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232 Historia <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>arte</strong> <strong>cristiano</strong><br />
bien es escasa la obra religiosa <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s artistas cortesanos <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
Gran Siglo: Charles Lebrun (1619-1690), el gran retratista <strong>de</strong> Luis<br />
XIV, pintó algunos temas sagrados con gran perfección técnica pero<br />
pobres en expresión <strong>de</strong> lo trascen<strong>de</strong>nte, como pue<strong>de</strong> apreciarse en su<br />
Martirio <strong>de</strong> <strong>San</strong> Esteban y en su Pentecostés <strong><strong>de</strong>l</strong> Museo <strong><strong>de</strong>l</strong> Louvre.<br />
3. La pintura barroca flamenca y holan<strong>de</strong>sa<br />
La pintura religiosa <strong>de</strong> calidad en los países flamencos durante el<br />
siglo xvn es casi nula (en los Países Bajos Rembrandt sería la excepción);<br />
pero es lógico hablar <strong>de</strong> ella antes <strong>de</strong> la hispánica por el influjo<br />
que sobre ésta ejerció el genio <strong>de</strong> Rubens.<br />
Pedro Pablo Rubens (1577-1640), nacido en Westfalia <strong>de</strong> padres<br />
flamencos, fue educado en un ambiente humanista y cortesano. Marchó<br />
a Italia y se puso al servicio <strong><strong>de</strong>l</strong> Duque <strong>de</strong> Mantua. Pudo así<br />
conocer los tesoros artísticos <strong>de</strong> las principales ciuda<strong>de</strong>s itálicas. Estuvo<br />
también en la corte <strong>de</strong> Madrid. Ya famoso, regresó a Amberes<br />
en 1609, nombrado pintor <strong>de</strong> los archiduques. A partir <strong>de</strong> esa fecha<br />
su vida es una carrera continua en la que se conjugan misiones diplomáticas<br />
y encomiendas artísticas <strong>de</strong> gran envergadura.<br />
Rubens <strong>de</strong>mostró una capacidad increíble para asimilar la pintura<br />
<strong>de</strong> todos los genios que le habían precedido, y formarse luego un<br />
estilo personalísimo. Su genio está en una inagotable fantasía y una<br />
increíble capacidad para estructurar orgánicamente las más variadas<br />
y complejas composiciones. Éstas se caracterizan por sus esquemas<br />
en diagonal, por sus sugerencias <strong><strong>de</strong>l</strong> espacio en profundidad, por el<br />
dinamismo <strong>de</strong> las figuras, por la esplendi<strong>de</strong>z <strong><strong>de</strong>l</strong> colorido y la expresión<br />
<strong>de</strong> vida vigorosa, juvenil y pujante. Rubens es el gran creador<br />
<strong>de</strong> la pintura barroca como Bernini lo es <strong>de</strong> la escultura.<br />
De su producción religiosa, abundante en las diversas épocas <strong>de</strong><br />
su itinerancia, merecen recordarse como punto <strong>de</strong> partida aquellas<br />
telas que conservan huellas <strong>de</strong> caravaggismo: el Apostolado (Prado)<br />
encargado por el Duque <strong>de</strong> Lerma, la Circuncisión (1605) para los<br />
jesuitas <strong>de</strong> Genova y la impresionante Adoración <strong>de</strong> los Magos<br />
(1610) para Amberes (hoy en el Prado). Luego los dos enormes retablos<br />
en la catedral <strong>de</strong> Amberes, el tríptico con la Erección <strong>de</strong> la<br />
cruz y el Descendimiento (1610-1611), que asombraron tanto por la<br />
grandiosidad <strong>de</strong> la composición en diagonal como por los contrastes<br />
lumínicos y las armonías cromáticas. Los jesuitas <strong>de</strong> Neuburg le encargaron<br />
dos cuadros <strong><strong>de</strong>l</strong> Juicio Final; el resultado fueron dos composiciones<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> más fascinante barroquismo: el Gran Juicio Final<br />
(Munich 1615) y el Pequeño Juicio Final (1618), que se presenta<br />
como una confusa catarata <strong>de</strong> cuerpos cayendo en el infierno. Entre<br />
C 10. Contrarreforma y barroco 233<br />
las obras <strong>de</strong> su última época merecen mencionarse la Asunción<br />
(1626) <strong>de</strong> la catedral <strong>de</strong> Amberes y los Milagros <strong>de</strong> <strong>San</strong> Ignacio y <strong>de</strong><br />
