Descargar libreto (PDF) - Zarzuela Oviedo
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CARMELA<br />
Sorda estoy.<br />
RETRASAO<br />
¡Farfollas!<br />
CARMELA<br />
¡Basta que el amo viene!<br />
RETRASAO<br />
¡Canasta!<br />
¡Eso es peor que una troná!<br />
¡No me cogerá el nublao!<br />
(Echa a correr hacia el foro.)<br />
CARMELA<br />
(Tratando de retenerle.)<br />
¡Pero, simple!<br />
(Va tras él. En la puerta se detiene. Ha sido inútil.<br />
RETRASAO ha desaparecido.)<br />
¡Va espantao!<br />
(Bajando a la escena.)<br />
¡Lo siento! A nada que hubiera<br />
hecho, me habría sacado<br />
un duro... y cuanto quisiera.<br />
¡Si yo lo había ganao<br />
para que él se divirtiera!<br />
(Suspira fuerte y se mete en la casa. Pausa. Por<br />
detrás de la casa, sale MIGUEL que empieza a<br />
poner en orden los útiles de trabajo. En esta<br />
ocupación le sorprende AURORA,<br />
que sale de la casa.)<br />
AURORA<br />
¿Tú aquí, Miguel? ¿Pues no vas,<br />
en una tarde como ésta,<br />
a holgarte con los demás?<br />
MIGUEL<br />
Para mí no es nunca fiesta.<br />
¿Lo es para ti?<br />
AURORA<br />
Jamás.<br />
Yo quiero estar sola.<br />
MIGUEL<br />
Y yo tengo que cuidar el horno.<br />
AURORA<br />
Serás, en todo el contorno,<br />
el único que faltó<br />
a la fiesta.<br />
MIGUEL<br />
Puede ser.<br />
(Nueva pausa. AURORA se ha sentado. Él empieza<br />
a hablar con calor y con entusiasmo.)<br />
¡El horno es un gran tiran!<br />
Tres días aún ha de arder,<br />
y medio olivar murciano<br />
se ha tragado, desde ayer.<br />
Yo, con los brazos abiertos,<br />
gozo arrojando brazadas<br />
de leña, que perfumadas<br />
por el olor de los huertos,<br />
al derrumbarse en la entraña<br />
del hogar y arder ligeras,<br />
aúllan como las fieras.<br />
¡Y el aire huele a montaña,<br />
a olivos y a rastrojeras!<br />
Las paredes se calientan;<br />
forma el humo remolinos,<br />
y crepitan revientan<br />
a chispazos, los espinos;<br />
y en su sitio cada pieza,<br />
tosco aún cada cacharro,<br />
poco a poco, el fuego empieza<br />
a darle color al barro.<br />
¡Me causa orgullo saber<br />
que el barro toma color<br />
porque me han de obedecer,<br />
lo mismo que ha un domador,<br />
la leña, el fuego y la arcilla!<br />
¡Apenas una gavilla<br />
traga el horno, pide más;<br />
luce la luna amarilla;<br />
la noche cierra detrás,<br />
y el horno resopla y brilla<br />
mientras duermen los demás!<br />
¡Y no hay gozo parecido<br />
a la emoción que se siente<br />
cuando, al cumplir la semana,<br />
se abre el horno y, de repente,<br />
se ve el fuerte colorido<br />
de la tosca porcelana,<br />
más azul que el cielo ardiente<br />
de nuestra tierra murciana!<br />
¿Y piensas que lo abandone<br />
por ir de ronda, a cantar<br />
un tonada vulgar<br />
que mi tristeza pregone?<br />
No, Aurorica. No he de ir.<br />
Yo no abandono al que quiero,<br />
y el horno es mi compañero.<br />
De pasarla sin dormir,<br />
pasar la noche prefiero<br />
trabajando en el alfar.<br />
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