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Ayuntamiento de Madrid

í a R m a D ^ J á / va
C / C A ^ D e
Sales
No es solamente camino de !a vejez cuando son indispensables
los famosos POLVOS D E ARROZ «RISLER»
para garantizar la eterna tersura y juventud del rostro.
También en la tierna juventud los célebres POLVOS
D E ARROZ «RISLER» son insustituibles y precisos para
dar al rostro juvenil la belleza, el atractivo y el encanto
de mujer.
Su composición, diferente de los demás polvos de belleza,
tan elogiada y con tanto fervor usados por las mujeres
norteamericanas, en especial por todas las Estrellas'del
Ciné, Teatro y Music-Hall, beneficiarán también su cutis
a toda edad. Tenga usted presente el lema que sus mismas
consumidoras han dedicado a los Productos de Gran Belleza
«RISLER... Dicen : Los PRO D U CTO S «RISLER»
hacen de las mujeres, unas niñas, y de ¡as niñas, mujeres ;
bellas todas y atractivas.
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D e p ó s i t o PÁBLO IGLESIAS. 1 BARCELONA
Ayuntamiento de Madrid

POPULAR FILM
G erente- jairae Olivet Vives
Director técnico y Aáminhira>loT'. S. Torrea ñíii«t
Direcinr Uiirarío: M ateo S irto s
R edacior-jefe: E n n n o s Vidal
Director musi-al: Maesir'i G. Faura
D eleiada en M idrid: A atoaio Guzmán Merino
N arváez, 6 0
H abía
Pedacción y Administración:
Par's, ¡34 y Viítarroel, 136
Telé/onus S0I5O S 0li9
B A R C E L O N A
N.® corriente
3 0 céntimos
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A ño IX : N ° 418
¡6 D E A G O S T O D E 1934
''0 VC£5í0 V/)R;0 exclusivo para la WENTA en ESPAÑA Y AMÉRICA: S„cUJ„J Gín

BIOGRAFIA DE GARY COOPER
(S E G U N D A P A R T E )
A i'Nos
veinte quilóm elros de d istancia de Hollywood, pero
tan ak'jad a por el am biente q ué en ella se resp ira de la
tapital cinem atográfica, que bien pudiera hallarse en los
antípodas, q u ed a la g ra n ja de S an F ernando, am eno lu g ar elegido
por G ary Cooper p ara establecer su residencia desde que contrajo
m atrim onio en N ueva Y o rk con la señorita S a n d ra Shaw , E n la
cóm oda y pintoresca casa de dos pisos, oculta a m edias entre el
arbolado q ue som brea la vertiente d e la Sierra M adre, los recién
casados disfrutan de la paz d e los cam pos y, olvidados del m undo.
vi\en ajenos a todo cuanto no sea la recién hallada felicidad, que
aparece como etern a a su esperanza- Pronto, es verdad, ese m undo
al cual stí sustrajeron con tan gozoso em peño reclam ará por suyo a
G ary C ooper, que debe d a r comienzo en breve a la película H e
aqui m i corazón. P ero m ientras llega el día en que el actor tenga
q ue volver a los Estudios d e la P aram o u n t, para rep artir entre ellos
y el h o g ar el tiem po que ah o ra dedica por entero a éste, la enam ora
d a pareja sigue en San Fernando, rodeándose de esa m uralla de
aislam iento ta n g ra ta a dos seres que n ad a ansian ni buscan fue­
r a del edén que ellos m ism os, sólo con sentirse unidos, ven alzarse
en torno.
•M caer de la tarde, cuando los oblicuos rayos del sol d o ran con
m erm an te resplandor las copas de los árboles, donde el roce d e las
hojas, suavem ente m ecidas por la brisa y los últim os gorjeos d e los
pajarillos que buscan sus nidos, form an desm ayado y adorm ecedor
m urm ullo ; en la penetrante dulzu ra d e esa h o ra en que el d ía qué
se aleja parece advertirnos con secretas voces que todo en la vida
es ru m o r fugitivo entre dos silencios, claridad m om en tán ea entre
dos som bras, G ary C ooper, cediendo por v en tu ra a l afán q ue lleva
al dichoso a tran sfu n d ir en la copa frágil d e lo presente los años
pasados y los venideros, se com place en recordar, sintiéndose ai
iado de S an d ra, su s tiem pos d e so lte ro ; aquellos en q ue se proclam
ab a resueltam ente decidido a no cam biar su libertad por el yugo
de am o r alguno, y los otros, m enos distantes éstos, en que, com ­
prom etido y a a casarse con la que hoy es su esposa, neg ab a con
ahinco todo propósito d e m atrim onio, m ien tras que, a espaldas de
los curiosos, tal como si d ejar que ellos se enterasen de su dicha
hubiese equivalido a verla
dism inuida, iba alhajando
esta casa que destinaba a nido
d e su felicidad.
Ayuntamiento de Madrid
L le g i el H alláb ase el
corresponsal sol bastante
alto atín en
la segunda m itad d e su carre
ra cuando el corresponsal,
indiscreto com o todos los del
oficio, se ib a acercando a la
g ra n ja d e S an F ernando. Lo
deleitoso del lu g ar y la propia
rhisión q ue a él lo atraía,
hicieron que se le viniese a
la m em o ria los versos que la
en tu siasta inspiración de un
visitante, poeta que no quiso
d ejar al pie d e ellos nom ­
bre alguno, trazó con lápiz
en u n a d e las paredes del Je-
neralife de G ranada, donde
podían verse aún hace bastan
tes años :
T u iellesa al admirar,
JeneroUfe encantado,
sólo m e ocurre exclamar:
¡Q ue herm osísim o lugar
para am ar y ser am ado!
P o r entre la ab ierta ventana,
el q ue llegaba vió a G ary
Cooper. T erciad a la guitarra
, q u e a ju zg ar por lo
vieja que aparecía bien pudo
ser la m ism a q ue rasg u eab a
en su s días de vaquero, entreteníase
en tara rea r, acom ­
p añándose con ella, u n a de
esas canciones que, porque
salen del corazón del pueblo,
alcanzan a llegar al corazón
d e todos. A pocos pasos del
cantor, su esposa S a n d ra h allábase
ab so rta en la lectura
de u n libro.
El recibim iento fué cordial.
Em pero, cam biados los prim
eros cum plidos. G ary Coo-
i-er llevó en seguida la con-
yersación al terren o de la entrevista,
com o quien, au nque
ló disim ule, está im paciente
por salir cuanto antes del
paso.
N o quiere k ,;M ís o p i-
hablar del níones acerca
m a tr im o n io del m atrim o ­
nio? — dijo
contestando a la priniera preg
u n ta q ue le hizo el corresponsal—
. V e a usted, será
preferible q ue hablem os de
cualquier otro asunto. C u a n ­
do yo e ra soltero, m e pronuncié
siem pre que se presentó
la ocasión en sentido

precisam ente contrario al quo llevan ah o ra m is opiniones sobre esta
m ateria. Y, la verdad, no d ejaría d e ser m ortificante trae r eso a
cuento, aun cuando sólo fuese p a ra confesar que m e equivocaba de
m edio a medio.
L a señora d e C ooper, q ue sigue con m arcado interés las palabras
de su m arido, asiente aquí con u n a sonrisa aprobatoria. E s u n a
trigueña esbelta, de ojos herm osísim os y sonrisa seductora. A su
n a tu ra l atractivo se u ne esa a u ra con que la felicidad, cuando
posee por entero a u n a persona, la rodea y se hace com unicativa.
Biff, un bulldog de p u ra raza y n a d a tranquilizadores colmillos,
después de d a r do s o tres vueltas p o r la sala, a la que acaba de
en trar, va a echarse a los pies del am o. E n e sta po stu ra m ira
alternativam ente al corresponsal y a G ary Cooper, como si preg
u n ta ra al ú ltim o : t

