Francisco de Quevedo - Sueno de la muerte
Francisco de Quevedo - Sueno de la muerte
Francisco de Quevedo - Sueno de la muerte
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
-¡Déjeme a ese bel<strong>la</strong>co <strong>de</strong>shonrabuenos, voto al cielo <strong>de</strong> <strong>la</strong> cama que le he<br />
<strong>de</strong> hacer que se que<strong>de</strong> acá!<br />
Yo estaba colérico y díjele:<br />
-¡Llega y te tornaré a matar, infame, que no pue<strong>de</strong>s ser hombre <strong>de</strong> bien!<br />
¡Llega, cabrón!<br />
¡Quién tal dijo! No le hube l<strong>la</strong>mado <strong>la</strong> ma<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, cuando otra vez se<br />
quiso aba<strong>la</strong>nzar a mí y yo a él. Llegáronse otros muertos y dijeron:<br />
-¿Qué habéis hecho? ¿Sabéis con quién habláis? ¿A Diego Moreno<br />
l<strong>la</strong>máis cabrón? ¿No hal<strong>la</strong>stes sabandijas <strong>de</strong> mejor frente?<br />
-¿Que este es Diego Moreno?-dije yo.<br />
Enojóme más y alcé <strong>la</strong> voz, diciendo:<br />
-¡Infame! ¿Pues tú hab<strong>la</strong>s? ¿Tú dices a los otros <strong>de</strong>shonrabuenos? La<br />
<strong>muerte</strong> no tiene honra, pues consiente que este an<strong>de</strong> aquí. ¿Qué le he<br />
hecho yo?<br />
-Entremés -dijo tan presto Diego Moreno-. ¿Yo soy cabrón y otras<br />
bel<strong>la</strong>querías que compusiste a él semejantes? ¿No hay otros Morenos <strong>de</strong><br />
quien echar mano? ¿No sabías que todos los Morenos, aunque se l<strong>la</strong>men<br />
Joanes, en casándose se vuelven Diegos y que el color <strong>de</strong> los más<br />
maridos es moreno? ¿Qué he hecho yo que no hayan hecho otros mucho<br />
más? ¿Acabóse en mí el cuerno? ¿Levantéme yo a mayores con <strong>la</strong><br />
cornamenta? ¿Encareciéronse por mi <strong>muerte</strong> los cabos <strong>de</strong> cuchillos y los<br />
tinteros? ¿Pues qué los ha movido a traerme por tab<strong>la</strong>dos? Yo fui marido<br />
<strong>de</strong> tomo y lomo, porque tomaba y engordaba; siete durmientes era con<br />
los ricos y grul<strong>la</strong> con los pobres; poco malicioso, lo que podía echar a <strong>la</strong><br />
bolsa no lo echaba a ma<strong>la</strong> parte. Mi mujer era una picaronaza, y el<strong>la</strong> me<br />
disfamaba, porque dio en <strong>de</strong>cir "Dios me le guar<strong>de</strong> al mi Diego Moreno,<br />
que nunca me dijo malo ni bueno", y miente <strong>la</strong> bel<strong>la</strong>ca, que yo dije malo y<br />
bueno ducientas veces. Y si está el remedio en eso, a los cabronazos que<br />
hay agora en el mundo <strong>de</strong>cil<strong>de</strong>s que se an<strong>de</strong>n diciendo malo y bueno a<br />
sus mujeres, a ver si les <strong>de</strong>smocharán <strong>la</strong>s testas y si podrán restañar el<br />
flujo <strong>de</strong>l hueso. Lo otro, yo dicen que no dije malo ni bueno; y es tan al<br />
revés, que en viendo entrar en mi casa poetas <strong>de</strong>cía "¡malo!", y en viendo<br />
salir ginoveses <strong>de</strong>cía "¡bueno!"; si vía con mi mujer ga<strong>la</strong>ncetes <strong>de</strong>cía<br />
"¡malo!"; si vía merca<strong>de</strong>res <strong>de</strong>cía "¡bueno!"; si topaba en mi escalera