Revista - Octubre 2012 - Asociación de Jueces Francisco de Vitoria

PUBLICACIÓN DE LA ASOCIACIÓN DE JUECES Y MAGISTRADOS “FRANCISCO DE VITORIA” • Nº 39 • Octubre de 2012 • Primera Época •
Editorial
La unión hace
la fuerza
Los hechos no se discuten. Olvidando viejas rencillas
que terminaron con la anterior Comisión
Interasociativa Permanente (CIP), por fin hemos
conseguido ponernos de acuerdo en cuestiones tan
básicas como la reducción de nuestras retribuciones
por Real Decreto Ley 20/2012 y la proyectada reforma
de nuestro estatuto orgánico, las cuatro asociaciones
de jueces, a las que se han unido por primera vez
las tres asociaciones de fiscales.
En las reuniones en el Ministerio de Justicia ha habido una sola voz aunque
luego haya siete sensibilidades. La actitud del MJU, con el ministro Gallardón
al frente, traicionando y ninguneando a los interlocutores de jueces y fiscales,
no puede sino reafirmar la necesidad de proseguir la actuación conjunta. Es en
estos momentos, en los que se está librando el mayor ataque conocido contra
el poder judicial, cuando es necesario dejar de lado diferencias para centrarnos
en lo que realmente importa a los jueces y magistrados.
No debemos olvidar el resultado de las juntas de jueces de 21 de septiembre.
Los jueces hemos dicho ¡basta!, como ya lo dijimos en el año 2009. Pero el
éxito, si cabe, esta vez ha sido mayor. Más de 170 juntas de jueces y reuniones
de magistrados con la participación de más de 3.000 miembros de la carrera
judicial es un gran logro del que todos nos debemos sentir orgullosos.
Aunque todas las opiniones son respetables, la expresión por separado
es ineficaz. Canalizar los acuerdos de las juntas, sin perjuicio de su soberana
decisión, con unos puntos mínimos de acuerdo, supone dar una respuesta
colectiva. Y puesto que esos puntos salen de la recién constituida Comisión
Interasociativa, la legitimidad está servida, aunque en el Ministerio se llegara a
decir que el único interlocutor válido era el CGPJ (sic).
La no adhesión por la directiva de la APM de la concentración acordada en
el seno de la CIC no debe hacernos olvidar el respaldo general que las citadas
juntas de jueces otorgaron a las asociaciones al respaldar los acuerdos adoptados.
Ésta es la verdadera unidad. Lo decíamos desde este mismo editorial
tras la histórica huelga del 18 de febrero de 2009: “Los jueces, asociados y
no asociados, han hablado, y la AJFV siempre estará con los jueces”. Allá
aquellos que prefieran servir egoístas intereses antes que los generales de la
carrera judicial.
El Presidente del TS y del CGPJ también debería tomar nota del descontento
gravísimo que aflige a muchos jueces. Quien cumple con sus obligaciones
más que de sobra está legitimado para protestar y por eso lo hacemos con
claridad, libertad y sin miedo. Aguantamos en silencio que nos mengüen las
retribuciones y, encima, hay quien se empecina (incluso cierto vocal) en que
somos unos privilegiados, y en que no pegamos ni golpe. El CGPJ debe salir
a la palestra con datos y cifras, con la verdad por delante. El CGPJ debe velar
por la independencia de los jueces y también porque nuestra imagen no resulte
tirada por tierra sin réplica y con base en argumentos falsos, apriorísticos y
ridículos. No nos parece en este sentido aceptable el tibio informe al proyecto
de reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial emitido por nuestro órgano
de gobierno.
En fin, tenemos una gran tarea por delante, pero juntos podemos.
La falta de respeto demostrada por el ministro y la debilidad del Consejo
General del Poder Judicial obligan a que seamos los jueces y magistrados
quienes, de nuevo, hagamos causa para defender la independencia
judicial, pilar del Estado de Derecho, y nuestra propia dignidad,
vapuleada en el texto del anteproyecto. El enorme logro de la unidad de
acción, nadie debe desdeñarlo. Nosotros, desde luego, no lo hacemos.
No hay otro camino y esa es nuestra esperanza.
Programa XXVII
Asamblea Anual
Badajoz del 7 al 10 noviembre de 2012
Lugar: Palacio de Congresos de Badajoz
Miércoles, 7 de noviembre de 2012:
• 17.00 horas: Constitución de la mesa, nombramiento de Presidente
y Secretario.
• 17:30 horas: Informe de Gestión del Comité Nacional.
• 18:30 horas: Informe del Ilmo. Sr. Vocal del Consejo General del Poder
Judicial Don Manuel Torres Vela.
• 19:30 horas: Inauguración oficial, con invitación oficial de las Autoridades
nacionales, autonómicas y locales.
• 21:00 horas: Recepción en el propio palacio.
Jueves, 8 de noviembre de 2012.
• 9:45 horas: Primera Ponencia. “Estatuto, estructura, funciones y nombramiento
de los vocales del CGPJ, posición de Francisco de Vitoria al
respecto”, con la intervención de don Joaquín González Casso, Magistrado
Decano y del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 5 de Cáceres,
y don Enrique Peralta Prieto, Magistrado de la Audiencia Provincial
de Málaga. Moderador: el Sr. Vocal del CGPJ don Manuel Torres Vela.
• 10:45 horas: Segunda Ponencia. “Anteproyecto de la LOPJ, en relación
con el estatuto judicial, permisos, bajas por enfermedad, independencia
económica y riesgos laborales”, con la intervención de don
Ignacio De Torres Guajardo, Magistrado del Juzgado de lo Social nº
2 de Móstoles, Madrid, don Sebastián Moralo Gallego, Magistrado del
TSJ de Cataluña, Sala de lo Social, y don Francisco Pleite Guadamillas,
Magistrado del Juzgado Contencioso- Administrativo nº 9 de Sevilla.
Moderador: el Sr. Vocal del CGPJ Don Claro Fernández Carnicero
• 12 a 13:30 horas aproximadamente: debate abierto acerca de los
temas tratados.
La comida y la tarde serán por cuenta de la asociación para debatir temas
asociativos de relevancia.
Viernes, 9 de noviembre de 2012:
• 10:00 a 13:30 horas: Debate asociativo. Moderadores: Don Juan Carlos
González Ramos, Magistrado de la Audiencia Provincial de Tenerife,
y Doña Zaira González Amado, Magistrada del Juzgado de Primera Instancia
e Instrucción nº 3 de Mérida.
• 18:00 horas: Homenaje a los compañeros jubilados y fallecidos.
• 18:30 horas: Entrega del premio a la Independencia Judicial. Y entrega
de la medalla de oro a los ex portavoces del Comité Nacional de Francisco
de Vitoria y acto de clausura.
• 21:30 horas: Cena de gala
SUMARIO
Página 2
• Lecciones de la historia. Carlos Sánchez Sanz
• Yo ya no creo en la carrera judicial. Raimundo Prado Bernabéu
Página 3
• Jueces y fiscales: ¿unificación de carreras? Manuel Jaén Vallejo
• Antorcha de fe. José Luis Alonso Saura
Página 4
• Vino de Toro. Lorenzo Pérez San Francisco
• Gallardón, 1812 . Laura Peña Lozano
Página 5
• Nobleza de toga. José Ricardo García Pérez
Página 6
• El cante por derecho. José Luis López Fuentes
• Temas jurídico penales en la literatura rusa del siglo XIX. Parte 3.
Adolfo Carretero Sánchez
Página 7
• El permiso para ir al servicio. Javier Pérez Minaya
• Estoy hasta el mismo peluquín. Joaquín González Casso
Página 8
• Juicio al cine. El juez y la ley. Jesús Carlos Galán
• El sieso. Mariano Mecerreyes Jiménez
Los medios de
comunicación se hacen
eco de los acuerdos de
los jueces y fiscales
en protesta por el
deterioro de la justicia
La noticia de ABC del 21 de septiembre de 2012 califica el ambiente
de “mucho menos agitado que el que, en febrero de 2009, precedió
la primera huelga judicial de la historia de la democracia española”.
Ahora explica que los jueces de la Audiencia Nacional convocarán
concentraciones como medida de protesta, compartiendo preocupación
por la reformas anunciadas por el ministro de Justicia, así como por los
recortes económicos y su incidencia “en el servicio público que se presta”,
critican el incremento de la carga de trabajo y la fuerte reducción salarial.
Los de la Audiencia Provincial de Madrid, estudiarán la carga de trabajo
y consideran que la convocatoria de nuevas plazas de oposición es insuficiente.
La Junta General de Jueces de Madrid, solicitó la retirada del
anteproyecto de reforma del Poder Judicial y propone como medidas a
tomar “el cumplimiento estricto de las horas de audiencia fijadas por ley”.
El medio recoge lo siguiente: “además, se aventuran incluso a solicitar
la dimisión del Presidente del CGPJ, Gonzalo Moliner, por incumplir sus
funciones como miembro de un Órgano Colegiado, deslealtad frente a la
carrera judicial y no garantizar la independencia judicial en las negociaciones
y acuerdos privados que ha mantenido con el ejecutivo, ocultando
su verdadero alcance a la Carrera Judicial”. Los primeros en pedir la
dimisión del Presidente del CGPJ fueron los jueces de Badajoz reunidos
en junta provincial el día 20 de septiembre. Los compañeros de Bilbao se
quejaron de la “inasumible carga de trabajo” que soportaba cada uno de
los juzgados de esa ciudad y rechazaron las modificaciones que contiene
la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) en materia de
sustituciones, permisos y bajas por enfermedad “por suponer un grave
deterioro de nuestras condiciones de trabajo”. Los jueces bilbaínos reclaman
también una actuación “más contundente” del Consejo General del
Poder Judicial en defensa de los intereses de la carrera y se adhieren al
manifiesto en el que las asociaciones denuncian la “ausencia de voluntad
política” para modernizar la justicia en España y lo que ellas consideran un
claro “interés por el control político de nuestros órganos de gobierno”. La
junta de jueces reunida en Cádiz advirtió que si la reforma no se paraliza y
no se abre una vía de negociación seguirá adoptando medidas de presión
concretas, sin descartar paros parciales y huelga.
Comunicado sobre
el anteproyecto de
modificación de la LOPJ*
El anteproyecto ha sido elaborado a espaldas del mundo judicial y
hurtado descaradamente a los agentes que habrán de informar en
su día a la proyectada reforma con una finalidad espuria que no
se nos escapa.[...] El proyecto supone la definitiva funcionarización de un
poder del Estado, con un estatuto incluso más perjudicial que el de la función
pública, porque se obliga a los jueces a justificar la necesidad de los
tres días de permiso, hecho que no ocurre en el resto de la función pública
y porque los jueces carecemos de un catálogo de enfermedades profesionales
con las consecuencias de todo orden incluso económico que ello
conlleva. [...] Mostrar nuestro más absoluto rechazo al nuevo sistema de
sustituciones. Sólo aceptaremos en los planes de sustituciones un sistema
justo, voluntario y adecuadamente retribuido en todos los casos aunque el
juez no alcance los módulos en su destino. El anteproyecto no garantiza
una retribución de las sustituciones adecuada a la responsabilidad y dedicación.
Y contiene en su esencia una trampa al condicionar las sustituciones
a las previsiones presupuestarias.
Tampoco consideramos oportuna la nueva regulación que afecta a los
alumnos de la escuela judicial y a los jueces de adscripción territorial que
podrán ser destinados a cualquier lugar de la geografía de toda una comunidad
autónoma dificultando sobremanera la conciliación de la vida familiar
y laboral.
[...] Rechazamos la nueva regulación de las licencias por estudios o las
licencias por enfermedad siendo injustificable el cambio legislativo que se
propone.
En resumen, es un anteproyecto muy negativo que provocará sin duda
un gran malestar en la carrera judicial y que supone un ataque frontal a
nuestro estatuto orgánico. Supone el retorno a posiciones preconstitucionales
en el tratamiento de ese estatuto y pone en serio peligro la objetividad
e imparcialidad de debe regir el dictado de resoluciones judiciales.
Madrid, a 18 de septiembre de 2012
El Comité de Coordinación Nacional
* Puedes ver el texto completo en la web de la AJFV (ajfv.es)

2 Asociación de Jueces y Magistrados
“Los jueces no harán huelga porque
no antepondrán su condición de
funcionarios a su responsabilidad”
Alberto Ruiz Gallardón. Declaraciones a TVE, el 25 de septiembre de 2012.
Lecciones de la historia
En uno de sus más famosos poemas, Francisco de Quevedo utilizaba
una metáfora para describir la situación de España: “Miré los muros
de la patria mía, si un tiempo fuertes, ya desmoronados”. Quevedo
vivió el derrumbe del Imperio español, que culminaría, después de su muerte,
en los tratados de paz de Westfalia, Munster (ambos en 1648) y París
(1659), que acabaron con la supremacía militar española que duraba más
de un siglo. Es un tema recurrente en la literatura del siglo de Oro referirse
a la decadencia de la nación, a lo que fue y a la situación que vivían los
súbditos de Felipe IV, que empeoraría con el reinado de su hijo Carlos II.
