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Piérola y el predominio del Civilismo - Universidad Nacional Jorge ...

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UNJBG / UTI [ PERÚ: PROBLEMAS Y POSIBILIDADES]<br />

antiguos enemigos, y los prefería como consejeros. Cuando concluyendo su período presidencial<br />

se esbozó <strong>el</strong> problema de la sucesión, fue la acción de Candamo la que suscitó la orden de <strong>Piérola</strong><br />

para retirar <strong>el</strong> apoyo d<strong>el</strong> partido demócrata a Billinghurst, viejo compañero de andanzas d<strong>el</strong><br />

caudillo, pero muy distinto en sus gustos y maneras y además sospechoso al civilismo por su<br />

campechanería, su franqueza y su rotundidad aprendidas en las salitreras de Tarapacá.<br />

LA LEY ELECTORAL SUICIDA.<br />

Consecuente con su prédica en pos d<strong>el</strong> voto libre, <strong>Piérola</strong> propició en <strong>el</strong> poder la reforma<br />

<strong>el</strong>ectoral. Su proyecto sufrió enmiendas y adiciones en <strong>el</strong> Parlamento, y de esta mezcla resultó la<br />

ley de 1896 que creó <strong>el</strong> voto público directo y entregó <strong>el</strong> control de la maquinaria d<strong>el</strong> sufragio a la<br />

Junta Electoral <strong>Nacional</strong>, agrupación centralista con personeros d<strong>el</strong> gobierno, de las cámaras y d<strong>el</strong><br />

poder judicial, que regía todo <strong>el</strong> proceso <strong>el</strong>ectoral interviniendo también los contribuyentes. Por<br />

la transacción de <strong>Piérola</strong> con los civilistas, fue <strong>el</strong>egido, de común acuerdo y después de muchos<br />

conciliábulos, don Eduardo López de Romaña. Hubo falta de acierto en la <strong>el</strong>ección de este hombre;<br />

y <strong>el</strong>lo con <strong>el</strong> abandono que <strong>Piérola</strong> hizo con cívica abnegación de su influencia palaciega apenas<br />

dejó de ser presidente, acentuó la ligazón mayor d<strong>el</strong> civilismo al poder, y, más tarde, la marcha de<br />

los demócratas a la oposición. Tal como estaba constituida la Junta Electoral <strong>Nacional</strong>, <strong>el</strong> gobierno<br />

mandaba en <strong>el</strong>la y al gobierno lo manejaban los civilistas. <strong>Piérola</strong> era un caudillo con entusiastas y<br />

heterogéneos adeptos, como ningún caudillo de otrora; pero <strong>el</strong> civilismo era una casta. Estando en<br />

<strong>el</strong> gobierno esta casta y siendo <strong>el</strong>la formada por los propietarios urbanos y rústicos, los<br />

contribuyentes de eficaz acción en las <strong>el</strong>ecciones, lógicamente resultaban civilistas. Además <strong>el</strong><br />

voto era público y en consecuencia los ricos podían comprarlo. <strong>Piérola</strong> se había puesto la soga al<br />

cu<strong>el</strong>lo con la ley de 1896. Los medios legales le quedaron vedados para regresar al gobierno. Fue<br />

así cómo se retiró de la lucha en 1903 ante la <strong>el</strong>ección de Candamo, en 1904 ante la <strong>el</strong>ección de<br />

Pardo, en 1908 ante la <strong>el</strong>ección de Leguía. Ni siquiera Alcalde de Lima pudo ser <strong>el</strong> hombre que<br />

había iniciado la modernización de la capital y que la había hecho progresar como nadie.<br />

No hay ninguna época más triste que ésa en toda la historia republicana. El país tenía al estadista<br />

que había manifestado excepcional eficiencia desde <strong>el</strong> poder y que contaba con <strong>el</strong> cariño de las<br />

masas; y los círculos dominantes lo posponían. Ya no podrá decirse de él, como antes, que era un<br />

vulgar conspirador de oficio; ni podía temerse que se dejara arrastrar como gobernante a esas<br />

locas innovaciones propias de jóvenes inexpertos ni a esos bruscos desconocimientos d<strong>el</strong> privilegio<br />

de los poderosos, que hace tan temibles ante esos poderosos a los leaders de las ideas avanzadas.<br />

Ni siquiera podía alegarse <strong>el</strong> rencor tradicional d<strong>el</strong> civilismo apagado por la promiscuidad en <strong>el</strong><br />

gobierno d<strong>el</strong> 95 al 99. Muerto Candamo, que al fin y al cabo era <strong>el</strong> jefe de ese pequeño conjunto<br />

de señorones que manejaba <strong>el</strong> Perú, al verse <strong>el</strong>los carentes de dirección la buscaron entre la<br />

mocedad de su casta y por "droit de naissance" ungieron con fid<strong>el</strong>idad monárquica, a don José<br />

Pardo y Barreda, <strong>el</strong> hijo d<strong>el</strong> fundador d<strong>el</strong> partido, un joven estirado, decorativo y "buen mozo",<br />

prefiriéndolo al mayorazgo de la familia porque aquél ya había campeado en las esferas de la<br />

dirección d<strong>el</strong> Estado logrando una especie de mayorazgo en la vida pública. Desairado con esta<br />

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