descarga - Asociación Fe y Luz

“Mensajeros de la alegría” es el precioso tema de las celebraciones sobre
el cual ya habrán leído maravillosos escritos. Al recordar el primer
peregrinaje quiero decir que a los peregrinos y junto con nosotros, a todo
Lourdes, se le desveló un gran misterio: donde hay amor, el sufrimiento a
veces muy profundo puede coexistir con el gozo. En Lourdes, las personas
débiles, tan sedientas de comunión, se sintieron amadas, sintieron que la
fiesta era por ellas. El gozo que sentían aumentó gradualmente. Al partir,
aquel Lunes Santo, nacía nuestro movimiento y se escuchaban los gritos
de los habitantes de Lourdes, que por cierto, se habían mostrado bastante
sorprendidos ante nuestra llegada, y que decían: “nunca habíamos visto
un peregrinaje con tanto gozo y tanta paz”. El “Aleluya” que surgió
durante todo el día era prueba irrefutable de ello.
“He venido a arrojar fuego sobre la tierra, y cuanto desearía que ya se
hubiera encendido”, afirma Jesús. Ese fuego ya se ha encendido. Ahora,
que se enciendan otros fuegos alrededor del mundo, en cada lugar donde
habrá un peregrinaje. Que el mundo sepa que la fuente de su salvación
está en la presencia de Jesús Salvador, que se esconde especialmente en el
corazón de los pequeños y de los que les dan la mano.
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M-H.M.