En tom o al cinem a educativo
pot EM ILE R O U X -P A R A S S A C
MiemSfO corre5poftdtent« áci I. C. B.
OMO p u n to in ic ia l, c re e m o s q u e se d e b e fija r b ie n ol s e n tid o
de lo q u e d eb e ser e l c in e m a e d u c a tiv o . _
C P arece q ue lim itam os dem asiado el cinem a -educativo a
u n a cierta form ación m oral, con lo que se restringe s u posibilidad
de educación general. N o olvidem os que la im agen es la sola leng
u a universal, que no hay necesidad de aprender, pero q ue se. debe
com prender bien. D e aquí la ex trao rd in aria m isión del cinem a en
u n a m ejor educación de los individuos ; con ésta, la de os p ueblos,
y con la de los pueblos, su progreso en punto a civilizáción.
M ás q ue n u n ca im porta forjar hom bres p a ra organizar la sociedad
en el orden, el progreso y, sobre todo, con u n noble ;iclea!
com ún. L o lograrem os si no consideram os al ciudadano com o u na
rueda, sino como u n a fuerza. - _
«L a ciudad no consiste, como decía A ugusto, en las casas, en
los pórticos, en las plazas públicas ; son los iiom bres los que hacen
la ciudad.» . ■
M uchos siglos después, casi en nuestro tiem po, O k a k u ia , un
R uskin del Japón, g ra n sociólogo adem ás, observó tam bién «que
la verdadera belleza de u n a ciudad reside en los rostros de sus
habitantes y n o en las torres y en las piedras de sus m onum entos.»
P o n er en los rostros serenidad de alm a es el fru to de u n a educación.
T am b ién conviene alcanzar, Sócrate, D ixit, esta su m a de
y se termina de lienar el
frasco con agua.
«Orlex> no tifie el cuerocabelludo.no es tampoco
grastenlo ni pegajoso y persiste Indefinidamente, hallándose
en toda farmacia, perfumería o peluquería
la m ás aproxim ada
q u e podem os ad q u irir,
la verdad b u en a
p a ra todos e indiscutible,
e sta verdad
q u e V auvenargues
1 a m a

JUBILÉMOSLES
• ✓ ' “X uft peüa m e causa ver cómo en el m undo el cine de cada
I I ■ país nace con las características peculiares del pueblo
L que le anim a, y hace de él exponente de sus costuriibres,
de su tem peram ento, de su psicología y de todo
cuanto a cada nación define con rasgos propios, cisui generis», sin
notar, en cam bio, en el cine q ue se produce en E sp añ a n ad a que
sea rasgo, norm a, ideal concepto o pensam iento genuinam ente
e sp añ o les!
Si, en el q u e llam an «as» de los directores nuestros, nos fijamos,
sólo vem os en él afanes d e copia, y n ad a suyo..., ni n ad a nuestro,
q ue es lo ipeor. T a n pronto in ten ta ep ata r a los norteam ericanos
en aquello que n u n ca supieron lograr—la comedia— , com o p retende
seguir las huellas d e R ené iClair, sin darse cuenta de que para
a n d ar p o r las ru tas del m ejor de los franceses, se h a d e ser genial,
y en su pobre puchero no se cuecen esta clase de h ab as... A veces
pai'cce querer jugjir con los prim eros planos, en u n m im etism o
q ue en R u sia tiene el m odelo original, y otras busca en los juegos
de som bras el m odo característico de la cinem atografía alem
ana...
Y lo peor es que no lo hace por en co n trar la verdadera d eterm
inación de su m an e ra urtística, sino porque, com o su meollo es
incapaz de crear nada, busca en la creación de los dem ás base que
sirva de pedestal a la e sta tu a d e su estulticia,
i Y es el m ejo r!... ¡D esgraciado este cine nuestro que, en lugar
de b a tir pujantes alas, capaces de todas las alturas, se a rrastra
dando tum bos y llega a la vida con 'la pesada carga de este pecado
original Ir..
M enos m al si su s propios errores fuesen capaces de hacerles caer
del burro tardo y fam élico a cuyos lom os cam inan, dejando al paso
la vergüenza de su necedad y falta de caletre, bien a las claras
m anifiestas, en esos engendros absurdos y desatinados q ue dejan
Caer, como castigo del cielo, sobre el infortunado espectador...
P ero... ¡en vano las voces q u e clam an en el desierto d e su engreim
iento, y el varapalo q ue constantem ente tu n d e el duro cuero
de su e stu p id ez!
N o nos queda esperanza alg u n a a los que quisiéram os hablar
del cine español con orgullo, y hem os de pensar, p a ra consolarnos,
que, tal vez, u n a próxim a g u e rra les bai'ra o u n a bienhéchora peste
nos Ies quite d e encim a, pues, de lo contrario, son ellos los
que aniq u ilarán al cine hispano con e l duro castigo de su s disp
aratad as concepciones.
¡Y m alo es nacer tullido o en clen q u e!... Preciso es, entonces,
la intervención de sabios especialistas p a ra acab ar con el m al que
nos hacen decrépitos o jo ro b a d o s ...; y eche usted tiem po y dinero
p a ra re ñ ir con la debilidad o la corcova, suponiendo— q ue es m u ­
cho suponer— que h a y a m ano capaz de acab ar con el m al d e orig
en !...
N o quiere esto decir q ue el pesim ism o nuble todos mis
zontes... C reo en la cirugía y la considero, en este caso, imp
cindible. Se h a d e cortar, ta ja r y hendir sin duelo, y h a n de
sabias m an o s las que operan sobre este m onigote grotesco
hem os dado en llam ar producción española... ^ ^
T e noto a flor d e labio la pregunta, lector, y a contestarla vov..
E l cirujano q ue h a de operar, y ni tú ni yo conocemos, existe.
u n buen día, cu ando m ay o r sea n u e stra desesperanza, se ofrecerá^ ^
a ¡os ojos de n u estra sorpresa con la em oción que en la obra lo-
g ra d a reside... A ctualm ente pinta, esculpe, hace verso o estudia,
abriendo nuevos cam pos a su cerebro, alim entando el claro c a u ­
dal de su s ideas y tallando m últiples facetas en la g em a brillante
de su sensibilidad.
E s en él donde reside la salvación, q ue no vendrá n u n ca d e los
logreros, de los fracasados en todas las artes, de los q ue padecen
penuria de entendim iento, d e los que, faltos de ideal, fabricáronle
con el barro de sus egoísm os y d e su s concupiscencias...
¡S), el cine e s u n A rte con letra m ayúscula, se ñ o r!... ¿C óm o
pueden hacer cine los sacerdotes de la negación de todas las a r ­
tes?... ¿ Q u é m undos y qué alm as h a d e crear, quien es incapaz
de sentir la belleza de todo lo creado?...
M aravilláram e ver cómo las toscas m anos de u n tosco faquín,
ignorante e inculto, d ieran vida a u n iXKlazo d e barro, arrancando
a la gro sera m asa la noble realidad de u n m om ento escultórico
besado por la gloria del arte... ¿C óm o, pues, no h ab ré de consid
erar u n m ilagro que d e la m en te oscura de n uestros directores,
brote la cegadora luz de u n a obra artística?... Si su pasado fuese
portador de posibilidades, creyera en ellos, au nque fu eran aquellas
pobres y entecas m u estra s de su vibración e sp iritu a l; pero... ¡C u itado
de m í!... Si sólo arideces veo en la o b ra de su cerebro y de
su esp íritu ; si solam ente abrojos resecos dejaron en la senda.
C om prende conm igo q ue n o tienen derecho a vivir p a ra realizar
película alg u n a... V ivan— ¡benditos de D io s!— , pero ocupando en
la vida el lu g a r que les corresponde... F a lta n brazos en la tierra
y energías en la fábrica y en la m in a... T a l vez estuviese aquí la
.salvación...'Y si no, jubilém osles, que bien se lo m erecen los p o ­
bres, después de ta n to esfuerzo, y h arto pagados quedaríam os con
lo q ue la producción nacional nos lo habría de agradecer,
B arcelona V III-X X X IV .
M a k i'ín e z PI-; H ii3h r.\
Ayuntamiento de Madrid
A p ÍiQ U IE S N E O Y O R Q U I N O S " .— D os de las escenas en que culmina la a
galante tram a, llena de gracia 7 de belleza, de esta revista frívola de la F o zl
H iro lá L loyd y U n a Merkel, protagonlstis de "La garra del gato", de la F oi
A
X*-

En teleférico por encima de Cha-
moníx— Cínemonde recoge detalles
sobre ^^El rey del Mont Blanc”
j £ ^ uÁNTAs veces, en C ham onix, h e encontrado a rtista s de cl-
/ 1 n em a? N o sabría decirlo. Me acuerdo que, hace m uchos
años, ia com pañía de M onfy B anks, invadió el valle duran
te m uchas sem anas p a ra realizar, u n film cómico que se des-
¡uTOÜaha en la m ontaña. E sle invierno Ju an M u rat y A nnabella
lilm aron algunas escenas de uM ademoiselle Josette n ía femm en. Y
úllim ainpnte un buen núm ero de artistas alem anes, bajo la direc-
fíón de u n dircclor de e.scena m uy conocido, el doctor Arnold Fanck,
lilnian, por cuenta d e U fa, u na cinta titu lad a c

