Romina Celeste Metti - CCT CONICET Mendoza
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Capítulo 103: 841-847<br />
Destrucciones espontáneas y velocidades bélicas:<br />
dictados del pensamiento<br />
<strong>Romina</strong> <strong>Celeste</strong> <strong>Metti</strong><br />
En Víctor M. Castel y Liliana Cubo de Severino, Editores (2010)<br />
La renovación de la palabra en el bicentenario de la Argentina.<br />
Los colores de la mirada lingüística.<br />
<strong>Mendoza</strong>: Editorial FFyL, UNCuyo.<br />
ISBN 978-950-774-193-7
Destrucciones espontáneas y velocidades bélicas:<br />
dictados del pensamiento<br />
<strong>Romina</strong> <strong>Celeste</strong> <strong>Metti</strong><br />
Facultad de Filosofía y Letras, UBA<br />
Buenos Aires, Argentina<br />
rominametti@gmail.com<br />
Resumen<br />
La renovación de la palabra / 842<br />
Los cambios provocados en la historia del pensamiento a partir de la revolución industrial y, luego,<br />
con el advenimiento de la primera Guerra Mundial, generaron las contestaciones artísticas más<br />
prolíficas del siglo XIX. Uno de los movimientos del período fue el fundado por el ideólogo, poeta y<br />
editor italiano Filippo Tommaso Marinetti, cuyo primer manifiesto -publicado por el diario Le Fígaro<br />
en 1909- sentaría las bases del Futurismo y anticiparía los primeros argumentos conceptuales para<br />
su revolución tipográfica. La premisa que regía la contienda futurista contra las formas tradicionales<br />
fue la de otorgar libertad a la palabra. Utilizando una serie de metáforas y oposiciones asociadas con<br />
la materia, el hombre, la velocidad, la agresión, la guerra y la literatura, Marinetti y sus acólitos<br />
levantaron un furioso inconformismo respecto de la racionalidad y el criterio lineal planteados hasta<br />
el momento. Nuestra intención será estudiar las transformaciones generadas en la interfase de la<br />
palabra a partir de los fundamentos futuristas, utilizando como corpus los manifiestos publicados<br />
por el Futurismo y abordando las nociones más paradigmáticas del movimiento. Por otro lado, el<br />
estudio de las funciones otorgadas a cada clase de palabra y su interacción dentro del texto darán<br />
cuenta de los fines últimos del Futurismo, tales como los efectos de ritmo y velocidad y pretensión de<br />
libertad discursivas.<br />
Introducción<br />
Los cambios provocados en la historia del pensamiento a partir de la revolución industrial y, luego,<br />
el advenimiento de la primera Guerra Mundial, generaron las contestaciones artísticas más prolíficas<br />
del siglo XX. Uno de los movimientos del período fue el fundado por el ideólogo, poeta y editor italiano<br />
Filippo Tommaso Marinetti, cuyo primer manifiesto, publicado por el diario Le Fígaro en 1909,<br />
sentaría las bases del Futurismo y anticiparía los primeros argumentos conceptuales de su revolución<br />
tipográfica. La premisa que regía la contienda futurista contra las formas tradicionales fue la de<br />
otorgar libertad a la palabra. Utilizando una serie de metáforas y oposiciones asociadas con la materia,<br />
el hombre, la velocidad, la agresión, la guerra y la literatura, Marinetti y sus acólitos levantaron un<br />
furioso inconformismo respecto de la racionalidad y el criterio lineal planteados hasta el momento, no<br />
sólo por poetas sino también por académicos e intelectuales de las más diversas especialidades.<br />
Dentro de un contexto en el que el diseño gráfico aún no se había constituido como práctica<br />
comercial, la experimentación tipográfica llevada a cabo por Marinetti dio lugar a una serie de<br />
novedosas aplicaciones de la comunicación gráfica, problematizando las normas gramaticales y<br />
