Brasilia Octubre 2005 - Seminário Missionário Arquidiocesano ...
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SEMINÁRIO MISSIONÁRIO ARQUIDIOCESANO<br />
"REDEMPTORIS MATER"<br />
BRASILIA<br />
TELÉFONO: (55) 61 3251 1818 - FAX: (55) 61 33674759<br />
e-mail adrmater@terra.com.br<br />
<strong>Brasilia</strong> marzo 2011<br />
Queridos hermanos:<br />
La Gracia y la Paz de Nuestro Señor Jesucristo os guarden y<br />
acompañen todos los días de vuestra vida.<br />
Aquí estamos de nuevo dispuestos a establecer nuestra habitual correspondencia con<br />
vosotros, haciéndoos llegar las noticias más importantes de nuestra casa.<br />
El día 6 de febrero retornamos al Seminario, después de nuestras vacaciones. Hemos<br />
pasado los primeros días organizando la vida del Seminario. Ya estábamos conocedores de la<br />
noticia de que nuestro querido Sr. Arzobispo Mons. João Braz de Aviz había sido destinado a<br />
Roma como Prefecto de la Sagrada Congregación para la Vida Religiosa e Institutos de Vida<br />
Consagrada. Fue un anuncio agridulce. Por un lado nos alegró saber que trabajaría cerca del<br />
Papa, ayudándolo en el gobierno de la Iglesia y por otro nos entristeció por perder un Pastor<br />
que durante siete años ha sido para nosotros Padre, amigo y guía y con quien manteníamos<br />
estrechos lazos de comunión y de respeto.<br />
El Sr. Arzobispo tuvo la delicadeza de venir a celebrar la Eucaristía con nosotros el<br />
día 7, ya como Administrador Apostólico. Durante la Homilía y durante la cena tuvo<br />
palabras entrañables que nos llenaron de alegría. Colocamos algunos párrafos de sus<br />
intervenciones acompañando esta carta.<br />
Al día siguiente P. Paulo y yo participamos de la comida de despedida en la<br />
Nunciatura Apostólica. Fue un momento emotivo e incluso pudimos disfrutar de algunas<br />
piezas al piano ejecutadas por el Sr. Nuncio.<br />
Tras unos días de organización y de presentación de los nuevos seminaristas llegados<br />
de varias partes del mundo (Polonia, Colombia, El Salvador, Ecuador, Estados Unidos)<br />
participamos de la Convivencia de Inicio de Curso con los catequistas itinerantes de la<br />
nación. Se encontraban presentes también los equipos de itinerantes del Brasil y las<br />
comunidades más antiguas.<br />
El día 12 tuvo lugar la Ordenación de los nuevos diáconos del Seminario conciliar<br />
Nuestra Señora de Fátima en la Catedral Metropolitana. Y al día siguiente participamos<br />
todos de la Eucaristía de despedida del Sr. Arzobispo. Fue una celebración emocionante,<br />
sentida, llena de calor humano y de espíritu de fe. Gran parte del presbiterio, algunos obispos<br />
de la región, el Sr. Cardenal emérito y numerosa cantidad de fieles participaron de la<br />
ceremonia. Al acabar había sido preparado un almuerzo para 800 personas al que fuimos<br />
convidados los formadores y un grupo de seminaristas.<br />
Por la noche tuvimos la grata visita del Seminario Redemptoris Mater de San Pablo<br />
que, por primera vez, quería conocer la casa. Participaron con nosotros de las Vísperas y de<br />
la cena antes de regresar a su ciudad.<br />
El día 14 comenzaron los cursos intensivos, tanto para el año del Propedéutico como<br />
para los alumnos de filosofía y teología.
