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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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elativamente pequeño, unos noventa kilogramos, el tamaño de un leopardo, el<br />

velocirraptor era rápido, inteligente y valiente, capaz de atacar con mandíbulas afiladas,<br />

antebrazos dotados de garras poderosas y la devastadora garra única de la pata.<br />

Esos animales cazaban en manadas, y Grant pensaba que debió de haber sido todo un<br />

espectáculo ver una docena de velocirraptores corriendo a toda velocidad, saltando sobre<br />

el lomo de un dinosaurio mucho más grande, despedazando el cuello y cortando, como<br />

con un cuchillo, a la altura de las costillas y del vientre...<br />

—Se nos acaba el tiempo —anunció Ellie, devolviéndole a la realidad.<br />

Grant dio instrucciones para hacer la zanja. Por la imagen que les daba el ordenador,<br />

sabían que el esqueleto yacía en una zona relativamente limitada: una zanja que rodeara<br />

un cuadrado de dos metros sería suficiente. Mientras tanto, Ellie dejó caer con fuerza la<br />

tela impermeable que cubría la ladera de la colina. Grant la ayudó a colocar las estacas<br />

finales.<br />

—¿Cómo murió el bebé? —preguntó uno de los muchachos.<br />

—Dudo que lo sepamos —repuso Grant—. La mortandad infantil en estado silvestre es<br />

alta: en los parques africanos alcanza el setenta por ciento entre algunos carnívoros.<br />

Pudo haber sido cualquier cosa: enfermedad, separación del grupo, cualquier cosa. O<br />

hasta pudo atacarle un adulto. Sabemos que estos animales cazaban en manada, pero no<br />

sabemos nada sobre su conducta social en un grupo.<br />

Los alumnos asintieron con la cabeza. Todos habían estudiado conducta animal y<br />

sabían que, por ejemplo, cuando un nuevo macho se apoderaba de la jefatura de una<br />

manada de leones, lo primero que hacía era matar a todos los cachorros. Aparentemente,<br />

el motivo era de orden genético: el macho había evolucionado para diseminar sus genes<br />

de la forma más amplia posible y, al matar los cachorros, ponía a todas las hembras en<br />

celo, para poder fecundarlas. También evitaba que las hembras perdieran el tiempo<br />

criando la prole de otro macho.<br />

Quizá la manada de caza de los velocirraptores también estaba regida por un macho<br />

dominante. ¡Sabían tan poco sobre los dinosaurios!, pensaba Grant. Después de ciento<br />

cincuenta años de investigaciones y excavaciones por todo el mundo, todavía no sabían<br />

casi nada sobre cómo habían sido realmente.<br />

—Tenemos que irnos —dijo Ellie—, si queremos llegar a Choteau a eso de las cinco.<br />

HAMMOND<br />

La secretaria de Gennaro entró presurosa con una maleta nueva. Todavía llevaba las<br />

etiquetas.<br />

—Sabe, señor Gennaro —dijo la mujer con severidad—, cuando olvida hacer la maleta<br />

eso me hace pensar que en realidad no quiere hacer este viaje.<br />

—Quizá tenga razón —dijo Gennaro—, me voy a perder el cumpleaños de mi hija.<br />

El sábado era el cumpleaños de Amanda, y Elizabeth había invitado a veinticuatro<br />

gritones de cuatro años de edad para celebrarlo, así como a Sombrerito el Payaso y a un<br />

mago. Su esposa no se había mostrado feliz al enterarse de que Gennaro salía de la<br />

ciudad. Tampoco Amanda.<br />

—Bueno, lo he hecho lo mejor que he podido, dado el poco tiempo —dijo la<br />

secretaria—. Hay zapatillas de su número, shorts, camisas color caqui y las cosas de<br />

afeitarse. Un par de vaqueros y una camiseta, por si hace frío. El coche está abajo, para<br />

llevarle al aeropuerto. Tiene que irse ahora para alcanzar el vuelo.<br />

La secretaria salió. Gennaro se fue caminando por el corredor, arrancando las<br />

etiquetas de la maleta. Cuando pasó frente a la sala de conferencias, con las paredes<br />

íntegramente hechas de vidrio, Dan Ross dejó la mesa y salió:

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