You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>La</strong> <strong>falsa</strong> <strong>suicida</strong><br />
Angélica Liddell<br />
Ofelia, chica porno, habla desde una cabina dedicada al peep-show.<br />
Horacio, lisiado, tullido, envarado a causa de un aparato ortopédico,<br />
habla desde el almacén donde vive y donde tortura a muñecas de<br />
trapo. Le habla a esas muñecas de trapo y sufre.<br />
OFELIA.-<br />
<strong>La</strong>s mujeres desnudas somos como los muertos. Nadie puede dejar<br />
de mirarnos. ¿Qué tendrán nuestros pezones y el pico peludo de<br />
nuestro vientre? Qué cosa fatídica. Irremediable. Qué pestilencia. Y<br />
qué tendrán los ojos que miran y miran y miran. Y si no estoy muerta<br />
no me queda más remedio que estar desnuda. Estoy desnuda porque<br />
no estoy muerta. Aquel día a punto de matarme y sin bragas. Sin<br />
bragas. Allí empecé a trabajar. Todas las cabecitas mirándome. Igual<br />
que ahora. Cabecitas. Otra moneda, otra, otra, otra, mírame,<br />
mastúrbate, echa monedas hasta que me desnude del todo y te<br />
ensucies la mano, mírame, mastúrbate, mírame desnuda para que<br />
pierda la vergüenza cuando entre en la sala de autopsias.
HORACIO.-<br />
Y yo matando gatos por tu culpa. El hombre del saco. Crustáceo<br />
funerario. Cangrejo de luto. El que ahoga animalitos en la piscina de<br />
tu rascacielos.<br />
Desde aquel día no he encontrado un trabajo más digno. Matarife por<br />
compasión. ¿Te has bañado en esa piscina? ¿Has disfrutado del agua<br />
clara? Tú, la que ahora te ríes sin parar en ese burdel de juguete, tú,<br />
la que antes sólo quería morir. !Morir! ¿Recuerdas? ¿Te has tragado<br />
alguna vez un pelo de gato mientras nadabas? ¿Se te ha prendido<br />
alguna uña rota en el bikini? No te puedes imaginar como se mueve<br />
el saco antes de sumergirlo en el agua. Y no te puedes imaginar lo<br />
quieto que está cuando lo levanto. Y sobre todo, no te puedes<br />
imaginar la cantidad de lágrimas que derramo por esos pobres<br />
animales. Así que hace un año te arrojaste por la ventana, con ganas<br />
de morirte, y ahora te bañas en la piscina, te sobas las tetas en un<br />
carrusel, y te ríes a carcajadas hasta enseñar las encías y una<br />
dentadura brutal. Y yo desde aquel jodido día tengo que llorar, y<br />
tengo que matar los gatos que molestan a tus vecinos, que te<br />
molestan a ti, quinientas por gato, y a veces los cazo en otras<br />
piscinas pero los ahogo en la tuya, y me pagan también por los gatos<br />
que no te molestan. Y al final consigo comer, comer. Pero sólo<br />
comeré en paz cuando sepa.¿Por qué te arrojaste por la ventana?<br />
¿Por qué deseabas la muerte? ¿Por qué?<br />
2<br />
2
PRIMER INTERROGATORIO<br />
ENCUENTRO EN EL PEEP-SHOW<br />
Ofelia.- (Ríe a carcajadas…)<br />
Horacio.-No sabes los gatos que tengo que matar para hablar<br />
contigo. Sólo apretar el botón y llamarte me cuesta las cuatro patas<br />
de un gatito negro. Así que haz el favor, contesta rápido,¿Qué es eso<br />
de Ofelia? Nadie se llama así.<br />
Ofelia.-Tengo buenas razones para llamarme Ofelia.<br />
Horacio.-Si a ti te llaman Ofelia yo me llamaré Horacio.<br />
Ofelia.-¡Horacio! Así llaman a los comodines.<br />
Horacio.-Es un buen nombre para hablar con otro comodín.Con otra<br />
sombra.<br />
Ofelia.-Te equivocas. Aquí toda la luz es mía.Eres tú el que estás a<br />
oscuras. Los que pagan siempre están a oscuras. Van a tientas,<br />
sorteando las tinieblas, buscando algo que conteste a sus preguntas.<br />