<strong>San</strong> Francisco Javier para la iglesia <strong>de</strong> los jesuitas, pinturas que perecieron<br />
en un incendio y que conocemos por los bocetos. Rubens es<br />
también el creador <strong>de</strong> grandiosas alegorías cristianas. Para tapices<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> retablo y pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las Descalzas Reales <strong>de</strong> Madrid, diseñó los<br />
cartones presentando unas composiciones <strong>de</strong> un barroquismo impresionante,<br />
inspiradas por el más genuino espíritu contrarreformista.<br />
Antonio van Dyck (1599-1641) es el más notable discípulo <strong>de</strong><br />
Rubens. En su viaje a Italia visitó Genova, Venecia, Roma y Sicilia.<br />
Sin la fantasía <strong>de</strong>sbordante <strong>de</strong> Rubens, Van Dyck es el maestro <strong>de</strong> la<br />
elegancia <strong>de</strong> las proporciones, <strong>de</strong> la distinción en los gestos y <strong>de</strong> la<br />
finura y exquisitez en las armonías cromáticas. Entre su obra religiosa<br />
<strong>de</strong>staca el Prendimiento (Prado). Más expresionista resultó su<br />
Piedad (Prado), en la que, a pesar <strong><strong>de</strong>l</strong> alma serena <strong><strong>de</strong>l</strong> autor, se hace<br />
presente la fuerza <strong><strong>de</strong>l</strong> sentimiento y la manera barroca y casi rococó<br />
<strong>de</strong> expresarlo.<br />
Jacob Jordaens (1593-1678), también discípulo <strong>de</strong> Rubens, heredó<br />
su vitalismo más que Van Dyck, pero carece <strong>de</strong> la fantasía exuberante<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> maestro. Al fin <strong>de</strong> su vida se hizo calvinista. De su temática<br />
católica ha quedado bastante producción religiosa, pintada con<br />
notable realismo y un gusto por el <strong>de</strong>talle vulgar que a veces <strong>de</strong>svirtúa<br />
la profunda significación <strong><strong>de</strong>l</strong> misterio tratado: la Crucifixión <strong>de</strong><br />
la iglesia <strong>de</strong> <strong>San</strong> Pablo <strong>de</strong> Amberes (1617), el Martirio <strong>de</strong> <strong>San</strong>ta<br />
Apolonia (1628) y la Presentación en el templo (1663, Dres<strong>de</strong>).<br />
Por lo que se refiere a las provincias holan<strong>de</strong>sas, el espíritu iconófobo<br />
inducido en ellas por su adhesión al protestantismo no podía<br />
favorecer el <strong>de</strong>sarrollo <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>arte</strong> <strong>cristiano</strong>. De ese espíritu se liberó<br />
Gerard van Honthorst (citado anteriormente como caravaggiesco)<br />
viajando a Roma y trabajando bajo la protección <strong><strong>de</strong>l</strong> car<strong>de</strong>nal Borghese.<br />
En cambio, sin abandonar su tierra holan<strong>de</strong>sa, y no sin sufrir<br />
penosas pérdidas familiares y angustias económicas, logró alcanzar<br />
la madurez <strong><strong>de</strong>l</strong> genio Rembrandt van Rijn (1606-1669). Vivió muy<br />
cerca <strong>de</strong> los adictos a la rigurosa secta mennonita y a la colonia judía<br />
<strong>de</strong> Amsterdam; esos vínculos le proporcionaron un profundo sentido<br />
<strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la Biblia. Su pintura valorista, con una gama cromática<br />
muy limitada, le obligaba a expresarse con los diversos e<br />
infinitos matices <strong>de</strong> la luz, buscando con ellos la expresión <strong>de</strong> los<br />
dogmas <strong>de</strong> la religión y <strong><strong>de</strong>l</strong> misterio <strong>de</strong> la existencia humana. De ahí<br />
su frecuente recurso a temas <strong><strong>de</strong>l</strong> Antiguo Testamento, su interpretación<br />
personal <strong><strong>de</strong>l</strong> rostro <strong>de</strong> Cristo y su emotiva y misteriosa expresión<br />
<strong>de</strong> algunas escenas <strong><strong>de</strong>l</strong> evangelio. Obras como la Cena <strong>de</strong><br />
Emaús, <strong>de</strong> la que dio diferentes versiones (siendo la más conmovedora<br />
la <strong><strong>de</strong>l</strong> Louvre), o la parábola <strong><strong>de</strong>l</strong> Hijo pródigo (Ermitage) <strong>de</strong>ben