48 - Revista de Temas Nicaragüenses
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su mayor confianza. Casanova fue reducido a prisión inmediatamente. Casanova fue conducido preso<br />
a Rivas y Cerda volvió a Managua. El oficial Francisco Espinosa, llamado el Desorejador, marchó<br />
a Rivas con un piquete conduciendo la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> pren<strong>de</strong>r al doctor Gutiérrez, que comunicó sólo al<br />
Capitán Isidro Pérez, quienes, sin causar alarma, llegaron al cuartel que mandaba el doctor y le prendieron<br />
sin resistencia, porque éste no esperaba tal acontecimiento, ni tampoco tenía noticia <strong>de</strong> la <strong>de</strong>stitución<br />
<strong>de</strong> Casanova en Masaya.<br />
De La Cerda se trasladó a Rivas porque se consi<strong>de</strong>raba inseguro en Managua, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que<br />
llegó se ocupó <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> Gutiérrez y Casanova. « Los trabajos en el pueblo, la seducción al ejército<br />
para <strong>de</strong>rribar al Gobierno y <strong>de</strong>smembrar la soberanía <strong>de</strong> la Nación, anexando este Estado a Colombia,<br />
aparecieron plenamente justificados, y en su vista el Jefe Cerda, en su carácter <strong>de</strong> Comandante<br />
General, con<strong>de</strong>nó a los reos al último suplicio».<br />
Los vecinos rogaron el perdón para los con<strong>de</strong>nados. « El vecindario sentía profundamente a<br />
Casanova, pero más a Gutiérrez que por su profesión estaba más en contacto con el pueblo. De él se<br />
ha contado que ofreció, si le concedían la vida, <strong>de</strong>scubrir secretos muy importantes para la curación<br />
<strong>de</strong> ciertas enfermeda<strong>de</strong>s que reinan en el país. También se ha dicho, que agotadas las súplicas y los<br />
ofrecimientos, varios individuos se propusieron sacar una imagen <strong>de</strong> la parroquia para llevarla en<br />
procesión a la puerta <strong>de</strong>l Jefe pidiéndole la vida <strong>de</strong> los con<strong>de</strong>nados, y que éste para evitar el compromiso,<br />
or<strong>de</strong>nó con más prontitud la ejecución, que se verificó inmediatamente».<br />
Pérez, para apoyar la justicia <strong>de</strong>l proceso y la con<strong>de</strong>na, dice que «Don Fruto Chamorro, siendo<br />
Prefecto <strong>de</strong> Rivas, dio con el mencionado proceso que leyó con curiosidad, y encontrándole bien<br />
seguido, cambió la opinión que antes tenía a este respecto». Y agrega Pérez que « Cerda no procedió,<br />
a pesar <strong>de</strong> sus convicciones, a <strong>de</strong>cretar la muerte <strong>de</strong> los colombianos, sino oyendo previamente el<br />
voto o parecer <strong>de</strong> los abogados e inteligentes que le ro<strong>de</strong>aban, <strong>de</strong> manera que con la conciencia más<br />
recta mandó ejecutarla.<br />
El resto <strong>de</strong> la historia se refiere a la venganza <strong>de</strong> doña Damiana, en un lenguaje que insinúa<br />
su promiscuidad. «Doña Damiana puso en juego todos los recursos <strong>de</strong>l ingenio femenino para inclinar<br />
a Cerda al perdón; pero en vano; la sentencia estaba escrita y no podía borrarla».<br />
Doña Damiana juró vengarse. Cambió la ternura en furor, y los trabajos domésticos en seducciones<br />
revolucionarias, y sólo se habría conformado viendo correr la sangre <strong>de</strong> Cerda sobre la <strong>de</strong><br />
Gutiérrez y Casanova, humeante todavía.<br />
La narración <strong>de</strong> Pérez continúa con el complot contra De La Cerda que ejecutó don Francisco<br />
Argüello, primo y amigo <strong>de</strong> Cerda « El 7 <strong>de</strong> noviembre (1828), a las 2 <strong>de</strong> la mañana, El 7 <strong>de</strong> noviembre<br />
(1828), a las 2 <strong>de</strong> la mañana, don Francisco Argüello, primo y amigo <strong>de</strong> Cerda, se presentó a<br />
la cabeza <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> obrajeños y entró sin resistencia al cuartel <strong>de</strong> los cívicos, porque unos se<br />
habían escapado <strong>de</strong> intento, otros estaban dormidos y algunos que quisieron disparar los fusiles, los<br />
encontraron cargados <strong>de</strong> arenilla».<br />
Pérez dice que «En medio <strong>de</strong>l motín, doña Damiana abrazó a don Francisco, quien le dijo:<br />
“Está logrado lo que <strong>de</strong>seabas”; y ella le respondió: «Por eso te he dado ese abrazo, si consignes más<br />
te daré otra cosa».<br />
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