Algo que les llene de felicidad.<br />
Horacio.-Y yo te pregunto,¿por qué trabajas aquí?<br />
Ofelia.-Disfruto.<br />
Horacio.-¿Te gusta?<br />
3<br />
3
Ofelia.-Me gusta<br />
Horacio.-He visto a mujeres vomitando después de trabajar.<br />
Ofelia.-Yo no vomito.<br />
Horacio.-¿No has vomitado una sola vez?<br />
Ofelia.-No.<br />
Horacio.-¿No has odiado a tu jefe?<br />
Ofelia.-No.<br />
Horacio.-¿No has odiado a los hombres?<br />
Ofelia.-No.<br />
Horacio.-¿No has odiado este olor? Este olor insoportable.<br />
Ofelia.-No. (Ríe.)<br />
Horacio.-Te gusta.<br />
Ofelia.- Me gusta. Es mi oportunidad. Nunca tuve buenas frases. Me<br />
robaron el papel. Ni siquiera muero en escena.<br />
.<br />
Horacio.-¡No me hables de Ofelia¡<br />
Ofelia.-Este es el teatro de Ofelia. Todas las palabras son de Ofelia.<br />
Todas las braguetas, todas las pajas, todo el amor.<br />
4<br />
4
Horacio.-Todas las mentiras.<br />
Ofelia.-Todos los locos. Pídeme.<br />
Horacio.-Tu pasado. Quiero tu biografía.<br />
Ofelia.-Arriba y abajo, mueve tu mano derecha.<br />
Horacio.-No sé si amas a los animales. Pero si pudiera meter el saco<br />
por la ranura, te darías cuenta de tu precio. Dos gatos, dos gatos<br />
entregan su alma a causa de tu incompetencia.<br />
Ofelia.-No puedo hablar más rápido.<br />
Horacio.-¡Tu pasado¡<br />
Ofelia.-Un padre, una madre, un colegio, un novio a los quince, un<br />
polvo a los dieciocho...(Ríe.)<br />
Horacio.-¿De qué te ríes?<br />
Ofelia.-Los gatos... ¿Es una broma?<br />
Horacio.-Esta madrugada cuando vuelvas a casa asómate a la<br />
piscina, dejaré uno flotando.<br />
Ofelia.-Calla, que horror...¿Por qué lo haces?<br />
Horacio.-Ya empiezas a escuchar. Ya empiezas a entender. Y si<br />
hiciera falta para que entendieras mejor, y con tal de no pasar<br />
5<br />
5
hambre, en vez de gatos sacaría a los niños de sus cunas y me los<br />
colgaría al cinto como un manojo de perdices.<br />
Ofelia.-Bueno, tu pagas, tu miras, tu insultas, tu amas. Cuando<br />
salgas de esa cabina oscurísima, digas lo que digas, tendrás razón.<br />
Horacio.-Lo dejo por hoy. Unas monedas para cenar. No hay que<br />
pasar hambre. No hay que pasar hambre.¡Ah¡ Una moneda más. Una<br />
cría recién parida para decirte, cuando veas a un mendigo en la calle,<br />
empapado en meados propios y ajenos, con la polla al aire,<br />
vomitando mocos, piensa, sólo piensa, que no nació así.<br />
Ofelia.- ¿Te has masturbado? Horacio, ¿te has masturbado?<br />
HORACIO.-<br />
Lo hago por dinero. Sólo por dinero. Porque soy pobre y estoy<br />
enfermo, y mi casa es oscura y húmeda, y mi alimento escaso. Y el<br />
agua siempre sale fría, y comparto colchón con insectos corredores, y<br />
el invierno es invierno a todas horas. En fin, los pobres,¿no has oído<br />
hablar de los jodidos pobres? Y observo tu alegría, tu carcajada de<br />
yegua, tu olvido, como si nunca hubieras querido morirte, como si<br />
nunca te hubieras arrojado por una ventana, como si no existiera el<br />
dolor, mi dolor. Y pensar que antes yo también me reía. Antes, antes,<br />
antes... Antes de salvarte. Antes de que tus kilos me partieran los<br />
huesos. ¿Por qué no te lanzaste otra vez? ¿Tan enclenque era tu<br />
propósito? <strong>La</strong> ventana, la ventana... (dibuja una ventana imaginaria<br />
en el aire). No siempre van a recogerte los brazos de un hombre<br />
dispuesto a todo, no siempre va a destrozarse una osamenta para<br />
que tu recuperes las ganas de vivir. ¡Ah¡ Me amarga tu capricho. He<br />