sintácticas y dirigiendo así su producción hacia la experimentación literaria. Su rechazo hacia el<br />
simbolismo y la condena que proclamaba contra los poetas que rendían culto al amor y a la<br />
sensibilidad, contribuyen a justificar el carácter revolucionario de su intervención: la industria y la<br />
producción literaria no habrían podido convivir en un mismo papel de no haber sido por su acérrimo<br />
propósito de liberar al lenguaje de los límites impuestos por la gramática, el estilo y la convención.<br />
La siguiente ponencia forma parte del panel llamado “Escritos al margen: la palabra después de la<br />
revolución”, y busca ofrecer una contribución sobre los modos de transformación de la palabra, desde<br />
una perspectiva poco atendida (en ocasiones, ignorada) por la lingüística: el diseño gráfico. En esta<br />
oportunidad estudiaremos la revolución tipográfica emprendida por el futurismo a través de sus<br />
manifiestos, y cómo cada una de sus premisas construye un nuevo sistema para comunicar desde lo<br />
gráfico. Por último, otro de los aspectos a atender será la aplicación de un campo semántico con<br />
nociones técnicas propias de la Revolución Industrial y la guerra.<br />
Manifiesto, o la máquina de dominar<br />
Asociamos un manifiesto con el inicio de un movimiento: con su presentación pública, con la<br />
divulgación de sus principios y objetivos, con la construcción de un programa con proyección, con la<br />
búsqueda de nuevos adeptos. Esta no parece haber sido precisamente la intención de Marinetti quien,<br />
en su “Manifiesto Futurista” (1909), no duda en repudiar explícitamente los valores tradicionales y los<br />
vicios de la poesía de su época, exaltando el dinamismo de la vida moderna, el progreso representado<br />
por la máquina y la guerra y la violencia como afirmación de la individualidad, todos ellos motivos<br />
poco seductores para la sensibilidad propia del paradigma artístico anterior. Un año más tarde, en su<br />
“Manifiesto de la literatura futurista”, insiste con el poder que representan el peligro, la guerra y la<br />
Castel y Cubo, Editores (2010)
843 / Destrucciones espontáneas y velocidades bélicas: dictados del pensamiento<br />
violencia, y condena a los museos, las universidades, las mujeres y la moral convencional. En el<br />
fragmento 11 del citado manifiesto, se lee:<br />
(…) El calor de un pedazo de hierro o de madera es para nosotros en lo sucesivo más apasionante que la<br />
sonrisa o las lágrimas de una mujer. (…) Nos gritan: “Vuestra literatura no será bella!” ¡No lograremos las<br />
sinfonías verbales de los armoniosos balanceos y de las cadencias tranquilizantes! Por supuesto. ¡Qué suerte!<br />
Nosotros utilizaremos, por el contrario, todos los sonidos brutales, todos los gritos expresivos de la vida violenta<br />
que nos rodea. Hagamos valerosamente el “bruto” en literatura y matemos por todos los sitios la solemnidad.<br />
¡Vamos! ¡No adoptéis esos aires de grandes sacerdotes al escucharme! ¡Es necesario escupir cada día sobre el<br />
Altar del Arte! ¡Nosotros entramos en los dominios ilimitados de la libre intuición! ¡Después del verso libre, he<br />
aquí finalmente las palabras en libertad! 1<br />
En su primer manifiesto, Marinetti expuso lo que se convertiría en una de las premisas más<br />
practicadas por los futuristas: la liberación de la palabra, producto de su experimentación tipográfica,<br />
de la destrucción de la sintaxis y de la ruptura con las generaciones de poetas cultoras de la<br />
sensibilidad y el romanticismo. A la idea de liberación se unen las de dinamismo, movimiento y<br />
transformación:<br />
(…) el lirismo es la exquisita facultad de emborracharnos con vida, de llenar la vida de la embriaguez de<br />
