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las dos piernas y diste un saltito y acabaste con el preludio. Te acercabas al sillón<br />
como si siempre hubieses sido muda, siempre con el alma en los ojos, siempre. Te<br />
quedaste <strong>de</strong> pie, frente a mí, y yo ro<strong>de</strong>é tu cintura, y apoyé mi cabeza en tu vientre,<br />
justo encima <strong>de</strong> la locura mientras acariciabas mi pelo. Ese olor... te bajé las bra g a s<br />
<strong>de</strong>spacio y aspiré hasta marearme, ese olor tuyo es el aroma más cálido <strong>de</strong>l unive r s o .<br />
Después, tus piernas se cerraron a mi alre<strong>de</strong>dor y me envolvieron, y tus brazos <strong>de</strong> araña<br />
me envolvieron también. Tu cabeza se perdía en mi cuello y no pu<strong>de</strong> evitar vo l ve r<br />
a marearme con ese olor tuyo, me temblaba el corazón, tu aspirabas y aspirabas. Creo<br />
que me <strong>de</strong>smayé, pero antes te dije algo, te quiero, golondrina. Luego ya no estabas.<br />
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La vida es tan gran<strong>de</strong> que pa<strong>de</strong>zco agorafobia, no soy tan duro aunque mi cara<br />
te diga lo contrario, si te fijas te hablará <strong>de</strong> días negros, muchos muy negros días, te<br />
susurrará días blancos y rosas, un mar <strong>de</strong> blancos días y otros rosas que se tornaron<br />
<strong>de</strong>l color <strong>de</strong> <strong>de</strong> un río caprichoso e imaginario, con el tiempo.<br />
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«Una herida vergonzante, eso es lo que es», vamos niña, no seas cruel y dale <strong>de</strong><br />
c o m e r. Tiene hambre. Hace tiempo que <strong>de</strong>spertó y tú te empeñas en hacerle sufrir «es<br />
un bicho peludo», no me hagas reír preciosa... Oh, oh, oh, no llores bonita, te prometo<br />
no reír más. «Tú, di algo, ser inmundo». Je, je, también tú sonríes ahora ¿eh?, es<br />
que tienes cada cosa. Míralo ahora, llora <strong>de</strong> pena, que curioso, aunque pue<strong>de</strong> que sea<br />
s a l iva. Si sigues así te <strong>de</strong>vo rará la mano e incluso pue<strong>de</strong> que también el bra z o .<br />
Me arrastro a través <strong>de</strong> los días y estoy cansado <strong>de</strong> tanto como me pesan. Soy como<br />
el segundo, que pasa, inadvertido y extraño a sí mismo. Si el segundo supiese, rompería<br />
la pantalla y surcaría el cielo en busca <strong>de</strong>l lugar. ¿Qué <strong>de</strong>be saber el segundo?<br />
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Soy un tipo impermeable. Mi cara es como una roca y mi corazón... Sólo gritan<br />
mis ojos, <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>ciendo la consigna. Dicen cosas que ni siquiera yo alcanzo a<br />
compren<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l todo. Mis ojos son azules o ver<strong>de</strong>s y dicen cosas... En mi corazón<br />
la sangre ya no transporta oxígeno, sino...<br />
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Hace un día magnifico. Ya casi huele el verano. El <strong>de</strong>l verano es un olor extraño,<br />
a vida y a muerte. La gente anda por las calles y me produce una melancolía<br />
profunda. Unos tienen cara <strong>de</strong> muerto y otros, como los chavales, anuncian a través<br />
<strong>de</strong> sus gestos, más inhumanos cada cinco lustros, el próximo <strong>de</strong>terioro que dará,<br />
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