LA ENSEÑANZA: EL LLAMAMIENTO MÁS IMPORTANTE
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Presentación por<br />
el maestro<br />
Parte G: Curso Enseñ anza del Evangelio<br />
su testimonio. En la Primaria, la Escuela Dominical y las reuniones de las Mujeres<br />
Jóvenes y del Sacerdocio Aarónico, hay maestros bien preparados, llamados por inspiración<br />
del Señor, que influyen en cada niño y joven para que busquen ‘palabras de sabiduría<br />
de los mejores libros... conocimiento, tanto por el estudio como por la fe’ (D.<br />
y C. 88:118). Una palabra de aliento aquí y un pensamiento espiritual allí afectan una<br />
valiosa vida y dejan su marca indeleble en el alma inmortal...<br />
“El maestro humilde e inspirado de la Iglesia puede despertar en sus alumnos el<br />
amor por las Escrituras. Incluso puede llevar al Salvador y a los Apóstoles de la antigüedad<br />
no sólo a la sala de clases sino al corazón, la mente y el alma de nuestros<br />
niños” (véase “Nuestros queridos niños son un regalo de Dios”, Liahona, enero de<br />
1992, pág. 77).<br />
A los maestros orientadores y las maestras visitantes<br />
El presidente Spencer W. Kimball dijo: “Cuando ustedes van a los hogares de [la<br />
gente]... van a salvar almas... Es muy probable que muchos de los buenos miembros<br />
activos de la Iglesia en la actualidad sean activos porque ustedes los visitaron en sus<br />
hogares y les ofrecieron una nueva perspectiva, una nueva visión. Ustedes les apartaron<br />
la cortina y les ampliaron el horizonte. Ustedes les brindaron algo nuevo” (The<br />
Teachings of Spencer W. Kimball, editado por Edward L. Kimball [1982], pág. 526).<br />
A todos los miembros de la Iglesia<br />
El presidente Lorenzo Snow dijo: “Aunque uno enseñe con la elocuencia de un ángel,<br />
solamente sus buenos hábitos, sus buenos ejemplos, sus acciones manifestando constantemente<br />
sinceridad en cuanto a su interés en los demás enseñan con una mayor<br />
elocuencia y mucho más eficazmente” (The Teachings of Lorenzo Snow, compilación<br />
por Clyde J. Williams [1984], págs. 78–79).<br />
Sugiera a los miembros de la clase que consideren los diferentes tipos de maestros que<br />
se describen en los pasajes que han leído: los padres, los líderes del sacerdocio y de las<br />
organizaciones auxiliares, los maestros en los salones de clases de la Iglesia, los maestros<br />
orientadores, las maestras visitantes y aquellos que enseñan por el ejemplo. Invite<br />
a cada uno de los alumnos a que hablen brevemente acerca de alguien que, en una o<br />
varias de esas funciones, les haya ayudado a obtener un mejor entendimiento del<br />
Evangelio y un mayor deseo de vivir en armonía con sus principios.<br />
Testimonio Hábleles por unos momentos acerca de las bendiciones que recibimos a raíz de las numerosas<br />
oportunidades para aprender y enseñar el Evangelio en nuestros hogares, en<br />
la Iglesia y en nuestras relaciones diarias. Exprese su agradecimiento por tales oportunidades.<br />
Recálqueles que el Señor nos brinda estas oportunidades para ayudarnos a resistir<br />
las malas enseñanzas e influencias que nos rodean. Comparta con la clase la<br />
siguiente declaración del presidente Gordon B. Hinckley:<br />
Presentación por<br />
el maestro<br />
“Hay hambre en la tierra y una sed genuina: una gran hambre de la palabra del Señor<br />
y una insatisfecha sed por las cosas del Espíritu... El mundo tiene hambre de alimento<br />
espiritual, y nosotros tenemos la obligación y la oportunidad de nutrir el alma”<br />
(“Alimenten el espíritu y nutran el alma”, Liahona, octubre de 1998, pág. 3).<br />
El propósito del curso Enseñanza del Evangelio es ayudar a mejorarnos como<br />
maestros.<br />
Lea ante la clase las declaraciones del presidente Gordon B. Hinckley que se incluyen<br />
en “Nota para el maestro”, en la página 215.