar por la vida cristiana diariamente sin una dirección clara,<br />
sin un buen mapa, ni una fuente de luz confiable, puede ser peligroso<br />
para nuestro bienestar. Afortunadamente, la Palabra de Dios nos da las<br />
herramientas y la ayuda <strong>que</strong> necesitamos.<br />
Si la luz de la Palabra de Dios no ilumina nuestro camino estaremos<br />
caminando por terreno peligroso.<br />
Un minero nunca entra a las profundidades de una mina sin asegurarse<br />
primero de <strong>que</strong> la batería <strong>que</strong> hace encender la luz en su casco<br />
durará todo el tiempo <strong>que</strong> estará bajo tierra.<br />
Debemos tener la misma diligencia con respecto a la Palabra de<br />
Dios. No podemos leer toda la Biblia una sola vez, como lo hacemos<br />
con los otros libros. La luz <strong>que</strong> recibimos de la Palabra debe renovarse,<br />
revitalizarse y solidificarse diariamente en nuestra vida. Cuando la<br />
verdad divina es renovada en nosotros cada día, llega a ser como la linterna<br />
de un minero. Al mirar hacia la dirección <strong>que</strong> Dios nos indica,<br />
discerniremos mejor el camino a seguir. “La Ley de su Dios está en su<br />
corazón; por tanto, sus pies no resbalarán” (Salmo 37:31).<br />
Para <strong>que</strong> la Biblia esté profundamente arraigada en nosotros, al<br />
punto de llegar a ser parte de nuestro ser, tenemos <strong>que</strong> abrirla y decir:<br />
“Señor, habla conmigo hoy y muéstrame lo <strong>que</strong> debo saber”. Tenemos<br />
<strong>que</strong> leerla hasta <strong>que</strong> nuestra lámpara esté recargada. “Las cosas <strong>que</strong> se<br />
escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de <strong>que</strong>,<br />
por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”<br />
(Romanos 15:4). Ni siquiera debemos considerar la posibilidad de<br />
construir una vida, sin utilizar la Palabra de Dios como herramienta<br />
poderosa. De hecho, debemos transformarla en nuestro fundamento.<br />
Cuando nos sintamos como si estuviéramos en un lugar oscuro y<br />
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