Cuento El patio de juego de los Angeles - Creando Tu Realidad
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— ¡Hola amiguitos! —Los saludó Simón— ¿Por qué<br />
van tan rápido?<br />
—Nosotros siempre tenemos que volar y volar<br />
porque si no lo hacemos, el hombre nos encierra en jaulitas<br />
pequeñitas para oírnos cantar y allí no somos felices —<br />
contestaron <strong>los</strong> pajaritos.<br />
—Y para nosotras es peor —Dijo una hermosa<br />
mariposa amarilla que orgul<strong>los</strong>a mostraba sus colores— a<br />
nosotras las mariposas, el hombre nos caza y nos atraviesa<br />
con alfileres para coleccionarnos y mostrar luego, nuestra<br />
belleza muerta a sus amigos. Por eso volamos todo el tiempo,<br />
para no <strong>de</strong>jarnos atrapar.<br />
Salomé no entendía como a <strong>los</strong> hombres se les<br />
podía olvidar su origen, su pureza y el inmenso amor que<br />
hay <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> el<strong>los</strong>. Se sentía muy mal. ¡Había que cambiar<br />
todo esto!<br />
De pronto, nuestros amigos vieron unos<br />
minúscu<strong>los</strong> animalitos y se quedaron extasiados observando<br />
su trabajo. Eran <strong>los</strong> insectos. Estos incansables trabajadores,<br />
les contaron lo importante <strong>de</strong> su labor, que contribuye a<br />
mantener el ecosistema <strong>de</strong>l planeta, pero también les dijeron<br />
que su vida corría peligro todo el tiempo, porque el hombre,<br />
que no apreciaba su trabajo, <strong>los</strong> perseguía para eliminar<strong>los</strong>.<br />
Prosiguieron su viaje hasta llegar a las ciuda<strong>de</strong>s.<br />
Allí encontraron las viviendas <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres y vieron que en<br />
muchas <strong>de</strong> ellas la vida era compartida con animales llamados<br />
domésticos. Simón y Salomé observaron con tristeza<br />
que muchos <strong>de</strong> estos seres eran maltratados por sus amos.<br />
Escuálidos cabal<strong>los</strong> arrastraban pesadas carretas, otros eran<br />
utilizados para realizar agotadoras cabalgatas en el<br />
pavimento caliente; <strong>los</strong> perros y <strong>los</strong> gatos eran mal<br />
alimentados y maltratados por <strong>los</strong> niños <strong>de</strong> la casa. Y lo peor,<br />
encontraron en muchas viviendas humanas, animales<br />
salvajes lejos <strong>de</strong> su hábitat, sufriendo al estar encerrados en<br />
espacios muy pequeños.<br />
Fue muy triste para Simón y Salomé contemplar el<br />
dolor <strong>de</strong> todos estos seres, y les asustó pensar que al<br />
convertirse en humanos, el<strong>los</strong>, tal vez harían lo mismos.