Libro 8 - Paul-Timothy
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Preparación y Movilización – <strong>Libro</strong> 8<br />
© 2004 Patterson y O´Connor<br />
Paz con Dios limpia nuestra conciencia: “Si confesamos nuestros pecados, él es<br />
fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” 1ª<br />
Juan 1:9<br />
Esto requiere la honestidad, la reconciliación con los hombres y la restitución:<br />
Mat. 5:23-25.<br />
FRUTO DEL ESPIRITU # 4 - PACIENCIA<br />
La paciencia del Espíritu soporta las dificultades con fe y gozo. Ella es lenta para<br />
enojarse y vengarse. No exige al prójimo. No busca la perfección espiritual con<br />
una sola experiencia conmovedora. Nos perfeccionamos a través de muchas<br />
pruebas y tribulaciones: Rom. 5:3-5; Santiago 1:2-4; Hechos 14:22.<br />
FRUTO DEL ESPIRITU # 5 – BENIGNIDAD<br />
La benignidad es ser benévolo e inofensivo, a pesar de la<br />
provocación. No muestra ira sino misericordia. No usa una<br />
sonrisa falsa, como la pintada en los bobos del circo. La<br />
benignidad de Dios nos trae al arrepentimiento: Rom. 2:4. Así por la benignidad<br />
del Espíritu soportamos y perdonamos a otros en amor: Col. 3:12-13.<br />
FRUTO DEL ESPIRITU # 6 - BONDAD<br />
La bondad del Espíritu Santo nos da el impulso para hacer buenas obras: Heb.<br />
10:24. Nuestra religión no consiste solamente en cultos. Por nuestra sed de<br />
justicia servimos a los necesitados y a toda la humanidad: Mat. 5:6. Si nuestra fe<br />
no produce las obra de bondad, es una fe muerta: Santiago 2:14-26. Ejemplo:<br />
Mat. 25:31-46.<br />
FRUTO DEL ESPIRITU # 7 - FE<br />
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción<br />
de lo que no se ve.” Heb. 11:1<br />
La fe sincera busca a Dios: Como el siervo brama por las corrientes de las<br />
aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios<br />
vivo. Salmo 42:1-2.<br />
“. . . la fe es por el oír, el oír por la Palabra de Dios.” Rom. 10:17.<br />
“. . . la espada del Espíritu . . . es la Palabra de Dios.” Ef. 6:17<br />
El creyente sincero confía en Dios y en su Palabra. No busca señales; no trata<br />
de adivinar el futuro. Profetizar bíblicamente no es adivinar. Es proclamar la