Rogelio Sinán, alta cifra poética y

Y más abajo:
Mil fusiles de llanto enrojecido nos van ametrallando!
Mi palabra se vuelve tos quemada!
Misericordia, Señor! Misericordia.
Para arribar a la consolación:
Navegando en el humo van a tí nuestras almas
Aleluya! Aleluya!
Y después escalar el Paraíso:
. .El Paraíso, "intra due rive dipínte di mirabil primavera "
. . .Entre riveras pintadas de admirable primavera.
Qué emoción de verso, qué fervorosa metáfora! y qué plegaria más
intensa la de Sinán:
Nuestro grito seguirá suspendido y desgarrado
sobre todos los niños y las madres,
sobre todas las almas! Miserere!
Miserere, Señor!
Hay evidentemente una bien sostenida inspiración dramática en este
poema en tres tiempos en el que la forma y el fondo se corresponden plenamente.
Equilibrio entre la forma y el contenido que es triunfo del verso
clásico contra los desplantes sentimentales de los románticos . Y Rogelio
Sinán logra este equilibrio en endecasílabos de pureza clásica combinados
armoniosamente con el heptasílabo, siguiendo el ritmo sereno de
Fray Luis de León, y de toda la poesía de la soledad española interpretada
magistralmente en la Silva.
Pero Rogelio Sinán utiliza un recurso dramático en una especie de
diálogo tenso e intenso, verdadero hallazgo estilístico . la nota sostenida
se mantiene en una especie de clamor desesperado, en este moderno grito
de Job punzante y doloroso.
Trágico es el segundo tiempo como en el Infierno de Dante . La forma
dramática está magistralmente utilizada en el diálogo que ascienda
co-mo oración desesperada, y que intencionalmente se resuelve en guiones rápidos
y ágiles que mantienen la emoción tensa, en vez de utilizar el monólogo
clásico :
—Mi sangre ! no respira
—Mis pupilas dan vueltas en la noche!
--Qué aguijones me desgarran las carnes?
—Señor, misericordia.
--Tan sólo una gotita para mi sed amarga!
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