TAMBIEN TE BESARÉ EN LISBOA - Universidad Internacional SEK
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<strong>TAMBI<strong>EN</strong></strong> <strong>TE</strong> <strong>BESARÉ</strong> <strong>EN</strong> <strong>LISBOA</strong><br />
Entrevista al autor: Oswaldo Páez Barrera<br />
Para la <strong>Universidad</strong> <strong>Internacional</strong> <strong>SEK</strong> es una grata noticia saber que la Casa de la Cultura<br />
Ecuatoriana acaba de publicar un nuevo libro del Dr. Oswaldo Páez Barrera, profesor y<br />
miembro de nuestra Comunidad Educativa. Como se sabe, el Dr. Páez Barrera es autor de<br />
varios libros sobre arte, arquitectura, ciudad y cultura, pero esta es su primera novela.<br />
A continuación transcribimos el diálogo mantenido con el autor.<br />
–El Informe de la Comisión de la Casa de la Cultura Ecuatoriana<br />
“Benjamín Carrión” recomendó que "por sus méritos literarios" la<br />
novela TAMBIÉN <strong>TE</strong> <strong>BESARÉ</strong> <strong>EN</strong> <strong>LISBOA</strong> debe ser publicada. Dicho<br />
Informe dijo de la misma lo siguiente: "La obra en sí es amena, clara,<br />
escrita con pasión, belleza y madurez. El autor traduce una verdad<br />
histórica, esa de la vieja izquierda a finales del socialismo real e<br />
insinúa la posibilidad de otras tendencia libertarias."<br />
¿Qué nos podría decir Usted sobre el contexto histórico en el que se<br />
desarrolla esta narración ?<br />
–Cuando ya se acercaba el desenlace de la Guerra Fría, en las filas de las<br />
izquierdas universitarias comenzaron a reacomodarse las los comportamientos<br />
y las subjetividades. Los hechos ficticios que se narran en la novela han sido<br />
ambientados bajo el gobierno de Febres Cordero y el trabajo represivo que los<br />
organismos secretos nacionales y extranjeros emprendieron en contra de<br />
aquellas izquierdas. En la trama se insinúa por tanto una de esas trampas<br />
políticas que en esos años causó estrago entre ellas. Consistía en atraer a los<br />
revolucionarios potenciales para luego frustrarles y, de ese modo, neutralizarlos.<br />
Si a esto se suman las medidas neoliberales y las infiltraciones, el<br />
fraccionamiento en esos partidos y movimientos no se hacía esperar. De este<br />
modo algunos dirigentes se rindieron o se endulzaron eligiendo el espectáculo<br />
electoral. Otros optaron por tendencias nacionalistas, incluso radicales. No<br />
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pocos se desbandaron, desilusionados. Pero, en resumidas cuentas, los vencidos<br />
en ese proceso fueron sobre todo los sectores que insistieron en los ideales<br />
socialistas que los tenían tan interiorizados que sinceramente configuraban su<br />
ética y su personalidad. En este contexto creo que la trama de la narración está<br />
marcada básicamente por la derrota de estos sectores a cargo de fuerzas que<br />
usando terminologías, poses y símbolos socialistas, buscaban objetivos<br />
opuestos.<br />
–En el marco que usted anota, ¿de qué van los personajes que viven<br />
o mueren en También te besaré en Lisboa?<br />
–Pertenecen a las clases medias universitarias de los ochentas, cuyos grupos<br />
radicalizados nunca pasaron de las palabras a los hechos. No obstante y aunque<br />
solo se hayan movido en el plano de las ideas y con una taza de café o un vaso de<br />
ron al frente, no fueron convencidos de que sus ideales estaban equivocados.<br />
Fueron vencidos, es cierto, pero no claudicaron en sus ideas, pasando a vivir la<br />
resistencia en los oscuros años que vinieron luego.<br />
Como es lógico, en este sui géneris teatro, más que de operaciones, de absurdos,<br />
cada tendencia movía sus fichas en un ajedrez político delirante que aquí, como<br />
en cualquier lado, no fue en nada amistoso. En esos enfrentamientos no se<br />
aceptaban las tablas, el derecho del enemigo ni la tolerancia y, los contrincantes<br />
muchas veces se jugaron la vida, o casi. Los perdedores, aquí como en cualquier<br />