nosotros mismos. La facultad de convertir en vino el agua turbia de la vida que se arremolina y nos engulle. La<br />
capacidad de colorear el mundo con los colores exclusivos de nuestras cambiables personalidades. 2<br />
Es esta naturaleza versátil la que hace de la poesía futurista una creación sin fecha de<br />
vencimiento: muchos de los poemas de Marinetti parecen haber sido escritos para corresponderse con<br />
eventos contemporáneos e incluso ser imperecederos al paso del tiempo. La materia prima de sus<br />
versos y manifiestos -la guerra y la revolución industrial fundamentalmente- fue interpretada<br />
morfológicamente por Marinetti: los cuerpos y estilos tipográficos, la disposición del texto en la hoja, la<br />
ausencia de puntuación y la falta de niveles de lectura ordenados, propone una recreación de la<br />
realidad desde lo gráfico. Así, a través del resaltado de palabras, la repetición de vocales y consonantes<br />
y la deformación de las letras, entre otros, se busca reproducir el caos, la violencia, la velocidad, la<br />
libertad.<br />
En la medida en que se le otorga a las palabras el atributo de la movilidad, el texto futurista<br />
adquiere un dinamismo inusitado dentro de la tradición poética: se dejan ríos entre las palabras, varía<br />
el cuerpo tipográfico en momentos de tensión o creciente importancia, se crean morfologías<br />
discursivas, se ignoran las pautas de escritura, etc. Este producto final no es caprichoso, sino que<br />
responde a la lógica espontánea del habla: las mismas interrupciones, fallidos, equivocaciones, e<br />
incluso silencios que ocurren durante la conversación, se reproducen en la poesía como la<br />
recuperación de las facultades que Marinetti busca alimentar en el ser futuro. Estos propósitos<br />
quedan claros con el hipotético caso de un sujeto que relata sus impresiones acerca de una<br />
revolución, la guerra o un terremoto:<br />
En principio, destruirá brutalmente la sintaxis de su discurso. No pierde tiempo en armar oraciones. La<br />
puntuación y los adjetivos apropiados no significan nada para él. Despreciará las sutilezas y los matices del<br />
lenguaje. Sin aliento, arremeterá contra los nervios de los demás con sensaciones visuales, auditivas, olfativas,<br />
tal como le lleguen. El torrente del vapor de la emoción hará estallar la tubería de vapor de la oración, las<br />
válvulas de la puntuación y la grampa adjetiva. Puñados de palabras esenciales sin orden convencional. Única<br />
preocupación del narrador: transmitir cada una de las vibraciones de su ser. 3<br />
Nótese que en este fragmento aparece una serie de términos alusivos a la industria que se asocian<br />
a la experiencia sensitiva: vapor, tubería, válvulas, grampa, vibraciones. La poesía futurista no busca<br />
la metáfora estética ni la delicadeza asociativa: su intención es resignificar el vínculo insoslayable que<br />
une la vida cotidiana a lo técnico, unión que materializa el progreso a través de la anulación del<br />
imaginario simbolista y la exaltación de los valores de poder y dominación. Si bien estos no se<br />
explicitan por su nombre, sí aparecen como la expresión de una voluntad totalizadora, que no está<br />
dispuesta a negociar los términos de un pacto cultural con las diversas corrientes creadoras: el<br />
Futurismo busca acabar con todo aquello que es producto de una generación espontánea y natural,<br />
sensiblemente humana y vinculada con las impresiones artísticas. Para hacer aún más evidente su<br />
desprecio por el arte clásico, construye comparaciones que exaltan el valor de lo técnico en detrimento<br />
de las grandes obras. En el fragmento número 4 del “Manifiesto Futurista”, se lee:<br />
Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la<br />