Carole Lombard
HACE veintiséis años que esta
m uñeca rubia hizo su debut
en la vida p a ra a] cabo de
este tiem po llegar a ser u na d e las m u.
jeres m ás bellas de Hollywood. Jlizo
su presentación a la luz de un claro
am anecer de F o rt W ayne (Indiana) y
comenzó por d a r envidia al cielo con
el azul m aravilloso de sus o jo s ; ojos
que h an costado m uchos disgustos y
que tienen a su cargo ¡a infelicidad
de m ás de un enam orado, que rindió
al color de su s ojos adoración y pleitesía.
A ctualm ente aquella m uñeca pálida
y ru b ia como las princesas de los
cuentos de hadas, h a triunfado definitivam
ente en la pantalla norteam ericana,
a pesar de la d esgracia que se
cebó en su belleza casi a raíz de sus
comienzos como a rtista de cine...
Y a hace de aquello varios años y
aú n el recuerdo logra ensom brecer la
diáfan a tran sp aren cia de sus ojos, F ué
en un accidente de autom óvil que estuvo
a punto de f>erder la vida y del que
salió con el rostro trágicam ente desfigurado.
Im agínate, lector, lo que supone par
a u n a m ujer bella, en plena juventud
y cuando com ienza el éxito a rendirse
a su talento y a sUs gracias, ver en sus
m ejillas las brutales huellas de la fatalidad,
echando por tierra nobles ilusiones,
estim ación d e la propia belleza y
orgullos jóvenes de m u jer q ue se sabe
codiciada y a d m irad a por todos...
H u b o de ponerse en las hábiles,m anos
del m ás notable profesor d e 'd r u -
g ía plástica de C alifornia, quien logró
el m ilagro de devolver la perdida belleza
a su rostro, en el que solam ente
dos im peixeptibles cicatrices hablan,
m uy en secreto, de la tragedia pasada,
D u ra n te este tiem po, y caducado el
contrato que la unía a la Fox, hubo
de volver á com enzar, ingresando en
los conjuntos de M ack Sennett, en los
que pronto destacó p o r su belleza y per
su talento y actuando luego como intérprete
de diversas películas de firm a
independiante, en las que volvió a con.
q u istar éxitos que hicieron que la Fox
volviese a contratarla. D e esta últim a
editora pasó con u n m agnífico contrato
a la P ath é, desde donde ingresó en
la P aram o u n t, en la cual h a obtenido
señalados tiiunfos.
E n tre sus principales interpretaciones
p a ra esta com pañía figuran : E¡
poder del anuncio, L!n hombre de
m undo, Un caballero de compañía.
M ía porque sí. La insaciable, Pecadores
sm careta. Casada -por azar. Vidas
cruzadas. Sobrenatural, El águila
y el halcón y I.a m ujer blanca.
Hoy, en pleno triim fo, recuerda su
pasado con la satisfacción de no h aberse
dejado vencer ni en los m ás trá-
gicos m om entos d e su vida y es feliz...
au nque n o cree en el am or, a pesar
d e haber tenido tan ta s pruebas de su
e.':istencia en las locuras que sus adoradores
hicieron por rendirla a sus
afectos.
-'=? ■■’/ í •••
Ayuntamiento de Madrid
. • '-.i. - r S
i.ítr
’ - . V
ii i
____

primer
amor
de
Greta
Garbo
la r l B rls so a , primer am or de G reta
^afbo y “ últim o" am or de M ae West,
llegado a H ollyw ood en plaa de D on
la n ... [Q u e '*ellas“ le sean leresl...
D
VKANTE el corto tiempo que lleva en Hollyw-ood,
Cari Brisson se lia hecho muy
popular entre repórteres y corresponsales.
E s el hombre que está siempre dispuesto a
conceder .una entrevista o a departir amablemente
como si la hubiera concedido. Con todo, hay un
tema acerca del cual se m uestra reservado, casi
hermético. N o le gusta que le hablen, y mucho
menos hablar, de G reta Garbo.
E s el caso que el famoso actor y la no menos
famosa actriz se conocieron hace algunos años y
en circunstancias un tanto rom ánticas. Ya que él,
segián queda indicado, se niega a decir nada acerca
de esto, el corresponsal apeló a G reta Garbo.
H a sido ella quien, evocaaido los tiempos en que
se llamaba aún G reta Gustafson, refirió lo que
va a leerse.
Cari Brisson era empresario a la vez que primer
actor de un teatro de Estocolmo. Greta, que
trabajaba en un salón de peluquería de la vecindad,
era una de las adm iradoras más entusiastas
de Cari. E n verdad, según ella,m ism a lo dice,
«sentía por él uno de esos amores fantásticos que
llevan a las m uchachas que andan alrededor de
los quince añ o sa soñar con el poeta, el actor, en
general, con el hombre famoso en el cual creen
haber hallado su ideal».
U n día G reta aguardó a su ídolo a la salida
del teatro y le ofreció un ramo de violetas. Brisson,
agradecido por el homenaje, aunque sin dejar
de sentirse un poco confuso, correspondió lo
C a d B iisson
ríe siempre, y
en e s ta oca*
sión a pesar
d e la s e r ia
“panae" de
a u to m ó v il.»
Ayuntamiento de Madrid

iui;jur que suyu a las
uiitrecui'tadas, pero elo-
'■ ".''^cuentes paiabras con
' la m uchacha acom-
p’aH'o las'flores. Además
le dió UH pase para que
pudiera asistir a las representaciones
siempre
qvte quisiese.
Poco después, en
1920, Cari Brisson pasó
a Londres. E n medio
de sus grandes triunfos,
el rom ántico incidente
de la admiradora
de Estocolmo quedó, si
110 olvidado por entero,
perdido en ese limbo de
donde rara vez salen
J
T:
.Ji:
P E L U ^ U E K I A »E A K T C
' M A M # M '
I N / T A L A C I * N l > K I N e i P E / C A
E /P E C Iiü lil EN EL t u t u PUTIN*"H«LlTW«*l"
^EtUANENTE/ ETC. M E C I!/ «IKIENTE/
IK /T IT U T iÍE C EA U TÉ M A ^ N « N ‘
lAM ftLA l E CATá LUMA 6 - K A K N A -
los recuerdos. A l cabo de un.año-, M amicc Stiller, el gran
director sueco, Uanió a Brisson para encomendarle el primer
papel de «La expiación' de Gosta Bcrlingu. No fué poca la
sorpresa del actor al encontrarSse con que la actriz elegida
para acompañarlo en la interpretación de esta obra era G reta,
la admiradora a quien 61 había presentado a Stiller algún
tiempo atrás.
E n 1922 Stillef pasó a Hollywood con G reta, de la cual
no volvió a saber nada más Cari Brisson hasta pasados seis
años, cuando en el estreno de una de sus películas en Londres
se halló de manos a boca con la que ya era la célebre
Greta Garbo.
Por cierto que al ver cómo se saludaban efusivamente, algún
amigo del actor le preguntó ;
—Pero qué, ¿conocía usted a la señorita G arbo?
— ¿ G arbo ?— dijo Brisson sorprendido—■. ¡ Y yo que creía
estar hablando con G reta Gustafson, m i araiguita de Estocolmo
Cari Brisson, contratado por la Param ount como intérprete
de i(El crimen del Vaiiidadesu, es el hombre del día en
Hollywood. N o hay tertulia de la colonia cinematográfica en
la cual no se hable del formidable equipaje que trajo de E u ­
ropa, de su magnífico automóvil, de su soberbio perro danés
de pura raza.
Incluso Mae W est, exigentísima en todo lo que se refiere a
la belleza femenina, le ha caliíicado del hombre más adm irable
de Europa, y según malas lenguas aseguran, está haciendo
más de una de esas adorables tonterías que se cuecen
en la m ente femenina cuando el niño amor las nubla el cerebro
y el corazón.
Tam bién se asegura— aunque esto no hemos podido confirmarlo—
que Greta Garbo ha vuelto, al verle, a recordar pasados
tiempos a los que sin duda la gustaría volver...
Claro es que Cari Brisson se lo m erece... H e aquí su retrato,
para finalizar, y comprender que no tienen m al gusto
ninguna de las dos codiciadas m ujeres : Un metro ochenta y
cinco de estatura. Cabello negro, rizado. Tiene en las mejillas
dos hoyuelos graciosísimos, al decir de las mujeres. E s cantor,
bailarín, prestidigitador, actor... Nació en una granja
cercana a Copenhague, la capital de Dinamarca, y entre sus
ambiciones se cuenta la de com prar esa granja algún día.
D ebuta en la pantalla con- «El crimen del Vanidades» y
hace en esta película un papel de trovador rom ántico... Fué
campeón de boxeo de Europa antes de dedicarse al teatro, y
tenía sólo doce años de edad cuando salió su retrato en los
periódicos por haber salvado a doS'chiquillas que
L a arrogante
f i g u r a d e l
dinam arqués
n o s hace
C feer en el
buen gasto de
G reta Gavbo
y M ae W eít.
Ayuntamiento de Madrid
estaban a punto de m orir ahogadas. Ultimamente
un grupo de sus adm iradoras de Londres quiso
llevarlo al Parlam ento inglés, a lo que se negó
porque la responsabilidad del cargo le impedía
ser actor de cine y esto lo no quiere dejar por
nada ni por nadie.

