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Titulo: El Estatuto de la realidad en la alucinación psicótica<br />
Autor: Villa, Paola e-mail: pao5505@hotmail.com<br />
Eje: Psicologia clinica y de la salud-Adultos-La investigacion clinica actual.
Resumen:<br />
El presente trabajo consiste en una articulación teórica del concepto de<br />
alucinación en relación al estatuto de la realidad, mediante un recorrido por las<br />
definiciones clásicas de la misma dentro del campo de la psiquiatria, para poder<br />
así delimitar los aportes y la especificidad del psicoanálisis en dicha concepción, a<br />
partir de la presentación de una viñeta clínica.<br />
Con este objetivo, y teniendo como referencia principal la formulación<br />
teórica presentada por Lacan, J. en 1958 en el Escrito "De una cuestión preliminar<br />
a todo tratamiento posible de la psicosis," se intentará dar cuenta de los<br />
fundamentos teóricos que subyacen a las diversas teorías sobre la alucinación,<br />
para poder localizar así el pasaje de la consideración del sujeto como sujeto de la<br />
percepción a la consideración del mismo como sujeto del lenguaje.<br />
Desarrollo<br />
Mi primer encuentro con P no fue el primer encuentro de él con la sala de<br />
internación de hombres del hospital, con sus compañeros de habitación, ni<br />
tampoco con sus profesionales tratantes. Muy a pesar suyo había sido internado<br />
en reiteradas oportunidades, con un grado de padecimiento que no le impedía<br />
poder transmitirlo de un modo muy grafico “ella me habla todo el tiempo....es una<br />
tortura.”<br />
Ella, era Laura, y ésta no sería la primera vez que él acepta la internación y<br />
hasta se podría decir que la solicita porque ella le habla, lo molesta, hasta tal<br />
punto que ha dejado de realizar las tareas en su casa, ya que según refiere ella no<br />
lo deja en paz: “me dice lo que tengo que hacer, me dice malas palabras, y hasta<br />
habla usando mi boca.”<br />
Uno de los primeros días en que me estaba relatando lo que “Laura” le<br />
decía y lo impotente que se sentía al no entender por qué le estaba ocurriendo<br />
esto, se me ocurre preguntarle y usted.... le responde algo? recuerdo que me<br />
miró y me respondió con mucha simpleza cómo le voy a responder si es una<br />
voz?<br />
Hoy podría pensar, que mi pregunta suponía cierto estatuto de realidad a esa
voz, él sabía que era la voz de Laura, de eso no había dudas; pero con su<br />
respuesta también podía señalar la relación particular que él tenía con esa voz, de<br />
hecho así la denominaba él.<br />
Por lo tanto, se podría sostener que esa voz, en tanto la voz de Laura era<br />
una realidad para P, pero qué tipo de realidad era la que estaba en juego? cuál es<br />
el estatuto de esta, en la medida en que ella le habla, es una voz que es atribuída<br />
a una persona existente en la realidad, pero a la cual no le responde?<br />
Esta es la pregunta que guiará el recorrido que intentaré llevar a cabo a fin<br />
de comprender o al menos señalar cuál es el estatuto de la realidad cuando se<br />
habla de alucinación. Es decir, de qué realidad estamos hablando en el terreno de<br />
la alucinación.<br />
Una percepción sin objeto....en La Realidad<br />
Una percepción sin objeto es la definición clásica y es el punto de partida<br />
fundamental para la construcción de la semiología psiquiátrica de la alucinación; e<br />
incluso, cuando Lacan en el Escrito “De una cuestión preliminar a todo tratamiento<br />
posible de la psicosis" introduce su crítica a las concepciones teóricas de la época,<br />
ésta no recae en la definición misma de alucinación, sino más bien en sus<br />
fundamentos teóricos.<br />
La psiquiatría comienza a interesarse por lo que se ha denominado<br />
perturbaciones de la percepción y es así que en 1838 Esquirol delimita y<br />
convierte en hecho semiológico y teórico a la alucinación. La define en los<br />
siguientes términos: “un hombre que tiene la intima convicción de una sensación<br />
que percibe actualmente cuando ningún objeto exterior llega a sus sentidos, se<br />
encuentra en estado de alucinación: es un visionario." (1994) Delimita así, lo que<br />
él llamará estado alucinatorio refiriéndose a la oposición entre la percepción y la<br />
ausencia de estimulación correspondiente (creo que se podría agregar en la<br />
realidad externa)<br />
Se puede observar de qué manera se ha mantenido dicha definición en la<br />
medida en que en 1973, H. Ey en su tratado de las alucinaciones repetía la misma<br />
definición aunque, introduce en ella cierto matiz: "una percepción sin objeto que