Por la tarde de ese mismo día comenzamos los escrutinios de la Admissio ad Ordines.<br />
Ayudados por el equipo pastoral del Seminario, P. José, Raúl y Pilar, escuchamos a los<br />
candidatos durante dos días. Después tuvimos la reunión con sus responsables y catequistas<br />
para completar el discernimiento delante del Señor. Al final fueron admitidos cuatro<br />
candidatos que, en su momento oportuno, serán recibidos públicamente como seminaristas y<br />
comenzarán a vestir con la ropa propia de los clérigos. Tenemos la esperanza de que la<br />
celebración sea presidida por el Sr. Administrador Apostólico Mons. Waldemar Passini.<br />
Estos días nos acompañó el P. Jorge López, presbítero formado en el Redemptoris<br />
Mater de Madrid, que está ejerciendo su ministerio como párroco en Montevideo (Uruguay)<br />
y que quiso venir a descansar unos días entre nosotros.<br />
El día 16 asistimos en el Supremo Tribunal de Justicia a la presentación de un nuevo<br />
libro del Sr. Nuncio, Don Lorenzo Baldisseri, sobre el Acuerdo establecido entre el Gobierno<br />
brasileño y la Santa Sede.<br />
El día 19, como todos los meses, participamos desde las 22 horas hasta las 24, de<br />
nuestro turno en la Capilla de la Adoración perpetua en la parroquia del Santísimo<br />
Sacramento. Siempre es un momento de intimidad con el Señor y de oración profunda.<br />
El domingo 20 los grupos de garantes tuvieron su primera convivencia. Estos grupos<br />
de seminaristas se encargan, por turnos, de los diversos servicios de la casa: jardín, comedor<br />
y cocina, teléfono, visitas, cartas, etc. Bajo la dirección de un compañero que es llamado<br />
garante, trabajan juntos ayudándose mutuamente y cada mes tienen un domingo de<br />
convivencia en el que rezan juntos y, en rueda de experiencia, cuentan la historia de<br />
salvación que Dios está haciendo con cada uno de ellos.<br />
Los futuros diáconos que serán ordenados, si Dios quiere, el día 5 de marzo, tuvieron<br />
su retiro en el Monasterio cisterciense de São José do Rio Pardo -SP. Al poco tiempo de<br />
llegar se entrevistaron con el nuevo Administrador Apostólico. El encuentro, como siempre,<br />
fue agradable y provechoso.<br />
El día 24 inauguramos oficialmente el nuevo año lectivo con la Eucaristía del Espíritu<br />
Santo presidida por el P. José, en la que los profesores hicieron su juramento de fidelidad a la<br />
Iglesia. La lección inaugural fue impartida por nuestro nuevo y flamante doctor en teología,<br />
P. Lázaro Ilzo Daniel, sobre el tema: La Mediación Materna de María en Cristo en las<br />
enseñanzas de Juan Pablo II.<br />
Queremos agradecer la colecta realizada durante el Adviento a favor de los dos<br />
seminarios Redemptoris Mater del Brasil. Dios os lo pague. Confiamos siempre en vuestra<br />
generosidad. Al volver hemos tenido que renovar toda la flota automovilística de la casa. Y<br />
enfrentar otra serie de problemas, pues el edificio es muy grande y continuamente surgen<br />
desperfectos y trabajos para su mantenimiento.<br />
El día 5 de marzo, tendremos la alegría de ordenar seis nuevos diáconos para la<br />
Iglesia, que serán presbíteros, si Dios quiere, a finales de año.<br />
Nos encomendamos a vuestras oraciones. Sabéis que, en esta casa, cada día rezamos<br />
por nuestros bienhechores. La Santísima Virgen María bendiga vuestras familias y<br />
comunidades.<br />
Un fuerte abrazo,<br />
P. Paulo de Matos Félix P. Juan José Armendáriz Lerga<br />
Vicerrector Rector
Palabras de Mons. João Braz de Aviz en la Homilía y en la cena de despedida del Seminario__<br />
Quería deciros que la experiencia de comunión con el P. José, con Pilar y con Raúl, con P. Juanjo<br />
y con P. Paulo, que representa un poco la comunión de todos vosotros, fue una de las experiencias más<br />
bellas de relacionamiento que ya he tenido. No puedo hablar de obediencia ni de autoridad, sino de<br />
comunión fraterna profunda y verdadera. Dios conserve este mismo espíritu siempre y claro que, a<br />
través de ellos, con vosotros. Incluso en la cuestión de la dirección espiritual, vosotros, seminaristas,<br />
siempre vinisteis a hablar conmigo con el corazón abierto, sin miedo de lo que los colegas dicen,<br />
porque os conocéis. Entonces habláis en el amor y, cuando la gente se desviste en frente del otro con<br />
un espíritu que es libre, al final la gente deja que Dios actúe más. Creo que este es un camino<br />
excelente, que no se pierda. Sólo si Kiko dijera otra cosa...<br />
