Cuento El patio de juego de los Angeles - Creando Tu Realidad
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Todos <strong>los</strong> días caminaban <strong>de</strong>scalzos por el bosque<br />
muy conscientes <strong>de</strong> lo que estaban haciendo, así disfrutaban<br />
<strong>de</strong> la brisa, <strong>de</strong>l contacto con la Tierra y con el agua, y cuando<br />
abrazaban <strong>los</strong> árboles, costumbre que habían adquirido<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> niños, sentían su energía con gran placer.<br />
Sin embargo la salud <strong>de</strong> Simón, que siempre fue<br />
<strong>de</strong>licada, parecía empeorar. Un día durante una <strong>de</strong> sus<br />
acostumbradas caminatas llovió fuertemente y Simón cayó a<br />
la cama con mucha fiebre. Se sentía muy mal. Sus padres<br />
llenos <strong>de</strong> amor le cuidaban, pero todo parecía inútil. Después<br />
<strong>de</strong> varios días <strong>de</strong> enfermedad y <strong>de</strong> muchos exámenes, <strong>los</strong><br />
médicos le diagnosticaron leucemia, una enfermedad que<br />
según <strong>de</strong>cían el<strong>los</strong>, era mortal.<br />
La noticia fue terrible, ni Simón ni sus padres, al<br />
igual que ningún humano, estaban preparados para afrontar<br />
una experiencia tan difícil. Simón, que estaba lleno <strong>de</strong><br />
ilusiones, no podía enten<strong>de</strong>r por qué en ese momento la<br />
enfermedad aparecía en su vida y empezó a sentirse víctima<br />
<strong>de</strong> las circunstancias.<br />
Cada día se sentía más débil, a consecuencia <strong>de</strong> la<br />
enfermedad y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>presión en la que había caído.<br />
Marta, la mamá <strong>de</strong> Simón, entendió lo que sucedía<br />
a su hijo. Era una experiencia que él había planeado y que<br />
el<strong>los</strong> aceptaron cuando fueron elegidos como padres. Fue<br />
duro reconocerlo, y trató <strong>de</strong> explicárselo a él con la esperanza<br />
<strong>de</strong> que se sintiera mejor y contribuyera con su mejoría.<br />
—Recuerda hijo —le dijo con mucho amor y<br />
aparentando serenidad— que lo que vivimos en este planeta<br />
es un <strong>juego</strong>. Tú <strong>de</strong>cidiste vivir una enfermedad grave para<br />
apren<strong>de</strong>r a superarla. Recuerda que pue<strong>de</strong>s cambiar todas<br />
las experiencias que no te agra<strong>de</strong>n y esta es una <strong>de</strong> ellas.<br />
Simón no respondió. Estaba muy triste.<br />
—No te lamentes más hijito —continuó ella— y<br />
siente el Ángel Dorado que habita en ti. Comunícate con Él.<br />
A<strong>de</strong>más háblale amorosamente a tu cuerpo.