percibir" introduciendo así un verbo decisivo, el verbo percibir, refiriendo:<br />
“al agregar "que percibir" no pretendemos cargar excesivamente esta fórmula<br />
clásica con una redundancia meramente tautológica, sino subrayar que la<br />
alucinación consiste en percibir un objeto que no debe ser percibido, o lo que es lo<br />
mismo, que sólo es percibido por una falsificación de la percepción.” (1994)<br />
Siguiendo el recorrido presentado por Mazzuca (1998) esta concepción de la<br />
alucinación, en tanto percepción sin objeto, se sostienen en lo que él denomina<br />
una "ingenuidad perceptiva," en la medida en que se considera que la percepción<br />
seria un medio para acceder a un conocimiento de la realidad y en este marco<br />
entonces, la alucinación sería un error o un déficit atribuido al que percibe, en la<br />
medida en que no existe en la realidad tal objeto percibido por él.<br />
Se podría agregar que para dar cuenta del conocimiento, según esta<br />
perspectiva, se plantea una teoría que supone la existencia de un sujeto abstracto,<br />
en donde la percepción corresponde a una de las funciones: la función del<br />
conocimiento. Por lo tanto, existiría una continuidad entre el sujeto y la realidad en<br />
la medida en que hay una confusión entre percepción y conocimiento.<br />
Ahora bien, si la percepción se considera una de las funciones del<br />
conocimiento y lo percibido se engendra a partir de sensaciones e impresiones<br />
que parten del objeto, y es quien percibe en tanto ''percipiens unificador'' o<br />
individuo (no dividido) quien las sintetiza ¿cómo entender en este marco teórico el<br />
estatuto de la realidad que esta aquí en juego?<br />
Lacan, en su Escrito señala que “la diversidad del perceptum es siempre<br />
superable si el percipiens se mantiene a la altura de la realidad,” a partir de lo cual<br />
de alguna manera señala que el loco, en estas teorías sería aquel que no se<br />
mantiene a la altura de la realidad, entendiendo a esta última como La realidad, en<br />
tanto única y objetiva, la cual tiene una existencia que es independiente del<br />
percipiens.<br />
Si intentamos retomar el caso P en este marco, la alucinación cobra el valor<br />
de una percepción que no se corresponde con LA realidad, en tanto escucha<br />
voces que no existen en la misma, que sólo las escucha él, y de esta manera<br />
resulta indiferente el contenido y la especificidad de la misma en tanto que el loco
sería aquel que está fuera de La realidad.<br />
Perceptum-Percipiens efecto de la cadena significante<br />
En el Escrito ya mencionado de Lacan éste sostiene una posición crítica<br />
frente a las teorías psiquiátricas y filosóficas en su abordaje del fenómeno<br />
alucinatorio en la psicosis, en tanto señala que en las mismas se considera al<br />
percipiens, el que percibe como constituyente de la unidad del perceptum, de lo<br />
percibido, como lo que posibilita la unificacion y unidad de lo percibido por las<br />
diferentes vias sensoriales.<br />
Lacan va a invertir esta tesis en tanto que no considera al percipiens como<br />
una especie de sustrato en el cual se unifican las distintas percepciones, sino<br />
como función de lo percibido.<br />
Por lo tanto, él hablará del sujeto como “paciente,” en tanto afectado por la<br />
cadena significante, por cierto número de fenómenos que dependen del hecho de<br />
que la palabra y la cadena significante ya se encuentran organizadas,<br />
produciéndose independientemente del sensorium y de los sentidos.<br />
Esta estructura del lenguaje, no sólo da origen al sujeto y precede su<br />
experiencia sino que proporciona las formas y condiciones en que se dará su<br />
experiencia; y de esta manera, excluye la noción de lenguaje como instrumento de<br />
comunicación en la medida en que no se refiere a un medio de expresión para<br />
relatar la experiencia, sino que esa experiencia misma está estructurada por el<br />
lenguaje. “El lenguaje no es un instrumento del sujeto, sino un operador, en el<br />
sentido que produce al mismo sujeto” (1958)<br />
De este modo, ya no se considera a la percepción como previa al lenguaje,<br />
sino también con estructura de lenguaje. Así, en términos de Soler(2004) “todo el<br />
campo perceptivo es un campo ordenado a partir de las relaciones del sujeto con<br />
el lenguaje,” no hay objeto real a percibir como planteaban las viejas teorías, sino<br />
que toda la realidad se encuentra supeditada a la dependencia del sujeto<br />