No obstante, ya en el reinado del primero de los Austrias, cuando el Rey
de España era emperador de dos mundos, cuando los tercios imponían su
ley en toda Europa, había quien anunciaba lo que tenía que llegar antes
o después. Así, el autor del Lazarillo de Tormes (que parte de la crítica
atribuye al humanista Alfonso de Valdés), dedica el capítulo tercero de
la novela a la figura de un escudero, “que iba por la calle con razonable
vestido, bien peinado, su paso y compás en el orden”. Pese a su buena
apariencia, Lázaro no tarda en descubrir que vive en la más absoluta pobreza,
lamentando “que no tuviera tanta presunción, mas que abajara un
poco su fantasía con lo mucho que subía su necesidad”. Este escudero
vive obsesionado por la apariencia (“¿a quién no engañará aquella buena
disposición y razonable capa y sayo?”), por exhibir un estatus que no se
corresponde con su realidad.
Es inevitable en estos tiempos tan complicados echar la mirada atrás
para tratar de extraer lecciones. O tal vez para evadirnos de la realidad que
nos rodea. Releyendo este capítulo del Lazarillo pensaba en la similitud de
este escudero con la España actual. Una España que durante años ha vivido
una época de esplendor, con edificios alzándose por doquier, con absurdas
obras faraónicas sucediéndose sin descanso, con una banca dando créditos
a diestro y siniestro, hasta que comenzaron a aparecer signos que anunciaban
el fin de tanta pompa y boato. “Hablar de crisis es an-ti-pa-tri-o-ta”,
se nos dijo. Y siguió la fiesta mientras allende nuestras fronteras algunos
empezaban a prepararse ante lo que se venía encima. Una fiesta anunciada
a bombo y platillo desde los boletines oficiales, que publicaban el generoso
reparto de dinero público, que como alguien dijo un día, “no es de nadie”.
Hasta que la fiesta terminó no por falta de ganas de juerga, sino porque
simplemente el escudero no tenía ni para comprar una hogaza de pan.
Se cambió de gestores para tratar de arreglar el desaguisado, y a
tenor de las medidas adoptadas, diríase que este país lo han hundido los
jueces, los médicos de la Seguridad Social, los bomberos y los auxiliares
administrativos de los ayuntamientos, entre otros. Contra ellos directamente,
y contra el resto de la ciudadanía de a pie en última instancia, se
adoptan día sí y día también durísimas medidas restrictivas. Fuera paga
de Navidad, fuera días de asuntos propios, todo el mundo a trabajar, que
ya está bien de tanta orgía y desenfreno. Y ya de paso, metemos en
cintura a los jueces. Nada de cumplir promesas electorales largamente
anunciadas. ¿Qué tiene que ver esto con la crisis? Nada, pero es lo que
tiene la aritmética parlamentaria unida a la ausencia de mandato imperativo,
que no hace falta disimular más.
Ninguna de estas medidas parece surtir efecto. Ni lo hará mientras no se
ataje la raíz del problema, que desde luego no reside en quienes un día más
o menos lejano decidieron trabajar en el sector público previa una oposición
y la renuncia a mayores emolumentos en el sector privado. El problema
reside en que, más allá de las apariencias, España dispone de una macroestructura
administrativa que no podemos sostener. Así de simple y sencillo.
A una Administración central se añade una Administración autonómica
(dejemos de lado la oportunidad del “café para todos”), una Administración
provincial, y una Administración local en algunos casos con diversos niveles.
Todas ellas han servido durante años para cobijar a miles de adeptos al
partido del turno, a los cuales, con el único aval del correspondiente carné,
nunca les ha faltado cargo con sueldo y añadidos varios. Cargos que a
su vez generan más cargos de asesores, aunque ningún conocimiento se
tenga de lo que se tiene que asesorar. Y así sucesivamente. Únase a ello
competencias duplicadas con la consiguiente reiteración de canonjías, y
esperpentos como el servicio de traducción del Senado que harían sonrojar
Gobernantes a dieta
Según informó el pasado 23 de julio de 2012 “El Confidencial”, la
vicepresidenta del Gobierno y ocho ministros, entre ellos Alberto
Ruiz-Gallardón, no han renunciado a cobrar las dietas de “alojamiento
y manutención” que les paga el Congreso por su condición de diputados
y que se suman a sus sueldos oficiales. La del residente asciende a
870,56 euros mensuales y la del no residente en Madrid a 1.823,86 euros.
Al estar exentas de tributación, esas cantidades son compatibles con los
salarios. Ninguno de ellos ha renunciado al percibo de esas dietas.
El Mundo, en su información de 25 de septiembre, da más datos. El
sueldo del diputado es de 2.813,87 euros al mes. Pertenecer a una Comisión
les reporta varios complementos, según el cargo. El presidente recibe:
3.064,57 euros como complemento por miembro de mesa; 3.327,89 euros
por gastos de representación, y 2.728,57 euros por gastos de libre dispo-
al mismo D. Ramón María, y se verá que no es precisamente el antiguo
opositor el culpable de este desaguisado.
¿Existe alternativa? Sí. La que cualquier persona sensata, alejada del
sectarismo político, ve con toda claridad. Reducir drásticamente todo este
entramado a un nivel de sensatez. Para ello, es preciso que quienes por
mandato popular tienen encomendada la representación de los ciudadanos
acometan un suicidio de clase. Pasar página, con los cambios normativos
que hagan falta, para establecer una organización política y administrativa
racional, acabando con un sistema en que el carné del partido sirva como
pasaporte para acumular cargos y prebendas de por vida. Un sistema en el
que el ejercicio de labores de representación sea una ocupación temporal,
con billete de ida y de vuelta. Dejar atrás, en definitiva, lo que hemos vivido
hasta ahora.
La historia demuestra que esto es posible. El 5 de enero de 1977 el
BOE publicada la Ley 1/1977 “para la reforma política”, una ley aprobada
por las Cortes franquistas que suponía enterrar el régimen político surgido
tras la Guerra Civil. Unas Cortes formadas por procuradores que no podían
ignorar que al aprobar esta ley estaban dando la puntilla al sistema al que
debían su cargo, iniciando una nueva era de incierto futuro.
Llegados al punto donde nos encontramos, no hay alternativa. Caso
contrario, la historia también enseña qué puede ocurrir cuando un país se ve
envuelto en una crisis económica general, con altísimas tasas de paro, con
presiones desde el exterior y con una creciente desconfianza hacia la clase
política. No pensemos que la historia no puede repetirse. No pensemos
que nuestro sistema democrático será eterno porque ninguna civilización
ha resistido el paso del tiempo. No pensemos que hemos aprendido de los
errores del pasado. No pensemos que no volveremos a creer a un iluminado
con bigote que enardezca a las masas y las lleve al desastre. Ya pasó una
vez, y puede volver a repetirse. Los resultados obtenidos por un partido
neonazi en Grecia muestran que cuando se juega con fuego, lo más fácil y
previsible es dar lugar a un incendio de consecuencias imprevisibles.
Carlos Sánchez Sanz
Magistrado de Soria
sición. Los vicepresidentes: 1.209,60 por ser miembro de mesa; 1.010,83
por gastos de representación y 707,10 por gastos de libre disposición. Los
secretarios: 944,49 por ser miembro de mesa, 818,46 por gastos de representación
y 677,35 por gastos de libre disposición. Los que no tienen
coche oficial, reciben una tarjeta con límite de 3.000 euros. Se les dota de
un iPhone, un iPad, Módem 3G y ADSL —voz y datos pagados—.
Lo más importante de todo esto es que los diputados y los senadores no
viven de sus escaños pues más de 70% compatibiliza su actividad política
con sus respectivas labores profesionales.
Por cierto, si aumenta el número de senadores, por el incremento de la
población en España (un senador por comunidad autónoma más un senador
por cada millón de habitantes), pues no hay problema: se incrementa el
número de comisiones. Que todos participen.
Yo ya no creo en la
carrera judicial
Efectivamente, compañeros/as. Es cierto. Estoy en condiciones de asegurarlo.
Después de pasar más de media vida en esta profesión mi
conclusión es la anteriormente expuesta. Cierto es que necesita algunas
matizaciones de inicio. En especial, la referida a que confío en la honradez,
profesionalidad y capacidad de trabajo de la inmensa mayoría de quienes la
componemos. Estoy seguro que, en esos aspectos, ocupamos un puesto muy
elevado en el panorama mundial. Sin embargo, y he ahí la paradoja, a nivel de
grupo, como poder, como defensores de nuestros intereses, que al fin y al cabo
son los de la propia sociedad, como colectivo, como carrera o como queramos
denominarlo, somos un desastre y, lo que es lo peor, un desastre premeditado,
un desastre interesado, simplemente, un auténtico desastre. Es más, ni siquiera
somos un desastre. En realidad, de cara al exterior, no somos Nada. No somos
nadie. No nos engañemos. Quien se crea que en la actualidad la carrera judicial
es una “élite”, un grupo privilegiado, unos sacerdotes del templo de Amón
capaces de dirigir los designios ajenos, es que aún cree en la existencia de gnomos,
es que intelectualmente su visión es más corta que la de “Rompetechos”.
(Dios… Habrá ya quienes, formando parte del escalafón, desconozcan quien
es ese personaje… Qué mayor se va uno, y sin querer, haciendo poco a poco).
Retomo la aseveración. Yo ya no creo en la carrera judicial española. Cada vez
se parece más a una corte palaciega, una corte repleta de intrigas, de personajes
siniestros y mediocres que sólo buscan su “colocación”. Que mendigan
beneplácitos de los monarcas, prebendas. Babeantes de cargos limitados, de
cargos interesados, de cargos condicionados. Esos mendigos judiciales que
tanto daño han causado a la carrera son individuos a los que la profesión con
mayúsculas, les importa “un pepino”. Esos seres siniestros y despreciables que
critican, que menosprecian, que inventan desidias hacia el resto de compañeros
con el único fin de escalar, con el corto sentido de que se les rinda temporalmente
pleitesía, (la que no pueden conseguir por sus cualidades personales)
,digo que esos seres, en muchos casos y con excepciones que confirman la
regla, nos dirigen y nos han convertido en lo que nos han convertido, y lo que
es peor, con nuestra negligente y cómoda connivencia.
No queramos engañarnos. En los últimos veinte años, no hemos conseguido
apenas nada y si algo ha, se ha debido a demostrar que no somos inferiores
y que no poseemos complejo alguno con respecto al resto de poderes. Pero
eso fue un espejismo, eso sólo fue lágrimas en la lluvia. Enseguida volvió la
realidad de dirigentes asociativos moderados, de comisiones, subcomisiones,
comunicados, de reuniones, de Nada en definitiva. Algunas personas de buena
fe, precisamente por eso, se han dejado engañar e incluso aún continúan en el
engaño, creyendo que actúan de la mejor forma para la carrera sin darse que
cuenta que en realidad son colaboracionistas de un sistema perjudicial para
todos, que en realidad sólo están favoreciendo al aspirante de cortesano.
Mientras, no creamos en la función que realmente desempeñamos actuando
en consecuencia. Mientras sigamos teniendo miedo al expediente,
mientras nos preocupen más los emolumentos de alumnos de oposiciones
que nuestros haberes y nuestra jubilación, mientras le demos más importancia
al puesto de presidente de no sé qué que a la función que cada uno de
nosotros desempeñamos, mientras que una gran parte de la carrera aspire
a acceder a determinados cargos para cobrar sin poner sentencias o ponerlas
mínimamente, mientras no nos desaparezca el miedo a reaccionar como
debemos hacerlo, mientras todo eso ocurra digo, no creeré en la carrera
judicial a la que pertenezco.
¿Qué quemado estás Raimundo? Pues sí, lo estoy. ¿Qué pasa? ¿Acaso
miento?
¿Es que los que no tenemos esas legítimas aspiraciones...eufemismo de
“chollo judicial”, no podemos protestar? Pues claro que sí, faltaría más.
Raimundo Prado Bernabéu
Magistrado de Cáceres
El hecho diferencial
La crisis debería servir para moralizar la vida pública y para enseñarnos a
todos el valor de las cosas. A nadie le puede parecer mal que le recorten
su sueldo para que puedan subsistir otras personas que no tienen
nada. El problema radica cuando el afectado ve que lo que deja de ganar no
va para ese gasto prioritario; cuando lo superfluo, la pompa y la ostentación,
el cargo discrecional, el amigo, el pariente y el camarada, siguen cada uno
con sus respectivas raciones. Cuando se cierra una planta de un hospital o un
ambulatorio y se mantienen o crean embajadas regionales o mil televisiones
que cuentan lo mismo, cuando se convierte en héroe el que asalta un supermercado
al grito de “lo mío para mí y lo de los demás, para todos nosotros” es
lógico que cada cual se haga un lío sobre lo que sea la justicia. Ahora ya se
nos ha olvidado, pero los consejos territoriales de justicia, esa enorme y cara
chorrada que se clavaría diecisiete veces en el cuerpo herido del poder judicial,
era un proyecto que casi, casi, estaba hecho. Lo de la NOJ, qué decir,
vistos su coste y resultados. La crisis también la ha congelado.