otro lado, sufrieron entonces la calumnia y el aislamiento de sus antiguos<br />
camaradas en lo que fue la liquidación política de esa izquierda de café, pero<br />
izquierda de todos modos. Además y como las desgracias nunca vienen solas,<br />
ellos debieron sortear en tales emergencias la persecución policíaca terrorista,<br />
siempre lista para rematarlos “como a pavos: la víspera”, según palabras de un<br />
alto dirigente socialcristiano.<br />
El protagonista principal de la novela, Rafael López Pérez, cuenta en primera<br />
persona este proceso.<br />
Deja ver en su narración cómo pasa de la disciplina partidaria al desengaño,<br />
recorriendo entre la ira, la alucinación y el miedo, los orwellianos laberintos de<br />
una burocracia posiblemente infiltrada por esos aparatos del Estado que hacen<br />
los trabajos sucios. En medio de las intrigas y la vigilancia de sus propios<br />
compañeros, tiene algunas razones para seguir adelante y buscar alguna salida.<br />
En esta carrera por salvar el pellejo apuesta fuerte al azar, quizás por ello los<br />
cálculos y previsiones de quienes esperan su “retorno al orden”, o lo que es lo<br />
mismo, su rendición, fallan. Mientras tanto, arrastrado por la vorágine de los<br />
acontecimientos internos de su partido, él se ve irremediablemente implicado<br />
en las actividades fraccionales que en el seno de la organización surgen,<br />
buscando, según ellos dicen, mantener la tradición revolucionaria. Obviamente<br />
que a pesar de su pasión y honestidad, no logran que sus sueños se concreten en<br />
nada serio y, así, las intenciones de los contrincantes, confesas las del bando de<br />
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Rafael, posiblemente ocultas las de sus contradictores, causan sus efectos: en<br />
medio de la aspereza vital y el callejón sin salida a donde son lanzados quienes<br />
llevan la peor parte, el protagonista entre ellos, éste se encuentra con una<br />
jovencita, Paulina, otro personaje que irá creciendo en la narración novelada.<br />
–¿Cómo se plantea el inicio del conflicto que permite el desarrollo de<br />
esta novela?<br />
–El lector se adentra en el texto desde el momento en el que el protagonista es<br />
asignado por la dirección de su partido a cumplir una misión en Lima. La<br />
inclusión de algunos “recuerdos”, en las primeras páginas de la novela, busca<br />
recrear el ambiente político represivo que se vivía en el Ecuador de aquellos<br />
años.<br />
En el cumplimiento del encargo le toca viajar con otra militante de su misma<br />
organización a quien él conocía, pero con la cual nunca había tenido relación<br />
alguna por razones de seguridad interna. Ella se llama Carlota Banderas y a<br />
diferencia de Rafael va rumbo a Santiago, con alguna otra misión. Porque así lo<br />
han dispuesto los mandos superiores, los dos, viajan como una pareja de<br />
turistas. Son los días de las masacres en el Frontón, Lurigancho y Santa<br />
Bárbara, es decir, corren los años del primer gobierno de Alan García.<br />
A partir de este encuentro, Rafael y Carlota compartirán a lo largo del texto<br />
mucho más que el viaje y el disfraz y, la misión que les unió será el inicio de un<br />
vínculo que se mantendrá a lo largo de la novela.<br />
Carlota, según lo planificado, sigue hacia Chile, mientras Rafael, en Lima,<br />
cumple con su parte hasta el momento en el que un factor imprevisto altera el<br />
curso de la misión. Ésta, termina en un sangriento fracaso, lo cual contribuye a<br />
dar inicio a conflicto que desencadena gran parte del curso narrativo.<br />
–Estos conflictos desencadenantes son tan importantes como el<br />
desenlace. ¿Puede contarnos algo más del que surge a partir de ese<br />
supuesto hecho sangriento en Lima?<br />
–Sí, por qué no. Los militares peruanos que habían estado sobre la pista de la<br />
chica con la cual Rafael contacta en Lima, tratan de apresarla luego de que él le<br />
había entregado unos documentos que llevaba desde Quito. Lena Doria, alias<br />
