Conferencias Rosacruces
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Siéntanse muy acompañados, porque como los Cielos precisan que la Tierra, o los seres<br />
humanos, correspondan a toda la labor que ellos realizan, entonces, naturalmente,<br />
aquellos bien intencionados son los que están siempre más acompañados, impulsados a<br />
persistir; porque todo aquel que sea bien intencionado, en el fondo es una promesa, es<br />
una esperanza, que ellos procuran robustecer con ese amor de que los cielos son la<br />
máxima expresión.<br />
No ocultamos que al decirles esto, estamos vibrando en ansias, para que todos<br />
sientan lo que creemos que les hará adelantar mucho!<br />
Haremos nuestra oración, oración simple porque no pretenderíamos decir palabras<br />
bonitas, cuando nos dirigimos a nuestro Padre de los Cielos, que tanto, tanto os conoce.<br />
Pero, dentro de lo que sentimos, de lo queremos aspirar para que el dolor del mundo<br />
vaya reduciéndose y vaya dando lugar a la serenidad y el bienestar de todos, podemos<br />
decir:<br />
Dios de los Cielos, Tú que siempre esperas por nosotros, como los que te<br />
secundan también esperan, y a veces tengan que tomar medidas para que reaccione el<br />
conjunto humano, como la enfermedad, el dolor, o el sufrimiento, para que tengan la<br />
virtud de remover la apatía, la incomprensión, el error, Señor de los Cielos, nuestro<br />
ruego es que todos podamos sentir finalmente nuestra verdadera realidad y nos<br />
pongamos por encima de todo lo que sea error. Rogamos, Sí, por los hermanos que<br />
transitan por los senderos del mundo, dominados totalmente por necesidades<br />
materiales, no buscando la verdadera finalidad anímica y envolviéndose en<br />
circunstancias que después se transforman en lo que conocemos como quebrantamiento<br />
de la salud, u otros males, que aunque no sean físicos, igualmente producen dolor. Por<br />
esos hermanos, por esos compañeros pedimos, Señor, que Tú luz derrumbe las barreras<br />
que nosotros mismos creamos. Que Tú luz, que es expresión de amor, conmueva las<br />
fibras más internas nuestras y alcancemos lo que Tú esperas; lo que Tú esperas, desde<br />
el día que haz puesto en marcha el plan divino, de crecimiento espiritual. Por todos los<br />
enfermos del mundo, por todos los que sufren rogamos y pedimos Tú misericordia,<br />
Señor, para que se alivien. Y si algunos amigos nos piden recordar su nombre, lo<br />
hacemos con el mejor sentimiento que somos capaces, deseando que éstos nombres que<br />
vamos a escuchar comprendan a todos los que en el mundo, por más lejanos que estén<br />
de nosotros, lleguen a ser comprendidos también, sin excepción, porque no nos<br />
sentimos separados de nadie. Amén.<br />
Señor, nombres, muchos nombres, pero hermanos todos, que rogamos y les<br />
deseamos el mayor bien. Amén.<br />
Para finalizar, nuestro saludo querido: “Que las rosas florezcan en vuestra cruz”.<br />
15/V/79.<br />
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