if
*
1
V
'‘Alicia en el país
de las
maravillas*'
C L'ANDO
¡a P ara m o u n t se
deóidió a llevar a la pantalla
Alicia en el País de
las Maravillas, u n a d e las grandes
dificultades m ás grandes que
tuvo que vencer fué no dejarse
a rra stra r por sim patías ni por
prejuicios en la elección de la
que había de ser intérprete de
este gran film de im aginación.
Y fué un buen acuerdo el suyo
recurrir a u n a consulla al
público m undial, buscando en él
un colaborador que le diese hecha
la elección que ta n ta responsabilidad
traía consigo. Ni que
decir tiene que el público de cine
en plan de seleccionador hubiera
llegado h asta 1o inverosím il ; pero
la P aram o u n t, con m uy buen
sentido, solam ente le rógó la
orientación que encierran los siguientes
punto.-?:
!. ¿D ebe la que represente el
Ayuntamiento de Madrid
papel de Alicia ser u n a adolescente o u n a m ujer ?
2. ¿S erá preferible que sea rubia o m orena?
3- ¿C onviene que haya tenido expei'iencia como
actriz d e cine o -de teatro o que sea en Alicia en
el Pais de las H adas cuando trab aje por prim era Vez?
4. ¿ E n cuál -de los países d e habla inglesa convendrá
elegirla?
5. CuáJ, después de Alicia, te parece a usted el
personaje m ás interesante en las dos obras de Le-
\vis C arroll .4 /in'a en el Pais de las Hadas y A írii-
vés del espejo.
A m illares cayeron las respuestas sobre • la
«Learcli for Alicei), dep artam en to abierto por Pa-
ram o im t en su s estudios de Hollywood con este
objeto. L as contestaciones llegaban de las cinco
partes del m undo— que, según aseguran algunos, no
son n ad a m ás q ue (idos)>; E u ro p a y América.
D e acuerdo con la que su s colaboradores aconsejaron,
P ara m o u n t se decidió a buscar la intérprete
de Alicia en el Pais de las H adas entre las
desconocidas, como aconsejaban los m ás de los que
acudiei'on en auxilio d e las dudas que

le Iiarí"! la boca agua. Confiesa,
no sin ruborizarse un poco,
que la Enciclopedia B ritánica
te parece m uy di\'erfi

L
liilolde a p risio -
n á n d o le e p a ra
to d a a s a v id a .
a deliciosa i'ubia de los estudios W arn e r Bros. F irst N ational,
que hace poco m ás de un año se casó con George
Barnps, espera p ara-el próxim o otoño su prim er hijo. Ei
hogar feliz de los felicísim as'esposos se va a ver alegrado con la
llegada del peqiteñuelo, p a ra el que Jnan desea tan ta s y tan tas
cosas... , ,
L a m is m a 'lo a n Blondel, invitada por n u estra revista, nos ha
oscrito d e sd e ‘Hollyvvood sus deseos y sus esperanzas acerca del
angelito que le v a a nacer.
((El próximo octubre— dice la bella actn z— m e retiraré tem poralm
ente de la escena para a g u ard a r la llegada de m i prim er
hijo, p ara en carn ar el m ás grande y é! m ás noble de todos los
roles que he interpretádo en m i v id a: ¡ EJ de m a d r e !_ A ñ o ra
estoy ya dedicada en cuerpo y alm a a estudiar este difícil papel
p a ra q ue cuando llegue la h o ra m e encuentre bien preparada y
sepa hacer u na m adre consciente de sus deberes y a p ta para
cumplirlos.
Y a sé que no es n in g u n a cosa trascendental el que yo .vaya a
ser m adre. No trae rá este acontecim iento, que p a ra mi es el rnas
grande de la vida, ningún conflicto a la hum anidad. T o d as las
m ujeres de todos los tiem pos han dado a luz a su s hijos y el
m undo h a seguido su m arch a inalterable. Y a lo sé. P ero para
m í os como si fuera el prim er hijo que naciera en la creación :
1 E s mi prim er hijo 1 _
Y yo esiov convencida de que la m atern id ad es u n dilicii
estado y de q'ue son m uy pocas las m ujeres que están preparadas
p ara cum plir bien los deberes de m adre. L a . m ad re no debe
n u n ca olvidar q ue lo es. L a m adre debe tener siem pre presente
el gran papel que le h a confiado !a N aturaleza, que la h a escogido
p a ra el m.'^s sentim ental y el m ás noble de todos los p a p ele s:
fo rm ar y criar hom bres en cuya.s m an o s está el futuro de los
pueblos. • , ,, 1
L a m ad re jio debe m o stiar n u n ca co b ard ía; su valor se e.x-
panderá en sus hijos y será el valor futuro de la hum anidad.
Si el niño ve en los ojos de su m ad re la decisión y el valor, no
desfallecei-á n u n ca ; si el niño ve siem pre en los labios de su
madiT la sanri.sa, aun cuando su corazón esté chorreando sangre
r 1
- i ■ - - \ r '
Ayuntamiento de Madrid
/ i
p o r ios rh o q iie s ine-
vita b le s ‘! c - ! a vida,

alegrías ; se h a de d ar toda y por entero a ese
piíqueño ser que tan ta s cosas pide y tan tas c.osas
exijíp y cuyo espíritu crítico nadie puíyle llegar a
alcanzar.
Me dicen que arriesgo el éxito de m i carrera m etiéndom
e a estudiar el papel de m a d r e : que la
m aternidad y los tipos que hasta ah o ra he representado
a n te la lente no tienen afinidad alg u n a ;
que el público no creerá n u n ca q ue u n a 'm u je r de
!a calle, u na divorciada alegre, u n a vam piresa convencional,
pueda intei'pretar de m anera digna su
el de m ad re y subordinar a su instinto m aternal
todos su s prejuicios de artista,
¿ P o r qué?
Cierto, soy u na a rtista y encarno cualquier rol
que se m e confíe ; pero ello no quíerp d c d r que yo
sea como son las protagonistas qui‘ pasan por mi.
Si el argum ento h a de presentar
a u nn m uchacha sin conciencia
no obligan a que la ac­
" E s t á " g u a p a
triz que rHpn;senta el .papel sea
una m u jer sin conciencia y pre­ de todas las m acisam
ente el arte radica en esneras...
inclasn
to : en representar p^irologías
com pletam ente disiiiUas a la s e m f r e s iic a ...
Ayuntamiento de Madrid
■
propia. N o creo que el público espere nunca que u n a actriz sea
siempro ella m ism a : esto no s e r ía arte y adem ás sería muy
m onótooo.
E n los estudios W arn er B ros.-First N ational, donde he trab
ajado y si^o trab ajan d o en m uchos films, se m e han confiado
ios m ás distintos papeles ; he sido «(buscadora d e oro» en.

