TRADICIONES ORALES portada 1 - Comunidad Andina
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Solano, hombre viudo con un solo hijo llamado Valentín, sintió lastima por el señor<br />
Aurelio y su esposa Elena, padres de María.<br />
El señor Aurelio y su familia estaban agradecidos por la gentileza del señor Gregorio.<br />
Pasaron cuatro meses y dicha familia quiso comprar un lugar para construir su hogar. Su<br />
esposa le decía: ¿Por qué no compras siquiera un terreno? No sirves para nada, sino<br />
sácanos a otro lugar más tranquilo porque ya estoy cansada de ver el rostro de estas<br />
personas.<br />
La señora Elena presionaba mucho a su esposo y empezó a llorar abrazándose a su<br />
única hija diciendo: ¿Por qué mi familia tiene que sufrir? ¡Dios mío, por qué me tiene que<br />
pasar esto!<br />
- Me arrepiento de haber venido a este odioso pueblo de Huancayo, pero no podemos<br />
irnos porque no tenemos dinero, no tengo nada<br />
- decía el señor Aurelio.<br />
En este momento entró al cuarto el señor Gregorio y le dijo:<br />
- No tienes que sufrir Aurelio, al contrario. Tengo una oferta para ti.<br />
El señor Gregorio había conseguido trabajo a María para que pueda pastar ganado<br />
cerca de la laguna Azul Qucha, pero ella no estaba acostumbrada. Ella aceptó el trabajo<br />
aunque su padre no quería porque ella era aún pequeña. María empezó a llorar y dijo:<br />
No te preocupes<br />
padre querido, yo ya estoy grandecita y puedo trabajar en cualquier cosa. No quiero que<br />
te presione mi madre, ya no tenemos ni para comer, no tenemos nada ni siquiera<br />
nuestro hogar. Todo lo que hemos traído ya esta acabándose, papá.<br />
María le dijo al señor Gregorio: ¡Acepto! ¡Trabajaré, en lo que me diga! Porque usted es<br />
el único que siente amor por nosotros ¡pero que pena! Pensé que iba a estar mejor que<br />
nunca y no me faltaría nada aquí en Pucaccocha, pero qué pena, me equivoqué.<br />
María sale el primer día a pastar ganado cerca de la laguna. Diariamente de 8 de la<br />
mañana hasta las 5 y media o 6 de la tarde, pagándole al mes la suma de 5 céntimos.<br />
Ella ya había cumplido un mes de pastar y con el dinero compraron un terreno para su<br />
casa. Luego construyeron una casita de adobe en un morrito cerca de la laguna. Ella<br />
seguía pastando mientras sus padres iban a cosechar papa, cebada, olluco, etc., del<br />
terreno de sus vecinos.<br />
Un día viernes ella estaba muy cansada y pensaba en la muerte cuando en ese<br />
momento se apareció un joven de cabellos castaños y ojos azules. Él le preguntó: ¿Por<br />
qué quieres morir? Niña tonta, eres muy linda, muy linda. Mi nombre es Manuel para<br />
servirle. Ella le contestó: Mi nombre es María y tengo 16 años, yo quiero morir porque no<br />
tengo nada, ni siquiera para comer, mi vida no es vida.