Escribió Víctor Hugo en Nuestra Señora de París que “nada hace a
un hombre tan aventurero como no notar el bulto de la bolsa “. Veremos
en qué quedan las aventuras que a todos nos distraen. Si las leyes valen
menos que las manifestaciones, habrá que enmendarle la plana (post mórtem)
a Kelsen. Extremadura no debe quedarse atrás. Desde la Andanada
se propone impulsar el hecho diferencial, que no son Pizarro, ni Zurbarán,
ni el castúo, ni los quinientos años que se cumplen ahora de la gesta de
Núñez de Balboa, ni la historia o los impuestos comunes a un país secular,
ni las Hurdes, sino lo que nos hace, realmente, singulares. Nos referimos
al jamón ibérico.
Es una pena que la LOPJ prohíba asociaciones judiciales locales, pues
esta nación (extremeña) sería una de las más dinámicas, una vez liberados,
también nosotros, de los lastres que denunciaron, entre otros, Joan Laporta
y Lucía Lapiedra.
Desde la Andanada
Grupo de Vitorinos de Extremadura

“FRANCISCO DE VITORIA”
“Desde que ocupé la cartera de Justicia me
he reunido con las asociaciones judiciales
pero, sobre todo, con quien tiene que ser la
interlocución constitucional del Gobierno de
España, que es el Consejo General del Poder
Judicial”. Alberto Ruiz Gallardón. Declaraciones a TVE 25 de septiembre de 2012
Jueces y fiscales: ¿unificación de carreras?
El ambicioso programa de iniciativas legislativas que pretende llevar a
cabo el Gobierno actual facilita el debate sobre cuestiones de sumo
interés para los juristas y, en particular, para los que integramos la
carrera judicial, como las que serán objeto de desarrollo tanto en la Ley
Orgánica del Poder Judicial como en la Ley de Demarcación y de Planta
Judicial, cuya elaboración, a punto de concluir, está a cargo de sendas comisiones
institucionales. Naturalmente, el debate se intensificará tan pronto
se conozcan las respectivas propuestas legislativas, y tendrá su culminación
en sede parlamentaria.
Entre aquellas cuestiones de calado a debatir está, sin duda, la eventual
unificación de las carreras judicial y fiscal, sobre la que ya se han pronunciado
destacados profesionales (v., por ejemplo, Francisco Jiménez-Villarejo
Fernández y Enrique Valdés-Solís Iglesias, en los números 7846/2012 y
7851/2012, respectivamente, del diario La Ley).
El momento, en verdad, para una unificación de carreras, es idóneo. Y
ello por varias razones.
En primer lugar, porque al judicializarse la carrera fiscal se garantiza la
independencia del fiscal, acabando definitivamente la imagen de un fiscal en
la órbita del gobierno de turno, culminando así el proceso de reforma del estatuto
orgánico del ministerio fiscal que tuvo un importante avance en la Ley
24/2007, en la que se percibe ya cierta separación entre el ministerio fiscal
y el ejecutivo, al dotar al fiscal general del Estado de inamovilidad; nadie
discute que el ministerio fiscal no debe estar sujeto a ninguna dependencia
jerárquica externa ni recibir injerencias partidarias o de cualquier otro signo.
Es evidente que una vez que se produjera la unificación, perderían todo su
sentido algunas competencias que aún hoy tiene el ministro de Justicia en
materia sancionatoria, y que determinados aspectos deberían replantearse,
La Presidenta del
Parlamento catalán se
queja del bajo sueldo
de los parlamentarios
El 5 de septiembre de 2012, la presidenta del
Parlamento de Cataluña, Núria de Gispert,
se quejó de los sueldos de los diputados autonómicos
y aseguró que si acaban cobrando menos
de 3.000 euros las cosas irán mal. La citada cobra,
actualmente, 12.000 euros mensuales.
como aquellos que permiten la sustitución de un fiscal por otro en la designación
de asuntos o los que tienen que ver con la posibilidad de que se
impartan órdenes concretas, distintas a aquellas relacionadas con la unidad
de acción y la solución de conflictos interpretativos, aparte de la necesidad
de unificar los escalafones de ambas carreras.
En segundo lugar, si se confirma que finalmente será el fiscal quien asuma
la instrucción, y parece razonable que quien ejerce la acusación pública
sea quien dirija la investigación, con control judicial posterior que se traduzca
en la autorización de diligencias restrictivas de derechos fundamentales y en
el control del fundamento de la acusación, decidiendo acerca de la apertura
del juicio oral o, en su caso, del sobreseimiento de la causa, no podría ya
oponerse a ello la pretendida falta de independencia e imparcialidad de los
fiscales, es decir, la unificación de carreras puede facilitar considerablemente
el previsible proceso de cambio. En realidad, gozando el juez y el fiscal de un
mismo estatuto, da igual la decisión sobre la atribución de funciones que finalmente
adopte el legislador, permitiéndose, además, sin ningún problema,
como ya ocurre en otros países, que jueces y fiscales puedan desempeñar
indiferentemente, tras los concursos de traslados correspondientes, tanto
plazas judiciales como de fiscales, con lo que se enriquece la profesión y
la administración de justicia, facilitándose, como se dijo, en caso de que el
fiscal asuma la instrucción, la puesta en marcha del nuevo modelo procesal.
En tercer lugar, la unificación tendría ventajas económicas, algo que hoy
puede ser un factor decisivo, evitándose ciertas duplicidades (menos asociaciones
profesionales, luego menos subvenciones, unificación de sistemas
informáticos, una única escuela de formación, aunque con distintas
especialidades, etc.).
Jueces y fiscales deben estar vinculados al principio de legalidad, de
sometimiento a la ley, y ser imparciales, quedando definitivamente desterrado
el de la oportunidad política que pueda tener la persecución penal
en determinados casos, algo que no debe confundirse con el principio de
oportunidad en el ámbito penal, cuya implantación, bien estructurado, sí es
deseable que se contemple en la ley procesal penal, pues puede permitir
reducir costes y carga de trabajo. Ahora bien, para que el ministerio fiscal
pueda actuar con la mayor eficacia es imprescindible que su actuación –que
debe ser unitaria– siga estando coordinada en todo el territorio nacional,
lo que exige el reconocimiento de los principios ya vigentes de unidad de
actuación y de jerarquía, naturalmente de carácter interno, que garantizan la
necesaria funcionalidad de la gestión.
En fin, creo que la unificación de carreras, con un estatuto común para
jueces y fiscales, cuya independencia económica es esencial también que
se garantice, es una propuesta razonable que merece ser tenida en cuenta.
Las dos carreras profesionales, la administración de justicia y, en definitiva,
el propio Estado de Derecho, se verían reforzados.
Manuel Jaén Vallejo
Magistrado de Marbella
Un parlamentario
autonómico las pasa
canutas con 5.100
mensuales
“Creo que no tengo madera de parlamentario”. Fueron las palabras de
Guillermo Collarte. “Entre los 416 euros que me dan por ser concejal,
que no me llega para nada, los 4.200 netos más o menos que gano
como diputado y los 290 que me dan por los trienios como funcionario de
la Xunta, en total gano unos 5.100 euros y las paso bastante canutas”. La
noticia la publica La Voz de Galicia el 26 de agosto de 2012.
El expresidente del TS renuncia a su indemnización
por cese, no así la defensora del Pueblo y el
presidente del Tribunal de Cuentas cesantes
Don Carlos Dívar dimitió y se fue con lo puesto. Según informa El Mundo el 19 de septiembre de 2012, no ocurre así con el expresidente del Tribunal
de Cuentas, Manuel Núñez y la exdefensora del Pueblo, María Luisa Cava de Llano. La Mesa del Congreso dio vía libre el 19 de septiembre
de 2012 a dos pensiones, de unos 180.000 euros (cada uno) en concepto de indemnización. Capítulo aparte son los viajes del presidente del TC
Pascual Sala. Ya se tratará sobre ellos.
Antorcha de fe
La poesía, un poema, puede nacer en cualquier medio: donde hay
amor u odio, felicidad o tragedia, paz o guerra. Es más, puede combinar
el lirismo con situaciones dramáticas, como ocurre en un poema
famoso, escrito por John McCrae, en la Primera Guerra Mundial, cuando
Alexis Helmer, soldado, su compañero de armas, también canadiense y
amigo, resultó destrozado por un obús en la segunda batalla de Ypres en
1915. Tal circunstancia motivó que escribiera el poema.
El entorno, por tanto, invita a recoger el texto original, en inglés, para
conservar todo su sentido genuino y propiciar que cualquiera que esté interesado
pueda intentar su propia traducción, hasta la discrepancia.
El texto original es el siguiente:
In Flanders Fields
In Flanders Fields the poppies blow
Between the crosses, row on row,
That mark our place; and in the sky
The larks, still bravely singing, fly
Scarce heard amid the guns below.
We are the Dead. Short days ago
We lived, felt dawn, saw sunset glow,
Loved and were loved, and now we lie
In Flanders fields.
Take up our quarrel with the foe:
To you from failing hands we throw
The torch; be yours to hold it high.
If ye break faith with us who die
We shall not sleep, though poppies grow
In Flanders fields.
Por mi parte, ofrezco mi traducción, una que me parece aceptable según
mi percepción, aunque libre y sin el molde de cualquier rima:
En los campos de Flandes
En los campos de Flandes las amapolas cuajan
Entre las cruces, fila sobre fila,
Que nuestro lugar señalan; y en el cielo
Las alondras, todavía con valiente trino, vuelan
Apenas oídas abajo en medio de las armas.
Nosotros somos los caídos. Hace pocos días
Vivíamos, sentíamos el amanecer, contemplábamos el resplandor de la
puesta de sol,
Amábamos y éramos amados, y ahora yacemos
En los campos de Flandes.
Continuad nuestra lucha contra el enemigo:
A vosotros desde nuestras exánimes manos lanzamos
La antorcha; sea vuestra para mantenerla en alto.
Si defraudáis nuestra fe quienes morimos
No descansaremos, aunque las amapolas crezcan
En los campos de Flandes.
Pienso que el poema, que está cargado de símbolos, convierte la sangre
derramada en el suelo en una explosión o estallido de amapolas, todas
rojas, quizás nacidas de la sangre de los muertos, visión de la muerte en
positivo, donde las alondras, en el cielo, trinan sin miedo a las armas. Hablan
los caídos en combate y recuerdan sus días felices, la belleza de la
naturaleza y su tránsito, en pocos días. Su vida física agotada, apelan a
sus camaradas vivos, en una dimensión espiritual, para que recojan una
antorcha: la de la fe.
Fe en unos valores, que los hay eternos, y manifiestan que esta antorcha
debe ser recogida y alzada por sus compañeros. En la fe mantienen un
hálito de vida espiritual, una unión intangible con ellos y, si es defraudada, la
oscuridad de una decepción total se cernirá sobre ellos. No descansarán en
paz. El poema, en suma, es a manera de testamento espiritual y nos invita
a guardar la fe, alma gemela de la esperanza.
A partir de este poema, cada 11 de noviembre a las 11 de la mañana, día
del armisticio, en países que participaron en la contienda existe la tradición
de lucir una amapola, in memoriam. Estallido y marea en rojo, que merece
entrar en el diccionario del lenguaje de las flores, añadiendo a cualquier
otro significado, como el de prodigalidad, derroche, exceso o extravagancia
increíble, el de recuerdo.
Amapola-recuerdo de que nunca debe extinguirse la antorcha de la fe.
También, hace siglos, tropas españolas lucharon y cayeron en Flandes. El
poema, aparte de su dimensión concreta, en mi opinión, insinúa una abstracción
de contenido universal.
José Luis Alonso Saura
Magistrado de Murcia
3

4 Asociación de Jueces y Magistrados
Vino de Toro
Tal y como os había anunciado en el número de otoño del año pasado
cada artículo que escriba en estas fechas irá dedicado a una denominación
de origen vinícola. Si el año pasado fue Rueda, con una
producción casi exclusiva de vinos blancos, este año es Toro que aunque
también produce blancos y rosados es sobre todo conocida por sus tintos.
La región de Toro desde tiempo inmemorial ha producido vino. Se dice
que antes incluso de la ocupación romana, pero los vinos de esta zona no
eran especialmente apreciados fuera de su propio ámbito geográfico con
la excepción de la ciudad de Valladolid y el Principado de Asturias, puntos
casi exclusivos de la “exportación” toresana. Eran vinos de fuerte carácter y
personalidad, tanino indomable, color muy intenso y con gran aspereza en
el paso en boca que solo agradaban a espíritus y paladares fuertes, pero
a partir de los años 70 del pasado siglo una serie de bodegueros entre los
que debo destacar a mi amigo y paisano Manolo Fariña revolucionan los
conceptos tradicionales de elaboración del vino de Toro y apuestan por un
vino menos bravío y más actual, revolución que triunfa definitivamente con
la creación en 1987 de la D.O. Toro.
