no 44. enero de 2011 - Vicam Switch

Con la Mejor Intención
Prof. Ramón L. Castro Cital
Chatarra
Un día sí y otro también se comenta en los diversos medios lo
que hoy se ha convertido en un problema universal de salud
con alarmantes estadísticas: el sobrepeso y la obesidad.
Tan es así que la Organización Mundial de la Salud lo declaró
epidemia mundial. No es ningún consuelo saber que el asunto no es
privativo de México, que juega a nivel de orbe un papel preponderante.
A nivel nacional, Sonora no hace malos quesos y, lo más preocupante,
que la niñez aparece como un principal protagonista en este aspecto.
Aquí, nacional y localmente ya es tema de legislación, pero
con un objetivo específico: la llamada comida chatarra que se vende
en las escuelas. La ya tan traída y llevada Ley Anti-obesidad, por
razones comprensibles, ha sufrido retrasos parlamentarios, razón
por la cual un senador, en actitud de ponerse el huarache antes de
espinarse, justifica tal retraso diciendo que la ley se ha tardado
porque es objeto de una exhaustiva revisión y no por presiones de las
grandes empresas. ¿Será?
Por otra parte, la comida chatarra en los planteles educativos
¿será el único factor a combatir frontalmente? Hasta donde se sabe,
son varias aristas que habría que atender a detalle y ninguna es fácil
para obtener resultados satisfactorios. A final de cuentas habría que
saber cómo se va a controlar la comida chatarra fuera de las escuelas
si en cada esquina, establecido o ambulante, hay un lugar para obtener
tales productos.
Entonces los expertos hablan de genética, de economía,
de juegos infantiles modernos, de malos hábitos alimenticios, etc.
Recomiendan ciertos alimentos pero, como opinó alguien, comer
saludable cuesta caro. Hasta un nutriólogo dijo que en la dieta
exicana abunda la vitamina T: totopos, tostadas, tacos, tortas,
lacoyos…
Y los juegos infantiles de hoy consisten en pura tecnología
alificada como insana porque causan tendonitis, obesidad y
najenamiento. La conducta lúdica infantil ha cambiado radicalmente.
e cae en el sedentarismo y la adicción a las pantallitas: televisiones,
omputadoras, celulares, ante las cuales se pasan horas y horas.
Los entretenimientos de nuestros tiempos eran puro dinamismo
onde había que combinar habilidad, fuerza, resistencia y velocidad.
ólo nos aquietábamos un poco para ir a comer (a ver si había qué
omer).
Todos, de una forma o de otra, nos hemos involucrado en
ste tema que es muy serio: autoridades, funcionarios, legisladores,
édico, nutriólogos, educadores, psicólogos, maestros de educación
ísica, aunque, a decir verdad, en muchos casos damos la receta pero
os quedamos sin ella.
A propósito, hay mil y una recomendaciones para contrarrestar
l aumento de peso, pero padecemos el bombardeo televisivo donde
frecen productos milagrosos que en cuestión de minutos nos dejaran
n calidad de juncos o de palmera borracha de sol, cual dijera Agustín
ara. Y lo más atrayente: que se puede comer de todo en abundancia y
in molestos ejercicios.
Felipe Calderón recomienda bailar cumbias; hay empresas
rivadas que dan a sus empleados 20 minutos de ejercicio en horas
ábiles; o como la Secretaría de Educación y Cultura en nuestra
ntidad que da a su personal l5 minutos como parte del Programa
e Actividad Física Laboral que es también a nivel nacional, en
ependencias oficiales. Desde luego, sin faltar los trucos visuales como
so de ponerse vestidos a rayas verticales para verse más delgada; o la
remiación como incentivo que alguna institución de salud otorga a
iños que logran reducir su peso, en fin.
El tema es harto interesante y de tantos ángulos que bien
erece la pena comentarse en otra ocasión. Saludos cordiales y Feliz
ño Nuevo a todos.
Vícam Switch No. 44/Vícam, Sonora. Enero, 2011 Pág. 15
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