velocidad. Un automóvil de carreras con su capó adornado de gruesos tubos semejantes a serpientes de aliento<br />
explosivo...un automóvil rugiente que parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de<br />
Samotracia. 4<br />
El concepto de belleza, uno de los más controvertidos en disciplinas como la estética y la historia<br />
de las ideas, se resuelve de una manera tan insurrecta como reveladora: lo bello está allí donde nadie<br />
lo busca, en los objetos cotidianos, en aquellos actos que no han sido creados para atraer y causar<br />
placer, sino como herramientas que vinculan al sujeto con el mundo. Por otro lado, ya no es atributo<br />
del arte ser ‘lo bello’, ‘lo inmaculado’, ‘lo sublime’, sino que se trata de un producto de la agresión que<br />
debe ser capaz de vivir en lo absoluto, trascender las categorías de evaluación estética e imponerse al<br />
hombre como un violento asalto contra la “fétida gangrena de profesores, de arqueólogos, de cicerones<br />
y de anticuarios”. 5 Para no dejar incompleta su dedicatoria, Marinetti no tiene reservas a la hora de<br />
mostrarse, también, misógino, condenando a la mujer por su naturaleza nociva e imperfecta. Y en<br />
<strong>Romina</strong> <strong>Celeste</strong> <strong>Metti</strong>
La renovación de la palabra / 844<br />
lugar de todo ello, propone “glorificar la guerra -única higiene del mundo-, el militarismo, el<br />
patriotismo, el gesto destructor de los libertarios, las hermosas ideas por las que se muere”. 6 Estos<br />
valores esbozan parte de la simpatía que sentía Marinetti por el régimen fascista, además de la íntima<br />
amistad que sostenía con Mussolini. 7<br />
Uno de los aspectos singulares de los manifiestos futuristas es el modo de construir su<br />
destinatario: no se dirigen hacia aquellos de los cuales buscan aprobación y adhesión, sino hacia sus<br />
opositores, reafirmando así el escandaloso poder de la palabra futurista, que no siente timidez ni pide<br />
permiso, sino que avanza cual tanque sobre los escombros de una guerra que nació para ser perdida,<br />
un futuro que caducó antes de seducir al mundo con su promesa. Sin embargo, Marinetti nunca<br />
buscó ser comprendido por la multitud; sólo deseaba que aquella sintiera el ruido del futuro en sus<br />
poemas.<br />
La escritura del futuro: sentir el golpe<br />
En un futuro no muy lejano será posible que las personas sean parte de la realidad virtual como<br />
protagonistas, de modo que no resulta descabellado que el Futurismo haya fantaseado con el<br />
dinamismo de las palabras sobre el papel, entendiéndose dinamismo en su sentido más literal:<br />
palabras que, liberadas de todo límite y convención, sugiriesen la idea de movimiento. Del mismo<br />
modo, no sería absurdo que un Futurismo actual pretendiese crear intervenciones físicas sobre lo<br />
discursivo, en donde las palabras pudiesen ser reordenadas por el lector al momento de la lectura,<br />
reinventando así las creaciones originales de los escritores, una suerte de ‘Elige tu propia aventura’ en<br />
versión siglo XXI. En cualquier caso, las ambiciones de los futuristas no podrían justificar mejor el<br />
vanguardismo atribuido al movimiento.<br />
La destrucción de la sintaxis no es un intento de hermetismo ni el otorgamiento de exclusividad a<br />
un selecto grupo de lectores, sino una consecuencia directa de la liberación de la palabra: en la<br />
medida en que el sujeto escribe tal como siente y vive, las prioridades gramáticas serán reordenadas<br />
atendiendo al sentido de la experiencia, y no ya a la norma. Sin embargo, dice Marinetti: “Cuando<br />
hablo de los canales de la sintaxis, no soy ni categórico ni sistemático. Será posible hallar rastros de la<br />