El área geográfica de la D.O. está colindando con la D.O. Rueda y es la
continuación Duero abajo de la D.O. Ribera del Duero. Sin embargo, sus
vinos son totalmente diferentes, ello se debe al tipo de uva utilizado la “tinta
de Toro” que muchos consideran una variedad de la “tinto fino”. No voy a
entrar en esta polémica, pero desde luego la personalidad, características
y vinos que produce la “tinta de Toro” la convierten en una uva específica y
diferente, aunque genéticamente sea cercana a otras variedades .
Los actuales vinos de Toro tienen una personalidad tan acusada que los
hace distinguibles hasta para un profano en la materia. Son vinos de color
muy intenso en ocasiones descrito como de tinta china, bien estructurados,
con un tanino acusado pero suave, gran contenido frutal, graduación alcohólica
alta, pero que no se nota en el paso en boca y son perfectos para
acompañar guisos especiados, platos de caza o carnes rojas.
Tal y como hice el año pasado para guiaros en la selección de los vinos
a degustar, voy a hacer una relación de las que considero mejores bodegas
de la D.O. con indicación de los distintos vinos de cada bodega.
Bodega Fariña. Es una de las más grandes bodegas de Toro en todos
los sentidos y además determinante de la creación de la D.O. Los que fuisteis
a unas jornadas celebradas en Zamora hace años conocisteis la bodega,
pues me bastó una levísima sugerencia para que su propietario Manolo
Fariña os invitara a ver la bodega así como a comer en ella y a unas botellas
de sus vinos para llevar. De entre sus múltiples vinos destacaré “Primero”
que es un vino con filosofía de beajolais, en octubre en la vid y en noviembre
en la copa, pero muy superior en calidad al vino francés; “Gran Colegiata
Campus” el de más alta gama elaborado con tinta de Toro de viñedos de
más de 80 años y, por último, “Dama de Toro” que por caprichos de la mercadotecnia
se comercializa casi en exclusiva en EE.UU donde ha sido reco-
Gallardón, 1812
Han transcurrido doscientos años y, a diferente escala, debería repetirse
la historia. El 23 de junio de 1812, La Grande Armée de
Napoleón, el mayor ejército que había visto la humanidad hasta el
momento, cruzó el río Niemen invadiendo el Imperio Ruso. Europa entera ya
se encontraba a sus pies; sin embargo, la vasta Rusia quedaba como único
reducto frente a lo que se presentaba como un poder irrefrenable. La Gran
Rusia, poderosa pero dormida y sin conciencia de su capacidad, parecía
ser el triunfo final de Napoleón y aquél por el que se le recordaría por los
siglos de los siglos. Algo ocurrió, sin embargo, que cambió el curso de los
acontecimientos. Las fuerzas rusas se dirigieron en constante retirada hacia
Moscú, permitiendo el avance francés y quemando todo lo que dejaron tras
de sí. Napoleón, soberbio y orgulloso dominador de Europa, avanzó hasta
la ciudad. Según las reglas de la guerra clásica, la toma de la capital enemiga
(aunque, en puridad, Moscú no lo era en aquel entonces) suponía la
necesaria capitulación del Zar Alejandro I. No la hubo. El gran conquistador
encontró allí, no potencia armamentística, sino estrategia e inteligencia. Los
rusos quemaron Moscú, dejando al ejército francés sin refugio, descanso y
suministros ante el crudo invierno. No pudiendo permanecer en la ciudad,
Napoleón ordenó retirada, y el invierno y las guerrillas de cosacos hicieron el
resto. Cerca de 600.000 soldados imperiales entraron en Rusia aquel mes
de junio. Sólo 58.000 cruzaron de vuelta el río Niemen el día 14 de diciembre
de 1812. Aquella derrota supuso un punto de inflexión en las guerras
napoleónicas, puesto que el resto de naciones europeas comprobaron que
era posible vencer a Napoleón. En conmemoración de aquella victoriosa re-
nocido como uno de los mejores cuatro vinos en relación calidad-precio.
Elias Mora. Bodega propiedad de Victoria Benavides quien en tiempos
junto con Victoria Pariente fundara la bodega de Rueda “Dos Victorias” la
cual produce el magnífico verdejo “José Pariente”, pero que por cosas de
la vida decidieron separarse, quedándose Benavides con su bodega de San
Román de Hornija donde elabora con mimo y dedicación sus vinos homónimos
en categorías joven, crianza y reserva que han obtenido múltiples
premios sobre todo internacionales.
Sobreño. Un grupo de bodegueros riojanos decidió instalarse en Toro y
creó esta bodega con sus vinos “Finca Sobreño” que en sus distintas categorías
son garantía de vino de calidad a un precio muy razonable. A destacar
su “Finca Sobreño” crianza.
Pintia. Esta bodega y sus vinos son palabras mayores. Es la bodega de
Toro del grupo Vega Sicilia, sinónimo de vinos de la más alta calidad que
sistencia, Piotr Illich Tchaikovsky creó, en 1880, la famosa Obertura 1812.
Dos siglos después, las fuerzas todopoderosas del poder político pretenden
la invasión total y definitiva del silente poder judicial. Ya han cruzado el
río Niemen y esperan la rendición total, presumiendo que nuestra capacidad
operativa es insignificante frente a la suya.
Pues bien, éste es el momento de la defensa del poder judicial, con estrategia
e inteligencia. Unámonos todos frente a la invasión sin precedentes que
amenaza sobre nosotros. Incendiemos Moscú. Dejemos al margen nuestras
diferencias y formemos un frente común. No olvidemos que la invasión ya ha
comenzado. La propia supervivencia del poder judicial está siendo atacada. Defensa
o nada. Si miramos para otro lado nada quedará por defender en poco
tiempo. Tenemos, nos guste o no, una responsabilidad que va más allá del
despacho ordinario de los asuntos. Todos y cada uno de nosotros somos depositarios
de un poder del Estado que nadie defenderá y que sólo será echado en
falta cuando haya desaparecido. Para bien o para mal, éste es el momento en
que nos ha tocado vivir, y debemos ser consecuentes. En la historia sólo puede
determinarse qué momento tiene especial trascendencia cuando ha transcurrido
un tiempo, cuando ya nada puede hacerse. Éste es nuestro momento de la
defensa victoriosa, que alumbrará una infalible mañana de música y cañones.
http://www.youtube.com/watch?v=uYnCCWsfx3c
Laura Peña Lozano
Juez de La Bisbal d’Empordá.
en este caso se ve confirmada plenamente. Me decía en un congreso de
enólogos uno de los técnicos de Pintia que, en calidad, otras denominaciones
de origen quizá pudieran competir con ellos, pero no en calidad-precio
y en mi opinión es cierto ya que es un vino del nivel de los más grandes de
España a unos 30 euros la botella.
Maurodos. Bodega que Mauro, uno de los grandes de la Ribera del
Duero, aunque en realidad no pertenece a esta D.O., ha creado en Toro y
que con sus vinos “Prima” y “ San Román” ha sabido crear un estilo más
joven y desenfadado en los vinos de Toro.
Bodegas Toresanas. De esta bodega destacaría su tinto crianza “Orot”,
que es Toro escrito al revés, con una calidad-precio insuperables.
Palacio de Villachica. Bodega de reciente implantación y que presenta
dos líneas de vinos diferentes: la línea T con vinos denominados 2T, 3T, 4T
y 5T que responden a una filosofía de vinos sencillos, divertidos y accesibles
a todos, y la línea “Palacio de Villachica”, más tradicional y seria.
Estancia Piedra. Esta bodega me la descubrió mi querido amigo y compañero
Perfecto Andrés que, aunque palentino, casó con una guapísima
toresana, y dicen en mi tierra que “uno es de donde lo paren aunque luego
se hace del pueblo de su mujer”. De esta bodega destacaría, aunque no
es el de más alta gama, su “Piedra Viña Azul”, un prodigio de elaboración y
equilibrio, muy glicérico, espectacular.
Numanthia. Creada inicialmente por la familia Eguren, insignes bodegueros
riojanos, y posteriormente transmitida la propiedad a una multinacional del
diseño y la moda. No ha perdido en ningún momento la enorme calidad que
consiguieron sus fundadores. Sus vinos “Numanthia” ,”Termes” y “Termanthia”
están en lo más alto, aunque desgraciadamente su precio también.
Teso de la Monja. Cuando la familia Eguren vendió Numanthia adquirió
nuevos viñedos en la D.O. y creó esta bodega en la localidad de Valdefinjas.
Su éxito fue inmediato. Su vino de nivel más “inferior”, es un decir, “Almirez”,
es el segundo vino que más me ha gustado de los miles que he tenido la
suerte de probar hasta ahora. Del primero os hablaré otro día. Es un prodigio
de sensaciones, aromas y sabor. Empieza en boca de forma sencilla y va
evolucionando cada vez a mayor complejidad como una fuga de J.S. Bach
estallando en la plenitud de la fruta, con un retrogusto perfecto en sus notas
de cuero, sotobosque y cacao, además a un precio sobre los 15 euros que
es un verdadero regalo. Su segundo nivel se llama curiosamente “Victorino”
y, aunque más caro y bueno, a mí me gusta menos, y su primer nivel “Alabaster”
debo decir que no lo he probado por exceder de mi disponibilidad
económica. Entre congelaciones de sueldo, recortes salariales y supresión
de paga extra acabaremos bebiendo tetrabrik cosecha 2015.
En fin espero que estos datos os sean útiles y en el próximo número os
hablaré de otro alimento: el pimentón de la Vera.
Lorenzo Pérez San Francisco
Magistrado de Madrid
El Pleno del CGPJ
aconseja al Gobierno que
no reduzca los días de
permiso de la carrera
judicial
El informe fue aprobado en el Pleno Extraordinario de 4 de
octubre de 2012.
Gómez Benítez
se desmelena
Leemos el voto particular de Gómez Benítez, vocal del CGPJ
al acuerdo del Pleno Extraordinario anterior y no salimos de
nuestro asombro. Después de manifestar que su “discrepancia
se fundamenta en la ausencia de motivos para discriminar a los miembros
de la carrera judicial con respecto al resto de los funcionarios”
denuncia “la inexistencia de un sistema de control objetivo del cumplimiento
de dicho horario de audiencia pública en los órganos judiciales”.
Se permite el lujo de decir que “carece de fundamento objetivo la
afirmación en el informe aprobado por la mayoría de la existencia de
que «en el común de las ocasiones el tiempo de trabajo efectivo abarca
las tardes, noches e, incluso, los días festivos» para luego escribir
con total desparpajo que es un “hecho notorio” que muchos magistrados
se dedican a preparar opositores. Finalmente, ha encontrado
la solución a todos nuestros males: “En estas circunstancias no es
desdeñable la idea de establecer un horario laboral para los jueces y
magistrados idéntico al del resto de los funcionarios civiles del Estado,
es decir, de siete horas y media diarias o, lo que es lo mismo, de 37
horas y media a la semana”.
El día que Gómez Benítez renuncie a todas sus prebendas (Secretaria
particular, coche oficial, teléfono móvil, etc.), renuncie a la
indemnización por cese y fiche al entrar en la sede del CGPJ para el
cumplimiento de su horario de 37,5 horas a la semana será considerado
un interlocutor válido para la Carrera Judicial.

