Descargar libreto (PDF) - Zarzuela Oviedo

MIGUEL
¡Gracias a todos!
PADRE VICENTE
(A Miguel.)
Dice bien.
Tal es tu gozo, en este día,
que no existe, en el mundo, quien
pueda igualarte en alegría.
Al ver el campo se diría
que hoy para ti se ha engalanado;
que Murcia entera ha florecido,
y que hasta el cielo se ha vestido
su traje nuevo, de invitado.
Hoy he de darte en el altar,
una mujer. Pero ella encierra
tan pura el alma popular,
que me parece que, al casar,
vas a casarte con la tierra.
Con esta tierra que amo tanto,
con tanto amor y tanta fe
que nunca ya la dejaré,
y a la que al fin me abrazaré
para siempre en el camposanto.
Con esta huerta que se dora
como el racimo en el parral,
y que entreteje en un moral
un alquicel de seda mora.
Con esta tierra de artesanos
que, a la caricia de sus manos,
ven los bancales florecidos,
como hilan oro los gusanos
mientras están adormecidos.
Con esta tierra ribereña
que, cuando va de procesión,
luce su manta algezareña,
su zaragüel y su jubón.
Tierra de moros y barracas;
tierra de azarbes y de aduces.
¡La que entre gritos y alharacas
pone alegría en el festejo
con el petardo y el cohete!
¡La que se aparta del cortejo,
y en la calleja se acomete
sin más castigo que el reflejo
de una navaja de Albacete!
¡La que engalana en sus verbenas
arcos, fachadas y balcones,
con sus claveles reventones
bajo penachos de azucenas!
¡La que a los brazos de una cruz
pone un festón de rosas pálidas,
con los hilillos de oro y luz
que entrelazaron as crisálidas!
¡La huerta que, de improviso,
en lo que abarca un pañuelo,
baja a la tierra el Paraíso,
que antes ocupaba un cielo!
¡La bien regada! ¡En la que corre
más agua que aire respira,
y en la que Murcia se mira
desde el balcón de su torre!
¡La que me enseñó a vivir
y la que enjugó mi llanto!
¡Mirad si miento al decir
que de ella no he de salir
y la abrazaré, al morir,
para siempre en el camposanto!
MIGUEL
¡Muy bien hablado!
PADRE VICENTE
¡Miguelón!
MIGUEL
¡Padre Vicente!
(Se abrazan.)
PADRE VICENTE
¡Llegó el día
en que os eche la bendición!
Como si fuerais sangre mía,
hijos nacidos en mi hogar,
por fin os voy a casar.
(Muy conmovido.)
¡De buena gana reiría!
RETRASAO
Pero nos hace usté llorar.
(Sale CARMELA y la TÍA SABELOTODO.)
TÍA SABELOTODO
Ya está la novia.
CARMELA
¡Es una estrella!
PADRE VICENTE
¡Pues a la iglesia!
MIGUEL
Allí esperamos.
Pero que no tarde, o mandamos
una andas en busca de ella.
TÍA SABELOTODO
¿Eh, señor novio?
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