El cristianismo siempre provoca algo nuevo y no se habitúa a lo que ya está establecido,<br />
respetando lo que fue establecido por Dios, pero siendo siempre algo dinámico. Yo voy ahora a<br />
trabajar con los religiosos. Yo siempre amé los religiosos, pero nunca fui religioso. Pregunté al<br />
Cardenal Tarcisio Bertone si no era un problema ir un obispo diocesano en medio de los religiosos, y<br />
él me dijo: “Mire, Don João, aquí en Roma eso cuenta muy poco”. Y yo dije: “Entonces está bien,<br />
¡ustedes piensan que se puede!” Y nosotros podemos ver, por ejemplo, lo que es una congregación<br />
religiosa, una orden religiosa, un monje, una virgen, un mártir, un misionero, un eremita y todas esas<br />
Órdenes en la historia de la Iglesia: en el fondo es una palabra del evangelio distribuida a lo largo de la<br />
historia. Los siglos fueron como que puntillados de estas palabras, siempre luminosas para cada<br />
momento. Por eso, yo pienso que si los antiguos y grandes carismas viven su carisma, ellos nunca<br />
desaparecerán, aunque sean pequeños, no hay ningún problema. Y eso no se contrapone a los nuevos<br />
carismas; es Dios en su belleza y en su grandeza que continúa creando, manifestando su misterio...<br />
Entonces, me gustaría deciros esta última palabra aquí en el Seminario, porque yo creo que nos<br />
debemos encantar con nuestra fe, encantarnos. Pero no como personas bobas, sino como personas que<br />
son fulguradas por una luz que Dios nos da. ¡Yo me quedo impresionado de cómo Dios va a frente de<br />
las cosas! ¡Trabaja, hace crecer! Y nosotros, que estamos allí titubeantes, vamos ayudando en alguna<br />
cosa por medio de nuestro ministerio. Pero es necesario que nosotros no nos apropiemos del don de<br />
Dios, ese es un peligro para nosotros. Porque nosotros no recibimos eso por ser mayores que los otros,<br />
sino porque somos llamados a servir con mayor generosidad. Y después, esa relación que se ve muy<br />
bonito en el Camino entre las varias vocaciones, me parece un gran don para la Iglesia. ¿Quién es<br />
mayor, el célibe, el casado? No. Ese no es el modo con que el Evangelio se ve. Mejor es aquel que<br />
sigue a Jesús más de cerca en su vocación. Y cuando todas las vocaciones se ayudan, la Iglesia<br />
embellece, se hace más bonita, profunda, libre, feliz. Entonces, que Dios haga del Seminario<br />
Redemptoris Mater siempre más una fuente bien límpida de vida, de alegría, de generosidad. No<br />
tengamos miedo de matar nuestro hombre viejo, ¿de acuerdo? ¡Sabandija escurridiza! ¡Aparece por<br />
todos los lados! Pero los hermanos ayudan, hacen el purgatorio para nosotros, hacen la corrección.<br />
Nosotros sufrimos y lloramos un poco, pero vamos mejorando cada vez más como la imagen que va<br />
siendo trabajada, siempre dejando al Señor actuar en nosotros. Hoy esta tentación nuestra del<br />
activismo tiene que ser vencida justamente por ese convivir con el Señor, después ir a donde Él pide.<br />
Hay gente partiendo para todos los lados como es costumbre aquí, y eso es muy bueno. Continuemos<br />
entonces ese trabajo, ahora que las cosas están ya bien reconocidas. Ahora es cuestión de hacer que el<br />
carisma asiente sus bases completamente en la Iglesia, y Dios bendecirá este trabajo y este camino.<br />
Entonces, gracias por todo lo que vivimos juntos. Yo creo que todavía voy a veros, porque estoy<br />
pensando que, en agosto, voy a tener vacaciones que pretendo hacer aquí, si ellos no me mandan a<br />
Honolulú o a otro lugar por allí. Pero nos encontraremos siempre en el Señor, en la Eucaristía, en la<br />
oración, en la voluntad de Dios. Yo trabajaré allí mismo en la Plaza de San Pedro, porque allí están las<br />
Congregaciones. Yo no estoy preocupado con nada, voy a llevar a Roma sólo mi maleta: un poco<br />
grande, porque tengo que llevar diversas cosas. Estos días fueron días en los cuales Dios me ha dado<br />
una gracia: no sé cómo sucede eso, pero durante estos días puntualmente encontré personas con las<br />
cuales tuve dificultad en el relacionamiento. Puntualmente: sacerdotes, diáconos, personas. ¡Pero cada<br />
abrazo! ¡Cada pedido de perdón! ¡Ayer mismo! Entonces parece que no hubo nada de errado. Dios nos
envuelve en ese misterio y nosotros vamos adelante. Los pecados cometidos, vosotros sabéis y<br />
perdonad, porque Dios, creo, ya perdonó en la confesión y así nos vamos ayudando. Pido a los<br />
presbíteros nuevos: ¡Coraje! ¡Sinceridad! No llevéis una doble vida; dejad que el hermano os trabaje.<br />