esperado día tras día, con paciencia de columna, que volvieras a<br />
intentarlo, he perseguido en tu cara un visaje de angustia, un pliegue<br />
atormentado, la mueca del infortunio. Ja. Tu plenitud es un escarnio<br />
6<br />
6
para mi invalidez. Nada en ti justifica mi cuerpo roto, o mi sacrificio,<br />
o mi penuria. Nada. Es decir, tus motivos no eran tan importantes,<br />
podías haber prescindido de la ventana, no hay nada en el mundo tan<br />
importante, daba igual, morir o no, había un pobre idiota debajo, uno<br />
más que pasaba, uno que podía vivir sin espinazo, uno cualquiera, un<br />
imbécil que extendió sus brazos de cuna para salvarte. Y a estas<br />
alturas, desde mi caparazón, todavía me pregunto. ¿Por qué te<br />
arrojaste por la ventana? ¿Por qué deseabas la muerte? Al menos<br />
necesito saber eso para no aborrecerte tanto.<br />
OFELIA.-<br />
Y el hombre de los brazos fuertes me recogió. Supongo que era un<br />
hombre, digo supongo porque no le vi la cara. Me ofuscó la<br />
vergüenza. ¡Sin bragas, sin bragas¡ Desde un quinto y sin bragas,<br />
qué vergüenza. Soltar una risotada y echar a correr,¿qué iba a hacer<br />
sino? A nadie se lo pude contar. A nadie. Sólo después pensé en los<br />
milagros, había sido un milagro, ningún hueso roto, ni un arañazo,<br />
como se suele decir, y pensé en el hombre de los brazos fuertes, que<br />
se quedó a oscuras, envuelto en las tinieblas, porque no le vi la cara,<br />
como a ti, que tampoco te veo, a oscuras. Sigue mirando. Sigue<br />
mirando. Te doy tanto por tan poco. Te doy un cuerpo recién nacido.<br />
<strong>La</strong> piel.¿Hay algo más inocente, más raso, más indefenso que la piel?<br />
En mi piel empiezo y en mi piel acabo. No te quejarás de honradez.<br />
Aprovecha. <strong>La</strong> oscuridad te protege, te bendice, te encabrita, te hace<br />
bueno, te proporciona el valor suficiente para ultrajarme. Desde esa<br />
oscuridad que compras siempre te creerás mejor que yo. Pero yo<br />
estoy viva, ¡viva!,mientras sigas mirando.<br />
7<br />
7
SEGUNDO INTERROGATORIO<br />
ENCUENTRO EN EL PEEP-SHOW<br />
Ofelia.- (Ríe a carcajadas.)<br />
Horacio.- ¿Cómo te puedes reír tanto? ¿Cómo puedes ser tan idiota?<br />
Tu estridencia me pone enfermo. Me revuelve el estómago.<br />
Ofelia.- ¡Al convento¡ ¡Al convento¡ (Vuelve a reír.)<br />
Horacio.- ¡Que barbaridad¡ ¡Qué tragazón¡ Quieres apoderarte de<br />
todas las frases.¡Vaya comilona¡ ¿Qué ha pasado con tu falta de<br />
apetito?<br />
Ofelia.-A ti, Horacio, también te hubiera gustado ser más que un<br />
oyente. Ahora que los protagonistas nos han abandonado tienes una<br />
oportunidad. Habla.<br />
Horacio.-Allá cada uno con sus complejos. Por lo que veo tú le has<br />
dado una patada a la tristeza.<br />
Ofelia.-Al diablo con el príncipe. Por fin Horacio y Ofelia se<br />
encontraron y hablaron de sus cosas.<br />
Horacio.- ¿A qué precio?<br />
Ofelia.-Al que yo marco.<br />
Horacio.- ¿Viste al gato, flotando en la piscina?<br />
Ofelia.-No me asomé.<br />
8<br />
8
Horacio.-Ingrata. He perdido tres platos calientes por dejar al gato<br />
en el agua. Ingrata. Ingrata.<br />
Ofelia.- ¿Cuándo vas a empezar?<br />
Horacio.- ¿Empezar?<br />
Ofelia.-A masturbarte. ¿Lo estás haciendo?<br />
Horacio.- ¿Es lo único que te importa?<br />
Ofelia.-Es el orgullo de mi trabajo. De mi cuerpo.<br />
Horacio.-Mi cuerpo, mi cuerpo, mi cuerpo...Por fin a Horacio y a<br />
Ofelia les creció el cuerpo, como si el cuerpo fuera una planta que nos<br />
