Narraciones y cantos al son del Cesar - libreriadelaU

Leyenda de la laguna de Sicarare
Cuentan los abuelos que en el valle del cacique Upar existió una
familia de origen español, conformada por Antonio Pereira y Ana de
Pereira, quienes tenían una sirvienta llamada Francisca. Se trataba
de una india descendiente de la tribu de los tupes. Era hermosa, de
cabellos largos, bajita, de piel mestiza y ojos café. Ella cautivó con
su hermosura al señor Antonio Pereira. Él estaba enamorado de la
sirvienta, pero la esposa, celosa porque la india era más bonita que
ella, y aprovechando que el señor Antonio no estaba en la casa, le dio
una garrotera impresionante y le cortó los cabellos, sin pesar alguno.
Francisca, desesperada por lo que le había pasado, corrió llorando
a contarle a su esposo lo ocurrido. Él la escuchó y se enfureció al ver
que la habían humillado quitándole la cabellera –que era el símbolo
de la belleza de la mujer indígena–. Entonces fue a buscar al valle
del cacique Upar a los indios tupes y a contarle lo sucedido al jefe
de la tribu. Entre todos los indígenas tomaron la decisión de cobrar
venganza por la humillación que había tenido la india Francisca, y
planearon un ataque a los españoles.
Cuando llegó el día, los tupes prendieron fuego a la finca de los
señores Pereira y al templo de Santo Domingo, pero cuando este se
estaba quemando ocurrió algo maravilloso: apareció flotando una
Virgen muy preciosa, que con su manto apagó el fuego.
Los indígenas, al ver esto, corrieron llenos de miedo a esconderse
en la serranía del Perijá y los españoles los siguieron. A su paso,
los indígenas encontraron una laguna muy hermosa, que, según la
historia, es la verdadera ubicación de la la laguna del Sicarare, entre el
corregimiento de Media Luna y Rincón, municipio de San Diego.
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