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no 41, octubre de 2010 - Vicam Switch

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La Carreta...<br />

Por: U Awi Sai Yo’owe<br />

El primer huarachazo rompió el<br />

silencio <strong>de</strong> ese tranquilo domingo<br />

veraniego; el segundo le rompió<br />

la camisa; con el tercero tuvo que correr<br />

porque le dolió un madral. El Huarache<br />

Kid en acción. Como sentía que el amplio<br />

e inútil lomo se le iba abrir, fue por su<br />

herma<strong>no</strong> Jacinto Liborio (que solito se<br />

hace llamar Jacinto Li o, también para<br />

incrementar la categoría, Chinto Lee) para<br />

que cobrara la afrente recibida. “Vieras<br />

herma<strong>no</strong>, que feo se oían los chingazos.<br />

El apellido <strong>de</strong> la familia quedo batido.<br />

Ese güey <strong>no</strong> se anduvo con chinga<strong>de</strong>ras<br />

y me dio una pela. Cada huarachazo me<br />

enchilaba el cuerpo y me daban muchas<br />

ganas <strong>de</strong> chillar; los mocos sí se me<br />

salieron, carnal, discúlpame”. ¿Dón<strong>de</strong><br />

fue la chinga? –pregunta el herma<strong>no</strong>.<br />

“En puro enfrente <strong>de</strong>l Oxxo, el que está<br />

cerca <strong>de</strong> los bomberos”. El vengador<br />

cambio su ropa <strong>de</strong> domingo por su ajuar<br />

<strong>de</strong> peleador, que consistía en <strong>de</strong>steñido<br />

pants, trusas flameadas (<strong>no</strong> le fueran a<br />

romper las buenas) y camiseta <strong>de</strong> tirantes<br />

con manchas <strong>de</strong> café <strong>de</strong> talega. Abrochó<br />

sus tenis tiangueros con secreto nudo para<br />

que <strong>no</strong> se fueran a <strong>de</strong>samarrar durante<br />

el zafarrancho. Subió por el bordo <strong>de</strong>l<br />

canal con un trote por abajo <strong>de</strong>l 30% <strong>de</strong><br />

su condición físico-atlética a manera <strong>de</strong><br />

calentamiento y se dirigió al lugar señalado<br />

para enfrentar al temible Huarache Kid.<br />

Con la adrenalina invadiéndole las venas,<br />

llegó a la citada tienda <strong>de</strong> conveniencia<br />

preguntando por el agresor <strong>de</strong> su herma<strong>no</strong>.<br />

“Yo soy el bue<strong>no</strong>” –se escuchó una etílica<br />

voz –¿quién me busca?” Chinto Lee –fue<br />

la respuesta– y párate porque <strong>no</strong> te quiero<br />

chingar sentado. Resorteando sus piernas,<br />

el Huarache alcanzó la vertical y se dispuso<br />

el combate. Como el Jacinto era gallo<br />

jugado, <strong>no</strong> se <strong>de</strong>jó sorpren<strong>de</strong>r y asumió la<br />

posición <strong>de</strong> la mantis sagrada. La faramalla<br />

<strong>no</strong> le sirvió <strong>de</strong> nada porque su oponente,<br />

en un relampagueante movimiento, la<br />

terció un huarachazo en el homóplato que<br />

le provocó inmenso ardor y vergüenza.<br />

Este animal me pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scoyuntar<br />

–pensó acertadamente– <strong>de</strong>beré ser más<br />

cauteloso. Cambió a la forma <strong>de</strong>l tigre<br />

gruñendo y empezó a tirar zarpazos para<br />

obtener ventaja sicológica. Volvió a gruñir,<br />

pero ahora <strong>de</strong> dolor ya que sus varoniles<br />

partes fueron aplastadas por la punta <strong>de</strong>l<br />

huarache que actuaba como certero látigo.<br />

Imitando la cola <strong>de</strong> una cachora, serpenteó<br />

por el suelo para mitigar el dolor que le<br />

provocara su rival. Llenando al máximo<br />

sus pulmones <strong>de</strong>l vital oxige<strong>no</strong>, adquirió<br />

guardia <strong>de</strong> kick-boxing logrando asestarle<br />

al Huarache Kid un brutal sabanazo en la<br />

pura sien que casi lo enloquece <strong>de</strong> dolor.<br />

Como los dos presumían <strong>de</strong> gladiadores,<br />

ningu<strong>no</strong> pensó en rajarse; al contrario, el<br />

Kid extrajo <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nada ropa una<br />