A \ a s
Comá viste í f o
Ayuntamiento de Madrid
y el m o n j t

te
José M arta C astellri, director de “ ¡V ira la vldal" «haría «on nuestro
com pañero «q- prensa José Sigré, dorante .un alto en el tra&ajo.
F IG U R A S La película
IVIVA LA VIDA!"
y sus intérpretes vistos por su director.
K
ECiníRDO haber e.scrito, tiem po ha,
en uno de m is frecuentes artículos
sobre el cinem a nacional, so­
b re su presente y ,su futuro, que éste te ­
nía ncccsidad de gente joven que se le
entregara sin prejuicios de n in g u n a índole,
completa y d esin teresad am en te; de
gente joven que lo sintiera profundam ente
y lo viviera con intensidad, que le ofreciera,
sin exigir reciprocidades, lo m ejor
de su juveniud y de su alm a...
El tiem po viene a d arm e ahora la razón.
José MaríH Castellví, popular director
de «Mcrcedesi), está haciendo buenas mis
palabras con su nueva y prom etedora realización
íi| Viva la v id a !”.
E n él se a ú n an la e.xperíencia - e los
años vi\'idos en los estudios extranjeros,
incrustado en la propia alm a del cinem a,
v el entusiasm o y energía juveniles... C astellví
\iv e _v .siente el cinem a. Sólo su
am o r por él, por el cinem a nacional, y su
gran afición podían procurarle esa fuente
di' energías que era precisa p ara su nueva
realización. D ías enteros le hem os visto
bajo la abrasad o ra luz de los focos duran
te el rodaje, corriendo de acá para
allá d u ran te la preparación de las escenas,
vigilando, e.scrutando ■ todos los detalles
continuam ente, cijrsando órdenes sin cesar,
incan.sable, fuerte como el roble., resistiendo
las pruebas m ás duras v agotadoras...
Y cuando la N aturaleza le vencía,
cuando m uchas veces, al caer la no-
chí', afónico, apenas se oía su voz, no le
oí jam á s una queja, u n a palabra de desaliento...
El film había de seguir su curso,
el plazo de realización no adm itía prórrog
a... Y la película pc.se a todo, ib a hacién.
dosc carne de realidad...
Ese es Castellví... U no de esos hom -
br‘"s. de esos jóvenes que necc.sitaba nuestro
cinem a...
D e el requedm os u na visión esquem ática
de su film y de sus intérprrres.. .Ama '
bli'm ente se brindó a faci!i(arnos tod
clase lie detalles...
Lepe T A lady, actores
cóm icos que lo g raco c
ézitos y m ás éxitos e&
la escena, han sido llegados
por C astellví a su
peIicoIa"¡VÍ7a lavldal",
cuyas escenas salpican
constantem ente con la
gracia y la com icidad
peculiares de so arte.
Ayuntamiento de Madrid
Intentem os interpretarle en breves palabras ;
ii¡ Viva la vidalii había de ser, se rí, un film de juventud, de
buen hum or, de ai

de
nade
tui!
ico
un
lad
•PS-
RU
no
lo
un
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Y
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la
ucmo
y.

i
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r - v .ít.
.-M : ■■■%
m -
Jean Haílow
dedica a la delicadeza
7 tersura de su cutis eicep-
cionales cuidados. E n la fotogra-
ffa nos la ofrece el repórter gráfico fro­
tá n d o s e las m e jilla s con dos p e d a io s de
iilelo, porque la han asegurado qtie la fez... que los
poros.» ¡m aníat que acoaturobran a tener las hi{at de E raj...
Le salió el tiro por la culata por
JUAN MENÉNDEZ
f T T ^ O R qué achacar siem pre la culpa a las rubias?
i L / H e aquí la interesante p regunta que se liiciera liace
O J _ poco u n fam oso cronista, quien pensó que sólo u na
i'ubia podría contestarla debidam ente,
Y, sin m ás titu lao s, el buen hom bre em prendió el sinuoso y
em pinado cam ino iiasta la casa de !a popular Jean H arlow , situada
en la cúspide de u n a colina en Brentwood.
M iss H ariow , la m ás ru b ia de todas las rubias, vive rodeada de
blanco, B lanca es su su n tu o sa residencia, blancas las alfombran
y los m uebles y blanca es tam bién la piscina en que g u sta de
zam bullirse diariam ente.
H a sta los' dos favoritos de la estrella, un perro policía y un
gato, son blancos,
— V am os a l grano— dice el cronista, después de los saludos de
ritual— . ¿ E s usted rubia natural, m iss H ario w ?
— N atu ralm en te—responde Jean.
— ¡ .-\lbricias! Entonces usted v a a ser tan am able de decirm e
Id que vo quiero saber. T rato de encontrar la causa del por qué
las rubia.s cargan siem pre con ia culpa...
— ¿C ulpa de qué?— interrum pe vivam ente m iss H ariow ,
—L a culpa de todos los hechos sensacionales que leemos en los
periódicos, como por ejem plo : » U n a chica rubia elude la persecución
de u n grupo de sabucsos>),,. ((Descubierto el nido de aitior
d f u n a ,-irena rubia»,,,

A C T . , U _ , A , L _ I , P , _ , A , , D
E l Congreso F o x J934
OMO todos los años se reúnen en B arcelona los jefes
de todas las sucursales de la F ox en E spaña sus
repríSentanKíS en las distintas regiones. L a época en
que la F ox celebra estos C ongresos coincide con la presentación
de las películas que constituyen la base de sus program
as y con la estbincia, en nuestra ciudad de los em presarios
de los salones cioemaLográficos de la Península, en plan
.de selección de m aterial p a ra sus espei-táculos.
El C ongreso y la presentación de películas, que se desarrollan
sim ultánoam ente, lian tenido este año, como colofón,
una excursión a Mlallorca, donde los congresistas fueron
agasajadísim os por m ísler H oren, .director gerente de la Fox
en España.
E n la fotografía que corresponde a estas notas ofrecemos
a nuestros lectores u n a instan tán ea del Congreso, presidida
por m íster H oren en ' torno de quien se ven reunidos los re ­
presentantes de E spaña d e ta n im portante editora en los E s ­
tados Unidos.
La actriz y el torero
.vRLE.s’E D iktricíi en carna la figura altísim a de la
gran C atalina de R usia, en uCapricho imperiab),
que edita P aram o u n t, bajo la dirección de Josef
von Sternberg.
Y a conocen nuestros lectores fotografías de esta gran producción
histórica que P opular F ii.m publicó en anteriores
núm eros. Ellas. le hab rán dado u na idea m uy aproxim ada
d d lujo que P ara m o u n t derrocha en este film p ara enm arcar
el arte de su ccestrella» favorita.
En la fotografía que acom paña a estas líneas, la fam osa
cisíam aparece con su director von Sternbexg en un descanso
elícula como u n a de las m ejores de su serie hablada en e spañol.
Alegrém onos de íiaber nacido...
t según lo.^: Q uintero hem os, los seres todos, de aleg rarnos
por el m ero hecho de h ab er nacido, ¿cóm o no h an
de alegrarse aquellos seres privilegiados a los que el
ciclo regaló al nacer dotes y cualidades excepcionales de belleza
y talento?
E n este caso se halla lá bellísim a Jeanetre M acD onald que
une, a su prodigiosa
belleza, un talento
nada com ún y en
pivna juventud ha
sabido., enganchar
on su Cierro a los
corceles deKt,riunfo.
E n la fotografía,
c u jo centro préside
la herm osísim a fig
u ra de Jeaiiette, la
bellísim a actriz inglesa
conm em ora la
fiesta de su natalicio
acom pañada poi-
•Maprice C hevalier
>• su director E rn st
I.nbitsch, quienes
organizaron en su
honor u n a espléndid
a fiesta en los estudios
de Sl.-G .-M .,
donde actualm ente
trab aja la sim pática
lareja que tra ta de
lacer reverdecer los
lauros conquistados
en uEI desfile del
D jo /
coufiio fnoftfi/ivo
LflíJOftííTOÍllO Oa-GEnOVt 5

PK€S£NTA UN AVANCE K LAS SÜI^RSEL&CTAS
PRODUCCIOHj
Ayuntamiento de Madrid

I
o
o
üUP B v ro n bí’scó un hérce en el que afirm ar su arle y io
encontró en la legendaria figura Sel burlador de Se^■illa,
^ inm ortalizado por Moliere. C on él fueí'on m uchos los poetas
y escrito! es que se dejaron a rra s tra r por la grandiosidad del tipo.
3’ llena está ¡a literatu ra de estudios literarios y psicológicos d e esta
altísim a figura, que en la literatu ra española reviste caracteres
íle genial creación.
L a poesía d ram ática del siglo xix exaltó h a sta lo in \erü sín ú l la
figura atrayente de don Ju a n , y no podía el cine de pasar por' aleo
la atracción q ue se encierra en este carácter, ejem plo de hispanid
ad m uy siglo XVI, p a ra d a r vida a un film que, bien logrado, puede
ser un éxito rotuhdo por la universalidad que le dieron poetas,
filósofos, críticos y h a sta ilustres doctores m odernos que en él
cebaron sus afan es de especulación psicoanalítica.
H a sido el director alem án Alexandev K orda el que h a tenido la
idea de llevar u n a versión del don Ju a n a la pantalla. A lesander
K orda es, en la actualidad, imo de los m ejores directoi'es europeos.
Si algo se k' pue