producido por el lenguaje. Así, la estabilidad de la relación perceptiva con la<br />
realidad no es algo natural, sino que es función de los fenómenos significantes.<br />
Es este estatuto causal significante el que le permite a Lacan sostener que
''la alucinación no es reductible ni a una sensorium particular ni sobretodo a un<br />
percipiens en cuanto le daría su unidad” (1958)<br />
El punto que Lacan considera crucial es la prescindibilidad del componente<br />
auditivo porque le permite desprender el fenómeno de la palabra del registro<br />
perceptivo y plantearlo nítidamente en relación con la cadena significante.<br />
Ahora bien, el estudio de la alucinación verbal refleja de qué manera la<br />
cadena significante puede imponerse por si misma al sujeto en su dimensión de<br />
voz, sin que sea necesario que intervenga ninguno de los órganos de los sentidos.<br />
En el caso de P, en los últimos días de su internación, él no decía que ya no la<br />
escuchaba a Laura, sino que ésta hablaba bajito y que por eso no la oía. Esta voz<br />
que no debería oírse, cuya característica es ser una voz áfona, se sonoriza y es el<br />
mismo significante el que se impone como voz. Se hace evidente que aquí el<br />
percipiens ya no puede pensarse como unificante, y por lo tanto, más que denotar<br />
un perceptum erróneo, es al sujeto más bien a quien la alucinación plantea como<br />
equivoco donde no se sabe quien emitió la palabra escuchada.<br />
Conclusion<br />
El psicótico es un ser hablante y como tal habita el lenguaje, pero sobre todo<br />
es habitado por él; la psicosis muestra, como ninguna otra estructura, al sujeción<br />
del ser hablante al significante, sobre todo revelando hasta qué punto el hablante<br />
puede ser atormentado por el significante. Y es por eso que Lacan al referirse a la<br />
alucinación manifiesta que “en ninguna parte el síntoma, si se lo sabe leer esta<br />
mas claramente articulado en la estructura” (1958)<br />
Si en la neurosis el conjunto significante funciona como conjunto ordenado<br />
en lo simbólico, en donde la concatenación significante produce la significación y<br />
el significante es lo que representa a un sujeto para otro significante; en la psicosis<br />
éste aparece aislado, fuera de articulación, en lo real, no está conectado en tanto<br />
que significante con otro significante y surge bajo la forma de cadena rota.<br />
Ahora bien, para poder pensar el caso presentado en la viñeta clínica, es<br />
necesario introducir la diferencia entre el retorno del significante en lo real por un<br />
lado, en tanto puro significante que desorganiza el campo de la realidad y por otro,
el trabajo de la psicosis que consiste en un intento de reanudamiento del<br />
significante y el significado que pueda permitir una estabilización que contrasta<br />
por su fijeza, con la movilidad y dialecticidad de la significación fálica producida<br />
por la metáfora paterna.<br />
Cuando P habla de la voz en tanto la voz de Laura, ello ya implica un trabajo<br />
por parte del paciente, ya que para él no sólo es una voz, sino que es Laura quien<br />
le habla “porque quiere perjudicarlo” “porque lo quiere molestar” “porque quiere<br />
que no se olvide de ella.” Por lo tanto, se puede ver que ese sentido atribuido a<br />
esa voz, mediante las interpretaciones que puede construir en relación a ella, de<br />
alguna manera lo pacifica, ya que puede establecer una distancia con respecto al<br />
significante que se le impone y de esta manera, puede atribuirle un sentido, que<br />
no es el sentido compartido, el sentido de la significación fálica, pero es un sentido<br />
que le permite la reconstrucción de la realidad, la reconstrucción de su realidad.<br />
Bibliografia<br />
Chamorro, J. (2010) ''Clínica de la psicosis'' en Cuadernos del ICBA-8<br />
Freud, S. (1924) ''Perdida de realidad en la neurosis y psicosis'' en Obras<br />
Completas, Biblioteca Nueva, Buenos Aires<br />
Lacan, J. (1958) ''De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la<br />
psicosis.'' Escritos II. Siglo XXI. Editores S.A.<br />
Lacan, J. (1955-1956) El seminario. Libro 3. ''Las psicosis.'' Ediciones Paidos.<br />
Lacan, J. (1936) ''Mas allá del principio de realidad.'' Escritos I. Siglo XXI.<br />
Ediciones S.A.<br />
Lanteri Laura, G. (1994) ''Las Alucinaciones.'' Mexico, FCE.<br />
Lombardi, G. (2003) ''La clínica del psicoanálisis.'' Vol 3 Editorial Atuel<br />
Mazzuca, R. (1998) ''Valor clínico de los fenómenos perceptivos.'' Eudeba.<br />
Facultad de Psicología. UBA
Soler, C. (2004) ''El inconciente a cielo abierto de la psicosis'' JVE Ediciones.