sintaxis convencional e incluso de verdaderas oraciones lógicas dispersas entre las palabras en<br />
libertad de mi lirismo desencadenado”. 8 El objetivo es, entonces, aprovechar todo el potencial<br />
expresivo del lenguaje y traducir verbal y textualmente el producto de la imaginación. Sin embargo, la<br />
materia discursiva no es suficiente, sino que debe ser reinterpretada en términos gráficos, adoptando<br />
su naturaleza y sentido forma fieles al contenido expresado.<br />
La poesía futurista puede ser entendida como un objeto, una sucesión de imágenes textuales, y no<br />
sólo por su forma sino también por el tipo de asociaciones mentales que provoca:<br />
Las imágenes no son flores que se eligen con parsimonia, como dijo Voltaire. Son la sangre misma que corre por<br />
las venas de la poesía. La poesía debe ser siempre una secuencia ininterrumpida de imágenes nuevas, o de lo<br />
contrario es mera anemia y clorosis. Cuanto más amplias sean las afinidades de las imágenes, durante más<br />
tiempo mantendrán su poder de asombrar. 9<br />
La recopilación Zang Tumb Tumb (1914) y el libro Les mots en liberté futuriste (1919) son casos<br />
ejemplares de la experimentación gráfica iniciada por Marinetti: los dibujos hechos con letras, los<br />
fragmentos de discursos, las palabras destacadas y las formas de las onomatopeyas, entre muchos<br />
otros recursos, hacen de estos libros una obra para ser vista más que leída. En Les mots en liberté<br />
futuriste, “Marinetti hizo collages de letras y extractos que conforman un estado de violenta agitación<br />
en que las palabras se movían con la rapidez de los trenes, los aviones, las olas y los átomos que<br />
inspiraban a los futuristas”. 10 Nuevamente, las comparaciones generan un diálogo entre lo discursivo<br />
y lo industrial, entendiendo a la palabra como un ente animado que trasciende su función de<br />
comunicar.<br />
Confluyen en la hoja universos eclécticos que ofrecen al espectador-lector un acercamiento distinto<br />
a las realidades de la época: la figura del poeta -el ‘yo’- queda anulada; se implementa un sistema de<br />
señalización especial para los adjetivos (a través de paréntesis y corchetes); se reproducen los rasgos<br />
físicos de los objetos en el texto y se repiten vocales y consonantes con la intención de reproducir un<br />
ruido. Dos poemas del libro Zang Tumb Tumb, “Bombardeo” y “Balance de las analogías”, son claras<br />
muestras de la aplicación de estos recursos, y anticipan el movimiento de poesía concreta, que<br />
justamente interpreta a la poesía como un objeto verbo-visual. Ambos poemas recogen las impresiones<br />
de Marinetti acerca del sitio de Adrianópolis durante la primera Guerra Balcánica (1912-1913), del<br />
cual participó como voluntario. En “Balance de las analogías” se lee: 11<br />
(4ta suma)<br />
+ orquesta + paseo-del-coloso + taller<br />
ensancharse círculos concéntricos de reflejos plagios<br />
ecos risas niñas flores pitidos-de-vapor esperas<br />
plumas perfumes hedores angustias (INFINITO<br />
MONÓTONO PERSUASIVO NOSTÁLGICO) Estos<br />
pesos espesores rumores olores torbellinos moleculares<br />
cadenas redes pasillos de analogías con-<br />
Castel y Cubo, Editores (2010)
845 / Destrucciones espontáneas y velocidades bélicas: dictados del pensamiento<br />
currencias y sincronismos ofrendarse ofrendarse ofrendarse<br />
ofrendarse como regalo a mis amigos poetas pintores<br />
músicos y rumoristas futuristas<br />
zang – tumb – tumb – zang – zang<br />
tuuumb tatatatatatatata picpacpam<br />
pacpacpicpampampampac uuuuuuuuuuuuuuuu<br />
En este fragmento es claro el uso que le dan los futuristas al adjetivo: sostienen que debe aplicarse<br />