LUIS ALONSO
DE M.-G.-M,
t-
Ayuntamiento de Madrid
/

I I
p—y — • 3— * 4
' ■ ' H 2 —
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2 ^ r U — r
io r b id d e n liüs cc
1,3 ^3
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« t t J t -------

GACETILLA
CIN EMATOGRÁFICA
N uevo título de on íílm de la *‘20tÍi Century
T
/i (i-’oth C cnlury» an uncia q ue el título previam ente usado
p a ra el film sobre P . T , B arn u in , el g ra n em presario de
J circo, h a sido cam biado por el de «El poderoso B arnum n.
E sta producción será interpretada por W allace Beery, y p ro b ablem
ente será la prim era en ponerse en rodaje cuando la compañta
de Z an u ck reanude sus actividades después de las vacaciones
q ue d u rarán h asta el raes de agosto.
U na encuesta de editor de los “Harrison's Reports‘<
P
i-riíR Han-ison, editor de lus í T T ' observado usted alg u n a vez a u n m uchacho con un j’u-
J I — I su ete nuevo? P u es R o b ert M ontgom ery es tan entu-
O X J - siasta y se divierte con la m ism a facilidad de u n chico.
M ide i'85 m etros d e estatu ra, tiene el cabello
y d a la im presión de e star siem pre creciendo. T ien e cierto aire de
frivolidad q ue pud iera lo m arse p o r indiferencia, pero es prccis
verle en sus m om entos de seriedad. _ ^ .
Su paso es tan elástico q ue le hace a u no im aginarse que pisara
sobre ^resortes. C u an d o habla, le chispean los ojos como si estu ­
viera oensando en alg u n a travesura. Ja m á s perm anece quieto m ucho
ra to en el m ism o sitio y h av que a n d ar constantem ente tra s a
p a ra que no se escabulla. N ació en N ueva Y o rk y tiene el
L rac terístico de los neoyorquinos natos. Su padre era presidente de
u n a im p o rtan te em p resa industrial, pero el capital q ue dejó a la
fam ilia no d u ró m ucho tiem po. ■ . j .< j „ ,,na
P o r consiguiente, B ob trab ajó d e ayudante de_ m ecánico en u na
com pañía d e ferrocarriles. E ste oficio no era precisam ente su ideal.
L u eg o estuvo em pleado d e estibador en un b u q u e petrolero. M ás
tarde decidió h&cerse actor. P o r m ed ia aó n de u n d ram atu rg o am igo
suyo consiguió varios papeles insignificantes. D e s p u é s perteneció
año y m edio a u n a com pañía am bulante, en que se distinguió pei-
sonificando ancianos. L a m a a e sta to w n é su «curso preparatorio
^ " p o rlín 'ííe g ó a los escenarios d e B roadw ay, donde obtüvo grandes
éxitos d u ran te cinco años consecutivos. Probó fo rtu n a en el cine
frente a V ilm a B an k y en T his Is /íe a w n . N o le entusiasm ó m ucho
la p an talla y rescindió el contrato. Volvió al em e al ad q u n ir
éste la palab ra y desde entonces h a ido cuesta a rn b a . P o r su destacad
a labor en Compañeros le concedieron el galardón de esU ell^
A hora a m a al cine por los triunfos q ue se h a conquistado. Y
tam bién porque le d e ja tiem po | w a ju g a r golf, tennis y po o.
Proyecta recorrer el inundo entero cuando se retire de la pantana.
J uan M enénduz
í
i :
i¡
i.,1

LLUVIA DE ESTRELLAS
j UKRÉIS conocer lo que con m ás em peño desean algunas
/ I 1 de las m ás popii ares personajidades de C inelandia?
O H elü a q u í :
G ary C ooper.— M a tar u n tigre y ganarle a B ing
C rosby u n a p artid a de cigolfo).
B ing Crosby.—E n co n tra r u n tr¿bol de cuatro hojas.
C harles L au g h to n .—^Tocar el suelo con las m anos, sin doblar
las rodillas.
W . C. Fields,— M an ejar u n ascensor,
C harlie R uggles.— Sacar la lengua a' los empleados de hoteles,
pasearse m ontando en u n cam ello por la Avenida Q u in ta de N uev
a Y o rk y pertenecer a u n a logia en la que pueda llevar u na
espada.
C arole L om bard.— An-ojarse desde u n a altu ra con u n paracaídas
y presenciar la erupción de u n volcán.
G crtrude M ichael.— A cariciar a todos los niños q ue y que no
deseen acariciarla todos los hom bres q ue la ven.
El director del hospital de S a n ta M ónica, donde nació Shirley
T em ple, pidió a la infantil (lestrella» u na fotografía dedicada y,
on cuanto la recibió, la hizo colocar en la sala donde nació la
chiquilla Hpara que sirva de estím ulo y ejem plo a o tras m adres».
P o r cierto que Shirley aún no se h a dado cuenta de la im portan
cia q ue tiene.. Si fuera diez años m ayor, probablem ente y a se
h ab ría enterado m ás de la cuenta. volver el otro día del estudio,
acom pañada de su m adre, pasó fren te a u n teatro donde se e x ­
hibía u L ittle M iss M arkeri) y, al ver su nom bre en enorm es letras
lum inosas, se puso a d eletrearlo; y, al reconocerlo, exclam ó m uy
so rp ren d id a:

Orientaciones del cinema
El film de contenido
E
f I. cine debe' ser un constante cnnibio. U n a continuada varia-
cií>n. U n receptor que capte insistentem ente las variaciones
^ rítm icas