“FRANCISCO DE VITORIA”
Nobleza de toga
Con los tiempos que corren y la incertidumbre que invade nuestras
vidas, tanto a nivel personal como profesional, resulta difícil qué
decir que tenga un mínimo de interés para un colectivo, tan denostado,
como la carrera judicial. Acaso se puede apelar a la ilusión personal y
colectiva, al orgullo propio, a la, por algunos llamada, dignidad personal del
juez. Son muchos también los llamamientos a la unidad del colectivo y a su
mantenimiento, pues en la unidad está la fuerza. Se van ampliando cada día
los escritos y posturas de los/as compañeros/as que llaman a la acción, a
adoptar posturas claras y concretas para cambiar el estado de cosas en la
Justicia, hay un movimiento en ciernes que no sólo pretende protestar e
indignarse sino que reclama medidas beligerantes contra el aplastamiento
de la independencia judicial y contra el machaque continuo y persistente
sobre el colectivo judicial en su estatuto personal, contra la degradación
con que se trata a la Justicia y a sus servidores. Nos podemos preguntar
si nos falta algo que hacer para que, de una vez, el estado de la Justicia
empiece a cambiar, se pueda ver una pequeña luz en el inmenso túnel de
tinieblas en que nos encontramos tras un secular proceso de abandono
de la Justicia por parte del poder político, más interesado en domeñar a
la justicia que en construir una verdadera democracia con independencia
judicial. Hemos hablado hasta la saciedad de regenerar la Justicia dentro
del Estado de Derecho, se han aportado y se siguen aportando muchas
ideas, pero, al parecer, los que tienen que oírlas hacen oídos sordos; ni el
Ministerio de Justicia se da por aludido, ni el Consejo General del Poder
Judicial hace de altavoz y ariete de las reivindicaciones judiciales, por lo
que sólo nos tenemos a nosotros mismos para cambiar el estado de cosas;
somos un colectivo importante en número y en fuerza por las ideas, nuestro
siguiente paso deber ser apostar por un verdadero cambio revolucionario de
la Justicia, acabar con el sistema de justicia actual, que sólo genera frustración
en la sociedad por no cumplir con su función genuina de administrar
justicia, al carecer de los resortes y el poder para que la justicia llegue a
los más poderosos, a aquellos que corrompen la sociedad y desangran a
los ciudadanos/as, convirtiéndoles en súbditos, que tienen que pagar con
su sacrificio las megalomanías de la clase política, sea ésta gubernativa o
judicial. La revolución de los/as jueces/zas es estar con el pueblo, con los
movimientos sociales que quieren cambiar la sociedad que tenemos, no
somos nobles por nuestras riquezas, como aquellos que se ponen sueldos
y pensiones astronómicos por el mero hecho de ocupar un cargo político;
nuestra nobleza radica en nuestra toga, en nuestro compromiso sagrado
con la Justicia, con el servicio a la sociedad, de ahí que el colectivo judicial
debe encontrar un discurso diáfano y reivindicativo junto al resto de colectivos
ciudadanos, que no se conforman con la sociedad, que, cada día, se
está engendrando y que acabará por engullir a los más débiles, a los menos
favorecidos, a los que siempre les toca perder en el juego de la democracia
porque otros hacen trampas y se esconden un as en la manga. El colectivo
judicial debe encontrar su sitio para hacer llegar a la opinión pública qué
justicia y qué sociedad pretende. Un colectivo judicial unido y cooperante
con otros colectivos sociales para cambiar el estado actual de las cosas,
abogando por un cambio radical en la organización de la administración de
justicia, donde ejercer de juez no sea un demérito sino un orgullo personal
y colectivo, un plus ciudadano por servir a la sociedad haciendo justicia
mediante el derecho. Creemos en la separación de poderes, que cada uno
desempeñe su papel dentro del Estado de Derecho, con una clara e indiscutida
independencia judicial; el colectivo judicial no quiere ni puede ocupar
un papel que no le corresponde, lo que pretende es que el estado de la
administración de justicia actual cambie para bien de la sociedad, nuestra
nobleza de toga nos lleva a la revolución de las ideas en una nueva Justicia
con respeto absoluto al Estado de Derecho.
José Ricardo García Pérez
Magistrado de Benidorm
La Unidad de Acción de las
Asociaciones Judiciales Y
Fiscales
Las asociaciones de jueces y fiscales solicitaron al Ministerio de Justicia
que les convocase a una reunión conjunta y no por separado,
tal y como quiso hacer el ministro Alberto Ruiz-Gallardón. En una
carta remitida al secretario de Estado de Justicia, Fernando Román, las
cuatro asociaciones de jueces y las tres de fiscales enervaron el intento
de Ruiz Gallardón de dividir y vencer. Los medios de comunicación social
tuvieron acceso a la carta en cuestión. La agencia EFE se hizo eco de ella
en su información de 27 de septiembre de 2012 destacando que la Asociación
Profesional de la Magistratura, Francisco de Vitoria, Jueces para la
Democracia, Foro Judicial Independiente, Unión Progresista de Fiscales,
Asociación de Fiscales y Asociación Profesional e Independiente de Fiscales
recordaron que todas ellas han adoptado una postura común sobre los
proyectos de reforma de la Justicia que se encuentran en trámite.
Comunicado de la AJFV
sobre el acuerdo del
Ministerio de Interior
de suprimir los escoltas
de determinadas
autoridades judiciales*
La AJFV rechaza tajantemente la decisión ministerial y exige que la
supresión de escoltas sea evaluada en el seno de la Comisión Nacional
de Seguridad y Salud de Jueces y Magistrados. En el caso
de que esta exigencia no sea atendida, quienes han tomado unilateral y
sorpresivamente esta decisión deberán asumir la exclusiva responsabilidad
de las graves consecuencias que de ella pudieran derivarse.
Madrid, a 29 de junio de 2012
El Comité de Coordinación Nacional de la AJFV
*Puedes leer el texto completo en la WEB de la AJFV: ajfv.es
Romance del magistrado
Que por julio era, por julio
Cuando hace el calor
Cuando nuestro año se acaba
Va a empezar la vacación
Cuando las gentes sencillas
Alegres toman el sol
Gozando de pagas extra
Como siempre se gozó
Sino yo cual magistrado
Que vivo en desolación
Que son cansados mis días
Y tristes mis noches son
Sino fuera esa paguilla
Que alegra mi corazón
Quitómela este gobierno
Dele Dios mal Gallardón
El guardabosques de Valsaín
¿Quieres que no te coja el toro?
¡Hazte Vitorino!
AJFV
C/ Villanueva nº 16 3º A Madrid 28001
Telf: 91 431 29 27
Fax: 91 431 22 77
ajfv@ajfv.es
Anecdotario Judicial:
tan real como la vida
misma
Registro Civil. Viernes. Se celebran varias bodas en la sala habilitada
en el Palacio de Justicia. En una de ellas entran los contrayentes y
familiares. Todos vestidos formalmente para la ocasión. La pareja
que ha decidido inscribir en el Registro Civil su unión tiene un niño de dos
años que no hace más que incordiar, lloriquear y tirar del vestido a su madre
cuando se están leyendo los preceptivos artículos del Código Civil. La
magistrada-celebrante (que no celebranta) interrumpe la ceremonia y se dirige
a la madre: “Señora, no se preocupe, suspendo un rato la ceremonia y
atienda a su hijo. Sin problema”. La mujer con el mayor desparpajo del mundo
coge al niño –dos añitos tiene el rapaz y con la dentadura completa para
su edad—, se saca un pecho y comienza a dar de mamar al arrapiezo. Y
la compañera hecha un mundo de confusiones: ¿sigo?, ¿me voy?, ¿miro?,
¿no miro?, ¿digo algo?. Esto no me lo enseñaron los libros de oposiciones.
Comunicado de la
AJFV sobre las
retribuciones de
jueces y magistrados
Recientemente el Fondo Monetario Internacional ha realizado un dictamen
relativo a la situación de crisis que vive España proponiendo
una serie de medidas entre las que están la disminución de las
retribuciones de los empleados públicos.
Sobre este particular el pasado 18 de junio la Asociación Profesional de
la Magistratura emitió un comunicado considerando absolutamente inadmisible
un nuevo recorte de las retribuciones de jueces y magistrados haciendo
un análisis sobre el agravio que supondría y el ataque a la independencia
judicial, análisis que esta asociación comparte en su integridad.
Las retribuciones de los jueces y magistrados tienen un régimen especial
derivado de los principios que inspiraron el artículo 117 de la Constitución, la
LOPJ y la Ley 15/2003, de 26 de mayo reguladora del régimen retributivo
de las carreras judicial y fiscal, régimen que tiene por objeto garantizar la
independencia económica de jueces y magistrados y compensar un sistema
de incompatibilidades y responsabilidad muy exigente, sin parangón en otra
rama de la administración, que prácticamente les impide tener otro ingreso
que su sueldo.
Cualquier modificación del régimen retributivo de jueces y magistrados
exige cumplir estrictamente los requisitos impuestos en la Ley 15/2003
y, entre ellos, la constitución de una comisión a la que hace referencia la
disposición adicional primera de la ley, comisión que, once años después
de la aprobación de la ley, sigue sin crearse en claro incumplimiento del
mandato del legislador y la audiencia del Consejo General del Poder Judicial
en cuanto la reducción afecta a su estatuto como miembros de un Poder
del Estado.
AJFV no va a tolerar que vuelvan a reducirse las retribuciones de Jueces
y Magistrados y mucho menos que se haga de la forma perversa como
se hizo en el año 2010. AJFV estará vigilante en esta materia y llegado el
momento, si se produjera una nueva disminución de nuestras retribuciones,
hará valer su acreditada trayectoria y adoptará las medidas de presión legales,
sin descartar ninguna, que sean necesarias para la defensa de los
intereses de la Carrera Judicial.
Madrid, a 26 de junio de 2012
El Comité de Coordinación Nacional
5

El cante por derecho
La vida se dibuja, desde la atalaya de la vejez, como una procesión de
sentimientos muy diversos, imaginables pero imprevisibles, que se
van sucediendo unos a otros, a lo largo del tiempo, perfilando nuestra
personalidad y modelando nuestro carácter. Entre estos sentimientos,
es difícil calibrar si ha sido el de la alegría o el de la tristeza, el que más ha
influido determinando las manifestaciones artísticas del ser humano. Así, en
la pintura, en el cine, en la música, etc., no siempre ha sido una musa risueña
y feliz la que ha inspirado el alma inquieta del artista. Junto a explosivas
expresiones idílicas y divinas de amor, belleza, riqueza, gloria, etc., la mirada
mundana del virtuoso intérprete se ha detenido también ante las miserias
de la vida: la pobreza, la injusticia, la soledad, la muerte. Y, sin duda alguna,
son los motivos referentes a las desgracias humanas, al desconsuelo y al
desamor, los que desgarran con más fuerza nuestro impávido corazón.
Y es que, la vida, en la mayoría de sus manifestaciones, no siempre se
viste de rosa. Con mucha más frecuencia se viste de rojo e, irremediablemente,
también de negro. No es de extrañar, por tanto, que no sólo en la mente
privilegiada del artista sino también en la cultura y tradiciones de los pueblos,
en sus costumbres, manifestaciones y expresiones seculares, palpite un cierto
sentimiento trágico de la vida: la proclamación de la amargura por el que nació
pobre y sabe que pobre morirá; la entronización del resentimiento por el que
ha perdido la fe en la justicia; el reconocimiento del pesimismo curtido a lo
largo de los años por el desencanto que provoca la soledad; el ejercicio de la
resignación como forma irremediable de vida: el culto a la desilusión cuando se
ha borrado de la mente toda esperanza de volver a creer en algo; el abrazo angustioso
a la frustración por aquél de quien nadie tuvo compasión cuando más
la necesitaba; la alabanza de la pena que ahoga unas gargantas quebradas de
tanto gritar ¡libertad!. Y ha sido la música, expresada con un lenguaje sencillo
y claro, a través de simples composiciones poéticas, el instrumento que mejor
ha servido al pueblo llano para expresar secularmente sus lamentos y quejas,
sus penurias y tristezas.
En nuestra tierra ha sido el flamenco, en su modalidad más sentida de
cante hondo, la expresión musical que más certeramente ha servido al pueblo
andaluz para denunciar situaciones históricas de marginalidad, de opresión,
de lucha de clases y abusos de poder.
Es esta la modalidad del flamenco que aquí y ahora nos interesa, y no la
otra más popular o folclórica, que no por menos reivindicativa socialmente
es menos digna de elogio, pues, tanto en uno como en otro caso, el flamenco
es capaz de transformar el sentimiento más nimio en un canto sublime
a la vida, a la belleza, al amor o a la libertad, enseñándonos a descubrir la
grandeza que encierran las cosas sencillas y la sencillez que se esconde
en las más barrocas y complicadas. En sus orígenes y en su forma más
pura y profunda, el flamenco es un canto amargo, receloso y rebelde, que,
desprovisto de toda elocuencia y embebido de la sabiduría que emana de la
conciencia del pueblo, se fue forjando en las espaldas de los marineros, en
las manos arrugadas de los campesinos de cuyos corazones labriegos brotaron
quejíos alrededor de los troncos retorcidos de unos olivos milenarios
que clavaban sus raíces bien hondo, en las mismas entrañas de la tierra; y
también se forjó en las galeras y en las prisiones, bajo el sol de los veranos
y de los vientos helados de las sierras. Y es que, como se ha dicho por algunos,
“ahondar en las raíces del flamenco es pretender profundizar en las
heridas de un pueblo hasta dar con el alma y con la sangre. Y el flamenco
ha tenido mucho que ver con la sangre: sangre de inquisición, sangre de
reyertas, sangre de látigos, sangre caliente” (Guillermo Raebel).
Y de entre estas formas más primitivas y puras del flamenco destaca
la “toná”, el más originario de todos los cantes; el cante profundo, hondo,
que se desliza, quejosamente, a través de una garganta que se quiebra al
compás de los latidos de un corazón atormentado por la pena. Es la “toná”
la voz desgarrada, a secas, el hombre a solas con la naturaleza y con la vida.