en la menor medida posible ya que implica una restricción a la intuición, compitiendo así con el poder<br />
del sustantivo:<br />
Uno debería tratar los adjetivos como señales ferroviarias de estilo, emplearlos para marcar el ritmo, las<br />
demoras y las pausas al andar. (…) Lo que llamo ‘adjetivo semafórico’, ‘adjetivo faro’ o adjetivo atmósfera’ es el<br />
adjetivo separado de los sustantivos, aislado entre paréntesis. Así se transforma en una especie de sustantivo<br />
absoluto, más amplio y más potente que el sustantivo propiamente dicho. 12<br />
En “Balance de las analogías”, 13 los tres adjetivos destacados en negrita y en mayúscula funcionan<br />
como una interrupción dentro del poema, una suerte de nota al pie que ofrece al lector información<br />
sobre la naturaleza bélica del escenario: los adjetivos no modifican simplemente a los sustantivos<br />
precedentes, sino que alcanzan a todas las palabras del poema. Por otro lado, aparece en este poema<br />
una mención explícita acerca de lo que significa la guerra para el Futurismo: se trata de la ofrenda que<br />
le sirve de materia prima, la condición de posibilidad que transforma un fenómeno real en un poema<br />
visual.<br />
Por otro lado, en “Bombardeo” hay una insistencia discursiva mayor en el detalle, en los primeros<br />
planos de fragmentos e imágenes aisladas, y una búsqueda sonora traducida en la repetición de<br />
vocales y consonantes:<br />
locos alborotadísimos agudos de la batalla Furia agobio<br />
orejas ojos<br />
narices abiertos atentos<br />
venga qué gozo ver oír husmear todo todo<br />
tara-tatatata de las ametralladoras chillar a más no poder<br />
bajo mordiscos boffffetones traak-traak fustazos pic-pac<br />
pum-tumb chiffffladuras saltos altura 200 m de la<br />
fusilería Allá lejos al fondo de la orquesta charcas<br />
chapotear bueyes búfalos puyas<br />
carros pluff plaff encabritándose caballos<br />
flic flac zing zing chaaaack rientes relinchos hiiiii…Pataleos<br />
tintineos 3 batallones búlgaros en marcha<br />
crooooc-craar (LENTOS DOS TIEMPOS) Shumi<br />
Maritza o Karvavena crooooc craaac gritos de los oficiales<br />
entrecccchocar como plattttillos de lattttón pam por<br />
aquí pack por allí ching buum ching chack (PRESTO)<br />
chachachachachaak arriba abajo allí alrededor en lo alto cuidado<br />
en la cabeza chaack bello Llamas<br />
llamas<br />
llamas llamas<br />
llamas llamas<br />
llamas candilejas de los fuertes dellamas<br />
llamas<br />
El poema tiene un tiempo que se encuentra marcado por las aclaraciones entre paréntesis: “(…)<br />
ponemos entre paréntesis indicaciones tales como (rápido) (más rápido) (más lento) (tiempos de dos<br />
compases) para controlar la velocidad del estilo”. 14 De modo que se ofrece un protocolo de lectura para<br />
respetar de la manera más fiel posible, la naturaleza de lo narrado. Las impresiones de la guerra no se<br />
suceden, sino que ocurren de modo simultáneo, y es por eso que la forma más adecuada para su<br />
relato es aquella en la que se sugiere la morfología de su temporalidad: el encuentro con los órganos<br />
desparramados por el campo de batalla es también la agudización de los sentidos, el alerta; el placer<br />
que provoca el sonido de las descargas es también el riesgo de ser la víctima de los proyectiles; el<br />
relincho de los caballos es también la inminente llegada del enemigo. Y luego las llamas: aparecen en<br />
el medio de la hoja, al costado, un poco más abajo y luego al final, centradas. El poema es un mapa<br />
con coordenadas, una ilustración con ubicaciones, un texto con imágenes. El poeta se apropia del<br />
espacio en blanco para reproducir la gloria, la adrenalina, la victoria, la velocidad…la historia<br />
<strong>Romina</strong> <strong>Celeste</strong> <strong>Metti</strong>