siembran en el nombre. ¿Te gustaría ver cómo ha crecido el mío?<br />
Ofelia.- Si no te masturbas me obligas a pedirte más dinero. El<br />
tiempo pasa.<br />
Horacio.- Más animales muertos, ¿sólo por hablar?<br />
Ofelia.- Hablar es lo más peligroso.<br />
Horacio.-Entonces, si te pago por hablar, si hoy me quedo sin comer<br />
sólo por hablar contigo, si dices que por hablar nos asedia el peligro,<br />
entonces tendrás que correr algún riesgo.<br />
Ofelia.-¿Hay algo más inocente, más raso, más indefenso que la<br />
piel?<br />
9<br />
9
Horacio.-Tendrás que contestar a mis preguntas.<br />
Ofelia.-Vete a comer Horacio, come.<br />
Horacio.- No puede ser. Ya está. Ya está. Ya han caído las monedas.<br />
Pagar por enjaular a alguien. Pagar para que permanezcas presa en<br />
esa cajita ridícula. Si no dejara de echar monedas podría tenerte ahí,<br />
capturada, para siempre.<br />
Ofelia.-Sería tu esposa.<br />
Horacio.-Mi esclava.<br />
Ofelia.-Y yo te pediría más de lo que puedes pagar. Y el esclavo<br />
serías tú.<br />
Horacio.-Esclavos los dos.<br />
Ofelia.-Tú pagas, tu miras, tu insultas, tu amas, tu te quedas sin<br />
comer. Soy una buena Ofelia, un cebo sin voluntad.<br />
Horacio.- ¿A ti no te gusta mirar?<br />
Ofelia.- Aquí toda la luz es mía.<br />
Horacio.-Te aseguro que nadie puede pasar a mi lado sin mirarme.<br />
Ofelia.- ¿Nos parecemos?<br />
Horacio.- ¿No has mirado nunca hacia atrás, hacia un lado, hacia el<br />
otro, para ver, ver a quién tienes cerca?<br />
10<br />
10
Ofelia.-No miro porque no le tengo miedo a nada. Puedo vivir sin<br />
mirar.<br />
Horacio.-Alguien te advirtió: teme, Ofelia, teme, la mayor seguridad<br />
estriba en el temor.<br />
Ofelia.-Me hice valiente.<br />
Horacio.- ¿Qué te pasó?<br />
Ofelia.-No lo sabe nadie. (Ríe a carcajadas.)<br />
11<br />
11
HORACIO.-<br />
(Parodiando a la Ofelia de Hamlet.) Y yo, la más desconsolada y<br />
mísera de las mujeres, que gusté algún día la miel de sus promesas.<br />
Oh, dulce príncipe, veo ahora aquel noble y sublime entendimiento<br />
desafinado. Oh, cuánta, cuánta, cuánta es mi desdicha de haber visto<br />
lo que vi para ver ahora lo que veo. <strong>La</strong> ventana, la ventana! Que los<br />
sepultureros vayan preparando sus herramientas y los esqueletos su<br />
mejor baile. (Abandona la parodia.) ¡Ah¡ ¿Dónde están las niñas<br />
doradas? Conservadas en llanto. Gritando en sus bañeras. ¿Dónde<br />
están esas mandíbulas desesperadas? ¿Dónde? ¿Dónde están<br />
aquellas niñas románticas, de ojos vesánicos, al pie de la tempestad,<br />
dispuestas a ser tragadas por la naturaleza? Si pudiera ofrecerle un<br />
motivo para que enmendara su falta. Si pudiera conseguir un<br />
sobresalto en su rostro. No de asco, no de enfado sino de melancolía.<br />
Si encontrara el modo de ensombrecer su mirada. Un motivo, hace<br />
falta un motivo para que rezume en su frente un profundo cansancio,<br />
el cansancio que nos produce la vida, nada más que la vida. Si<br />
consiguiera que inclinara el cuello hacia un lado, así, dejando caer la<br />
cabeza como si la hubieran lastrado de incertidumbre y de tiempo. Le<br />
hace falta realidad. Si pudiera hacerla morir en escena.<br />
12<br />
12
TERCER INTERROGATORIO<br />
ENCUENTRO EN EL PEEP-SHOW<br />
Ofelia.- No, no, no, no es posible.<br />
Horacio.-Está escrito. Debajo de la ranura tragaperras o tragagatos.<br />
Dice que podemos llegar a un acuerdo.<br />
Ofelia.-Es demasiado caro. No puedes pagar. No hay tantos gatos en<br />
