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Descargar - Portal de Cultura de Defensa - Ministerio de Defensa

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«El que, en el palenque puesto,<br />

teme a su contrario, yerra,<br />

y está el que animoso cierra<br />

a la victoria dispuesto» 28 .<br />

Por el contrario, «la fuerza <strong>de</strong> los valientes,<br />

cuando caen, se pasa a la flaqueza <strong>de</strong> los que<br />

se levantan» 29 .<br />

El miedo a per<strong>de</strong>r la vida no ha <strong>de</strong> ser causa<br />

<strong>de</strong> que el valor mengüe. A la frase <strong>de</strong> Marcela:<br />

contesta D. Antonio:<br />

«la <strong>de</strong>sventura mayor<br />

más espantosa y temida,<br />

es la <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r la vida».<br />

— «Primero es la <strong>de</strong>l honor» 30 .<br />

Y en otro punto se advierte: «El soldado más<br />

bien parece muerto en la batalla que libre en la fuga»<br />

31 . y «las heridas que muestra en el rostro y en<br />

los pechos, estrellas son que guían a los <strong>de</strong>más al<br />

cielo <strong>de</strong> la honra y al <strong>de</strong> <strong>de</strong>sear la justa alabanza» 32 .<br />

Solamente el cobar<strong>de</strong><br />

«quiere dar a sus pies el cargo y cura<br />

<strong>de</strong> conservar la vida que sostiene» 33 .<br />

Pero ya se señaló antes que ni el valor es la<br />

temeridad ni está reñido con la pru<strong>de</strong>ncia; «que<br />

el retirar no es huir, ni el esperar es cordura,<br />

cuando el peligro sobrepuja a la esperanza» 34 . 0<br />

dicho <strong>de</strong> otro modo: «Tiempos hay <strong>de</strong> acometer<br />

y tiempos <strong>de</strong> retirar, y no ha <strong>de</strong> ser todo ¡Santiago<br />

y cierra, España!» 35 .<br />

En los versos que siguen se contiene un elogio<br />

<strong>de</strong> la disciplina:<br />

«Si a militar concierto se reduce<br />

cual que pequeño ejército que sea,<br />

veréis que como sol claro reluce<br />

y alcanza las victorias que <strong>de</strong>sea;<br />

pero si a flojedad él se conduce,<br />

aunque abreviado el mundo en él se vea<br />

en un momento quedará <strong>de</strong>shecho<br />

por más reglada mano y fuerte pecho» 36 .<br />

Presupuesto <strong>de</strong> ella es la obediencia, <strong>de</strong>ber<br />

y gloria <strong>de</strong>l militar, pues, «a <strong>de</strong>cir verdad, no<br />

74<br />

hace menos el soldado que pone en ejecución<br />

lo que su Capitán le manda que el mismo Capitán<br />

que se lo or<strong>de</strong>na» 37 , y «tanto alcanza <strong>de</strong> fama<br />

el buen soldado cuanto tiene <strong>de</strong> obediencia<br />

a sus Capitanes y a los que mandar le pue<strong>de</strong>n»<br />

38 .<br />

La vida y la disciplina castrenses exigen una<br />

austeridad que mal se compagina con las carnales<br />

satisfacciones:<br />

«La blanda Venus con el duro Marte<br />

jamás hacen durable ayuntamiento<br />

y mal se aloja em las marciales tiendas<br />

quien gusta <strong>de</strong> banquetes y meriendas» 39 ,<br />

ni tampoco con un afeminado abandono:<br />

«No me huela el soldado otros olores<br />

que el olor <strong>de</strong> la pez y <strong>de</strong> resina» 40 ,<br />

porque «al soldado mejor le está el olor a pólvora<br />

que a algalia» 41 .<br />

Se ha <strong>de</strong> advertir, sin embargo, que aquel siglo<br />

caballeroso y enamorado veía con buenos<br />

ojos que el amor sirviera <strong>de</strong> estímulo a las empresas<br />

guerreras: «Id con Dios, que pues vais<br />

enamorado, como imagino, gran<strong>de</strong>s cosas me<br />

prometo <strong>de</strong> vuestras hazañas; feliz fuera el rey<br />

batallador que tuviera en su ejército diez mil<br />

soldados amantes que esperaran que el premio<br />

<strong>de</strong> sus victorias había <strong>de</strong> ser gozar <strong>de</strong> sus<br />

amadas» 42 .<br />

Decir guerra es <strong>de</strong>cir privaciones, «que las<br />

cosas a ella tocantes y concernientes no se<br />

pue<strong>de</strong>n poner en ejecución sino sudando, afanando<br />

y trabajando» 43 . Estos inconvenientes no<br />

se han <strong>de</strong> olvidar por más que quiera ro<strong>de</strong>arse<br />

aquélla <strong>de</strong> una aureola atrayente: «Puso las<br />

alabanzas en el cielo <strong>de</strong> la vida libre <strong>de</strong>l soldado...,<br />

pero no le dijo nada <strong>de</strong>l frío <strong>de</strong> las centinelas,<br />

<strong>de</strong>l peligro <strong>de</strong> los asaltos, <strong>de</strong>l espanto <strong>de</strong><br />

las batallas, <strong>de</strong> la hambre <strong>de</strong> los cercos, <strong>de</strong> la<br />

ruina <strong>de</strong> las minas, con otras cosas <strong>de</strong> este<br />

jaez, que algunos las toman y tienen por añadidura<br />

<strong>de</strong>l peso <strong>de</strong> la solda<strong>de</strong>sca, y son la carga<br />

principal <strong>de</strong> ella» 44 .<br />

En alguna ocasión la incomodidad pue<strong>de</strong><br />

ser motivo <strong>de</strong> burla y alguien encontrará bienes<br />

don<strong>de</strong> otros sólo males perciben. Tal el<br />

que dice:

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