La renovación de la palabra / 846<br />
devenida fetiche. El poema se mira, se huele, se toca. El poeta sonríe: se ha librado de la esclavitud de<br />
la fórmula.<br />
Conclusiones<br />
La transformación de la palabra está dada por su uso y funcionalidad: no se busca generar placer o<br />
comunicar un acontecimiento, sino reproducir la experiencia del que escribe. Y para ello Marinetti se<br />
sirve de la versatilidad que encuentra en la tipografía, en la infinita gama de posibilidades que ofrece el<br />
color, en los variados recursos gráficos que son aplicables a un poema. Marinetti traduce la guerra a<br />
un formato ruidoso-verbal, convierte la máquina y las armas en un tangible hecho de lenguaje, hace<br />
de la velocidad un insoslayable sentido de la lectura, como si todo lo que dibujara sobre el papel<br />
pudiese estar en lugar de la guerra, la máquina, las armas y la velocidad mismas.<br />
Existe una consciencia sinestésica acerca de la morfología de las palabras: el infinitivo es redondo,<br />
mientras que el resto de los tiempos verbales son triangulares, cuadrados u ovalados, reflexión que<br />
sugiere la movilidad y el dinamismo natural del primero, y la naturaleza estática de los siguientes que,<br />
privados de superficies curvas, no son capaces de deslizarse por sí mismos y generar en el poema la<br />
sensación de continuidad y armonía semántica. En definitiva, metáforas para ilustrar que el futuro no<br />
es un tiempo verbal, sino un estado de la existencia, una forma de vivir e interpretar la realidad.<br />
Jesús Martín Barbero (1987: 30), analizando la experiencia y la técnica como instancias de<br />
mediación entre las masas y la cultura, cita a Benjamin cuando sostiene que la experiencia es la clave<br />
para interpretar el vínculo entre los sujetos y la técnica:<br />
No se puede entender lo que pasa culturalmente en las masas sin atender a su experiencia. Pues a diferencia<br />
de lo que pasa en la cultura culta, cuya clave está en la obra, para aquella otra la calve se halla en la<br />
percepción y en el uso. (…) El narrador toma lo que narra de la experiencia, de la propia o de la que le han<br />
relatado. Y a su vez lo convierte en experiencia de los que escuchan su historia.<br />
Benjamin estudia la modernidad a través de la percepción, recuperando lo que sucede en las<br />
calles, en las fábricas, en los cines y en la literatura: el objeto está allí, acontece independientemente<br />
de la voluntad de los sujetos, no es una creación del escritor. El método de Marinetti funciona con la<br />
misma lógica: busca la huella común de la experiencia, el diálogo entre la invención industrial y los<br />
avatares históricos. Y la variación del fenómeno en términos de intensidad, temporalidad, seriedad o<br />
adjetivación, se traduce tipográficamente. La explicación de Marinetti sobre estos aspectos es más que<br />
precisa:<br />
Emprendo una revolución tipográfica contra la idea bestial y nauseabunda del libro de poesía de estilo<br />
anticuado y D’annunziano, en papel del siglo XVII hecho a mano y bordeado con yelmos, Minervas, Apolos,<br />
elaboradas iniciales rojas, vegetales, listones misales mitológicos, epígrafes y números romanos. El libro debe<br />
ser la expresión futurista del pensamiento futurista. Y no solo eso. Mi revolución es contra lo que se da en<br />
llamar la armonía tipográfica de la página, que es contraria al flujo y al reflujo, a los saltos y estallidos de estilo<br />
que recorren la página. Por lo tanto, en la misma página utilizaremos tres o cuatro colores de tinta, o incluso<br />
veinte caracteres de letra distintos si es preciso. Por ejemplo: bastardilla para sensaciones semejantes o raudas,<br />