la ciudad.<br />
Horacio.-Hoy he robado mi primera cartera.<br />
Ofelia.-Puedo pedirte más. Mucho más.<br />
Horacio.-Entonces los gritos de ese viejo, sus lágrimas espesas, su<br />
ataque, pobrecillo, de un empujón ha caído al suelo, se arrastraba<br />
como una lombriz, reclamando su miserable pensión, ese viejo digo,<br />
¿se ha arrastrado en vano?<br />
Ofelia.-Aquí nunca han entrado los de la parte oscura.<br />
Horacio.-Es sólo una muñeca.<br />
Ofelia.-Nunca he visto las caras del otro lado.<br />
Horacio.-Ese viejo se ha quedado sin cartera por ti.<br />
Ofelia.-<strong>La</strong> luz es mía.<br />
Horacio.-Alguna vez tendrás que mirar.<br />
13<br />
13
Ofelia.- ¿Por qué? ¿Por qué hay que mirar? No es mi papel.<br />
Horacio.-Si la luz es solo tuya empléala en tus ojos.<br />
Ofelia.- (Tocándose el pubis.) ¡Aquí tengo los ojos!<br />
Horacio.-No menosprecies tus ojos.<br />
Ofelia.-Mis ojos...<br />
Horacio.- ¿Te acuerdas de aquella escena, cuando Horacio acompaña<br />
a Ofelia hasta sus aposentos?<br />
Ofelia.-Aquella escena no se ve.<br />
Horacio.-Te digo que Horacio acompañó a Ofelia.<br />
Ofelia.- ¿Tú crees que Horacio y Ofelia....?<br />
Horacio.-Entro. (Horacio entra en la cabina porno junto a Ofelia.)<br />
14<br />
14
CUARTO INTERROGATORIO<br />
LOS DOS DENTRO DE LA CABINA PORNO<br />
Horacio.- (Saca recortes de periódico de alguno de sus bolsillos.)<br />
Quince hombres asesinados a cuchillo. Avión siniestrado: trescientos<br />
muertos. No hay supervivientes. Catorce mil muertos a causa de las<br />
inundaciones. Sepultados en una mina. No hay supervivientes.<br />
Atentado terrorista con coche bomba: trece muertos. Cadáveres<br />
irreconocibles. Hallada en avanzado estado de descomposición.<br />
Matanza en las afueras. Cuarenta niñas degolladas. No hay<br />
supervivientes. Fosa común. Todos recién nacidos. Los quemó vivos.<br />
¿No es suficiente?<br />
Ofelia.-Horacio, mastúrbate.<br />
Horacio.- ¿No es suficiente para desear la muerte?<br />
Ofelia.-Mastúrbate, por favor.<br />
Horacio.-Mi padre se enamoró de otra mujer. Era una mujer muy<br />
joven y muy hermosa. Y se fugó con ella a otro país, un país lejano,y<br />
tan hermoso como su amante. Entonces mi madre, que también era<br />
hermosa, se encerró en el baño y estuvo de pie, mirándose al espejo<br />
cinco horas seguidas. Después se metió en la cama con una botella<br />
de amoniaco y se la bebió. Estuvo vomitando una semana. Hasta que<br />
echó el estómago por la boca. Tenía treinta y cinco años y la cara<br />
pintada con bolígrafo. Se había dibujado las arrugas. <strong>La</strong>s arrugas...<br />
Cuatro, cinco, no más. Tenía treinta y cinco años pero se murió de<br />
vieja. No de amor, no de celos. De vieja. Yo también tengo una<br />
arruga, aquí, en el cuello, es tan honda que los bichos pueden dormir<br />
dentro de ellla. He cumplido treinta y parezco tu abuelo. Tócate el<br />
15<br />
15
cuello, vamos. Algún día a ti te pasará lo mismo, y no pedirás luz sino<br />
penumbra. Y nadie te volverá a mirar. Serás tú la que mires y mires y<br />
remires la lisura, la pureza de las caras nuevas. Y sólo podrás pensar<br />
en las cosas que no hiciste. Y nunca te volverán a dar el papel de<br />
Ofelia, virgencita <strong>suicida</strong>. Es el tiempo, Ofelia, el tiempo.<br />
Ofelia.-Horacio, mastúrbate.<br />
Horacio.-A los treinta tienes cuarenta. A los cuarenta te sientes<br />
como uno de cincuenta y cinco, y cuando llegan los cincuenta y cinco<br />