‘e i o i i o i i U B xS B u n S ^ B ‘o S j e a p o s i a b s o u i B p u E u r ‘s a i p
- n o '^ n s n | } B ^ a p o^cTiuaCa p s o o i b S u o c I ‘s i e a s a Q ; 's b js C b s
-U 3 UI S B iu o ie d - S B t d o i d S B J is s n A s o j j o s o a a p o m i B pB O s x a ii
-3.J A s s s j B d SOS3 u a s i f i p q s o — o i n S i s o j d — s s D i i o j i r g —
■u o r e iA t ib jS a p
3 i q i u o i [ B aa a n b j o d ‘"ezsA iA u o o s i a e p p B p e q o n r [ D u i a s Á
E i i S u a i B i n o D s o i q B f s o ] 9 TD3 p a n i n n a s p jiq D s q io -g ^ ia iÍB j\i:
• • 's a 3 u o j n j [ - : n o p u B J ¿ u & l a b B Á
— B U ío 'a a n b a i n B j a o d t u : s ^ u i s a s a [ o d p ^ s n & i o d — s a f o d ^ ^
‘B u a i A ‘s u B j ‘s a a p n o T ; i i a S B p B i i p i m o p B o iiB q a p s b s b d a p
B j s a n d u i o o p j i q D s m o 'a ; a p b s b q b \ s p o j p B n o u n s o C o s i a i
a jO B o 3 i i a 4 a i d r a a t s ‘s i ^ b s o t u o q - b s o d u b j S b u t i n a o p B S
- n a d B q t i b ; b j ^ o u B i n l a q o j ; s a i i A f — o f i p — s o i u i s o C i j j —
•o u B iD iiB ¡ a B jq e ^ B d b [ o c u o j a in a ir q B U T jj
■ B j a f B s n a n i B n io ^ e d B tm í o d a f B s i t a u i u n
‘s a n d ‘B i.iB jA u a s o ■ a i n ^ p p o B o o q o j a p o S s a u f s j 3 jjck >
‘B i a i u o j j B ¡ n a a s a B ;io r a a p ‘a tB n jJ B O ' u n j b u i o j o o ;x B q B 3 u n
i B j u o r a a n b a u a i j o ja C B S u a iu u f ^ 'i n h E B i o p o u B n o S ^ B j b i a
- n a a a s a p Á ‘e p u B i i o d i n t a p o S ¡ b j B n S u a A e b s p B j b B íC ba
5 UI oÁ . p z i n b s a D U O ^ ü s : n a i g 'b s b d B ^ sa b s a u a A 9 f s f i u
SB ¡ o p E j q u i n i s o D B a s u B Á ^ q o p u B U D u f i a s 0 | o ‘s B ia C E S n a iu
n o s S B in o jE d S B is a : a n i a / Í Q 'a a p B d ‘o j j a o B q B i i a q a Q —
• a j p B ú n s 9 i n n S a ^ d — ¿ 0 ¡if0 q a i 0 [0 D u n u a B i J i ; j a A a o o a s
o j a n b u B q 'Ja A O f u q ? ¿ c ^ s a s a a n b ? ‘a ^ ^ B ] ^ ‘u b i b ] ^ —
‘SBUIO[
- E d S B U n S iB UOD 9 i a ; o a o ; u o a d Á o A a n u a p o i [ E g - b s e o n s
a p o p B f a i u a o S ; b J t n a i s u o o b u o a B z a d r a a A s a i ^ n a i B u i
5 0 1 -13 1 3 Á iia A o E u n u o o 9 i a ^ o a s f n d s a p S B J o q S B u n .8 ¡ y
'a in a iu E p B in ssjd B
BSBD B | a p o q B S Á o i a i q i n o s p 91S 0 3 'B s a i d i o s n o D x i o j b j i u i
a^ s o i q q s o i u a U B q B fB q B J i a n b s o u B u n a q s n s a n b ‘B s a m
E[ s j q o s o i u a ¡ o i A u b ; o z B 3 a n n - d u n p x p u ^ i B ^ o i u o j d a Q
s a p u B O Á S E iq B q J B z n i o a p B x n a iq o .id p
u e u a A t o s a . i o D O d u iB j o i a d ‘j o t a j \ j ¿ o q B q E D b s o a i i O Q ? 'i B i a
p U B lIB 2 n J 3 OU S a tB n jIB D SO^I ¿ S a C B tU J B Q ? 'S O lU S f o p B is
-B U ia o ; ¿ s a n b n g ? 'B ^ u n S a j á B ; s a o u i s i u i j s e 9 i n u : j o j a g
¿ jT O ^ d r a a a p U B iiq B q a s U 9 p B D i n n i n o 3 a p s o x p a u i a n Q ?
■ u 9 p B < i p p u B UOD S B io íio n l a n a i a p j o [ b a p u a u ^ ^ b ^ b j b s
- u a d o z i H - p n q D s q io - a ; a p b s e ^ b [ s i B d a i n a p p m a j s a B i j a s
a i u B i i o d o i T u ^ n o p i i q D s q j o - ^ J a iC e p i B q B U tS B u ii a s o z h j j
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'opBnjaisxiOD BqBjsa u ^ j b ^
•p B ix r a B o C n p a j a s ‘p -jiq D s q jo -a ; s o i a p b o i b p u a ir e q B p
- jB n 5 a s a n b 0 1 0 a p s a s i n ^ s o s a s o p o i a p -io ^ b a ¡a Á o i d p
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• p s p x i a r a a i B u n B i a o i s a a n b 9 i ; u o a u a B o i^ q ^ d u p i u i d o e ' j
' B i i i s n y B B j j a n s b [ o p s i e p a p B j q e q B p u B ^ ¿ [ a p s i n T ; a n b
a p B p i ^ o n B^ o d n s a s B p i n S a s u a o j a d ‘B s a o i u e i j B p a n o r a
n a t i a p i n S ^ lu i a o o p a p B D ia o bC bd u a E r n a j s a o u o i u a Á ‘o i i
-O pB JS X lB S s o p o i B ÍB d OpOXU U n a p O JB H p o u a D u b } b ^
■•B u iB d n s B o s a a 3 a a o p u B n D u a p ^ n S - n a o i o a p . s a s a o u B J j s a s .
- x n i s n s iB xqtirB O B j a lo C a u í o-¡ a n b 9 i p p a p ‘u o i a x n n o o t^ jb
a n b s o i q j n i s i p s o [ a p s s n B a b á o d i u a i ; o S i e t B p u e j j ; j o d
opuB fB X A o p B -is a B )q B i[ u o i B q ¡3 ; 's a a n B a j o ia x ix p a p p B p i ;
-HBD B u n UOD B j j a p n f B i a p a ^ B D b [ a p b s b o b ^ e o u x a S j a q
- j d a j j n o A n p a B q o ^ j a í o o p n B n o o ^ s a & p s ^ n d s a p o o o d a n ¿
•ED U Bq a p SBSB3 s n s s o ^ a n a l a o a i q B i
- s a B JB d s a s i B d s o j n í j s i p b a s iB p B ¡ S B ii u B x q a p . u a s a x p n d l o j
- n o - i d U B I s a n d ‘s E x n o x p x s a í x e u a s u a i E i B d b z b x E i d o i d n s a p
¿e a 'iiH n s H J .o a a a v sto v i a7iH 3SH ioa Ha vsvo vi 9 S
4 0 - LA CASA DE KOTHSCHILD LA CASA DE ROTHSCHILD 33
...cu a n d o Julia R alh sch lld tenia úlez y siete an o s
N atán acompañó al m altratado mensajero hasta la
puerta.
— ¿ H abéis visto su m ano lesionada y las heridas de su
cabeza? Terrible— dijo G udula— . Tienes razón, ilay er,
es un valiente.
—N o dije que es valiente. D ije que m erecía doble paga.
U n hombre que arriesga su vida por el dinero ajeno no es
valiente, es tem erario. M uchachos, acordaos de esto. N a ­
tán, pon esto denti'o la caja del dinero cuando la subas del
sótano.
Por la tarde, Rothschild tuvo que volver a acostarse.
F u é N atán quien consiguió obtener nuevas garantías
y u n interés m ás crecido p ara prorrogar el empréstito.
V inieron dos clientes m ás y N atán hizo con ellos u n trato
ventajoso con m ucha fortuna. .
—¡Mamá— dijo R othschild a G udula— , no he de preocuparm
e; N atán será u n hom bre afortunado, lo verás.
A l día siguiente tuvieron que llam ar a u n médico. Se
mostró m uy preocupado por el estado de Rothschild y ordenó
reposo completo y una total inmovilidad, dejando
de lado todas las operaciones comerciales.
—Mamá— dijó R othschild aquella tarde— . Quiero que
llames ,a los tíhicos.
—M ayer, ¿te encuentras peor?— exclamó.
—N o, y quiero hablarles antes de empeorar.
— Escucha, M a y e r; vivirás todavía m uchos aííos para
;guiar a nuestros hijos.
—E staré aquí hasta que m is padres me llam en a su
lado. Y ¿quién sabe? Tráeinelos aquí, G udula querida.
N atán palideció cuando su m adre dijo : «Papá quiere
veros a todos.»
—N o, no es esto. Sigue igual—se apresuró a asegurarle
•cuando le vió perder el color.
5 . — 5^ífpíewe»*ío de "Popular Film”.
Ayuntamiento de Madrid

