Francisco de Quevedo - Sueno de la muerte
Francisco de Quevedo - Sueno de la muerte
Francisco de Quevedo - Sueno de la muerte
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
encías y, poniéndose cada una a <strong>la</strong>s espaldas <strong>de</strong> su ama a entristecer<strong>la</strong>s<br />
<strong>la</strong>s asenta<strong>de</strong>ras, bajar trompicando y dando <strong>de</strong> ojos a don<strong>de</strong> en una sil<strong>la</strong><br />
entre andas y ataúd, <strong>la</strong> llevan los pícaros arrastrando. Antes quiero<br />
estarme entre muertos y vivos pereciendo, que volver a ser dueña. Pues<br />
hubo caminante que preguntando dón<strong>de</strong> había <strong>de</strong> parar una noche <strong>de</strong><br />
invierno yendo a Val<strong>la</strong>dolid, y diciéndole que en un lugar que se l<strong>la</strong>ma<br />
Dueñas, dijo que si había dón<strong>de</strong> parar antes o <strong>de</strong>spués. Dijéronle que no,<br />
y él a esto dijo: "Más quiero parar en <strong>la</strong> horca que en Dueñas", y se quedó<br />
fuera en <strong>la</strong> picota. Solo os pido, así os libre Dios <strong>de</strong> dueñas (y no es<br />
pequeña bendición, que para <strong>de</strong>cir que <strong>de</strong>struirán a uno dicen que le<br />
pondrán cual digan dueñas, mirad lo que es <strong>de</strong>cir dueñas), ruégote<br />
encarecidamente que hagas que metan otra dueña en el refrán y me <strong>de</strong>jen<br />
<strong>de</strong>scansar a mí, que estoy muy vieja para andar en refranes, y querría más<br />
andar en zancos, porque no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> cansar a una persona andar <strong>de</strong> boca<br />
en boca.<br />
Muy angosto, muy a teja vana <strong>la</strong>s carnes, <strong>de</strong>vanado en un cendal, con<br />
unas mangas por greguescos y una esc<strong>la</strong>vina por capa y un soportal por<br />
sombrero, amarrado a una espada, se llegó a mí un rebozado y l<strong>la</strong>móme<br />
en <strong>la</strong> seña <strong>de</strong> los sombrereros:<br />
-¡Ce, ce!-me dijo.<br />
Yo le respondí luego. Lleguéme a él; entendí que era algún muerto<br />
envergonzante. Preguntéle quién era:<br />
-Yo soy el malcosido y peor sustentado don Diego <strong>de</strong> Noche.<br />
-Más precio haberte visto -dije yo- que a cuanto tengo. ¡Oh, estómago<br />
aventurero! ¡Oh, gaznate <strong>de</strong> rapiña! ¡Oh, panza al trote! ¡Oh, susto <strong>de</strong> los<br />
banquetes! ¡Oh, mosca <strong>de</strong> los p<strong>la</strong>tos! ¡Oh, sacabocados <strong>de</strong> los señores!<br />
¡Oh, tarasca <strong>de</strong> los convites y cáncer <strong>de</strong> <strong>la</strong>s ol<strong>la</strong>s! ¡Oh, sabañón <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
cenas! ¡Oh, sarna <strong>de</strong> los almuerzos! ¡Oh, sarpullido <strong>de</strong>l medio día! No hay<br />
otra cosa en el mundo sino confra<strong>de</strong>s, discípulos y hijos tuyos.<br />
-Sea por amor <strong>de</strong> Dios -dijo don Diego <strong>de</strong> Noche-.¡Qué me faltaba para oír!<br />
Mas en pago <strong>de</strong> mi paciencia os ruego que os <strong>la</strong>stiméis, pues en vida<br />
siempre andaba cerniendo <strong>la</strong>s carnes el invierno por <strong>la</strong>s picaduras <strong>de</strong>l<br />
verano, sin po<strong>de</strong>r hartar estas asenta<strong>de</strong>ras <strong>de</strong> griguescos, el jubón en<br />
pelo sobre <strong>la</strong>s carnes, el más tiempo en ayunas <strong>de</strong> camisa, siempre