crees que ya has muerto.<br />
Ofelia.-Córrete ya.<br />
Horacio.-Hay dos opciones: volverse loco o trabajar, envejecer y<br />
morir.<br />
Ofelia.-Horacio...<br />
Horacio.-¿Para que me esfuerzo en convencerte? Solamente hay que<br />
esperar.<br />
Ofelia llora por primera vez y Horacio sale de la cabina conmovido,<br />
extraño, temblando.<br />
16<br />
16
OFELIA.-<br />
Ojos que no ven...Ojos que no ven...Haber visto lo que vi. Para ver<br />
ahora lo que veo. Ese hombre. Ese hombre...Que eterna se me hace<br />
la espera. Le estoy esperando. Realmente le estoy esperando. ¡Ah! El<br />
tiempo. Es el tiempo.<br />
HORACIO.-<br />
¿Dónde ha quedado la venganza? Se ha deslizado de repente por el<br />
tobogán de su cuello, su cuello inclinado, su cuello castigado por el<br />
tiempo, su precioso cuello.<br />
17<br />
17
QUINTO INTERROGATORIO<br />
ENCUENTRO EN EL PEEP-SHOW<br />
Ofelia.- Ayer te vi unos bultos. En la espalda.<br />
Horacio.-Deben de ser las alas ,que crecen. El ángel de la guarda se<br />
abre paso por entre las paletillas.<br />
Ofelia.- ¿Te duele?<br />
Horacio.-Sí.<br />
Ofelia.-No eches más monedas. No ahogues a más gatos.<br />
Horacio.- ¿Y los que ya murieron? Ojalá pudiera resucitar a los gatos<br />
que murieron. Y a los que seguirán muriendo para darme de comer.<br />
Ofelia.-Yo trabajaré para darte de comer. No me tocará la luz del día<br />
para darte de comer. <strong>La</strong>s monedas de los mirones serán para tu<br />
comida. Cualquier postura, cualquier brutalidad, meteré en mi cuerpo<br />
todo lo que pidan, todo si sé que estás comiendo. Es una deuda<br />
inconsolable. Inconsolable. Llevo en la frente la señal del moroso<br />
patético. Tan escandalosa es la fortuna que debo que me han<br />
embargado hasta las vértebras. Y ahora me asfixio en el gas de una<br />
generosidad enfermiza. Será el gas del amor. No es por gratitud sino<br />
por culpa. Me siento totalmente culpable. Culpable de tu vida<br />
ortopédica. Mi obsesión consiste en darte todo. Todo, todo, todo,<br />
todo, todo... Trasladar esta cabina a tu dormitorio y a tu letrina.<br />
Entregarte la existencia que preservaste con tu esqueleto. Me siento<br />
totalmente culpable. Culpable, culpable, sí.<br />
18<br />
18
Horacio.-¿Qué dices?<br />
Ofelia.-Sé quien eres.<br />
Horacio.-(Se levanta acobardado, se tropieza y cae.)<br />
Ofelia.-Por fin te he visto y te he mirado.<br />
Horacio.-Me había acostumbrado a la oscuridad.<br />
Ofelia.- ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué no me buscaste antes?<br />
¿Por qué callaste? ¿Te arrepientes de que te haya visto? ¿Te<br />
arrepientes de que sepa quién eres? ¿Cómo querías que me<br />
enterara?¿Te arrepientes de haber entrado a la luz?<br />
Horacio.- ¿Pensaste alguna vez en mí? ¿Por qué lo has adivinado?<br />
¿Por qué no me miraste aquel día? ¿Te arrepientes de haberme visto?<br />
¿Te arrepientes de saber quién soy?<br />
Ofelia.-No sé contestar a tus preguntas.<br />
Horacio.-Yo tampoco sé contestar a las tuyas.<br />
Ofelia.-Por fin estamos los dos bajo el foco.<br />
Horacio.-Con tanta luz siento vergüenza de mi tronco.<br />
Ofelia.-Y yo de mis pechos. Horacio, no me mires.<br />
Horacio.-No te miro. Te doy la espalda.<br />
Ofelia.-Rompí tu espalda.<br />
19<br />
19
Horacio.-He soñado con insultarte, con dejarte tullida, con verte<br />
muerta, y ahora no sé qué decir.<br />
Ofelia.- (Comienza a sangrarle la nariz y emite un ligero quejido.)<br />
Horacio.- (Reacciona inmediatamente dirigiendo su mirada al cristal<br />
