08 <strong>Profr</strong>. FUNDADOR DEL COLEGIO
Nace en la Cd. de México en enero de 1949. Tercera generación de la Familia <strong>Williams</strong> desde la fundación del primer Colegio <strong>Williams</strong> por el <strong>Profr</strong>. Camilo J. <strong>Williams</strong> en 1899. Fue heredero de la tradición educativa <strong>Williams</strong> y vivió épocas particularmente importantes en la vida del Colegio <strong>Williams</strong> de México y posteriormente del Colegio <strong>Williams</strong> de Cuernavaca. Siendo el menor de 4 hijos del matrimonio de Carlos <strong>Williams</strong> y Marcela <strong>Rivas</strong>, se incorporó al trabajo en el Colegio de su padre desde su juventud y se interesó particularmente por participar en el área de enseñanza del Inglés, en el programa de desarrollo docente y en la incorporación de innovación tecnológica. En los años sesenta era ya promotor de los recursos audiovisuales en el aula, cuestión por demás controversial en tiempos en que aún se desconfiaba de lo “novedoso” y se pretendía uniformidad y disciplina a toda costa. Su estilo frontal y alegre atravesaba paradigmas y contagiaba al entonces renovado equipo de Inglés del Colegio <strong>Williams</strong> de México de un enorme apetito por generar nuevos estilos docentes y actitudes hacía su ejercicio diario; comenzaba un desbordante atrevimiento hacía el juego como herramienta didáctica en todos niveles y edades y se apostaba por el movimiento, el interés del niño, los contextos como ejes del aprendizaje. Fue así como comenzó una carrera que le daría grandes satisfacciones y que cristalizaría su deseo de reformar. También en los años sesentas, logró el primer intercambio estudiantil con un colegio en Filadelfia, EE. UU., lo que posicionó al Colegio <strong>Williams</strong> como un colegio indiscutiblemente pionero en el terreno de la internacionalización y el desarrollo de la conciencia intercultural. Los intercambios no se limitaron a estudiantes sino que viajaban e intercambiaban profesores, directores y en ocasiones hasta padres de familia. Mr. Alex, como se le conocía en ese entonces, supo hacer de dichos intercambios grandes experiencias educativas al enfatizar la oportunidad para desarrollar habilidades sociales, de autonomía, de comunicación y de adaptación. Desde entonces usaba de manera quizá ingenua el lema de “formación de ciudadanos del mundo”. Sus intereses lo llevaron a realizar estudios de profesor de Inglés en Estados Unidos y posteriormente en la Universidad Iberoamericana en México, D.F. En los años setenta, tras la muerte de su padre, el <strong>Profr</strong>. <strong>Williams</strong> se ocupó por algún tiempo de la Dirección de Inglés del Colegio. Fue hacia el final de dicha década que decidió separarse del Colegio <strong>Williams</strong> de México y buscó seguir sus ideales en un proyecto diferente, fuera de la entonces ya complicada Ciudad de México. Así llegó a Cuernavaca y encontró un colegio de reciente creación, llamado London School, propiedad de la Sra. Guadalupe Tapia de Muñoz (su después entrañable amiga) y dirigido por el <strong>Profr</strong>. Carlos Crowley, quien se había formado como profesor en el Colegio <strong>Williams</strong> de México y quien fue también su amigo del alma. Fue en esta ciudad donde el <strong>Profr</strong>. <strong>Williams</strong> consideró que estaban el lugar y la oportunidad para llevar a cabo sus planes. Es así como surge Colegio <strong>Williams</strong> de Cuernavaca. Su proyecto educativo partía del reconocimiento de la individualidad de la persona y del ejercicio de una libertad responsable y solidaria. <strong>Alejandro</strong> <strong>Williams</strong> creía en una disciplina autónoma que no surgiera de la coacción sino de la reflexión y que permitiera la manifestación de la personalidad de cada alumno dentro de un marco social respetuoso. Su trato cálido y directo con los estudiantes así como el estilo docente y los programas se unían en promover alumnos creativos, críticos y activos; el colegio pronto fue reconocido por dichas cualidades además de haber implementado un programa bilingüe de punta que convertía a sus egresados en verdaderos estudiantes bilingües. El uso de ropa cotidiana, las excursiones, la tecnología, el sistema de áreas en primaria y los intercambios internacionales fueron algunos de los ejemplos de la filosofía pedagógica que su pensamiento entrañaba. Siempre defendió que la educación, si en verdad era educación, tenía que ser deleitable y también exigente. <strong>Alejandro</strong> <strong>Williams</strong> es recordado por su generosidad, su don de gentes, su firmeza, su carácter y su capacidad de disfrute de la vida. Un padre, tío, hermano y amigo incondicional, amoroso y decidido. Procreó tres hijos, Karla, Luisa y <strong>Alejandro</strong> <strong>Williams</strong> Álvarez, quienes hoy se encuentran, junto con su primo, Alfonso García <strong>Williams</strong>, varios primos más, y un gran equipo, como la cuarta generacion <strong>Williams</strong> al frente del proyecto educativo <strong>Williams</strong> del nuevo siglo. <strong>Alejandro</strong> <strong>Williams</strong> <strong>Rivas</strong>, como los grandes, fue un visionario de su época, se atrevió a pensar lo impensable y a realizar lo irrealizable. Nada sin esfuerzo, “Nil sine labore”. 09