TRADICIONES ORALES portada 1 - Comunidad Andina
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¡Oh, que hermoso río corre a mi derecha<br />
frescas azuladas aguas bifurcan la pradera<br />
cuanta comida encontraré allá !<br />
Oteando con una mano en la frente en señal de saludo, despertó la curiosidad de una<br />
vieja challhua.<br />
- ¿Qué más ves ahí?<br />
- Sólo patos y tarucas refrescándose en las aguas -respondió.<br />
Quien de reojo le sugirió semejante proposición:<br />
- Yo puedo llevarte a ti y al resto de tus compañeros hacía este lugar del río.<br />
- ¿Cómo lo harías?<br />
- Muy sencillo -respondió-, te sujeto con mi boca y listo ya estás en el río, mas si no<br />
estás de acuerdo te regreso al lugar que estás.<br />
Un tanto inquieta la vieja challhua decidió consultar con sus demás compañeras y le<br />
contó lo narrado por el unchuchucuy pero aún más desconfiadas que el resto solicitaron<br />
la opinión de un viejo bagre inquilino de la poza, quien apelando al tiempo y a la<br />
experiencia justificó no confiarse del astuto; un tanto desalentados por la respuesta del<br />
bagre decidieron un último recurso y propusieron lo siguiente enviar a la challhua más<br />
tonta para que sea la que observe el otro lado de la poza del cual hablaba el astuto<br />
unchuchucuy.<br />
Y así lo hicieron lo cual el unchuehucuy llevó a la challhua más tonta al lado del río y la<br />
dejó chapotearse insinuándole lo siguiente: si tú no le dices al resto de tus compañeras<br />
que este lugar del río es hermoso ya no saldrás del pozo; tú bien sabes que la comida es<br />
escasa y el lugar es estrecho a comparación del río donde podrás nadar a tus anchas, y<br />
devolviéndola en su boca la dejó caer en el pozo esperando la respuesta de los demás.<br />
La tonta challhua exageró lo observado y convenció al resto para que se trasladen al río.<br />
En tusiasmadas las challhuas, hicieron fila para que sean trasladadas al supuesto lugar<br />
que prometía el astuto unchuchucuy, y una a una se confiaban a la boca del animal pero<br />
a donde iban a parar era a la barriga hambrienta del unchuchucuy que cuando hubo<br />
terminado con la última challhua su ambición pudo más y decidió redondear su banquete<br />
con el plateado y regordete bagre al cual le sugirió semejante triquiñuela.<br />
El bagre nada tonto decidió vengar la suerte corrida por el resto de sus compañeras que<br />
le solicitó al unchuchucuy apearse al borde de la poza para sujetarse de su cola con la<br />
boca y mordiendo este arrastró hacia las profundidades del pozo al vivaraz<br />
unchuchucuy, que por la enorme panza que tenía producto del banquete dado