Micaela, resiste pistola en mano, pero no logra escapar y es abatida en un<br />
combate callejero. La tragedia se completa cuando Rafael también es apresado y<br />
torturado: los militares peruanos en un alarde de sevicia colocan la filmación de<br />
la “caza de la guerrillera” en una pantalla frente a su celda, hasta cuando, días<br />
después, lo entregan a los militares ecuatorianos quienes le confinan en uno de<br />
sus impenetrables e invisibles recintos.<br />
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El drama se torna doblemente traumático para el protagonista porque de<br />
manera inesperada vivió con Lena un fugaz amorío –algo frecuente en la vida de<br />
los militantes izquierdistas de esos años–, caracterizado por la intensidad y<br />
vehemencia de quienes quizás intuían que sus horas estaban contadas.<br />
Después del desgraciado final de ese “contacto”, el equilibrio psicológico de<br />
Rafael, incomunicado en un cuartel de Ecuador, se deteriora. Su situación, de<br />
algún modo trasciende, no tanto porque se informe legalmente de su captura,<br />
sino por las noticias que se publican en Lima.<br />
Los militares ecuatorianos niegan tenerlo preso y, sus camaradas, tampoco<br />
arman mayor alboroto para no verse salpicados por la fama de Sendero<br />
Luminoso, organización a la cual habría pertenecido Lena Doria.<br />
La familia de Rafael, así como Carlota y sus amigos, impactados por estas<br />
circunstancias, encuentran asimismo muchas dificultades para dar con su<br />
paradero y salvarle.<br />
–Intuyo que Rafael escapa, en caso contrario la novela acabaría allí.<br />
–Bueno, él no escapa de los militares; más bien les arranchan la presa.<br />
–¿Quiénes? ¿Sus camaradas?<br />
–No precisamente. De la noche a la mañana y sin que nadie lo haya esperado,<br />
más aún, cuando ya se temía lo peor, se produce la liberación de Rafael: un<br />
grupo armado que por aquellos años se conformó en Ecuador lleva a cabo una<br />
operación política armada exitosa que obliga a las autoridades y a los militares a<br />
reconocer la existencia de presos políticos y a devolver a seis de ellos, entre los<br />
cuales asoma el nombre de Rafael. No tanto por ser un izquierdista notorio, sino<br />
porque es el único de esa organización a la cual también se la quiere incluir en<br />
un proceso que por aquel entonces buscaba “la unidad de la izquierda.”<br />
Es así que sin saber ni entender bien qué pasó, Rafael es sacado de su<br />
confinamiento y desembarcado como refugiado político en el Aeropuerto<br />
<strong>Internacional</strong> Benito Juárez, de México, iniciándose con este affaire otro salto<br />
geográfico y narrativo.<br />
–¿Continúan entonces sus aventuras en México?<br />
–No. Lo intempestivo de la situación obliga a su partido a resolver sobre la<br />
marcha su traslado a Viet Nam, donde el protagonista pasa a vivir unos meses<br />
en la bellísima región de Song Chau Thai. Este exilio tácito es para él un tiempo<br />
de sosiego matizado al parecer por unos cursos se formación política.<br />
4
Este periodo acaba cuando le comunican desde Ecuador que puede volver, pero<br />
“a Colombia”, en un retorno que apenas iniciado asoma contradictorio: en Cali<br />
se entera que sus documentos han sido denunciados y que los servicios secretos<br />
colombianos le están cazando. Rafael, ya recuperado y dueño de sí, sospecha<br />
una delación y logra pasar la frontera con un grupo de trabajadores de la<br />
construcción. Él pensaba en esos momentos que en Ecuador estaría seguro,<br />
aunque casi de inmediato se entera que se ha refugiado en la mismísima cueva<br />
de los leones.<br />
–¿Lo apresan en Ecuador?<br />
–En esta parte veremos que hay prisiones, y prisiones. La acción en el texto<br />
cederá lugar a una situación en la que el protagonista interioriza su nuevo<br />
estado. A las pocas horas de llegado, en Tulcán se entera de que no es bien<br />
venido, paradójicamente ante la dirigencia de su partido. Ésta organización, en<br />
