1 Tesalonicenses 2:1-10 - recursos escuela sabática

formar un cierto capital para continuar en la predicación y para sus días finales. Viviría
aún por 15 años más. Tenía una profesión bien remunerada, fabricante de tiendas. Hacer
una tienda no era tarea fácil, dependía de buenas telas y de una estructura bien diseñada
y fuerte. Debía ser desmontable, parecida con las de los gitanos de nuestros días. Las
tiendas eran muy utilizadas en aquellos tiempos, principalmente por negociantes nómades,
pastores de animales, familias o tribus que no se establecían en lugar alguno y por
los ejércitos, en especial existían las tiendas de los comandantes y de los jefes de altos
puestos. Había demanda por tiendas, lo que se fabricaba se vendía. Y en esos días aún
no había surgido la idea de la división del trabajo que es más reciente. Entonces, la fabricación
de una tienda abarcaba prácticamente todo el proceso, desde la fabricación de la
tela de pelos de cabra y la preparación del cuero para la cobertura y las tiras, hasta el
corte de árboles para la elaboración de la estructura, las tiras de fijación, las columnas y
todo lo demás que va dentro de la tienda. Se trataba de una actividad rentable. Pablo decidió
trabajar para sostenerse y no necesitar las donaciones de los hermanos que no
eran muchas. Así fue en Corinto y en Tesalónica. “Ni comimos el pan de ninguno de balde.
Antes, trabajamos con esfuerzo y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno
de vosotros” (2 Tesalonicenses 3:8).
Pablo amaba a aquellos miembros de Tesalónica. Se dedicó a ellos como si fuesen sus
hijos. Los conquistó para sí de tal forma, que ellos lo siguieron, observando su ejemplo
de vida. Eso hace falta hoy, en nuestras iglesias: menos énfasis en burocracia, más énfasis
en relaciones.
Aplicación del estudio
Haremos ahora, basados en el primer párrafo de la lección correspondiente al viernes,
una afirmación radical: puede la corona de una persona en el Cielo tener una constelación
de estrellas, pero si aquella persona no conquistó esas almas para agradar a Dios y
por amor, sino por cualquier otro motivo, no usará su corona, simplemente porque no estará
allí. Es evidente que habrá personas que se salvarán por el trabajo de otras que se
perderán, eso no es de extrañar.
Eso quiere decir que debemos ser humildes para actuar por amor, y así agradar a Dios, y
nunca a nuestros deseos. O mejor aun; podemos agradar a nuestros deseos, siempre
que ellos sean como los de Dios. Pero, como somos pecadores, esto es improbable.
Aquí en la Tierra, mientras no seamos transformados, el problema será que nuestros deseos
e inclinaciones serán un problema para nosotros mismos. Un pecador, aún sin querer,
es un gran traidor de si mismo. Muchas veces no percibe que la vida es así, ni siquiera
cuando, debido a la vida desordenada, se encuentra a la espera de la muerte, en un
lecho de donde saldrá para la pequeña casa que solo se puede abrir por fuera. Él y sus
amigos estarán convencidos de que aprovechó bien la vida, pues hizo lo que le gustaba.
He visto muchas situaciones así en la muerte de artistas y celebridades.
Pero la lección nos presenta otro punto interesante, ya considerado en la sección anterior.
Es el hecho de que Pablo se sostuvo fabricando tiendas. ¿Qué lecciones podemos
aprender de eso?
La primera es una opinión personal. Creo que nuestros pastores debieran tener una segunda
profesión. Ciertamente no para depender de ella, pues la situación de la obra hoy
es muy diferente. Pero es evidente que una persona con esa oportunidad, tendrá más libertad
para ser auténtico y no temer represalias de ser transferido por un llamado que no
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