EL DUENDE 2.pdf - Colegio San Patricio
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Volumen 1, nº 2 El Duende<br />
El cubo<br />
Laura Rivera. 1º Bach<br />
Claudio quería un cubo. No uno de esos que llevan los niños a la playa con la pala y el rastrillo,<br />
sino simplemente un cubo. Igual podía haber querido un cono o una esfera, pero no, Claudio<br />
quería un cubo. Sin embargo no podía ser uno cualquiera, ya que debía estar abierto por una<br />
de sus caras. La verdad es que era un cubo-caja.<br />
Aquel año Claudio esperaba la Navidad con especial ilusión. Llevaba semanas imaginando<br />
todo lo que podría hacer cuando por fin tuviese su cubo-caja. Lo primero que haría sería aparcar<br />
el Ferrari rojo en miniatura que le habían regalado por su cumple. Para ser justos, pasaba<br />
a ser entonces un cubo-caja-garaje.<br />
Y así, de poco en poco, Claudio había construido una larga lista con todo lo que sería su anhelado<br />
cubo. Después de garaje sería el castillo de una de las muñecas de su hermana, después<br />
barco pirata en su bañera, después el caballo sobre el que galoparía un príncipe, después<br />
la granja donde vivirían sus Pokemon, después el océano en el que se pierde Nemo…<br />
En su carta a los Reyes no había escrito nada más. ¿Para qué necesitaba otra cosa, teniéndolo<br />
todo en su cubo? Así que Claudio esperó, confiando en que, dado que su comportamiento se<br />
acercaba bastante a lo que él consideraba “ejemplar”, pronto lo tendría entre sus manos.<br />
Unos días antes, Raquel, la madre de Claudio le había comentado a su marido Enrique que le<br />
preocupaba que Claudio solo quisiese un cubo. Enrique, quitándole importancia con un ademán<br />
de la mano concluyó que eso eran cosas de niños y que ya se ocupaba él del regalo.<br />
Por fin llegó el día. Claudio no cabía en sí de emoción cuando, impaciente, esperaba a que sus<br />
somnolientos padres se despertasen para poder abrir su regalo. Bajo el árbol de Navidad<br />
había varios paquetes envueltos con su nombre, así que Claudio comenzó por aquel que tenía<br />
más pinta de ser lo que andaba buscando. Uno tras otro, Claudio desenvolvió un coche teledirigido,<br />
un videojuego, un par de libros, un bate de béisbol y unas zapatillas nuevas.<br />
Despacio, muy despacio, se giró hacia sus padres, miró hacia arriba para alcanzar sus ojos y<br />
les dijo seriamente: Mamá, Papá, los Reyes se han equivocado, yo quería una caja, y un garaje,<br />
y un castillo, y un caballo, y una granja, y un océano, y…<br />
Enrique le dijo entonces a su mujer, muy bajito y al oído, mientras Claudio continuaba con su<br />
lista interminable: ¿No decías que quería un cubo?<br />
Página 18<br />
“EN SU CARTA A<br />
LOS REYES NO<br />
HABÍA ESCRITO<br />
NADA MÁS.<br />
¿PARA QUÉ<br />
NECESITABA<br />
OTRA COSA?”