que los separa.) ¿Qué te pasa?<br />
Ofelia.-Nada. <strong>La</strong> nariz. Me sangra.<br />
Horacio.-Te sangra.<br />
Ofelia.-No me mires.<br />
Horacio.-No estoy mirando.<br />
Ofelia.-Sucede. Un día sí, otro no. Es la cabeza. Me duele. Y la nariz<br />
que sangra.<br />
Horacio.-Duele y sangra.<br />
Ofelia.- Me vendría bien un descanso.<br />
Horacio.-Sí.<br />
Ofelia.-Sentarme un rato.<br />
Horacio.-Claro.<br />
Ofelia.-Es un mareo...<br />
20<br />
20
Horacio.-Te mareas.<br />
Ofelia.-Horacio...<br />
Horacio.- ¿Qué?<br />
Ofelia.-Si me dejaras...<br />
Horacio.- ¿Dejarte?<br />
Ofelia.-Descansar.<br />
Horacio.-¡Ah! Sí, sí.<br />
Ofelia.-Adiós Horacio.<br />
Horacio.-Adiós.<br />
Ofelia.- Adiós.<br />
Horacio.- Adiós.<br />
Ofelia.- Adiós.<br />
Horacio.- Adiós.<br />
Ofelia.- Adiós.<br />
21<br />
21
HORACIO.-<br />
¡Volvería a poner los brazos! ¡Volvería a poner los brazos! ¡Volvería a<br />
poner los brazos! ¡Dios mío! ¡Volvería a ponerlos! ¡Volvería a poner<br />
los brazos! (Afloja la ira.) Volvería a poner mi espalda para que ella la<br />
rompiera. (Sonríe.) Me ha mirado y se ha convertido el laurel, qué<br />
digo, en romero, en hinojo, en palomillas y ruda. Ofelia, yo restañaré<br />
tu sangre.¿Me necesitas? ¿Me necesitas Ofelia? Y si te corto las<br />
piernas, yo te ayudaré a caminar. Y si te corto las manos, yo te<br />
peinaré. Y si te corto la lengua, yo hablaré por ti. Y si te arranco el<br />
corazón...Me necesitas Ofelia, me necesitas. (Le hace el amor a la<br />
muñeca.)<br />
OFELIA.-<br />
Tus brazos, Horacio, asistentes de príncipes moribundos, tan hechos<br />
ya a las últimas voluntades, y a los pánicos postreros. Han sido tus<br />
brazos los que me han devuelto el trayecto vertiginoso. Tus brazos,<br />
almohada final. Tus brazos, imanes de la agonía. ¿Qué me van a<br />
devolver tus brazos sino la pasión por las tumbas, por los cuervos y<br />
los paisajes escarpados? Tus brazos Horacio, preparados para recoger<br />
el fracaso de nuestros órganos.<br />
22<br />
22
SEXTO INTERROGATORIO<br />
ENCUENTRO EN EL PEEP-SHOW<br />
Horacio.-Lo he hecho.<br />
Ofelia.- ¿Te has masturbado?<br />
Horacio.- Sí. Hasta el final.<br />
Ofelia.- ¿Pensabas en mí?<br />
Horacio.-Pensaba mucho en ti.<br />
Ofelia.-Pensabas en mí...<br />
Horacio.-Quiero llevarte a que lo veas. Quiero que lo veas. Tienes<br />
que verlo.<br />
Ofelia.-Ahora puedo verlo todo Horacio. Quiero verlo todo.<br />
Horacio.-Antes déjame robar una frase. <strong>La</strong> que siempre quise decir.<br />
<strong>La</strong> que siempre envidié.<br />
Ofelia.- Roba, roba, todos están muertos, nadie se enterará.<br />
Horacio.-Es un juramento.<br />
Ofelia.-Juremos.<br />
Horacio.- (Le coge la mano.) Mientras esta máquina exista.<br />
23<br />
23
Ofelia.- Mientras esta máquina exista.<br />
24<br />
24
SÉPTIMO DIÁLOGO<br />
EN EL ALMACÉN DE HORACIO<br />
Horacio.- ¡Flores para Ofelia! ¿Dónde se ha visto una Ofelia sin<br />
flores?<br />
Ofelia.- ¡Por fin merezco las flores!<br />
Horacio.- Ofelia, ¿de qué moriremos?<br />
Ofelia.- Mi abuelo murió completamente amarillo. Se le reventó<br />
alguna bolsa por dentro y le tintó la piel.<br />
Horacio.-Y eso de las venas que se rompen en el cerebro y lo<br />
encharcan.<br />
Ofelia.-Y el corazón que se para, cubierto de un pellejo tan duro y<br />
tan gastado que no le deja moverse.<br />
Horacio.- Vi a mi tío morir. El pecho le sonaba como si tuviera<br />
serpientes en un pozo. Y el aire no le entraba, a pesar de que abría<br />