arma terrible: u<strong>no</strong>s chacos <strong>de</strong> huaraches<br />

doble suela <strong>de</strong>l número 10. “En la madre<br />

–dijeron a un tiempo los espectadores– lo va<br />

a <strong>de</strong>sintegrar”. Calma –pidió Chinto Lee–<br />

mis co<strong>no</strong>cimientos <strong>de</strong> pelea adquiridos<br />

en Pótam me sacarán a<strong>de</strong>lante. Con las<br />

ma<strong>no</strong>s juntas al pecho, haciendo escuadra<br />

con el cuerpo, se saludaron y reanudaron<br />

el combate. Jacinto Liborio <strong>de</strong>dujo que<br />

sólo la forma <strong>de</strong> la grulla lo salvaría <strong>de</strong><br />

madriza que se veía venir y alzo sus brazos<br />

imitando unas alas. Ante la atónita mirada<br />

<strong>de</strong> los espectadores corrió hacia la pared,<br />

ágilmente corrió u<strong>no</strong>s pasos sobre ella y,<br />

justo cuando iba a empren<strong>de</strong>r el vuelo, el<br />

Huarache Kid lo pescó con zendo doble<br />

huarachazo, u<strong>no</strong> en la trompa el otro en<br />

las nalgas y aquello fue un <strong>de</strong>spluma<strong>de</strong>ro.<br />

Aullando <strong>de</strong> dolor restregaba el seco trasero<br />

por el suelo tratando <strong>de</strong> encontrar alivio<br />

a ese <strong>de</strong>sco<strong>no</strong>cido ardor que lo invadía,<br />

Vícam <strong>Switch</strong> No. <strong>41</strong>/Vícam, So<strong>no</strong>ra. Octubre, <strong>2010</strong> Pág. 8<br />

mientras el<br />

Kid rompía<br />

el aire con<br />

sus chacos<br />

con una<br />

<strong>de</strong>sco<strong>no</strong>cida<br />

k a t a<br />

esperando la<br />

reincorporación <strong>de</strong> su rival. Reco<strong>no</strong>ciendo<br />

la superioridad <strong>de</strong> su rival, Jacinto Li se le<br />

acercó diciéndole: “Bue<strong>no</strong>, chiquillo, ya<br />

me madreaste. Ya me voy para mi casita,<br />

chiquita pero humil<strong>de</strong>. Esta fue mi última<br />

pelea, siento el cuerpo muy enchilado; <strong>no</strong><br />

me sigas porque te puedo zurrar <strong>de</strong> dolor…<br />

Esto <strong>no</strong> es carreta, sucedió en el ring sin<br />

cuerdas que está instalado entre el Oxxo,<br />

los bomberos y la gasolinera.<br />

***<br />

Me encontraba caminando por la calle<br />

principal cuando miré a una pareja<br />

discutiendo en voz alta, sin importarle<br />

la presencia <strong>de</strong> los curiosos que los<br />

escuchaban con el morbo que caracteriza<br />

a los chismosos. La mujer le reclamaba<br />

al i<strong>no</strong>cente individuo el dinero para la<br />

comida que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía un mes <strong>no</strong> le había<br />

dado el <strong>de</strong>scarado individuo. “Así <strong>no</strong>más<br />

te la quieres llevar –le <strong>de</strong>cía la indignada<br />

fémina– en un pistón o tomando esos<br />

caguamones que le compras al Pancho”<br />

(suponemos que Salomón). El cacheteado<br />

y maltrecho marido trataba <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse,<br />

pero la fuerte mujer <strong>no</strong> cedía terre<strong>no</strong> y le<br />