su ausencia, ha dado un giro político hacia el parlamentarismo y la legalidad. El<br />
abandono de la línea radicalista que si bien les había permitido hablar mucho de<br />
la revolución pero no les había llevado a realizar nada práctico en favor de ella,<br />
se convierte, no obstante, en el punto de conflicto entre la nueva dirigencia y<br />
Rafael. Es verdad que la política que mantenían era verbalmente izquierdista,<br />
más no por ello –o quién sabe si gracias a ello– no se habían metido al juego<br />
democrático electoral ni al parlamentarismo. Estas dos posiciones políticas se<br />
enfrentan y, si los “democráticos” no se deshacen de Rafael, es porque las<br />
aventuras que le ha tocado vivir a este “radical” le han convertido en un<br />
personaje ribeteado de cierto halo legendario, de quien, sectores de la militancia<br />
esperan escuchar alguna opinión.<br />
“Por su pasado” entonces, la nueva dirección del partido decide “velar por su<br />
bienestar y recuperación psicológica” confinándole en una ciudad del interior,<br />
en una especie de clandestinidad relativa para que se recupere del trauma que<br />
vivió en el Perú y en el exilio, pero sobre todo “para que se actualice y se aclare<br />
políticamente”, en otras palabras, para que les apoye.<br />
–Por lo que se ve, una trama moderna, en la que lo kafkiano parece<br />
venir por el lado del absurdo de la situación y, lo estalinista por el<br />
lado de la perversidad con la que se maneja las disidencias.<br />
¿Considera atípica esta trama en la literatura que ahora se publica?<br />
–Quizás atípica entre lo que se publicita en el mercado del libro, en donde se<br />
promueve las publicaciones y lectura de textos de autoayuda, pornografía,<br />
banalidades, sensacionalismos o especulaciones textuales autorreferenciales.<br />
Quiero decir: literatura para adormecer políticamente a la gente.<br />
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–Usted dijo que la mujer con quien el protagonista viaja a Lima,<br />
mantiene el vínculo con éste, pero por lo que me cuenta, no ha vuelto<br />
a asomar de manera activa.<br />
–Por el contario. Las decisiones que sobre el protagonista se toman en Tulcán<br />
tienen lugar en la casa donde Rafael casualmente ha coincidido por segunda<br />
oportunidad con Carlota Banderas. Ella, mientras Rafael estaba en Viet-Nam se<br />
ha casado con uno de esos dirigentes que han optado por la via parlamentaria:<br />
el “terrible” Gómez. No obstante su matrimonio, Carlota descubre que la<br />
posición política de Rafael es afín a la suya y a la de otros “radicales”. Esto<br />
determina, entre los dos, una renovada complicidad política que incide en la<br />
relación matrimonial de ella y la convierte en el único, aunque secreto apoyo<br />
político, logístico y afectivo de Rafael.<br />
–¿Por qué decidió escribir la novela en primera persona?<br />
–Me pareció un recurso útil para causar un mayor impacto de credibilidad entre<br />
las personas que la lean. Cuando el narrador de esta novela es el protagonista y<br />
dice: “esto me pasó a mí”, supuse que sus monólogos por ejemplo, serían<br />
literariamente más auténticos.<br />
–Entonces, ¿no es un texto autobiográfico?<br />
–De ningún modo.<br />
–Hasta aquí y por lo que me cuenta, la trama no permite vislumbrar<br />
una salida que no sea trágica, ¿estoy en la pista?<br />
–Bueno, la vida y también la literatura nos dan sorpresas. Eso hay que tenerlo<br />
siempre presente. El tratamiento psiquiátrico al que es sometido el personaje<br />
principal y en el cual nadie cree, se ve alterado inesperadamente.<br />
No son las pastillas que le prescriben –ni las que él toma por su cuenta–, las que le<br />
desquician: es un insólito enamoramiento que, como siempre pasa, no podía estar en<br />
el guión de nadie. Ni siquiera en el que se había ideado él mismo para salir del<br />
embrollo. Dicho enamoramiento que él creyó que sería una cuestión ilusoria y<br />
pasajera, siente que lo va poseyendo poco a poco. La causa: los encantos de una<br />
