El Zurriago Nº 03. Número intermedio - Ateneo de Madrid

el señor O—dell con la artillerFi todo el
grueso de Fi division. Lo primero que h
ro el dicho señor O—da!i fue apoderars
de un barranco y meter la artillería en
el, doizde por las muchas lluvias había
una bara clc barro y lodos; de consiguien
te , los ftcciosos atacaron y con toda
impunidad se apoderaron de la artiile._
ria, dispersaron la dif50 y •se cansaron
de matar españoles libres, conducidos á
aquel sitio por un burro peor» »que el de
mi yesero. A este tiempo el denodado C.
Empezinodo estuho batiendo- los ene—
inigos , arrollandojos y -haciendo la ma
tanza mas horrorosa y cogiencloles mu—
ehos prisioneros; llegando su-valor al es—
tremo de cargarlos i la bayndta,. hasta
las paredes de Brihuega; donde recivió la
noticia de la derrota de Odali, or cuya
razon tubo que retirarse sin haber per
dido trn solo hombre =Vease aqal pues
en esta jornada lucir la bizarria de los
Masones. Si el ministeijo hubiera busca
do un general de conocimientos y no hu
hiera postergado estos á la masones-ra, la—
armas de la patria habrian quedado victos
y no hubierarnos tenido el baldori de
oir’ decir que los Masones hrbran s;do cau
sa de una derrota bergonzos y criminal...
Pero es necesario estar’ en torios los an
tecedentes. Lot» mihcianos que sr han silo—
do en e»ta accion , dicen que los faccio
sos no proclamaban al Rey absoluto, si—