Con la “toná”, cuatro versos octosílabos hacen requiebros en el aire, desangrándolo
en mil lamentos; es la llama que fluye ardiente y eriza el terciopelo
del alma más adormecida; el suspiro que brama en la noche oscura de los
pesares; el “quejío” que rompe el silencio triste de la madrugada, rasgando
las tinieblas de la desesperanza en un mar de jirones sollozantes.Y es la
“carcelera” una modalidad de “toná” caracterizada por venir siempre referida
a temas carcelarios, a los lamentos de los presidiarios y de los condenados
a trabajos forzados. Cante a palo seco, sin acompañamiento de guitarra,
como toda toná, que desgrana notas de amargura, de frustración, de la
angustia que invade al que, por razón de la justicia, ha sido privado de su
libertad y de su dignidad. Se ha hablado siempre de que cantar por derecho
es ajustarse a los cánones establecidos de forma secular para interpretar
musicalmente un determinado tipo de canción o melodía. En el mundo del
flamenco, se dice que se canta por derecho cuando se entona los cantes
más hondos y profundos respetando el estilo, el compás, la métrica, los
tonos y ritmos transmitidos a lo largo de generaciones. Es la carcelera la
copla surgida a lo largo del siglo XIX para denunciar la situación de angustia
e indignidad que se vivía en las prisiones; es la crítica más desgarrada
del que sufre en su cuerpo y en su alma los abusos de una justicia impía,
deshumanizada, asocial, que no otorga clemencia alguna, que no quiere
recuperar al preso sino hundirlo aún más en su propia miseria, en su propia
desgracia. Es una forma de llorar entre cuatro oscuras paredes que se van
estrechando cada vez más para no dejar paso al más triste de los suspiros,
una forma de evocar la libertad y el amor entre la tortura y el tormento, un
discurso hiriente, rebelde y amargo, de quien no se conforma con la suerte
que le ha reservado la vida. Es el verso del desesperado, del que no tiene
más compañía que unas inseparables cadenas y una heladora soledad. Y
aún así, el preso quiere hacer de su desdicha un cante; porque en la carcelera
todo es un “quejío”, y por tanto, todo es cante: hasta el dolor más
profundo, hasta el lamento más tímido, hasta la pena más ancha; todo,
todo se convierte en cante. En las letras de las carceleras subyace una
profunda reflexión y crítica del sistema penitenciario imperante en la España
del siglo XIX. Cadenas y grilletes, torturas y tormentos por simples faltas
de disciplina, trabajos forzados, traslados y confinamientos, “cabos de vara”
despiadados, angustiosas esperas en capilla de la llamada del garrote vil.
Estas situaciones inhumanas y deplorables denunciadas amargamente
en las letras de las carceleras pronto llamaron la atención de penalistas,
sociólogos, criminalistas y filósofos que, al igual que ocurrió en otros países
JUICIO AL CINE
6 Asociación de Jueces y Magistrados
Temas jurídico penales en la literatura rusa
del siglo XIX. Parte 3
Dejamos a Turguénev para referirnos a otro
gran escritor ruso, Nicolai Vasilievich Gógol
(1809-1852).
De familia de cosacos ucranios es un autor a
caballo entre el romanticismo y el realismo, pero
escribió un novela titulada, “ Almas muertas”,
o “Las aventuras de Chichikov”, que denominó
“Poema” y que tuvo una gran influencia en la literatura
rusa posterior, a pesar de ser una obra
inacabada.
El “Poema” trata de un extraño personaje,
procedente de la nobleza aunque de origen oscuro,
que fue funcionario, formó parte de una
comisión de obras y trabajó en aduanas, intentando
enriquecerse sin mucho éxito.
Este individuo, llamado Pavel Ivanovich Chichikov,
elabora un plan para dar un “pelotazo
económico”, que no es sino una auténtica estafa
al estado ruso, con apariencia de legalidad, consistente
en comprar siervos muertos (“almas”) a
diversos propietarios, pero que todavía figuran
en el censo como vivos (se renovaba el censo
cada diez años) y por los que sus dueños pagaban
impuestos, para “transferirlos” a la tierras
que concedía el estado ruso a quien tuviese un
determinado número de siervos.
Así, viajando por Rusia en un coche de caballos,
llevado por su cochero Selitán y su criado
Petrushka, Chichikov recorre diversas provincias
para comprar “almas muertas” y llega a establecerse
en la provincia “N”.
Con este original argumento, Gógol, hace
desfilar por su novela caricaturizándolos a un número
de propietarios de su época y señala sus
principales defectos: vaguería, exceso en comida
y bebida, excentricidad y ruinosa economía
hipotecada.
Aprovecha también para censurar las costumbres,
murmuraciones y vida, en general, de
los funcionarios medios y altos de las ciudades
provinciales rusas.
De “Almas muertas” nos interesa ver cómo
el estafador de “cuello blanco” Chichikov llega a
convencer al terrateniente Manilov para que le
venda sus almas muertas quien al final, no sólo
no le cobra precio por ello, sino que hasta corre
con los gastos de la escritura:
[...] “Mi intención es comprar muertos —explicó
Chichikov—, pero que en la relación del
censo consten como vivos todavía”. “Manilov
dejó caer la pipa y, así, boquiabierto permaneció
durante un rato”.
Después de traerle a Chichikov una relación
de siervos muertos, el estafador le dice a Manilov
que ya puede redactar la escritura, pero éste, no
convencido del todo, le dice [...] ”¡Cómo¡ ¿Una
escritura de compra de almas muertas?”.
Con gran frialdad y cinismo Chichikov le contesta:
[...] “Oh no —contestó Chichikov—. En
ella figurarán que están vivos, tal como consta
en la relación del registro. Estoy acostumbrado
a no salirme nunca de lo que marcan las leyes,
a pesar de que esto me presentó grandes quebrantos
en el ejercicio de mi cargo. Pero tiene
que perdonarme, el deber es sagrado para mí.
Ante la ley, enmudezco.”
A pesar de la labia del estafador, Manilov tiene
todavía algún reparo y le dice: [...] “Pero, permítame,
¿no será este asunto o para hablar con
más propiedad este negocio un tanto contrario a
la ley del país y al futuro de Rusia?”.
“Pero Chichikov se limitó a decir —narra Gógol—
que ese asunto no era en modo alguno
contrario a las leyes del país ni al futuro de Rusia,
añadiendo que gracias a ello saldrá beneficiado,
ya que percibiría los derechos reales que legítimamente
le correspondían”.
Después de comprar más almas muertas a
otros propietarios, llegan denuncias por fraude
contra Chichikov, en especial la de falsificación
de un testamento de una mujer rica, deteniéndose
a la individua que la suplantó antes de morir.
Chichikov es detenido también y enviado a
prisión preventiva por orden del Príncipe Gobernador
General de la provincia, implorando nuestro
“héroe” ayuda al contratista Murazov a quien
dice: “…No es la ley lo que temo, ante la ley
sabría hallar recursos. Lo que me produce temor
es que he ido a prisión sin causa alguna”.
Con la ayuda del funcionario corrupto Samovistov,
quien por dinero le proporciona su cofre
con la documentación delictiva, y cambiando a
la detenida por otra persona ignorante de todo
el pastel, así como con la inestimable ayuda de
un avezado abogado que consigue enredar la
denuncia contra Chichikov con asuntos de corrupción
de otros funcionarios y una última intervención
de Murazov con el Gobernador, éste le
deja libre con la condición de que no vuelva más
por la ciudad.
Su valedor Murazov, despide a Chichikov diciendo:
“Piense, no en las almas muertas, sino
en las almas vivas y, con el auxilio de Dios, siga
otro camino.”
De este modo, la burocracia y el embrollo
favorecieron al estafador de “cuello blanco”, al
que detuvieron en el momento que se probaba
“un frac color humo y llama de Navarino”, y a
quien dice el Príncipe Gobernador “Inmediatamente
serás metido en prisión y allí, al igual que
los peores bandidos y malhechores, aguardarás
a que se decida tu suerte. Y aún tienes que estar
agradecido, pues tú eres mucho peor que ellos:
ellos llevan ropa de mujik y en cambio tú…
El Príncipe —dice Gógol— miró el frac de
color humo y llama de Navarino y, levantándose,
tiró del cordel de la campanilla”.
Adolfo Carretero Sánchez
Magistrado de Madrid
europeos, fueron dando, desde el estudio y la crítica, pasos decisivos para
el alumbramiento de las corrientes reformistas en materia penitenciaria. Las
coplas de cárcel suministraron, por tanto, un interesante y decisivo material
de trabajo para el estudioso que deseara conocer en profundidad la historia
de la cultura española, sumergiéndose en el abismo oscuro del sufrimiento
que late en el grito desesperado del cante carcelario.
A veces se quiere poner de relieve el alejamiento del preso no sólo de
su ámbito geográfico peculiar, sino del propio mundo que le rodea, de su
propia humanidad.
Así, las hay que expresan la desazón del que no se siente ser humano, del
que piensa que “la carse es sepultura de hombres vivos”. En muchas se llora
el traslado a prisiones situadas en plazas, islas y colonias africanas, como
Ceuta, Melilla, Chafarinas, Alhucemas, donde a la dureza extrema de los
trabajos forzados se añadía el distanciamiento del preso de sus familias.
También las hay que ponen el acento en la ignominia del prendimiento,
en el momento del ingreso carcelario, cuando se consuma la tragedia de la
libertad, cuando el preso es conducido por los alguaciles a un oscuro mundo
de humillación y soledad.
La discriminación social de la raza gitana también está presente en las
letras de las carceleras. Pobreza y marginación social marcaron su historia
dentro y fuera de las prisiones, y en las cárceles, al duro castigo de los
grilletes y cadenas, se añadió la humillación y vejación hacia una raza considerada
en sí misma como socialmente peligrosa.
No se escapa, por tanto, en las carceleras, la crítica feroz hacia un sistema
penal injusto, discriminatorio y a veces corrompido, que era incapaz
de tutelar los derechos de los pobres, que por ser pobres se sentían más
desprotegidos frente a la Justicia. Esto debió doler entre los condenados de
aquella época más que las torturas y tormentos a que eran sometidos los
presos por las faltas de disciplina.
Con rebeldía y con la legitimación del que está sufriendo en sus propias
carnes los desvaríos de una justicia penal deshumanizada, el preso levanta
su voz también contra los jueces prevaricadores y los escribanos corruptos.
“Cuando el juez me preguntó/ que de qué me mantenía/ yo le contesté:
robando/ como se mantiene Usía”.
“Yo he visto en un tribunal/ condenar a un inocente/ y luego he visto
pasar/ a aquel que hizo la muerte/ y no le jizieron ná”
El valor de la propia vida cobra una dimensión especial en estos cantes
carcelarios. Las esperas en capilla, la visión amarga de una ejecución irremediable,
la angustia de no poder enmendar aquello que ya está hecho,
la denegación de clemencia, la eterna soledad, alcanzan en las carceleras
cotas de un patetismo indescriptible.
“Perdón me pidió el verdugo/ no se lo quise negar/ la Justicia no perdona/
y perdona el criminal.”
Y después de la vida, la libertad. La invocación melancólica y trágica
de este derecho fundamental deviene como consustancial a toda temática
penitenciaria. Pero adquiere en el cante por carceleras una dimensión específica,
perfilada con tintes de un pesimismo popular de una determinada
clase social, la del paria, caracterizada por una peculiar identidad cultural
(continúa en la página siguiente)
El compromiso con los
Jueces de Gonzalo
Moliner, presidente
del Tribunal Supremo
Estimados/as compañero/as:
Tras mi reciente incorporación al Consejo General del Poder Judicial,
quiero haceros llegar, sinceramente, un saludo cordial, al inicio
de esta etapa que afronto con tanta ilusión como responsabilidad. Por encima
de cualquier incidencia coyuntural, deseo expresaros mi firme intención
de contribuir, en la medida en que pueda, a continuar poniendo el Consejo al
servicio de la defensa de la independencia judicial, pues no es otra su razón
de ser. Quiero reconocer al propio tiempo, la labor que en defensa de los
derechos e intereses legítimos de cuantas personas demandan la efectiva
tutela judicial, estáis desarrollando, no pocas veces en condiciones que sólo
se ven superadas por vuestro esfuerzo constante.
Atentamente,
Madrid, julio 2012
Gonzalo Moliner Tamborero
Presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial

“FRANCISCO DE VITORIA”
de clase, que se rebela y se alza contra la injusticia y la pobreza a la que
estaban sometidos los más desposeídos, desarraigados y miserables, en la
Andalucía del siglo XIX.
Es la carcelera la dramática descripción poética del terrible sentimiento
de la pena que ahoga al cautivo, de la angustia que apresa su
ilusión, del grito desesperado del que sufre en silencio la tragedia del
sacrificio de su libertad.
Es la soledad del oscuro calabozo, la penumbra que reina en el espacio
vital donde el preso maldice, día tras día, su suerte; una estrecha
ventana con gruesos barrotes y unas manos arrugadas que se aferran a
sus hierros oxidados; unos grilletes retorcidos que aprietan el cuerpo y el
alma, un manojo de llaves que hacen del carcelero el dueño de la libertad
del presidiario.
Es rojo intenso por el dolor de la sangre derramada por la tortura y el
tormento; de esa sangre que manchó las manos asesinas del verdugo que,
sin temblores, hizo girar con fuerza el palo despreciable del garrote vil.
La añoranza de la libertad marca las horas del preso. El horizonte de
su mirada se pierde en la frialdad de unas oscuras paredes, pero sus
sueños llegan mucho más allá. De que vale desesperarse. La resignación
se va apoderando, poco a poco, de su alma; lo ha perdido casi
todo, pero algo queda en sus recuerdos que le obliga a no perder aún
la esperanza, algo que no le pueden arrebatar: la ilusión de que tarde o
temprano llegará el día en que pueda recobrar su ansiada libertad; el día
en que se levantará definitivamente el velo triste de una noche que se le
ha hecho eterna, el día en el que un hilo de seda blanca prenderá en su
corazón, con fulgores y relumbres fragantes, la llama de la vida.
