distorsiones de la sana doctrina - Cuadernos Bíblicos
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hombres y mujeres, cumpliéndose en su ministerio terrenal con el Mesías, <strong>la</strong> profecía<br />
dicha por el profeta Isaías, “POR SUS LLAGAS FUIMOS CURADOS” en nuestras dolencias<br />
físicas, sin olvidar en ninguna manera que fuimos <strong>sana</strong>dos <strong>de</strong> <strong>la</strong> enfermedad <strong>de</strong>l<br />
pecado, que es <strong>la</strong> principal.<br />
Pero no <strong>de</strong>bemos olvidar ni per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista que <strong>la</strong> tarea o misión principal <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia<br />
era y es, NO, el hacer mi<strong>la</strong>gros, si no anunciar el evangelio <strong>de</strong> salvación, y los mi<strong>la</strong>gros<br />
confirmaron <strong>la</strong> aprobación <strong>de</strong> Dios sobre su mensaje como hemos dicho, pero no era el<br />
mensaje en sí. En Mr. 16-17 y 18, leemos que <strong>la</strong>s señales seguirán a los que creen el<br />
evangelio. Preguntamos: ¿Y el evangelio en que consiste? Fundamentalmente en <strong>la</strong>s<br />
gran<strong>de</strong>s realida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>scritas en 1ªCo. 15: 3 y 4, don<strong>de</strong> <strong>la</strong>s señales no aparecen. En<br />
otras pa<strong>la</strong>bras, el evangelio pue<strong>de</strong> existir con po<strong>de</strong>r, y existe in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong>s señales.<br />
Si leemos en Mt. 28:19 y 20; Lc. 24:46 y 47; observamos que <strong>la</strong>s señales no forman<br />
parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> comisión. El apóstol Pablo asegura que <strong>la</strong>s señales eran para los incrédulos<br />
y no para los creyentes (1ªCo. 14:22). La inmensa mayoría <strong>de</strong> los creyentes fuimos convertidos<br />
sin necesidad <strong>de</strong> ver señales, ¿Por qué hemos <strong>de</strong> exigir<strong>la</strong>s ahora? No somos<br />
incrédulos, sino creyentes en <strong>la</strong> Persona <strong>de</strong>l Señor Jesucristo y en su Pa<strong>la</strong>bra.<br />
Para aceptar que el don <strong>de</strong> sanidad y los <strong>de</strong>más dones espectacu<strong>la</strong>res se encuentran<br />
en vigor hoy día, como en los primeros años <strong>de</strong> <strong>la</strong> era apostólica, es lógico que los que<br />
dicen que los poseen, los pudieran hacer como los apóstoles. “CON TODO, LAS SEÑA-<br />
LES DE APOSTOL HAN SIDO HECHAS ENTRE VOSOTROS EN TODA PACIENCIA, POR<br />
SEÑALES PRODIGIOS Y MILAGROS” (2ªCo, 12:12). Así les preguntamos:<br />
¿Dón<strong>de</strong> están los que caen muertos por engañar a <strong>la</strong> iglesia?<br />
¿Dón<strong>de</strong> están los muertos resucitados?<br />
¿Dón<strong>de</strong> están los mordidos por serpientes, y no les pasa nada?<br />
¿Dón<strong>de</strong> están los que toman veneno mortal y fenecen?<br />
¿Dón<strong>de</strong> están los encarce<strong>la</strong>dos por el evangelio y que se les abren <strong>la</strong>s puertas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
prisiones?<br />
ALGO QUE MUCHOS OLVIDAN<br />
“NINGÚN CREYENTE FUE SANADO MILAGROSAMENTE”<br />
Dios en su soberana Voluntad permite <strong>la</strong> enfermedad, como una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
consecuencias <strong>de</strong>l pecado en <strong>la</strong> humanidad, que no po<strong>de</strong>mos evitar, pero<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> misma forma que hemos buscado remedio para nuestra enfermedad<br />
espiritual a través <strong>de</strong>l Señor Jesucristo, así po<strong>de</strong>mos buscar remedio<br />
a <strong>la</strong>s enfermeda<strong>de</strong>s físicas, rogándole con oración <strong>de</strong> fe a El que<br />
nos restaure, pudiendo ser dicha sanidad con o sin <strong>la</strong> ayuda <strong>de</strong>l médico.<br />
Recor<strong>de</strong>mos también que los tales son “autorida<strong>de</strong>s” que Dios pue<strong>de</strong><br />
usar en muchas ocasiones para el bien común, según su p<strong>la</strong>n sobre nuestras vidas. “A<br />
LOS QUE A DIOS AMAN TODAS LAS COSAS LES AYUDAN A BIEN” Recor<strong>de</strong>mos que<br />
en <strong>la</strong> era apostólica cuando aún estaba en vigor el don <strong>de</strong> sanidad “NO CONSTA SE-<br />
GÚN EL NUEVO TESTAMENTO QUE NINGÚN CREYENTE FUERAS SANADO MILAGRO-<br />
SAMENTE”. Siervos <strong>de</strong> fe probada tuvieron que sufrir enfermeda<strong>de</strong>s recor<strong>de</strong>mos al<br />
mismo apóstol Pablo, Timoteo, Trófimo y Epafrodito, no fue <strong>la</strong> voluntad soberana <strong>de</strong><br />
Dios que los apóstoles pudieran ejercer dicho don con los creyentes (1ªTim. 5:23;<br />
2ªTim. 4:20; Fil. 2:26-30).<br />
¿Hay contradicción entre estos hechos y los vs. <strong>de</strong> Mr. 16.17 y 18? Como sabemos <strong>la</strong><br />
Pa<strong>la</strong>bra e Dios no se contradice, sino todo lo contrarios se complementa para nuestro<br />
mejor entendimiento. Así <strong>la</strong> promesas <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>r a <strong>la</strong> luz <strong>de</strong> <strong>la</strong> situación histórica en<br />
que fueron pronunciadas (en ningún lugar se nos dice, que siempre y en todas <strong>la</strong>s circunstancias<br />
suce<strong>de</strong>rían estos mi<strong>la</strong>gros), sin per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista <strong>la</strong>s enseñanzas generales<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> escrituras, <strong>la</strong> soberanía <strong>de</strong> Dios, el lugar y <strong>la</strong> situación.