¡Porque, si no, vamos a parar en el matorral, hermanos míos!... Que Dios bendiga el Camino<br />
Neocatecumenal y que Dios bendiga el Seminario Redemptoris Mater.<br />
Discurso después de la cena:<br />
Bueno, sólo agradecer: yo tengo un presentimiento en mi corazón, que, de aquí en adelante, la<br />
Iglesia tendrá que tener una sensibilidad al Amor del Padre, de la Trinidad, pero algo que brote como<br />
experiencia que encanta. No es sentimentalismo, es algo que, digamos así, es como el novio y la novia<br />
que van buscando, buscando, buscando, a veces personas lindas. De repente, la mirada toca a la otra<br />
persona y allí hay una cosa nueva, ¿verdad? Una cosa nueva que nadie explica, pero es así. Y para<br />
nosotros también la experiencia de Dios va a tener que ir transformándose siempre más en eso. El<br />
Papa ha hablado muchas veces de esas cosas. Ahora, aquí viene la otra parte: si Dios nos ama así,<br />
estupendo, ¿no? San Juan dice algo que no parece lógico. Debería ser así: “nosotros debemos amar así<br />
a Dios”. Él no dice eso, él dice: “debemos amarnos así unos a otros”, nosotros debemos amar a los<br />
hermanos. Entonces, ¿qué tenemos que hacer ahora? La prueba de que nosotros experimentamos el<br />
Amor de Dios es que constituimos una familia. Pero no es para hacer al otro igual a nosotros, es para<br />
que seamos hermanos con el otro que es diferente, hasta que Dios se manifieste en esa diversidad. Y<br />
yo pienso que es de ese modo que la experiencia cristiana se hará de nuevo atrayente. Atrayente,<br />
porque es gratuita, se ve en el rostro, se ve en las obras y, yo pienso, que eso tendrá que darse entre las<br />
congregaciones, entre las órdenes, los movimientos, las pastorales, las realidades de culturas<br />
diferentes, es decir: nosotros nos alegramos con la riqueza que la Iglesia tiene, porque nadie tiene una<br />
riqueza tan grande como la Iglesia: de siglos, construida en los siglos. Sólo que ahora, debido a esa<br />
presión tan grande, parece que nosotros fuimos arrinconados. Entonces, ahora nosotros tenemos que<br />
comenzar a “latir” también, pero latir con amor, quiero decir: hablar las cosas con amor, ser amor, y el<br />
resultado Dios hará, yo no tengo dudas. Entonces: permanecer en las cosas esenciales, amar todo lo<br />
que es bueno y caminar. Yo voy a Roma sólo con ese pensamiento, no voy con otro pensamiento, yo<br />
no voy allí para defender una idea mía. ¿Qué ideas tengo yo? ¿Una media docena de ideas? Pero tengo<br />
una convicción: que la Iglesia es bellísima, que el Papa es esencial para nosotros, que la unidad con él<br />
es fundamental, que nosotros tenemos que ser hermanos, esas congregaciones tienen que ser una<br />
familia... Yo llevo conmigo también de <strong>Brasilia</strong>, del Camino y de la Iglesia en <strong>Brasilia</strong>, una alegría<br />
inmensa. Yo no tengo peso en el corazón, sólo tengo alegría. Siempre venir aquí al Seminario ha sido<br />
motivo de mucha alegría. He tenido experiencias muy fuertes aquí: aquella de la consagración de la<br />
Capilla, nunca voy a olvidar, la primera de mi vida, para mí fue algo que me tocó profundamente. Yo<br />
no sé si vosotros percibisteis, pero yo sólo no lloré porque pensaba que únicamente las mujeres<br />
lloraban... Recuerdo también aquella frase al principio, que los chicos fueron allá para conversar<br />
conmigo (no sé qué curso era, puede ser que alguno de ellos esté aquí) y yo dije (para alegrar al P.<br />
Juanjo escribí una carta y dije): “Si los frutos son estos, el árbol es buenísimo”. Y, sin saberlo, yo<br />
estaba evitando la salida del P. Juanjo hacia Lima. Esas cosas son maravillosas: ese cariño para decir<br />
una cosa por amor, sólo por amor, yo no estaba haciendo ningún cálculo, quería sólo consolar su<br />
corazón. Conseguimos hacer esa etapa entera: él se queda y yo soy el que me voy, ¿no? Entonces,<br />
gracias a todos, tened coraje, continuad. Y mucha sinceridad, porque aquello que nosotros aprendemos<br />
intelectualmente, si no pasa por la experiencia en la conversión, parece que se queda como que aislado<br />
y no sirve para nosotros, tenemos que dejarnos trabajar por el Señor, sin miedo. Su trabajo es un<br />
trabajo correcto. “Dios prueba a aquellos que ama”. Él lo hace y yo creo que Él está construyendo una<br />
Iglesia sencilla y sólida que es, digamos así, signo... Gracias a todos. Si, por acaso, alguien estuviera<br />
con rabia de mí, venga a conversar conmigo, porque yo quiero pedirle perdón, ¿de acuerdo?<br />
(Aplausos)