Aparecerán los colores una tierna mañana de una nueva primavera y
un cielo nítido, intenso, infinito, se le abrirá ante sus ojos de par en par,
paladeando con sus cinco sentidos los aromas de la libertad.
La suave brisa acariciará un duro semblante castigado por la vida; no
importa que allí fuera me espere otra vez el hambre y la miseria; quiero sentir
con fuerza el rugir de las olas, el llanto del viento que me envuelve con
fuerza entre recuerdos imborrables que navegan en un mar de espuma,
canela y sal.
Quiero volver a vivir aquellos momentos de embrujo y amor, cuando
unos ojos negros oscurecían las miradas calientes que se arrebujaban
inquietas junto a la candela. Palmas al compás, sones de guitarra con
melos de tango flamenco y una piel bronceada con aceite y jazmín que
se estira y sublima en una noche eterna de mimbre y cobre, de mandiles
y panderetas, de zambra perfumada con aromas calés, de navajas plateadas
que cortan el aire, desafiantes, al filo de la madrugada, de batas
de lunares, garrotas y pañuelos rojos como la sangre”.
Quiero escuchar aquellas voces quebradas arrancadas de la fragua donde
se forjó el hierro de sus gargantas, y que claven sus “quejíos” en las sombras
que se descubren con el fuego de la hoguera, al abrigo de las estrellas.
José Luis López Fuentes
Magistrado de Málaga
RIP por el Consejo General
del Poder Judicial
Más de treinta años después de la aprobación de la Constitución,
el Gobierno de la Nación ha anunciado, de forma sorpresiva, su
intención de reformar en profundidad el Consejo General del Poder
Judicial, órgano constitucional creado expresamente para garantizar la
independencia del poder judicial frente al resto de los poderes del Estado.
Lejos de promover la despolitización del Consejo, que ha provocado la
actual situación de desprestigio de la institución, reforzando su independencia
y dignidad como órgano constitucional, con la anunciada reforma se pretende
transformarlo en un órgano de segundo nivel, fácilmente controlable,
a cuya cabeza se situaría un presidente con dedicación exclusiva, y unos
vocales no permanentes, sin liberación de funciones judiciales, incapaces
de asumir el ingente trabajo que exige un órgano de gobierno del poder
judicial. Al mismo tiempo se aprovecha para anunciar el recorte de muchas
de sus competencias. Se suprimen numerosas comisiones y se limita, aún
más, su escasa autonomía presupuestaria. Además, se mantiene el control
del sistema de elección de los vocales por los partidos políticos.
El objetivo no parece ser otro que suprimir la autonomía del órgano de gobierno
de los Jueces y Magistrados y garantizar un control absoluto por el ejecutivo del
poder judicial, lo que nos haría retroceder a tiempos preconstitucionales en los que
los Jueces y Magistrados dependían jerárquicamente del Ministerio de Justicia.
Esta asociación formula su más absoluto rechazo a la reforma anunciada, que
entendemos es más producto de un deficiente y apresurado asesoramiento al
Ministro por parte de la Comisión creada para el estudio de la reforma de la Ley
Orgánica del Poder Judicial que de una reflexión serena, lucharemos con todas
nuestros medios contra ella, emplazamos al resto de las asociaciones judiciales a
adoptar una posición común frente a lo que, de confirmarse, constituiría el mayor
ataque a la independencia judicial desde la adopción en España de un sistema
democrático y pedimos la dimisión de los miembros de la Comisión ad hoc de
Reforma de la LOPJ y de la Planta Judicial empezando por su Presidente.
El Comité de Coordinación Nacional de la AJFV
Madrid a 9 de julio de 2012
El permiso para ir al
servicio
Sostuve hace tiempo que uno de los peligros de los Tribunales de Instancia
era que los mismos fueran aprovechados, desde el Ministerio
de Justicia, para ahorrarse definitivamente la partida destinada al pago
de jueces sustitutos. De este modo, por la cómoda vía de la sustitución ordinaria
(no retribuida, o sea, gratis total), a través de los Tribunales de Instancia,
el Ministerio podría suprimir esos ochocientos jueces sustitutos que tanto le
molestan no por su falta de profesionalidad o por la calidad de su trabajo,
sino por tener que pagárselo. Cosa que no ocurre con los jueces titulares, tan
acostumbrados a eso de firmar sin leer, a confiar ciegamente en el funcionario
del juzgado de al lado con tal de que la cosa funcione, y siempre por supuesto
apelando a la responsabilidad y al sentido del deber para actuar por dos, por
tres o por los jueces que hagan falta sin cobrar un solo euro.
Hoy, sin embargo, debo reconocer mi error. No en cuanto a los enunciados
propósitos del Ministerio, que están más claros que nunca, sino en
cuanto a que fueran necesarios los Tribunales de Instancia para materializar
la intención ministerial. El anteproyecto para la reforma de la LOPJ (tanto
en su versión inicial Gallardón, como en su segunda versión Molinero) nos
enseña que no eran necesarios los Tribunales de Instancia para convertir
al juez de trinchera en el apagafuegos de turno; entendiendo por juez de
trinchera al juez en prácticas y al de adscripción territorial (ambos gravísima
y especialmente dañados en su seguridad y sus condiciones de trabajo), al
de juzgado Mixto, al de primera instancia, al de instrucción, al de lo penal,
al de lo mercantil, al de lo contencioso y al de lo social, que añaden un plus
de emoción a sus destinos al convertirse en sustitutos de todos los demás.
¿La especialización? Bien, gracias.
En el indignante punto VI de la exposición de motivos se explica a la
perfección la pretensión del Ministerio: “De aquí que se estén elaborando
nuevas fórmulas que mejoren definitivamente la eficiencia del sistema con
un nuevo modelo de organización judicial. Entre tanto, han de adoptarse
soluciones que permitan aumentar la presencia de jueces y magistrados con
menor coste que el que provocaría los remedios puestos hasta ahora (sic)”.
En Román paladino: que el Ministerio ni va convocar oposiciones para cubrir
la totalidad de la planta judicial ni va a pagar sustitutos; de modo que, hasta
que se instauren los Tribunales de Instancia que permitan repartir todo el
trabajo entre los titulares, se crea la figura de los “planes anuales de sustitución”;
se introducen las comisiones de servicio obligatorias, sin relevación
de funciones y sin retribuir, y se consagran las sustituciones forzosas entre
jueces de los órdenes jurisdiccionales más dispares (v. gr., el de primera
instancia, sustituto natural del de lo penal) así como otras novedosas figuras
que convierten en quimera la inamovilidad judicial, el estatuto básico de los
jueces y el derecho al juez ordinario predeterminado por la ley, convertido en
juez ordinario gratuito predeterminado por el plan anual de sustitución.
Con todo, el culmen del anteproyecto, el mayor de los logros que eternamente
(aún cuando a la postre no fuera finalmente aprobado) deberemos a
nuestro presidente Moliner, es el del permiso para servir. O, si se quiere, para ir
al servicio (activo). En casa, en la calle, o en el campo. Así puede denominarse
este novum genus de permiso, hasta ahora desconocido en el universo jurídico,
y cuyas peculiares características merecen un detallado estudio. Así, se
incardina en el art. 373 de la Ley Orgánica, dentro del capítulo VIII del Título I
del Libro IV (“De las licencias y permisos”), de lo que podemos deducir que, al
menos aparentemente, se trataría de un permiso. Sin embargo, es un permiso
“finalista”, cuyo objeto no es otro que “ausentarse de la sede” para “el estudio
o resolución de causas de especial complejidad, hacer frente a situaciones de
acumulación de asuntos cuando ello no fuese atribuible al rendimiento del solicitante
o cuando las circunstancias concurrentes así lo aconsejaren”. Nos encontramos,
por tanto, ante un permiso que no “interrumpe” la actividad laboral,
sino que la “desplaza”. Esa es su maravillosa esencia, hasta hoy desconocida
fuera de los ámbitos de la esclavitud o del presidio. Así, no hay límite espacial
para este delicioso permiso, y por ello no será raro, en lo sucesivo, divisar en la
playa una torre de expedientes judiciales a orillas del mar y encontrarnos allí a
un compañero estudiando un pleito de obra mientras sus niños le entierran en
la arena; o ver a ese compañero que está en el gimnasio con cinco expedientes,
aprovechando cuatro de ellos para hacer pesas a una mano mientras pone
la sentencia del quinto; o encontrarnos en los probadores de El Corte Inglés
esas previas por alzamiento de bienes que un despistado compañero olvidó
tras ir a pagar los pantalones…La Justicia, más cerca que nunca del ciudadano
y de la ciudadana. Aunque, bien pensado, rectifico. No es un permiso para
ir al servicio. Es un permiso para no salir de él.
Javier Pérez Minaya
Magistrado de Huelva
Después de un año, el alcalde ruega al
concejal que vaya a trabajar
El alcalde de Alcorcón, David Pérez, pidió al concejal de UPyD en el Ayuntamiento, Jesús Gamonal, que acudiese a su despacho al menos una vez
por semana, y le recordó que cobraba por su labor municipal 72.000 euros anuales. El alcalde recordó además que hacía un año que no pasaba
por el despacho que le proporcionó el Consistorio, que puso a su disposición todos medios materiales para realizar su labor, así como que le facilitó
que nombrara un cargo de confianza, a pesar de ser sólo un concejal. La noticia la publicó ABC el 31 de julio de 2012.
Estoy hasta el mismo
peluquín
Creía que lo había visto, oído y leído todo. Pues va a ser que no. Asistimos
mayoritariamente a juntas de jueces para defender nuestro estatuto
orgánico, muchas veces derivado de nuestra condición de poder
del Estado y nos llueven las críticas. No me molesta que el parado, el mileurista
o el funcionario que ha visto reducida su paga o suprimida su extraordinaria
–como a nosotros– nos amoneste. A veces puede ser fruto de la ignorancia.
Lo que me molesta enormemente es que las críticas provengan de hombres y
mujeres que tienen en su trabajo oficial un régimen de incompatibilidades muy
laxo y dedican su tiempo al ejercicio libre de la profesión. De personas que nos
gobiernan que cuentan con prebendas como coche oficial, secretaria particular
o indemnización por cese. O de un ministro o diputado entre cuyos emolumentos
hay dietas que no han de declarar en el IRPF. Estos no pueden incurrir en
el pecado de la ignorancia. Quieren que seamos meros funcionarios, que fichemos
y cumplamos un horario de 37,5 horas. Vale, pero que fichemos todos,
también el catedrático que nos critica, el vocal del CGPJ que nos desdeña y el
ministro y el diputado o Senador. Y cinco días a la semana.
Todavía tenemos que oír a un estólido decir que no hay un estudio económico
que demuestre que faltan jueces en España. No le vale el hecho
objetivo de que estemos en el cuarto lugar por la cola entre todos los estados
miembros del Consejo de Europa en cuanto a número de jueces
por 100.000 habitantes –poco más de 10 por 100.000 cuando la media
europea está en 16 y en Alemania se llega a los 26–. A esos individuos les
parecerá normal que en un juzgado de Instrucción entren 8.000 asuntos
anuales o que haya juzgados que estén señalando a dos años vista. Ya
sabemos quién es el culpable: en los juzgados y salas no se cumple la normativa
sobre el sistema de registro fijado por el CGPJ.
Qué ignorancia. No digo que tengamos algún compañero que sea un
indolente, no los conozco personalmente, pero como diría un gallego, “haberlos
haylos”. Lo que veo a mi alrededor es otra cosa. Gente con una
extraordinaria vocación que dedica su tiempo libre y su familia a trabajar en
pos de una justicia mejor, preocupados por su trabajo y el estudio. Gente
joven que sale de la escuela judicial con ganas tremendas de cumplir la
máxima de Ulpiano –ius suum cuique tribuendi–. Entre todos los que desde
su pedestal nos critican de forma tan injusta están consiguiendo que la
carrera judicial se desmotive, que no vea incentivo en nuestra labor y que
perdamos nuestra independencia a borbotones. Un Estado de Derecho se
funda, entre otras cuestiones, en la existencia de un poder judicial libre e
independiente, alejado de mezquindades, nepotismos y corruptelas. Si no
les interesa, que lo digan, pero que lo digan de frente, con claridad.
El privilegio del juez debe ser el privilegio del ciudadano que acude a los
tribunales. Si las horas de audiencia se limitan a cuatro, si no tenemos un
horario fijado es porque cuando terminamos nuestros juicios, deliberaciones y
el enorme trabajo de oficina que hay en muchos órganos jurisdiccionales, dedicamos
el tiempo más precioso al dictado de nuestras resoluciones. Y nunca
nos ha importado hacerlo fuera del juzgado, en nuestros domicilios, donde la
concentración y el estudio son más fáciles. Ahora, si quieren que cumplamos
un horario y que tengamos el mismo estatuto que un funcionario, que se atengan
a las consecuencias. Me voy a casa con las manos en los bolsillos.
