Murcia, Semana Santa 2013 - real y muy ilustre cabildo superior de ...

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Cabos de Andas [Protagonistas de la Semana Santa]
Entrevista a D. José Luis Mendoza,
pregonero de la Semana Santa
de Murcia 2013
1. Ante la situación actual
de crisis moral y material
de esta sociedad, un nazareno
como usted ¿qué nos
puede ofrecer en su Pregón?
2. ¿Qué añadiría o restaría
a la internacional Semana
Santa de Murcia?
por Francisco Nortes Tornel
Frente a las continuas amenazas e injusticias, que se están
cometiendo en nuestra sociedad, fruto de la codicia del hombre
y que ha llevado a España a la ruina económica y a un gran
desenfreno moral, que solo conducen al deterioro de la persona
y de la sociedad, propongo como Pregonero buscar el encuentro
con la persona de Cristo, vencedor de la muerte y el pecado, y
que puede sacar al hombre de todo aquello que le esclaviza (poder,
dinero, sexo, etc.), y hacerlo completamente feliz.
Reconociendo que nuestras procesiones tienen un enorme
interés turístico, tanto de carácter nacional como internacional,
dada la gran riqueza cultural y artística de las mismas, y que
atrae a una ingente cantidad de personas y turistas que enriquecen
la ciudad, para nosotros los creyentes y para todos los
miembros de las cofradías de la Semana Santa de Murcia, las
fi estas de la Semana Santa representan mucho más, pues son
fi estas profundamente religiosas en las que celebramos a Cristo
Resucitado, que es nuestra Pascua, por ello, todos los hermanos
cofrades debemos vivir de manera piadosa y profunda todas las
celebraciones litúrgicas de la misma y los Santos Ofi cios; por lo
demás no añadiría ni restaría nada.
Parece que en muchos falta la comprensión de su signifi cado
profundo, que no es otro que la celebración del Misterio Pascual:
Cristo muerto y resucitado que nos da la vida eterna. Por ello vivir
estos días sinceramente requiere varias cosas: conversión del
corazón, silencio interior y celebración del Triduo Sacro en nuestras
parroquias. La conversión antes que un ejercicio ascético es
la contemplación del amor de Dios que nos da a su Hijo. De ahí
brotan la compunción del corazón, la confesión sacramental, el
ayuno y las obras de caridad, actos que expresan un cambio de
vida y mentalidad. Todo ello requiere un cierto silencio interior:
es necesario acallar los ruidos y los estímulos que nos impiden
entrar dentro de nosotros mismos y quedarnos a solas con Dios:
a eso se refería el Señor cuando dice que rezar hay que entrar en
la habitación y cerrar la puerta. En el silencio descubrimos mejor
nuestra íntima verdad de pecado y gracia y la verdad de Dios
que nos da a conocer su voluntad sobre nosotros. Así dispuestos
descubriremos la necesidad del perdón que se nos otorga en el
sacramento de la Penitencia.