España: ¿un Estado laico? - Arvo Net
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induce a que parezcan existir problemas: "el problema en <strong>España</strong> es la Iglesia<br />
católica, que no es razonable frente a esta cuestión. Quizás necesitemos que haya<br />
más católicos valientes y con coraje".<br />
Cuando uno se instala en la neutralidad, y se autoproclama árbitro de lo<br />
razonable, resulta fácil mantener a raya a los que pretenden imponer sus<br />
convicciones, logrando así imponer las propias sin ni siquiera argumentarlas. Sólo<br />
tendrá patente de razonable quien le dé la razón 1 . La citada Comisión acabaría así, en<br />
aras de tan original pluralismo de pensamiento único, en un remedo de las Cortes<br />
franquistas; como en ellas, nuestro irenista comisionado podrá amonestar a algún<br />
perturbador discrepante (escudriñando previamente, contra el artículo 14 y el 16.2<br />
CE, en sus convicciones religiosas): "por favor, señoría, no me divida la Comisión".<br />
Los vocales conversos acabaron garantizando de este modo un curioso<br />
pluralismo con inevitable vocación de unanimidad. Mientras los que piensan una cosa<br />
la convierten en neutral, los que defiendan la contraria habrán de optar por callarse<br />
educadamente, para evitar la crispación; con la que producen los nombramientos<br />
dentro de la propia carrera, donde no se concede a nadie patente de neutralidad,<br />
parece ser suficiente.<br />
Pienso, pues, que sean cuales sean las simpatías que el laicismo pueda<br />
despertar en cada cual, resultaría injusto achacarle triunfos que le son ajenos. Todo<br />
invita a pensar que los aludidos vocales del Consejo no son laicistas, o al menos no se<br />
saben tales. La obvia discriminación sufrida por el católico de turno puede más bien<br />
deberse, paradójicamente, al déficit de laicidad que es fácil todavía observar dentro de<br />
la propia Iglesia Católica.<br />
Sólo quien profesa la fe del carbonero y, ante problemas que su propia<br />
confesión considera de ética natural, se confiesa incapaz de aportar argumento<br />
racional alguno -descartada la invocación a un sobrenatural argumento de autoridad-<br />
puede considerarse obligado a inhibirse, para que no le acusen de imponer sus<br />
convicciones los que le acabarán imponiendo las propias. Sigue predominando por<br />
otra parte entre los ciudadanos católicos, ante cualquier propuesta política que<br />
contravenga sus convicciones, la exigencia no pocas veces airada de que los obispos<br />
defiendan de inmediato con claridad ante la opinión pública la postura católica; como<br />
si los obispos no fueran tanto sus pastores sino sus representantes políticos. Ignoran<br />
con ello que la polémica política es tarea prioritaria de los fieles <strong>laico</strong>s y no de su<br />
jerarquía eclesiástica.<br />
Con motivo de coloquios suscitados por el proyecto de ley destinado a inventar<br />
el matrimonio homosexual, he llegado a oír más de una vez que la mayoría de los<br />
ciudadanos lo comparten. Nada más ajeno a la realidad. Lo que sí parece cierto es que<br />
casi todos los que suscriben tal opinión, católicos incluidos, se muestran convencidos<br />
de que en cuestiones de ese tipo remitirse a lo que la mayoría pueda pensar implicaría<br />
una rechazable imposición de convicciones; es obligado pues que la minoría imponga<br />
la suya. Hay que reconocer que, para practicar con ejemplar fidelidad este laicismo<br />
autoasumido no hace falta ser miembro de ningún Consejo. Se acepta torpemente<br />
que los que rechazan la milenaria configuración de la institución matrimonial son<br />
asépticamente neutrales y se ahorra uno el debate.<br />
Puede considerarse sintomático, a la hora de evaluar el predominio de este<br />
laicismo autoasumido en los comportamientos individuales de la ciudadanía española,<br />
el hecho sin duda llamativo de que, a diferencia de lo ocurrido en Alemania, Francia 2 o<br />
1 No es extraño el estupor ante lo positivo de los resultados de tan peculiar ética discursiva: aunque<br />
existieran "hondas diferencias", "no impiden que se pueda llegar a acuerdos prácticos con sorprendente<br />
facilidad". Sobre todo, una vez convertido el consecuencialismo en dogma de fe: la postura de la Iglesia<br />
sería "irrazonable" por sus "consecuencias inaceptables": "negar a los enfermos de Alzheimer, Parkinson o<br />
diabetes el derecho a obtener (a la esperanza fundada de obtener) una curación de sus enfermedades". Para<br />
evitar toda confusión, aclara que "lo que aquí se está calificando como irrazonable no es asumir una actitud<br />
religiosa, sino la doctrina de la Iglesia católica" -M.ATIENZA Investigación con embriones: la ética de lo<br />
razonable "El País" 6.III.2003.<br />
2 Un análisis del planteamiento francés desde la perspectiva liberal en P.RIVAS PALÁ Laicismo y sociedad<br />
liberal. Nota sobre la prohibición del 'foulard islamique' en las escuelas francesas "Revista del Poder Judicial"<br />
2004 (73), págs. 217-232. M.SALGUERO detecta una "reafirmación del laicismo militante", que considera a