Joaquín González Casso
Magistrado de Cáceres
7

8 Asociación de Jueces y Magistrados
Juicio al cine
El juez y la ley
En 1961 la frescura, la espontaneidad y el riesgo habían ocupado el
cine europeo. Se llamó Nouvelle Vague. “El bello Sergio”, de Claude
Chabrol, “Los 400 golpes”, de François Truffaut, “Hiroshima, mon
amour”, de Alain Resnais, y “Al final de la escapada”, de Jean Luc Godard,
fueron sus puntas de lanza. En Estados Unidos, en 1961, por el contrario,
se mantenía (con grandiosas excepciones, como “El apartamento” o “El
hombre que mató a Liberty Valance”) un cine esclerotizado, un tanto encorsetado,
sin habilidad o fuerza para adaptarse a los nuevos tiempos. En este
ámbito se enmarca “Vencedores o vencidos” (“Judgment at Nuremberg”),
de Stanley Kramer, película que destaca esencialmente por su contenido,
es decir, por los temas que plantea, particularmente relevantes en relación
a la función del juez y al ejercicio de la Justicia, aunque existen en ella
indudables aciertos cinematográficos, en especial un reparto en el que sobresalen
Spencer Tracy, Burt Lancaster, Marlene Dietrich y Judy Garland,
y un desarrollo que, como suele ocurrir con las películas de juicios, resulta
francamente entretenido.
Se cuenta el desarrollo de uno de los juicios de Nuremberg. Aquel en
que se vieron implicados cuatro jueces o fiscales, entre ellos Ernst Janning,
prestigioso jurista que participó en la redacción de la Constitución de la Republica
de Weimar y que llegó a ser ministro de Justicia del III Reich.
La llegada a Nuremberg del presidente del tribunal, Dan Haywood
(Spencer Tracy), nos sitúa en el marco geográfico en el que se desarrollaron
los juicios: una ciudad devastada, en ruinas, repleta de los escombros de los
que salió el neorrealismo italiano.
Iniciada la vista, se describe la situación de la administración de justicia
bajo dicho régimen: aplicación del castigo de actos contra el Estado sin
ninguna consideración objetiva, eliminación de la posibilidad de apelación,
configuración de la raza como concepto legal, aplicación creciente de la
pena de muerte y las esterilizaciones, uso de la esvástica en las togas.
Frente al histrionismo de los abogados, el juez, como suele ser habitual
en el cine norteamericano, es descrito como una persona cabal, mesurada
y ponderada que necesita, no solo como profesional sino como requerimiento
vital, comprender las circunstancias y motivaciones de los hechos
que se someten a su consideración, particularmente si son tan terribles
como los que se describen visual y oralmente en el juicio, para, a partir de
tal valoración, determinar la responsabilidad de los implicados. Como dice
el personaje de Spencer Tracy, la responsabilidad no es algo que se pueda
medir con un compás.
En el transcurso del juicio se plantea una primera cuestión que probablemente
a todos nos ha surgido en alguna ocasión. La posición del juez
ante la ley es incuestionable en un Estado democrático de derecho: la ley
se somete a las exigencias derivadas del necesario respeto a los derechos
humanos y el juez debe aplicarla al estar revestida de legitimidad democrática.
Si se considera que hay algún desajuste en tales vinculaciones de legitimidad,
el ordenamiento jurídico ofrece al ciudadano y al juez instrumentos
para plantearlo. Sin embargo, dicha posición se torna en un dilema diabólico
cuando la ley vulnera esos derechos y el régimen político impone al juez la
obediencia debida, obligándole a su aplicación sin otra consideración que
su literalidad, cualquiera que ésta sea y al margen de sus consecuencias.
¿Debe el juez limitarse a cumplir la ley pues no es su función promulgarla
sino simplemente aplicarla, sacrificando su sentido personal de la Justicia al
orden legal establecido o, por el contrario, ello le hace cómplice y conscientemente
partícipe en un sistema contrario a los derechos humanos y debe
responder por ello? La conclusión del juez Haywood es relatada en una
impactante y solemne secuencia final de la película.
Ello enlaza con un segundo tema: la configuración de la justicia penal
internacional sobre fundamentos que van mas allá de la estructura legal
de cada país y se asienta sobre principios generales e instrumentos comúnmente
aceptados derivados del respeto a la dignidad, lo que le permite
enjuiciar acciones u omisiones que, aún amparados por dicha legalidad nacional,
vulnera aspectos esenciales de la existencia humana.
Son estos principios, en tercer lugar, los que considera por encima de
cualquier cosa nuestro juez protagonista ante las presiones políticas que
recibe de las autoridades norteamericanas al contemplarse una condena excesivamente
severa como un obstáculo para obtener el favor del pueblo alemán,
necesario frente al avance de la influencia soviética. La consideración
de los intereses políticos o geoestratégicos como elemento a valorar por los
gobiernos en su actitud respecto a la violación de derechos fundamentales
por terceros Estados ha sido moneda común a lo largo de la historia, lo es
en la actualidad y lo será en el futuro. Su invocación ante los órganos judiciales,
instándoles a modular la legalidad democrática y su independencia
en beneficio de conveniencias partidistas, territoriales o políticas, nos puede
traer a todos a la mente episodios recientes de la vida española.
Jesús Carlos Galán
Magistrado de Burgos
El sieso
El día 21 de septiembre de 2012, el Magistrado Decano de los Juzgados
de Madrid, José Luis González Armengol, compareció ante
los medios de comunicación social. Lo hizo ante la puerta de entrada
de los de Plaza de Castilla. Explicó qué acuerdos adoptaron. También,
que los compañeros reclamaron la dimisión del presidente del CGPJ, Gonzalo
Moliner, y que, por unos pocos votos, no prosperó la petición equivalente
que afectaba al ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón. Una vez
más, nuestros valerosos compañeros de Madrid se sumaron a la vanguardia
de los jueces de España. Muchas juntas de Jueces procedieron, como
siempre, indiferentes al miedo que atenaza a muchos y al patético egoísmo
que embarga a otros. José Luis González Armengol explicó el hartazgo de
los jueces y su compromiso con la Justicia. Vi sus declaraciones por televisión,
intercaladas en un espacio nocturno de tertulia política. A la emoción
del hecho en sí, quise sumar la que, a buen seguro, me proporcionaría el
comentario de los tertulianos. Dos de ellos, inmediatamente, pidieron la
palabra. El moderador asignó los turnos. Le correspondió hablar en primer
lugar a un catedrático, que lo es de alguna disciplina económica. Quedó
para después el abogado.
El catedrático fue categórico: no existe ningún estudio que aconseje aumentar
el número de jueces. Lo que deben hacer, afirmó, es, trabajar más.
Aseguró, sin llamarlo por su nombre, que con el nuevo sistema (aludiendo
a la NOJ) los jueces habían sido liberados de tantas tareas que, ahora, no
había excusa que valiese. Remató su razonamiento afirmando dos cosas. La
primera: la Justicia debía ser predecible. La segunda: los jueces tenían que
responder de sus actos, no como hasta ahora.
El moderador dio luego la palabra al abogado. Dijo que los jueces ingleses,
además del imperium, tenían la auctoritas de la que carecían los
españoles. Esto es así porque aquellos, antes de incorporarse al gremio,
habían trabajado como abogados. En España, al obviarse esta exigencia
ineludible, tenemos lo que tenemos.
Decir que todas las opiniones son respetables encantaría a un feroz defensor
contemporáneo de las ideas de Hitler o de Stalin. Unamuno dejó
bien claro lo contrario. Me tomé la molestia de escribir un trabajo titulado La
productividad de los jueces en España publicado por Economist & Jurist
en 2007. Sus primeras palabras habrían encantado al economista: “ Los
jueces españoles no trabajan. Los jueces españoles son los responsables
de la lentitud de la Justicia en España. Los jueces españoles necesitan ser
supervisados y controlados para evitar que su contrastada irresponsabilidad
termine por poner al Estado democrático de derecho frente a las cuerdas.
Los jueces españoles se creen una casta especial cuando no son más que
funcionarios, tan corrientes o tan especiales como lo son todos los que se
integran en la función pública. Quizás estas afirmaciones forman parte de
un secreto a medio desvelar, de un discurso escrito hace tiempo pero que
el autor no se atreve a leer. Sin duda, si se pusiesen con claridad sobre la
mesa, encontrarían un eco inmediato en la opinión pública, pues es siempre
grato ver apurado quien manda mucho y con disgusto, al menos, del
El arrepentido,
la arrepentida
¿ Qué
es un arrepentido? ¿Qué es el arrepentimiento? Ambas
cosas son lo que son, pero también pueden ser otras distintas.
Como un gánster que denuncia a los suyos o como Velázquez
cambiando la posición de las patas del caballo montado por Felipe
IV o borrando su bolsa atada al cinturón. El juez arrepentido es una
especie distinta del que tiene arranque de caballo y parada de burro.
Se entenderá mejor con un ejemplo. Cae la noche. El juez, que antes
de adoptar los acuerdos de septiembre de este 2012 trabajaba en su
casa a la luz de luna, lee las ofensas ridículas, las peticiones descabelladas
o los argumentos incomprensibles, que la parte formalizó con
gran esfuerzo tipográfico. El togado, harto de tener paciencia, escribe
con claridad meridiana la réplica que merecen tales asertos. Imprime
su auto o sentencia y lo firma. Rendido por el sueño, se va a dormir.
A la mañana siguiente, recuperada la calma, rompe la sentencia o el
auto o ambos, y sustituye esa respuesta con alguna frase desvaída o
con un prudente silencio.
50% de quienes recurrieron a la
Justicia demandando la tutela de
su derecho, es decir, de la parte
que forzosamente perdió el litigio,
pues si los dos tenían razón, si
la ley estaba del lado de ambos,
aquel no existirá”.
Los datos de entonces valen
para ahora. Ello evidencia el nulo
progreso habido y el mérito que
dan a los hechos quienes se obcecan
en sus prejuicios.
Lo de la Justicia predecible, lo
de la responsabilidad y lo del turno
para todos no merecen mayor
comentario. Aprovecho para decir
que la condena por prevaricación
o es unánime en el tribunal que firma la sentencia, o no debería ser. No lo
exige la ley, sí la naturaleza del delito. Mientras a un magistrado del Tribunal
Supremo le parezca que el proceder del juez imputado tiene amparo legal,
ese juez no debería ser condenado. La prevaricación no puede ser delito
sutil, sino grosero, evidente, indiscutible.
Dicho eso, me interesa destacar, de este esperpento de primates, una
idea que siempre sale a la palestra cuando los jueces debaten sobre si pedir
o no, sobre cómo y cuándo hacerlo. Si ahora que se reclama lo que se
reclama, nos encontramos con críticas como esas, hay que convencerse de
una vez de que, hagamos lo que hagamos, nos enfrentaremos a un muro
de incomprensión. Mala receta es la prudencia pasiva (cobardía activa). En
Cáceres denunciamos pública, reiterada y previamente los defectos de la
NOJ y por eso no se atreven a imputarnos sus resultados.
En fin, hace dos años, decidí buscar la inmortalidad y la fortuna o, al
menos, esta última, convirtiéndome en escritor de éxito. Escribiría “Los Pilares
de la Toga” o “La Toga entre costuras” o “El Capitán Togatriste”. Miguel
Delibes recomendaba presentarse a un concurso literario (y ganarlo),
así que me lancé a hojear al azar algunos libros, uno premiado con el Ojo
Crítico, otro con el Ateneo de Valladolid y otro con el Ciudad de Logroño.
En el primero, el autor empieza “menudas peras tiene”, en el segundo “nos
reunimos algunas chicas para hablar de nuevas formas de masturbarnos” y
en el tercero, su segundo capítulo, se titula “El hombre empieza a morirse
por la polla” (poco, comparado con la trilogía que triunfa ayuntando tanta extremidad)
Me dije ¿qué me queda entonces? Los labios, quizás las yemas
de los dedos, no sé, demasiado elegante. Tal vez deba principiar mi novela
hablando del sieso. Visto lo visto, los jueces, todos los jueces, estamos
expuestos al odioso riesgo de su colonización.
Mariano Mecerreyes Jiménez
Magistrado de Cáceres
El Consejo de la Abogacía
Catalana en contra de la
huelga de los jueces
El Consejo de la Abogacía Catalana (Cicac), que representa a los
14 colegios de abogados de Cataluña advierte de que “una huelga
de jueces puede agravar la imagen y la confianza en la Justicia por
parte del ciudadano y a la vez prolongar el tiempo de los procesos judiciales”
(la noticia la publica Europa Press el mismo 27 de septiembre de 2012).
Los abogados de Cangas de Morrazo (Pontevedra) también protestaron.
Edita: Asociación de Jueces y Magistrados
“Francisco de Vitoria”
Comité de redacción:
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Javier Pérez Minaya
Mariano Mecerreyes Jiménez
Carlos Sánchez Sanz
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