adolescente de origen judío. Se trata de una relación imposible, al menos así la<br />
entiende íntima y racionalmente Rafael.<br />
Mientras tanto Carlota, no solamente que trabaja por organizar el grupo fraccional de<br />
“radicales” que va tejiendo en el país, sino que en este proceso no suspende los<br />
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encuentros amorosos que inició con Rafael en Lima. Para ella, mujer racionalista y<br />
cerebral, el asunto va en serio tanto en la política como en el amor: se ha divorciado<br />
de su marido porque, según notan los amigos cercanos, está enamorada de Rafael.<br />
–¿Un triángulo entre Carlota, Rafael y Paulina?<br />
–Un polígono en cuyos vértices están además de los que señala, algunas<br />
anfetamienas, persecuciones, intrigas, violencias tácitas y explícitas. En esta<br />
arena el protagonista no se doblega. Insiste en la idea que él tiene de la política.<br />
Reflexiona y vive una lucha interior porque las relaciones con la dirigencia<br />
democrática y ya no izquierdista de su partido han llegado a un punto en el que<br />
no pueden religarse, de tal manera que dichas relaciones, se deterioran cada vez<br />
más. En medio de todo esto lo único que va cuajando es la fracción política de<br />
“radicales” a cuya estructura se siente arrastrado, mientras, ese enamoramiento<br />
absurdo que le enlaza a Paulina, solo incrementa sus penas. Un enamoramiento<br />
que al parecer, no le ofrece ninguna satisfacción ni salida y es visto por sus<br />
atentos camaradas como una prueba de que efectivamente anda medio loco.<br />
No obstante, él como nadie sabe que el diagnóstico de su esquizofrenia no tiene<br />
fundamento médico y sí mucho de cálculo oportunista. Por eso, la ruptura<br />
política con la organización partidaria se ve venir y, cuando finalmente estalla,<br />
veremos cómo saltan las amenazas de muerte que llegan acompañadas de<br />
mezquindades: sus ex camaradas dejan de velar por su subsistencia y le roban el<br />
coche viejo en el que se movilizaba para su mayor seguridad. Cuando estos le<br />
hacen el vacío y le abandonan a su suerte, Rafael queda al descubierto y a tiro de<br />
escopeta de la secreta, la cual parece que ya le respira cerca de la nuca. Su único<br />
refugio en tales circunstancias es el apoyo del grupo que se ha ido conformando<br />
en torno a Carlota y, el de su madre, que nunca le abandonó. De no haber<br />
existido estas solidaridades, las llamadas fuerzas del orden bien hubieran<br />
podido haber solucionado su caso de manera sumarísima y dar por cerrado el<br />
asunto.<br />
–Por lo que dice, no parece que la trama sea tan ficticia.<br />
–Quizás esta es una cualidad de las novelas que pretenden generar un espacio<br />
de reflexión sobre situaciones vitales y por tanto desarrollar su imaginación de<br />
manera comprometida con lo que pasa, en vez de hacerlo en torno a esas<br />
supuestas independencias del signo literario que conducen a textos bien<br />
elaborados, pero en los cuales el escritor da la espalda a su tiempo. En el caso<br />
presente es normal que el texto a veces tome prestados de la pura y dura<br />
realidad hechos típicos que alimentan su ficción. Y desde luego otros que no<br />
suelen ser tan típicos. Esos “préstamos” que el autor hace a sus personajes,<br />
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algunos podrían ser de su propia experiencia o de experiencias que le han<br />
impresionado. Lo demás es literatura, composición.<br />
–Ahora sí: la pregunta del millón: ¿cómo acaba?<br />
–Dejemos que eso lo averigüen el lector o la lectora.<br />
–Así es, si se quiere que la gente lea el texto o vea la película no<br />
conviene contarles el final. No me queda más sino agradecer al Dr.<br />
Páez Barrera por esta conversación y expresarle nuestras<br />
felicitaciones por su primera novela.<br />
–Muchas gracias.<br />
Monasterio de Guápulo, Quito, 2012.<br />
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