10.05.2013 Views

Libro-Oraciones que Sustentan - Iglesia Adventista Agape

Libro-Oraciones que Sustentan - Iglesia Adventista Agape

Libro-Oraciones que Sustentan - Iglesia Adventista Agape

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Tuve la primera crisis renal en 1974, y como consecuencia, <strong>que</strong>dé<br />

hospitalizada en el Hospital <strong>Adventista</strong> de São Paulo por varios días.<br />

En mi habitación, en la cabecera de mi cama había una meditación.<br />

Leía todos los temas, y a<strong>que</strong>llos <strong>que</strong> consideraba de más importancia,<br />

copiaba el texto. Entre los <strong>que</strong> copié y guardé en mi archivo, hay una<br />

historia <strong>que</strong> marcó mi trayectoria como madre.<br />

Un profesor, al visitar una hacienda, <strong>que</strong>dó impresionado por la<br />

manera especial, la inteligencia y la buena conducta del único niño <strong>que</strong><br />

había en la casa, un pe<strong>que</strong>ño de cuatro años de edad. La madre estaba<br />

en el lavadero de la cocina lavando una coladera, cuando el niño se dirigió<br />

a ella llevando una revista. “Mamá” — preguntó él, “¿Qué es lo <strong>que</strong><br />

está haciendo este hombre?”, la madre secó sus manos, se sentó en una<br />

silla, sentó al niño en su regazo y pasó unos diez minutos respondiendo<br />

las preguntas <strong>que</strong> el pe<strong>que</strong>ño hacía.<br />

Después de <strong>que</strong> el niño se retiró, el visitante comentó con la madre<br />

sobre su gesto de detener su trabajo y atender todo ese tiempo a su hijo.<br />

También dijo <strong>que</strong> la mayoría de las madres no se hubieran incomodado.<br />

Entonces la madre respondió: “El colador lo puedo lavar el resto de mi vida,<br />

pero no deseo <strong>que</strong> mi hijo me vuelva a hacer esta pregunta otra vez. Por<strong>que</strong><br />

una vez perdidos estos momentos, se perderán para siempre”.<br />

Este relato, <strong>que</strong> leí antes de ser madre, hizo una gran diferencia en<br />

mi vida. A pesar de haberla leído varias veces, cometí los errores de la<br />

falta de tiempo con mis hijas, pero en mis oraciones suplicaba <strong>que</strong> Dios<br />

tuviera misericordia de mí y me diera sabiduría y discernimiento en la<br />

misión de prepararlas no sólo para esta vida sino, sobre todo, prepararlas<br />

para <strong>que</strong> amaran a Dios. ¿Usted sabe como criar a sus hijos para<br />

<strong>que</strong> amen a Dios?<br />

Usted y yo somos responsables por la educación de nuestros hijos,<br />

y representamos a nuestro Dios al conducir a estos pe<strong>que</strong>ñitos en los<br />

caminos <strong>que</strong> los llevarán a la vida eterna.<br />

A cada madre Dios le dice: “Toma este hijo o hija -dice el<br />

Señor- y edúcalo para mí”. Dale un carácter noble, capaz de “resistir<br />

la influencia del mal”, y prepáralo para servir a sus semejantes<br />

(Servicio cristiano, p. 255).<br />

86

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!