ganaba el tirón. Al cabo <strong>de</strong> u<strong>no</strong>s minutos<br />

el hombre, mejor co<strong>no</strong>cido como El Malas<br />

Rachas, por fin tuvo oportunidad <strong>de</strong> hablar<br />

y le preguntó que si qué había hecho con<br />

los 30 pesos que le había <strong>de</strong>jado apenas<br />

ayer para que hiciera el caldo <strong>de</strong> pollo que<br />

tanto le gusta. La mujer le respondió que le<br />

habían alcanzado nada más para un par <strong>de</strong><br />

calabacitas y unas cuantas zanahorias. Pues<br />

ten otros 10 pesos –le dijo el lacerado–para<br />

que te compres un cubito k<strong>no</strong>rr suizo y así<br />

<strong>no</strong>s ahorramos el pollo.<br />

Aprovechando esta nada edificante historia<br />

<strong>de</strong> hambre y violencia intrafamiliar, fíjense<br />

que muchos <strong>de</strong> mis miles <strong>de</strong> lectores me<br />

han preguntado que si quién es El Malas<br />

Rachas. Yo les contesto que el secreto<br />

periodístico me impi<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirlo. Lo que<br />

sí puedo <strong>de</strong>cir es que el sujeto <strong>de</strong> marras<br />

fue criado por un jirafeño individuo, muy<br />

vago y enamorado él. Como ese tutor <strong>de</strong>l<br />

Malas Rachas es psicólogo, le <strong>de</strong>struyó<br />

los hemisferios cerebrales a punta <strong>de</strong> unas<br />

perrunas terapias que lo convirtieron en<br />

una especie <strong>de</strong> Frankenstein viqueño.<br />

Por cierto, aquí va la segunda parte <strong>de</strong> la<br />

entrevista que le hicimos:<br />

VS: ¿Cuál es su partido político favorito?<br />

MR: Practico el libre fecalismo (o sea,<br />

giñar al aire libre).<br />

VS: ¿Alguna doctrina filosófica?<br />

MR: Que todos chinguen a su madre.<br />

VS: No sea grosero, Malas Rachas.<br />

MR: Chinga tu madre muchas veces.<br />

VS: ¿A qué se <strong>de</strong>dica?<br />

MR: Doy picones y saco los pedales.<br />

VS: ¿Seguro?<br />

MR: Cálale.<br />

VS: (Como uste<strong>de</strong>s pue<strong>de</strong>n leer, con él<br />

<strong>no</strong> se pue<strong>de</strong>). Dígame, Malas Rachas, ¿es<br />

cierto que se ganó un viaje en Avión?<br />

MR: Sí, pero cuando ya casi aterrizaba en<br />

Obregón, me dieron ganas <strong>de</strong> ir al baño y<br />

abrí una puerta y era la salida. Me fui al<br />

vacío, pero con tan buena suerte que caí en<br />

un excusado rebosante <strong>de</strong>l Campo Cinco y<br />

<strong>no</strong> me pasó nada.<br />

No podía faltar el poeta <strong>de</strong>l arrabal con su<br />

gustada sección poética que ahora <strong>no</strong>s ofrece<br />

“Me madreó la polecía”. Sus intenciones <strong>no</strong><br />

eran buenas/ querían sacarme los dientes<br />

o pararme el corazón/ me patió mucho en<br />

la cabeza, aquel judicial pelón/ yo <strong>no</strong> fui,<br />

yo <strong>no</strong> fui, les <strong>de</strong>cía suplicante/ ¿Entonces,<br />

quién fue? /Fue Teté, fue Teté/ me patearon<br />

en los huevos, <strong>de</strong>spués vi<strong>no</strong> el tehuacán/<br />

yo les gritaba llorando, la cena ¿cuándo<br />

la dan?/ Fue pasando la carretera, en el<br />

puente <strong>de</strong>l canal/ don<strong>de</strong> me sacaron la<br />

mierda, me trataron como animal/ Soy muy<br />

grifo, es muy cierto, pero <strong>no</strong> soy ave <strong>de</strong>l<br />

mal/ le pregunto al presi<strong>de</strong>nte, también al<br />

gobernador/ ¿a ellos cuándo los calientan,<br />

a tanto polecía ladrón?... ¿Cómo la ve,<br />

amable lector?

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