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opoí nBjumsB sojsa ‘oCssnoa oiqijs tis uoa so-Ctí^ sns b sq
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s n b o q o n n i o í j o d o o u b s u b o s n b e so o b íj o s a o u í ^ j p
-B tn n s 9 n s p jo — ■ s o p u s tib ‘soB qoiB ui BJO-qB ‘o u a n g —
•so to SOI BqBJJS^ Á S9JIB BX^Bq BjBO a jp B d n s
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• o ;s n B q sa ‘j 3b o 9 tó p a s p n q ^
- s q i» ^ jsjÍB p i ‘sEjqBiBd SB^sa astounno-jd s p sfn d saQ
•p B p in S ip Bí ií o i s d s s j 19 ‘o iB j; a p pBp
-IBnSi -el B Suaiqo ‘o iq s n d o iis a n n 's o j;o s o ii s n b BisBq pBp
- i^ ip j u^jaB'Ji s o ‘B d b Jn g s p 010 xa opo^ xn ‘isp o d ' xa oxd
-óSsxi n^Snx]^ -epEti ap s n b o ;sa ap a jB p i^ n ^ v —
9 in x n jn n i — « ip B d ‘jg —
•O H a q -o ¡ a p soBpjo:>B
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jB ;ío d B s x f q s p so x in s o t í JBSBDBJJ 3q-3p s o j;o s o A a p o n n S
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a o É q ■ut9 r a n b ¡ a n b a p s o B p J O o y ’s a p B p a p ZBdBa s s jo ^ o o p
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-01 BiBd o n n : p n q ^ s q io 'a s p b sb q ubiH B nn s ja ja g o u n S
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SZ
3 4
a'iiHDSHXoa a a v sv o v i
LA CASA DE ROl'HSCHILD
Y así los cinco hijos de M ayer Rotlischild se alinearon
al lado de su cama. Su m adre se sentó a la cabecera,^ después
de hacerle sentar y colocarle varios cojines detrás de
la espalda para que estuviese cómodo.
Los ffniró uno a uno,' lentam ente, como si sospechase
las aptitudes de-cada uno de ellos. Después los contem ­
pló todos a la vez, m irando el grupo form ado por sus
cinco hijos, y sonrió con orgullo.
—M is queridos hijos— dijo— . Cuando un hom bre se
h a de ir, nadie lo sabe. Puede ser esta noche, puede ser
de aquí veinte años, pero lia llegado la hora de que yo
hable con vosotros.
»Y así, cuando m e vaya, os dejaré al cuidado de vuestra
m adre. E s m uy sensata, m is de lo que creéis, m ucho
m ás juiciosa que yo en ctnuchas cosas. Y vuestra m adre
es buena, es todo bondad. Escuchadm e bien ahora. H a ­
ced siem pre lo que vuestra m adre os diga. Sé que lo h aréis
porque sois inteligentes y buenos chicos. Así, pues,
acordaos. H aced siem pre lo que vuestra m adre os diga y
seréis ricos. H e dicho a vuestra m adre lo que quiero. Se
pierde m ucho dinero. Y parad atención ahora. Se pierde
m ucho dinero mandándolo por ca rru a je .y m ensajero de
u n país a otro. E n tiem po de guerra es apresado por el
enem igo; en tiem po de paz, robado por los ladrones-
Quiero que cada uno de vosotros m onte un negocio en
distinto país, en diferente ciudad.»
Vaciló u n poco y G udula le dió un sorbo de vino.
__U no de vosotros abrirá una casa en París, otro abrirá
una casa en Viena, uno de vosotros en Londres, otro en
Rom a, pj'obablemente, de acuerdo con las condiciones que
allí rijan entonces, y otro d e vosotros conservará la casa
de Rothschild aquí, en F rancfort. Entonces, cuando haya
que m andar dinero a Londres, por ejemplo, no hacéis
rem esa alguna, sino una nota a N atán en Londres, y
Ayuntamiento de Madrid
O [os JB A ait U-iBd s a iü B iS B q S B z x a n ; u o o B jin a s a s o n a jp x jd
xis s a n d ‘ian p x iB .x d ; n a a s j e p a n b B iq a p o x u p s u v 'B u a iy v n a
o íd o a c i OI o z x q n 9 a io iB g •sa ^ p x io ’]; b apaB } s ^ m a s jt-p B is B J i
o]f>? j a ; s 9 q o u 5 p j n a 9 n i ^ a j a a n b 01 ‘o D u e q xxn .xaDaiqBi
• s a B Bi.xaiB [Sxxi e opBXAua a n j u ^ ^ b ^ ^ ‘o ; s a a p sg x id s a o ;
•p iiq o s q io -a ; a p b s b q b i a p B u n j i o j b i b u a p i u S a p U911: -
-lu x o i} o ' 9 S a jS B a s Á o p B S B d ^ n j o z B jd o^-xoo b o ^ x isa ^ d x n a
l¿ ‘o jg x i a d B jq B q 0 ^ - j J o p u B J ^ n a axpBXi a n b S ajU B B n
-B U ias B u n s s tu a o jn x s o j s a xxoiaxA n; p n q o s q io - a ; s o ^ j -B -iian S
Bxm a x u a ; a s o p n B n o o p B jq u m iS O D e s a j a i n x o i i b ib ‘B u í s u y
B o ijiS f id x u o o p B S io q xnx o z i q p ix q o sq :iO '^ b s b q b [ ‘p i x d
‘x s v 'S-i-13’^ -xaoBq B i i a n b (n o a .io d -B ^ ) (qBJO dBQ i x i a ¿ » ¡a
a n b B i ^ i s n v B J in o o o n Á B q e i i b i j u o d b.xd a n b B q B x o n n u e
a j s a Á a fB S u a u i xxn BqB A a[[ B u io i^ d ■e'j 'o p u B iO A xqB i s S a q
a p BqBqBDB a n b B xno[B d B u n u o d o p B f e l p p o p u a x .x jo o o u x a
n a m b ‘o z o o i o s o j o S i a n n s a o u o i n ^ B ia a x ib ‘i j b q f n ¿
•a s iB C ix o jx tx o s m b p n q o s q i o - a ;
jaA^Bj\[ -pixqosqjo-a ap b se 3 eu a n b ad b¡ ud B^tSBq 9 su ad as
soix;s3jdxxi9: ap sa^uanj sbxjba s e t á x in g -B.xjanS ap BZBxiauxB
Bi aisp ca opxiBno s a n o p c u sb^ SBpo^ nB4xsaoau 0[ oraoo
‘oaanip BqB^isaaau sxsd a^sg; 'B U jsn v s BxianS b^ jso.Bq b
Bqi ‘BJ3JJBD n s saDUo:jna BqBzadxua a n b ‘xipaiodB ^ an b ap
j o m n j p B U J 0 3 'o i a C q o a ^ s a B JB d o p B i j n b i B a ;n a u iiB X D a 'd s a
oqDBqanxu n n BqBpxnD a n b sb i ap SBUio^Bd SBmxSix? oSxs
-xxoo opxiBAan ‘BuaxÁ « n n 9ZXiBai u ? i b ^ sa n d ‘joCaxu
u r.x aip n ajd raoo o i 'o S iB q n ia nxs ‘ap.xBi s^xxi so u b s o u n
'pljxpsqio'a; ap b sb q bJ a p o j n n u i |a n a SBiaf
- B s n a u i S B iu o ^ B d s b i ^ p d B d p p B p n B j J o d
-xux Bj :iBnxSBXui txBipod ‘o o p a jo jd o^naiB^. n s Ji pBppBS
-Bs n s n o 3 ‘p n ^^sq io -¡j laiÍB pt oxdoid p xu ‘ajuB ísqo oj^
•Bxp o i p a i n n a ‘o p u B io A
•xxxbB B p B S a q -B x n o p d Bj o j a d ‘S B jp s a « o s o p B U B ixsao
- a n o ja Í B s n a x u U 0 ' o p g a n a q n e i S n n s o u j B j i o d a j a p a n d
o iA a J d oixxam xD O U oo o iín o Á l a p a o n s a p c q a n b oSiíb a p
aiiH D SH X oa a a v sv o v i
LA CASA DE ROTHSCHILD 3 9
el negocio. T an pronto como Cari cum plió veinte años
fué enviado a Nápoles, y tres aixos xnás tarde el joven
Jacobo, que aún no llegaba a los veinte, fué a París, donde
entonces operó con el nombre de James Rothschild.
E ntretanto, N atán se había casado con una inteligente
y encantadora joven de su propia fe, A n a Barent CoheiXr
y cuando su hijita fué bastante crecida para viajar, visitaron
a su padre en Francfort y se celebró una notable
reunión familiar a pesar de los disturbios de Francfort en
aquellos momentos a consecuencia de un nuevo e injustificable
m otín contra los Judíos. • _
-L a familia Rothschild no se volvió a reunir hasta la
triste ocasión en que los hijos;volvieron a su casa por la
m uerte de su sabio y amado padre.
Toda Europa se hallaba entonces soliviantada. Los bancos
Rothschild prosperaban, gracias sobre todo a los grandes
empréstitos que hacían a distintos países.
■ G udula, en medio de su dolor, halló consuelo en Julia,,
la bella hija de N atán, que contaba quince años en aquel
momento.
__N unca— dijo Gudula— ha habido una nina tan bella en
ninguna de nuestras famihas. ¡ Oh, si tu amado padre la
hubiese podido ver tal como es ahora !
__H ará un buen casamiento, N atán— dijo Salomón— -
Quizás un gran título. Quién sabe.
__^Yo lo sé— repuso N atán secamente— . Se casará con
un título. ¿Se otorgan títulos a los judíos?
Salomón sonrió y se encogió de hombros.
__N o obstante, puede casarse con xxn gran título— re-
.pitió.
— ¡ Salomón Rothschild !— gritó su m adre— . Este hijo
mío en capaz de sugerir que se case con un gentil.
— N o temáis, querida madre, por esto— dijo N atán rápidam
ente, y meneando la cabeza en dirección a Saioj

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