negrita para las onomatopeyas violentas, etcétera. Con esta revolución tipográfica y esta variedad multicolor de<br />
las letras me propongo redoblar la fuerza expresiva de las palabras. 15<br />
Tomás Maldonado, uno de los precursores del arte concreto en la Argentina y un acérrimo<br />
detractor de “la nefasta polilla existencialista o romántica, (…) los subpoetas de la pequeña llaga y del<br />
pequeño drama íntimo”, 16 sostiene en su “Manifiesto Invencionista” (1946) que lo Bello ha llegado a su<br />
fin: “ahora se impone la física de la belleza”. 17 En esa fusión de conceptos se sintetiza fielmente el<br />
tachón que el futurismo ha dibujado en los anales de la poesía: formas que desafían la expectativa y<br />
escandalizan la comodidad intelectual, ruidos que inquietan a las mentes prolijas y tipografías que<br />
invitan al ilegible mundo de la violación gramatical.<br />
La comunión entre el olor a combustión y el ascendente sonido de un motor preparado: he aquí la<br />
oda futurista. En su repetición y mecanicismo existe un acto único, trascendente, bello. Es la certeza<br />
del futuro, la promesa de poder, la voluntad de progreso.<br />
Notas<br />
1 http://www.scribd.com/doc/6543853/Filippo-Marinetti-El-Futurismo.<br />
2 Bierut, Michel, et. al. (editores y compiladores) (2005: 31). Fundamentos del Diseño Gráfico. Buenos Aires: Ediciones Infinito.<br />
3 Op. Cit. (2005: 31).<br />
4 http://fcom.us.es/migracion/index.php.<br />
5 http://fcom.us.es/migracion/index.php.<br />
6 http://fcom.us.es/migracion/index.php.<br />
7 Algunos diseños oficiales del régimen de Mussolini consistían en monolíticos objetos tridimensionales, compuestos de letras,<br />
que evocaban los esplendores arquitectónicos de la Roma Imperial. Construcciones de este tipo se utilizaron también para la<br />
publicidad comercial, como la realizada en 1933 por Fortunato Depero para la firma Campari o los diseños de Piero Todeschini para<br />
el Salone del Motore (1931).<br />
8 Bierut, Michel, et. al. (editores y compiladores) (2005: 31). Fundamentos del Diseño Gráfico. Buenos Aires: Ediciones Infinito.<br />
9 Op. Cit. Pág. (2005: 33).<br />
10 Op. Cit. (2005: 31).<br />
11 Marinetti, Filippo (1912). Parole in libertà , Milán: Edizioni Futuriste di "Poesie".<br />
12 Bierut, Michel, et. al. (editores y compiladores) (2005: 34). Fundamentos del Diseño Gráfico. Buenos Aires: Ediciones Infinito.<br />
13 Este poema sirvió a Luigi Russolo para ilustrar la teoría musical futurista en su manifiesto llamado “El arte de los ruidos”<br />
(1913). Años más tarde, Marinetti y Russolo organizaron un concierto en Londres con parte de los textos de Adrianópolis,<br />
acompañados de tambores y percusión sobre metales.<br />
Castel y Cubo, Editores (2010)
847 / Destrucciones espontáneas y velocidades bélicas: dictados del pensamiento<br />
14 Bierut, Michel, et. al. (editores y compiladores) (2005: 35). Fundamentos del Diseño Gráfico. Buenos Aires: Ediciones Infinito.<br />
15 Op. Cit. (2005: 35).<br />
16 Maldonado, Tomás. (1997: 39). Escritos Preulmianos. Buenos Aires: Ediciones Infinito.<br />
17 Op. Cit. (1997: 39).<br />
Referencias<br />
Barbero, Martín Jesús (1987) De los medios a las mediaciones. Barcelona: Gustavo Gili.<br />
Bierut, Michel, et. al. (editores y compiladores) (2005). Fundamentos del Diseño Gráfico. Buenos Aires:<br />
Ediciones<br />
Infinito.<br />
Barnicoat, John (2003). Los carteles. Su historia y su lenguaje. Barcelona: Gustavo Gili.<br />
Maldonado, Tomás (1997). Escritos Preulmianos. Buenos Aires: Ediciones Infinito.<br />
Páginas web consultadas<br />
http://www.scribd.com/doc/6543853/Filippo-Marinetti-El-Futurismo<br />
http://fcom.us.es/migracion/index.php<br />
<strong>Romina</strong> <strong>Celeste</strong> <strong>Metti</strong>