una boca enorme, no le entraba. Parecía un pescado.<br />
Ofelia.-Una vecina murió de una hemorragia, en su cama. <strong>La</strong> sangre<br />
olía a podrido, daban ganas de vomitar. Teníamos que llevar un trapo<br />
en la boca empapado de colonia.<br />
Horacio.-¿Cuál será la peor muerte, Ofelia?<br />
Ofelia.-<strong>La</strong> del otro, la del otro. No podría soportar la muerte del otro.<br />
25<br />
25
Horacio.- ¿Temes el dolor?<br />
Ofelia.-Temo Horacio, temo, temo más que nunca, todo, todo.<br />
Horacio.- ¿Quién morirá primero?<br />
Ofelia.- Yo, yo debería estar muerta. Como las otras.<br />
Horacio.-<strong>La</strong>s otras murieron por ti.<br />
Ofelia.- No. Todos llevamos encima nuestro propio cadáver.<br />
Horacio.- ¿Es qué quieres morirte Ofelia?<br />
Ofelia.-Debería estar muerta. Y estoy desnuda porque no estoy<br />
muerta.<br />
Horacio.- Así me basta Ofelia, así.<br />
Ofelia.- No resistiré.<br />
Horacio.-Yo he resistido.<br />
Ofelia.- Pero a mí...<br />
Horacio.-Todos lloran, todos.<br />
Ofelia.- Pero a mí, ya sabes, al final me entierran.<br />
Horacio.-Tú no te llamas Ofelia.<br />
Ofelia.- Es cierto.<br />
26<br />
26
Horacio.- ¿Cómo te llamas?<br />
Ofelia.- Ana, Ana, solamente Ana.<br />
Horacio.- No te lo vas a creer pero yo me llamo Horacio.<br />
Ofelia.- Horacio...<br />
Horacio.-Y no quiero pagar un precio tan alto a cambio de tu cuello<br />
inclinado, tu precioso cuello. Así me basta, así. Ya no te odio, Ana,<br />
Ana...<br />
Ofelia.- Sí. Me llamo Ana.<br />
Horacio.- Y tus flores, que no son flores de entierro.<br />
Ofelia.-(Se pone rígida de repente, se echa la mano a la nariz, le<br />
empieza a sangrar.) Otra vez, la sangre.<br />
Horacio.- Déjame... (Intenta ayudarla.)<br />
Ofelia.- Otra vez...<br />
Horacio.- <strong>La</strong> cabeza hacia atrás.<br />
Ofelia.- Sí.<br />
Horacio.-Shu...shu... (Intenta calmarla.)<br />
Ofelia.- ¡Horacio!<br />
27<br />
27
Horacio.- (Alarmado.) ¿Qué? ¿Qué?<br />
Ofelia.-No veo, Horacio, no veo, ¡no veo! ¡No veo!<br />
Horacio.- ¿Ciega,ciega?<br />
Ofelia.- No veo.<br />
Horacio.- Yo seré tus ojos, tus ojos, Ana, Ana...<br />
28<br />
28
CONCLUSIÓN<br />
EN EL ALMACÉN DE HORACIO<br />
Horacio.-Necesito saber algo.<br />
Ofelia.-Lo que quieras. Te lo debo todo. Eres mis ojos.<br />
Horacio.- ¿Por qué sufrías? ¿Por quién? ¿Por qué te arrojaste por la<br />
ventana? ¿Por qué deseabas la muerte? ¿Por qué?<br />
Ofelia.-Pero yo, Horacio...<br />
Horacio.-Sí.<br />
Ofelia.- Yo no deseaba la muerte.<br />
Horacio.- ¿Qué?<br />
Ofelia.-Yo no me arrojé por la ventana.<br />
Horacio.- ¿Cómo?<br />
Ofelia.-Yo no me arrojé por la ventana.<br />
Horacio.- ¿No te arrojaste por la ventana?<br />
Ofelia.-No.<br />
Horacio.- ¿Entonces...?<br />
Ofelia.-Me caí.<br />
29<br />
29
Silencio.<br />
Horacio.- ¿Te caíste?<br />
Ofelia.-Me caí. Resbalé y me caí. Como Ofelia, del árbol. Pero no me<br />
llamo Ofelia.<br />
Silencio.<br />
Horacio.- (Llorando.) Y ahora no te caerás, no se romperá una rama<br />
por casualidad, no te servirá el vestido de flotador hasta que de tan<br />
empapado te arrastre al fondo, por casualidad, mientras cantas. No.<br />
Ahora serás tú la que prepares el salto, la que prepares el salto,<br />
¿verdad?<br />
Ofelia.-El resto es silencio.<br />
Horacio.-Esa es mi frase.<br />
Ofelia.-Esa es mi piscina.<br />
Horacio.-(Al público.) ¿Y vosotros? ¿Qué miráis? Se ha terminado<br />
vuestro tiempo. Se os han acabado las monedas. ¡Fuera! ¡Dejadnos<br />
solos!<br />
30<br />
30